HERMANOS Y HERMANAS EN NUESTRO AMADISIMO Y PURISIMO - TopicsExpress



          

HERMANOS Y HERMANAS EN NUESTRO AMADISIMO Y PURISIMO SR. JESUCRISTO TEOLOGÍA DEL SEGUIMIENTO EN EL EVANGELIO DE SAN JUAN El movimiento que fundó el carpintero de Nazaret ha impactado a millones de personas a lo largo de la historia. A los seguidores se les ha llamado “cristianos” desde los inicios del mismo movimiento (Hechos 11:26), pero ¿Qué significa ser “cristiano”? La respuesta inmediata es “un seguidor de Cristo”. Esta respuesta lleva a otra pregunta, ¿Qué significa “seguir a Cristo”? En la literatura sobre el tema del discipulado, se halla una variedad de respuestas, pero haciendo un análisis de las mismas, se observa que tiene un matiz más cultural que bíblico. “Seguir a Cristo” se hace en un contexto cultural y temporal específico, pero se tiene que hacer si y sólo si se ha entendido qué es y qué implicaciones tiene desde el fundamento bíblico. El seguimiento tiene su origen, su causa y su fin en la persona misma de Jesucristo. Se busca el fundamento bíblico-teológico a partir del evangelio de Juan para luego presentar una propuesta sobre la contextualización del seguimiento para el día de hoy en medio de la cultura. Importancia del problema El no entender claramente qué significa ser “un seguidor de Cristo” ha provocado que el cristianismo hoy no sea una iglesia con fuertes compromisos. Se observa en el ambiente latinoamericano un crecimiento en el número de “convertidos” al evangelio, pero de igual forma un número grande de personas que se apartan de la fe, e incluso, niegan la fe. La crisis anterior se amplía cuando el cristianismo deja de ser lo que es para convertirse en una religión más, en una oferta más en el mercado amplio que ofrece hoy la postmodernidad. Cuando la iglesia no cumple su misión que le ha sido encomendada por su Señor, se 3 convierte hasta en una amenaza para el mismo evangelio ,comenta: “Podría ser que la cifra de creyentes verdaderos en Guatemala sea mucho más baja que el 25%, quizás un 9%. El nominalismo evangélico está amenazando el futuro del evangelio en El discipulado da la impresión que se basa más hoy en principios psicológicos, sociológicos y antropológicos que en la Biblia misma. Aunque se reconoce lo útil que pueden ser esas ciencias como herramientas en la vida eclesial, el fundamento seguirá siendo las Escrituras. El cristianismo como seguimiento ha de comprenderse y aprehenderse. Sólo entendiendo qué significa y qué implica para la vida cristiana, el discípulo vive en toda su expresión la invitación de Jesús: “Sígueme”. Jesús invitó a seguirle, pero no un seguimiento lejano, sino como acompañamiento. Sólo la reflexión bíblico-teológica hará que la iglesia viva a plenitud el “seguir a Cristo”. Propósito de la investigación El propósito de la tesis es específicamente hacer un estudio que gira alrededor del verbo griego ak, olouqew, . El estudio de este término en cinco pasajes del evangelio de Juan proporcionará una base para hacer la reflexión sobre “el seguimiento”. ¿Qué es, qué implicaciones tiene y qué resultados tiene? Sólo así, teniendo una base bíblica-teológica, se puede proponer una contextualización para el día de hoy. La investigación busca apoyar la labor que está haciendo la iglesia hoy por hacer “seguidores de Cristo”. Al final se propone recomendaciones para la aplicación de proyectos que busquen la formación de seguidores de Jesucristo. Metodología 1 Guillermo Mckernon, “Apariencias y disfraces”, 8 de agosto de 2007, 4 Este proyecto de investigación ha sido desarrollado en cinco capítulos, que abarcan las siguientes áreas: El capítulo uno ofrece una introducción a toda la temática, explica la importancia de su desarrollo, propósito, metodología y limitaciones de la investigación. El capítulo dos presenta el marco exegético. Se presentará cinco pasajes del evangelio de Juan en los cuales aparece el verbo ak, olouqew, . En cada uno de los pasajes se han buscado los aportes que giran alrededor de este verbo y que describen el seguimiento. La primera sección es Juan 1:35-51. El lector puede ver cómo inicia el seguimiento. Se describe la invitación que hace Jesús para que lo sigan, pero desde ya exige una convicción sobre las razones por las cuales quieren ser seguidores de él. El pasaje impresiona por la cantidad de