HACIENDO LO QUE JESUS HIZO parte 12 Tu Fe Te Sanara El - TopicsExpress



          

HACIENDO LO QUE JESUS HIZO parte 12 Tu Fe Te Sanara El propósito de esta lección es traer sanidad a los que reciben de parte de Dios esta palabra. Hay diferentes maneras de cómo la fe llega para que recibamos sanidad. ¡Una de las maneras más poderosa es pronunciando las promesas de Dios en cuanto a la sanidad física en voz audible! La sanidad puede venir por medio de la medicina, cirugía, terapia, remedios caseros, tomando la santa cena con entendimiento y discerniendo el cuerpo de Cristo, el ayuno y de otras maneras. Sin importar como le llegue la sanidad, dele la gloria a Dios, porque él es Dios de lo natural así como de lo sobrenatural. Él es Dios de la sanidad milagrosa y es Dios de la sanidad natural. Santiago 1:17 Todo don bueno y perfecto viene de la mano de nuestro Padre celestial Jesús les habla a sus discípulos acerca de la fe de ellos, usando palabras como “tu fe”, “su fe”, o “la fe de ellos”. En ocasiones preguntó, “¿Dónde está tu fe?”, o “¿Cómo es que no tienes fe?”, o “Tu fe te ha sanado.” Jesús también habló de “poquita fe”, “mucha fe”, y “gran fe.” En la segunda carta de Pablo a los creyentes de Tesalónica les dice, 2 Tesalonicenses 1:3 “Su fe está creciendo extraordinariamente”. Los siguientes son algunos de los pasajes que hacen mención a la importancia de fortalecer nuestra fe: Al centurión que vino a pedirle a Jesús ayuda para su sirviente, Jesús le dijo: “Yo iré y lo sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi criado sanará.” Cuando Jesús oyó esto, se quedó asombrado y les dijo a los que le seguían, “De cierto os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.” (Mateo: 8: 5-13) Noten que la fe que impacto a Jesús más que todas era la fe que dice, “. . . solamente di la palabra.” A la mujer Cananea que vino a Él pidiendo sanidad para su hija atormentada, después de que ella persistió, y a pesar de haber sido rechazada varias veces, Jesús le dijo: “Mujer, tú tienes gran fe. Tu petición te ha sido otorgada.” Su hija sanó desde ese mismo momento. (Mateo 15: 21-28) Cuatro hombres trajeron a su amigo enfermo a la casa donde Jesús estaba ministrando sanidad a los que estaban reunidos ahí. Cuando Jesús vio la fe de ellos habló palabra de sanidad al hombre enfermo, diciendo, “Levanta tu cama y camina.” (Marcos 2: 5-11) Fue la fe de los cuatro amigos que trajo’ sanidad a su amigo. Otra prueba de que tu fe te sanará se encuentra en Mateo 9: 20-22, “En esto, una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto, porque se decía a sí misma: “Con solo tocar su manto, seré salva”. Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: “Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado.” ¡En este caso esta mujer hablo la palabra de fe! Y después de declarar su fe añadió el acto de fe y toco la ropa de Jesús. Bartimeo el ciego, clamó a Jesús mientras pasaba, “Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí.” Muchos le dijeron que se callara, pero el clamó aún más, “Hijo de David, ten misericordia de mí.” Jesús se detuvo y dijo: “díganle que venga” así que sus discípulos llamaron al ciego diciéndole, “Levántate, Él te llama.” El ciego arrojó su manto y se llegó a Jesús quien le dijo: “¿Qué quieres que te haga?” El ciego le dijo: “Maestro, que recobre la vista.” Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado.” Al instante recobró la vista, y seguía a Jesús por el camino. (Marcos 10: 46-52). En la carta escrita por Judas, somos exhortados a edificar nuestra fe nosotros mismos por medio de la oración “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo.” (Judas 1: 20) De acuerdo con este verso, tenemos una responsabilidad dada por Dios de edificar nuestra fe. DECLARA Mi fe es algo que se convierte en mi posesión propia. Es mía. Es un regalo de Dios, pero me pertenece a mí y por lo tanto yo soy el responsable de vigilarla y tener cuidado de ella. Santiago 5:11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo. 12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación. 13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. 