HERIDO EN CASA DE MIS AMIGOS “Y le preguntaron: ¿Qué heridas - TopicsExpress



          

HERIDO EN CASA DE MIS AMIGOS “Y le preguntaron: ¿Qué heridas son estos en tus manos? y él responderá; con ellas fui herido en casa de mis amigos”. Zacarías 13:6 Algunos comentarios dicen que este profeta herido en casa de sus amigos es un tipo de Cristo. A mí me parece que es una buena interpretación. Jesús mismo cita el versículo siete en Mateo 26:31 y lo aplica a sí mismo. Juan 1:11 dice “A los suyos vino, y los suyos no le recibieron”. Él fue abusado y matado por los que debían recibirle. Hasta el día de hoy él lleva en sus manos las cicatrices de los clavos de la cruz. Aquel que lastima a otro creyente sin resentimiento no está manifestando ni la más mínima indicación de ser un discípulo de Jesús. Tenemos derecho a pensar que en la casa de nuestros amigos encontraremos protección y amor. Es lamentable, pero no es siempre así. Me siento impulsado a escribir algunas líneas sobre lo horrible que es cuando un creyente sufre daño de otro creyente. Jesús dijo que sería posible identificar a sus discípulos por el amor que tienen el uno por el otro. Juan 13:35. Aquel que lastima a otro creyente sin resentimiento no está manifestando ni la más mínima indicación de ser un discípulo de Jesús. Siempre es posible lastimar a otro sin querer, pero la reacción inmediata debe ser el de pedir perdón y rectificar el daño. Si alguien abusa a los demás creyentes sin resentimiento, ¿qué hace a los que no son salvos? Más de una vez mi corazón fue partido al saber que un creyente se portó mal con otro. Hay los que piden dinero prestado sin pagar. Algunos abusan a otros con palabras amargas. Algunos dan trabajo a otros creyentes sin pagarles o les pagan menos de lo que tienen que pagarles. Yo, como un siervo del Señor, digo a la gente que si alguien acepta a Cristo habrá un gran cambio en su vida. Lo hago basado sobre lo que el Apóstol Pablo escribió en II Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Cuando escucho de escándalos causados por los que dicen que son hijos de Dios, tengo ganas de llorar. Me siento como un falso. La gente de este mundo tiene derecho de esperar que los creyentes sean honestos y justos en su trato para con los demás. Si tú, que dices que eres un hijo de Dios, te das cuenta de que has dañado a otro creyente, debes agachar la cabeza en vergüenza y con lágrimas pedir perdón de Dios. Después debes hacer lo mismo con el creyente que sufrió daño. Demasiado a menudo el testimonio de Cristo sufre por el mal comportamiento de los que dicen que son creyentes. Nos conviene analizar nuestra obra y preguntarnos si tal vez no estamos obrando bien. ¿Puede ser que estamos demasiado apurados a convertir almas que no están listos a convertirse? Hay miles de personas que recitaron una pequeña oración con la ayuda de un ganador de almas, pero no sentía nada de repugnancia por su pecado y aún menos de arrepentimiento. De ese modo, él piensa que puede ser un cristiano y seguir viviendo en pecado. ¿Puede ser que debemos ser más duros en predicar en contra del pecado y no gastar tanto tiempo consolando creyentes en sus angustias? A veces las predicaciones y artículos en revistas tienen más sicología humana que contenido bíblico. Así no estamos usando bien la Palabra de Verdad. Tal vez debemos ser más directos con la gente y decirles en amor que su conducta nos da razón por pensar que no son creyentes, y que se están dirigiendo al infierno. I Juan 2:9 dice “El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas”. ¡Qué distinto sería la historia de la humanidad si no hubiera sido por Cristianos con un mal testimonio! Me da pena escuchar gente decir que no quieren asistir a nuestra iglesia por causa del mal comportamiento de alguien que asiste a la iglesia. A veces aún están hablando de los que son miembros. ¡Qué distinto sería la historia de la humanidad si no hubiera sido por Cristianos con un mal testimonio! Siendo que Dios ha provisto todo lo necesario para el creyente a vivir una vida santa, apartado del mal, estamos sin excusa por vivir en maldad. II Pedro 1:3 dice “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”. Pregúntese ¿Los demás pueden ver a Cristo en mí? ¿He lastimado a uno o más de mis hermanos en Cristo? ¿Estoy cumpliendo el mandato de mi Dios cuando dijo, “Sed santos; porque yo soy santo”? I Pedro 1:16.
Posted on: Wed, 28 Aug 2013 01:06:26 +0000

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