títulos para Jesús, lo cual describe ya la cualidad del Ser de aquel que es y seguirá siendo el guía. Será importante notar, por el tiempo del verbo, que Jesús llama a un seguimiento como estilo de vida: “Sígueme”. La segunda sección abarca Juan 6. Si el anterior pasaje enfatiza más la invitación de Jesús a un seguimiento, este capítulo presenta la exigencia del seguimiento. “Comer su carne y beber de su sangre” implica una identificación con la Persona y la Obra de Jesús en vida no importando aún sufrir la misma muerte. No será por intereses egoístas y materiales como lo hacía la multitud, sino por la exigencia de una asimilación de la vida de Jesús en uno. El seguimiento es vivir para Jesús, por Jesús y en Jesús. Las exigencias del seguimiento provoca que “muchos se vuelvan atrás”, pero los verdaderos seguidores continúan. El tercer capítulo es Juan 10. Esta sección trata sobre el tipo de relación que se da entre el seguidor y aquel a quien sigue. Más que un tipo de relación, será mejor decir la calidad de relación. Para ser más directo, el seguimiento “es relación”. También muestra que Jesús invita a que le sigan, pero no como alguien que va hasta adelante sin importarle la 5 situación de los que vienen atrás. Él invita a seguirle, pero es un guía que cuida bien a sus seguidores. La cuarta sección es Juan 12:20-26. Si la sección anterior define el seguimiento como “relación”, este pasaje lo define como “servicio”. El seguidor sirve a la Persona y en la Obra de Jesucristo. Claramente Jesús define a aquel que está con él como “mi servidor”. Ese servicio exige nuevamente un compromiso que implica “aborrecer su vida en este mundo” para emprender el camino hacia el Padre (Juan 14). El último pasaje es Juan 21:15-25. El capítulo final de Juan tiene que entenderse a partir de las palabras de Jesús: “A donde yo voy, no puedes seguir ahora; mas me seguirás después” (Juan 13:36b).2 El seguimiento a Jesús se da tanto al inicio, durante como al final del relato de Juan. Se confirma que el seguimiento es relación como servicio porque ambos elementos están presentes en el relato. Jesús va hacia el Padre e invita a Pedro a seguirle no importando las exigencia; no importando sufrir una muerte violenta. El capítulo tres presenta el marco teológico. Esta sección marcará los principios esenciales del seguimiento. Más que una metodología, Jesús estableció un “estilo de vida”. No hay pasos en el discipulado tan distinguidos como se encuentran en algunos libros que hablan del tema. Más bien se presentan áreas que no son excluyentes, sino que están todas relacionadas. Cada pasaje mostrará un área importante donde el seguidor crece, pero cada una de éstas se desarrolla de tal manera que se interrelaciona con otras. Este capítulo tendrá tres subdivisiones: el proceso del seguimiento, el costo del seguimiento y los resultados del seguimiento. En la primera subdivisión se observa que lo que empezó como un acercamiento a Jesús, ahora termina con un compromiso completo hacia la Persona y la Obra de Cristo. Describe a plenitud que seguir a Jesús es salir de “las tinieblas” a “la luz”, de “la mentira” a “la verdad”, de “la muerte” a “la vida”, y que puede resumirse como salir “del mundo” al “Padre” por medio de Jesús. Este compromiso exige una identificación plena con Cristo como el único camino al Padre. Esta sección describe el proceso a lo largo de todo el evangelio. El seguimiento es decisión, es compromiso, es relación y es servicio para toda la vida siguiendo las huellas de Jesús. Más que un método, Jesús estableció el único medio para acercarse al Padre, Su vida. Por lo tanto, el seguimiento no solo tiene exigencias en actos religiosos, sino fuertes implicaciones éticas. El seguimiento no es una experiencia individual, sino comunitaria. La comunidad de seguidores que estableció Jesús nació y se desarrolló con fuertes elementos comunitarios. De hecho, no hay seguimiento fuera de la comunidad de Jesús. La segunda división del capítulo tres trata del costo del seguimiento. La transformación que se da por la obra de Jesucristo requiere un fuerte compromiso. Es palpable que no todo el que inicia este proceso termine con éxito. De hecho, Juan describe el episodio cuando Jesús demandó identificarse con Su persona y Su obra, “muchos de sus discípulos se volvieron atrás, y ya no