14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. • El deseo de Dios es que nuestra propia fe sea la que active la sanidad divina que El Espíritu Santo desea obrar en nosotros Hebreos 11:1, leemos “La fe es la certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve”. Si lo podemos ver no podemos ejercer nuestra fe, porque la fe se mueve en el ámbito de las cosas que aun no se ven. Marcos 11: 22-24 Jesús dice: “Tengan fe en Dios. Yo les digo la verdad, si alguno dice a este monte, Quítate y arrójate en el mar", y no duda en su corazón, sino que cree que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.” • La fe que hace que sucedan las cosas nos llega a través del oír, o de leer, o de declarar las promesas de Dios. • A medida que permitimos el trato de Dios en nosotros, se dará cuenta que su fe se va incrementando. • A medida que continúa alimentando su fe mediante las promesas de Dios en cuanto a la sanidad divina, el milagro de la sanidad llegará. - Esto se refiere a que nuestra fe hay que cultivarla en cuanto a la sanidad, no debemos de confundir la fe salvadora, que es la fe como fruto del Espíritu y la fe sobrenatural que es la que recibe por medio del Bautismo del Espíritu Santo “Así como recibimos el perdón de pecados como regalo de las manos de un Salvador que murió, POR FE, también puedes recibir la bendición completa del Pentecostés de las manos de un Salvador que vive, POR FE.” Él dijo: “Mi arma de batalla es Gálatas 3:14 “Que podamos recibir la promesa del Espíritu por medio de la fe.” Isaías 53:5 “Por sus llagas soy sano” La verdad es que estamos parados sobre una verdad bíblica muy sólida al afirmar esto. De Abraham se dijo: “Contra toda esperanza, Abraham con esperanza creyó y se convirtió en el padre de muchas naciones.” En el mismo pasaje leemos, “Dios da vida al muerto y llama a lo que no es como si fuera.” (Romanos 4:16-21) DEBEMOS DE DECLARAR QUE: Podemos decir que tenemos una base bíblica sólida al creer que somos sanos así debemos de creer que somos salvos. Y, que somos salvos solo por medio de la fe, y también podemos ser sanos solo por medio de la fe. Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios Esta fe es sencillamente saber y entender que la voluntad de Dios es salvarme y también sanarme. ¿Quiere Dios salvar a todos? De esto no existe ninguna duda en nuestros corazones. Juan 3:16 nos dice: “todo aquel que en el cree no se pierda más tenga vida eterna.” La palabra “todo” es una promesa universal. Hay varios versículos muy específicos que muestran claramente que Dios promete sanidad a todos los que creen así como promete salvación a TODOS los que creen. “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia para que oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados” (Santiago 5:14-15) La palabra “alguno” significa todos están invitados para recibir sanidad, así como la palabra “todos” en Juan 3:16 invita a todos a creer en Jesús para ser salvos. “Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos curados” Isaías 53: 5 “El mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias” Mateo 8: 17 CONSEJOS DE COMO DEBEMOS DE ORAR POR LOS ENFERMOS Juan 5:2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. 3 En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. 4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. 5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo[a] aquel día. 1. Antes de orar por una persona con una enfermedad crónica, entrevístela para determinar si tiene fe que Dios la puede sanar. 2. Manténgase sensible a lo que el Espíritu Santo quiere que haga. Obedezca lo que El Espíritu Santo diga. 3. Pregúntele lo que Jesús le pregunto al hombre “¿Quieres ser sano?” 4. Escuche cualquier tipo de respuesta que refleje fe 5. Finalmente, pregúntele ¿Cuándo quiere que Dios le sane? Cuando le escuche decir “ahora” inmediatamente póngase de acuerdo con ella en que Dios va a empezar el proceso de sanidad y que continuara restaurándole a completa salud de acuerdo al tiempo de Dios 6. A veces Dios san de inmediato; siempre dejemos los resultados a Dios Números 23:19 Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
Posted on: Thu, 01 Aug 2013 20:42:33 +0000

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