andaban con él” (Juan 6:66). Es interesante enfatizar la palabra “muchos” porque entonces son pocos los que están dispuestos a pagar el precio, a cumplir las exigencias que “el Maestro” exige. ¿Cuál es ese costo tan alto que muchos no están dispuestos a pagar? Juan habla claramente que es necesario “creer”, pero ese “creer” no es una decisión, sino un compromiso para que esa confianza en la persona y la obra de Jesús esté creciendo cada día. El costo es entregar la vida misma a Jesús. La demanda es entregar todos los aspectos de la vida como la familia, las posesiones terrenales, los sueños, las expectativas y por sobre todo la vida misma por causa de Jesús. Menos que lo anterior, no es seguimiento. La tercera y última subdivisión del capítulo tres trata sobre los resultados del seguimiento. Juan describe a la humanidad en un estado lamentable. El hombre y la mujer están en oscuridad; en mentira; en esclavitud; en pecado; y en muerte. Jesús se encarnó de tal 7 manera que se hizo hombre para guiar a los hombres en el camino correcto para la relación con Dios. El resultado de seguir a Jesús con una fe comprometida desde el inicio hasta el final es encontrarse con el Creador, con Dios mismo. Es pasar de la oscuridad a la luz, de la mentira a la verdad, de la esclavitud a la libertad, del pecado al perdón, y de la muerte a la vida. Seguir a Jesús implica ser parte de esa nueva creación; ser parte de la nueva humanidad; ser parte de la comunidad del Rey. El capítulo cuatro presenta el marco eclesial. El valor de la teología radica en ser una reflexión con una fuerte orientación a la vida de la iglesia. Ante la situación grave de hoy cuando se observa “que muchos se vuelven atrás y ya no andan con él”, es necesario preguntar las razones que motivan a las personas a negar la fe. Este capítulo tiene tres subdivisiones: el seguidor y el seguimiento, la iglesia y el seguimiento, y el pastor/líder y el seguimiento. La primera subdivisión destaca el elemento personal. Seguir a Cristo se vive en una esfera comunitaria, pero también se destaca el elemento personal. El seguidor vive para, en y por Jesucristo y es responsable ante él de crecer en ese proceso. Las responsabilidades éticas en el mundo como en la iglesia hacen de cada seguidor un individuo comprometido. Al final del evangelio, Pedro vio al discípulo amado y preguntó a Jesús “¿y qué de éste?” (21:21). Jesús le respondió “Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú” (21:22). Cada seguidor es responsable únicamente delante de Jesús de seguirle como él así lo exige. El compromiso personal destaca, pero no opaca la esfera comunitaria del seguimiento. No se oponen estas esferas, sino se complementan. Por tal motivo, se presenta pautas para vivir el seguimiento también desde la esfera privada. La segunda subdivisión enfatiza el aspecto comunitario del seguimiento. El seguimiento se hace en comunidad. Jesucristo inició en comunidad Su obra y cuando invitó a una persona a seguirle, la invitación era a unirse a la comunidad. De hecho, el final del 8 evangelio se caracteriza por delegar Jesús a la comunidad la misión que él mismo inició. La iglesia hoy hace la obra misma de Jesús de invitar a las personas que se conviertan en seguidores del Maestro, pero cada miembro de esa comunidad está también en ese mismo camino. El seguimiento inició en Juan uno cuando “un testigo” hace visible a Jesús y Su misión a dos personas. De la misma manera, la iglesia tiene que ser “el testigo” que haga visible a Jesús y Su misión a las personas de hoy. Entonces la misión de la iglesia hoy es “ser seguidora” y “hacer seguidores” de Jesucristo. La misión de la iglesia está definida claramente. La transformación radical de los hombres y mujeres. La iglesia se enfoca en “las personas” y no en “cosas” ni “actividades”. Estas últimas serán importantes si contribuyen esencialmente a “salvar personas”. Se presentan pautas para vivir el seguimiento en comunidad. La última subdivisión presenta la importancia que tiene el papel del líder en el seguimiento. El pastor/líder es un seguidor, pero también tiene la responsabilidad dentro de la iglesia de hacer que todo el pueblo de Dios que está bajo su cuidado sean también seguidores. El pastor/líder tiene que preparar las condiciones para que la iglesia sea una iglesia discípula que también gane a otros para Jesucristo y se vuelvan también seguidores. A través del ejemplo, el impulso y de la predicación, el pastor/líder va creando las condiciones necesarias para que la iglesia cumpla su misión. En el capítulo cinco se desarrollarán las conclusiones del proyecto investigado. Se presentarán las recomendaciones y para que la iglesia desarrolle un programa para la formación de seguidores. Los principios teológicos ayudarán a presentar pautas para una vida de seguidor. Estos principios tienen que caracterizarse por su fundamento bíblico. Más que una metodología, el seguimiento implica transformación, implica cambio de estado, implica fuertes elementos éticos, implica acercarse al Padre. El seguimiento y la misión son 9 dos elementos vitales para la vida comunitaria, por tal razón, la presentación de pautas para vivir hoy el seguimiento será la propuesta final de la presente tesis. Limitaciones El trabajo exegético será básicamente sobre elementos que aporten para el tema que interesa y no será exhaustivo, pero sí representativo, en el sentido que se analizará aquello que se considere importante. La propuesta no tiene el fin de ser “un manual de discípulado” con recetas o fórmulas de varios pasos. La tesis busca ser una guía con principios bíblicosteológicos- prácticos que sean la base donde puedan elaborarse metodologías que guíen a la comunidad como seguidores de Cristo, tomando en cuenta su contexto. Por último, se considera el tema a la luz del contexto latinoamericano. Nadie llega “químicamente puro” al estudio de la Biblia, por lo cual la cultura será importante para la reflexión teológica y la elaboración de principios de ayuda en el trabajo pastoral. MARCO BÍBLICO: UN ACERCAMIENTO EXEGÉTICO AL TEMA DEL SEGUIMIENTO Un término muy importante en el evangelio de Juan es el verbo “seguir”, el cual está íntimamente relacionado con ser discípulo de Jesucristo. No es una casualidad que el sentido de “seguir a Jesús” aparezca tanto en el primero como en el último capítulo de Juan. El verbo “seguir” es relevante también en toda la literatura del Nuevo Testamento, específicamente los evangelios. “El término está reservado para el que es un discípulo de Cristo (excepto cuando el sentido es muy general) y confinado a los cuatro evangelios”.3 Específicamente en el Evangelio de Juan, el verbo “seguir” aparece en varios pasajes de la narración, pero cada vez que aparece, proporciona elementos indispensables de lo que significa ser un verdadero seguidor. En este capítulo, se hará un acercamiento al estudio de cinco pasajes donde aparece el verbo y descubrir los elementos que definen el seguimiento. Los pasajes son Juan 1:35-51, Juan 6, Juan 10, Juan 12:20-26 y Juan 21:15-23. Juan 1:35-51 describe el inicio del seguimiento del Mesías, pero también marca otros elementos como la decisión, el compromiso, el testimonio, el aspecto comunitario e individual, entre otros. Juan 6 presenta a Jesús rechazando un seguimiento superficial; él pide un compromiso con Su persona y Su misión. Juan 10 profundizará en la intimidad de esa relación que existe entre el Buen Pastor y las ovejas que le siguen. Juan 12:20-26 describe el seguimiento como servicio y una identificación con la muerte de Cristo. “La hora de Jesús” ha llegado con la venida de los griegos buscando a Jesús, lo cual marca el carácter universal de la misión de Jesucristo. Por último, el capítulo 21 expondrá nuevamente que el compromiso de seguir a Jesús está íntimamente ligado al servicio que Dios pide a cada uno como también que ese compromiso es hasta la muerte, un seguimiento incondicional. El seguimiento implica la idea clara de proceso como también progreso. Presenta la idea de un continuo caminar con Jesús. De allí que El Camino sea importante en Juan (14:4- 6). Se verá que el discípulo sigue el mismo camino cuya meta es la unión con el Padre (14:6). Juan mostrará que Jesús mismo es el Camino. El trabajo busca un acercamiento exegético e identifica aquellos elementos sintácticos que enriquecen la enseñanza sobre el tema. No se pretende hacer una exégesis exhaustiva, pero sí suficiente para obtener una base sólida bíblica en la cual pueda construirse una reflexión teológica como también una propuesta ministerial. Acercamiento exegético a Juan 1:35-51 El pasaje de Juan 1:35-51 está enmarcado en un contexto de creación. Juan 1:1-5 hace una referencia directa al Génesis 1, la Creación. Después del prólogo (1:1-14), aparece Juan el Bautista en escena (v. 15). Luego, el evangelista narra una serie de acontecimientos que suceden en siete días (1:19, 1:29, 1:35, 1:40, 1:43 y 2:1), lo que lleva nuevamente a la mente del lector la creación. Es muy probable que el escritor esté llamando la atención a una nueva creación.4 La idea de la creación está presente, pero también la escena de 1:35-51 sugiere la escena del Éxodo. La mención de Jesús como “El Cordero de Dios”5 puede ser una referencia directa a la liberación del Ángel de la muerte y de la esclavitud de Egipto.6 Cuando Juan el Bautista se refiere a Jesús con este título, está anunciando el inicio de un nuevo Éxodo, más glorioso. Esta liberación será de la esclavitud del pecado y del dominio de la muerte. Juan en el v. 36 dice respecto a Jesús: “He aquí el Cordero de Dios”. Con esa declaración, el está invitando a los dos discípulos que estaban con él que “fueran tras un maestro más grande; esto requería gran humildad y denotaba confianza en la superioridad del otro maestro”.7 La misión de Juan el Bautista fue dar testimonio de Jesús (1:6-8). El v. 37 es indudablemente ilustrativo en cuanto a nuestro tema. Fue por el testimonio verdadero acerca de Jesús que inicia “el seguir a Jesús”. Ahora, este seguimiento es una acción radical. Es importante observar que los dos discípulos de Juan al escuchar el testimonio de Juan “He aquí el Cordero de Dios”, inmediatamente partieron detrás de Jesús. El verbo “siguieron” (gr. hk, olouq, hsan) es una acción descrita por un aoristo ingresivo por lo que da la idea: “ellos de convirtieron en sus seguidores”.8 Morris amplia diciendo que el aoristo “se usa para una acción concreta en un momento concreto, lo que quizá indica que lo dejaron todo por seguirle. Es decir, no era una decisión a medias, sino que se entregaron a Él por completo”.9 La palabra griega ak, olouqew, se traduce como “seguir”, pero también puede significar “seguir como alumno a un maestro, ser discípulo de”. 10 Los dos discípulos de Juan cambian de lealtad y van en busca de Jesús como Maestro. Ellos dejan todo e inmediatamente toman una decisión radical, ellos empiezan a “seguir” a Jesús. En la pregunta de Jesús del v. 38 “¿Qué buscáis?” (gr. ti , zhtei/te), el verbo de la pregunta está en tiempo presente. Para el evangelista, la pregunta de Jesús no fue sólo para estos dos primeros seguidores, sino sigue siendo presente para todo aquel que quiera ser discípulo/seguidor de Jesús. Esta pregunta de Jesús busca que las personas reflexionen sobre las motivaciones concretas que hay al ir en pos de Cristo. “¿Qué buscáis?”… Cristo quería que definieran sus objetivos como nuevos discípulos. ¿Buscaban un revolucionario? ¿Buscaban una vida fácil? Entonces Cristo no era su elección. Jesús comenzó a explicar el tipo de compromiso hacia Él que exigía ese discipulado.11 El v. 38 presenta otra pregunta “¿dónde moras?” (gr. pou / men, eij). En el evangelio, este verbo es muy usado y significa “donde habitas” o “dónde lo podemos encontrar”.12 El verbo men,n, w enfatiza la relación que hay con el Maestro. Aunque aquí se pregunta por el lugar de habitación, se puede pensar en un nivel más alto de significado en el cual la relación del seguimiento es “permanecer en Jesucristo” y “permanecer por Jesucristo”. El seguimiento es relación, pero no cualquier tipo de relación, sino una relación íntima, la cual será enfatizada más adelante en el acercamiento exegético al capítulo 10. Los primeros seguidores le llaman “Rabí” (gr. r`abbi), que era la forma habitual en la que los discípulos se dirigían a sus maestros. Vine amplía diciendo: “era un término arameo que significaba «mi maestro», título respetuoso para dirigirse a maestros judíos”.13 Era la forma habitual para dirigirse a las personas que pertenecían al Sanedrín. Denota reconocimiento de la autoridad. Esta frase describe el cambio de lealtad. En el momento que ellos dejan a Juan están indicando que ya no será más su maestro. Cuando se dirigen a Jesús como “mi maestro”, aunque utilizan un título respetuoso, están también declarándose discípulos/seguidores de Jesús. Juan en el v. 39 enfatiza “se quedaron con él” (gr. parV autv w /| em; einan). El verbo es un aoristo ingresivo de estado. Esta construcción enfatiza el estado “se quedaron con él”, o mejor, “empezaron a permanecer con él” indicando el punto inicial del “seguimiento”. Entonces, el v. 37 indica deseo de dos discípulos de seguir a Jesucristo, pero el seguimiento es más que un deseo. El inicio del seguimiento requiere de decisión de parte de los hombres y las mujeres, pero es una decisión que se toma como resultado de una invitación. No inicia “el seguimiento” en el sentido pleno de la palabra, sino hasta que se tiene una relación íntima. con Jesús, es responder a la invitación “Venid y ved” (1:39). Entonces, el seguimiento es decisión, respuesta, compromiso, relación y testimonio, como se verá más adelante. El seguimiento es conocerlo, pero se llega a conocer a Jesús porque él mismo hace la invitación a conocerle. Él es quien invita a que lo conozcan “Venid y ved” (gr. er; cesqe kai . oy; esqe). En esta construcción, el primer verbo es un imperativo presente con un carácter “ingresivo”,14 lo cual enfatiza el comenzar y continuar. El seguimiento real no empezó cuando Juan el bautista les dio testimonio acerca de Cristo, ni cuando ellos empezaron a seguirlo, sino hasta que Jesús los invita a permanecer con él en el camino hacia el Padre. El segundo verbo (gr. oy; esqe) está en tiempo futuro y es indicativo. “El tiempo de indicativo siempre expresa la idea de algo que se realizará”.15 La invitación de Jesucristo va acompañada con una promesa que no hay duda se cumplirá. La promesa hecha a estos dos primeros seguidores se repite cuando Jesucristo dice a Natanael en 1:50 “Cosas mayores que estas verás” (gr. meiz, w tout, wn oy; h)| ; y luego a un grupo mayor donde está incluido Natanael y Felipe: “De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre” (1:51). La decisión y el compromiso se toman en el presente, pero es una decisión basada en una esperanza futura (la crucifixión, resurrección y la segunda venida escatológica). El seguimiento implica volverse testigo y llevar a otros a Cristo. El evangelista subraya que Andrés era uno de los que “había seguido a Jesús” (gr. akv olouqhsan, twn). Andrés fue a buscar a Pedro (gr. eur` is, kei). Mateos y Barreto dicen: “En Juan, el verbo no indica un encuentro fortuito, sino el resultado de una actividad que, en sentido real o metafórico, equivale a ‘buscar’; presupone el conocimiento anticipado o la intención de encontrar algo o 14 El imperativo presente ingresivo-progresivo “pone énfasis tanto en el comienzo como en el progreso de la acción… Este uso del tiempo presente no es que la acción ocurre y debe continuar, sino que el hablante alguien”.16 Era común que los maestros entrenaran a los discípulos, y estos iban luego a enseñar a otros;17 sin embargo, lo central estaba en transmitir la enseñanza, el contenido hablado. Pero, el discipulado que realiza Jesús difiere de la forma que enseñaban otros maestros, lo cual lo hace distinto y único. El seguimiento de Jesús centra su atención en Su Persona. Andrés le dijo a Pedro: “Hemos hallado al Mesías” (v. 41); Felipe le dice a Natanael: “Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret” (v. 45). El seguimiento a Jesús no es simplemente seguir una serie de enseñanzas, es seguir a una Persona específicamente y la tarea de los primeros discípulos no es solamente transmitir la enseñanza, sino guiar a otros a la Persona misma de Jesús. Bruce enfatiza en su traducción la importancia de dar testimonio: “lo primero que hizo (Andrés) fue ir a buscar a su hermano Simón”.18 Otro aspecto sobresaliente de estos testimonios por parte de Andrés y Felipe es el uso de la primera persona plural “hemos hallado” (gr. eur` hk, amen). Aunque ellos llevan ese mensaje solos, reconocen el aspecto comunitario en el inicio del “seguimiento a Jesús”. Desde el origen mismo del seguimiento, el aspecto comunitario resalta a la vista. Las invitaciones que hacen, Andrés a Pedro y Felipe a Natanael, son un llamado a unirse al grupo de seguidores de Jesús de Nazaret. El encuentro con Pedro es revelador porque Jesús lo llama “Cefas” (Juan 1:42), lo cual era una acción que denota autoridad sobre Pedro. Poner apodos era una práctica común por parte de los rabinos de acuerdo a las características de sus discípulos.19 Esa práctica antigua se observa cuando Dios cambia el nombre a Jacob por Israel. Ese cambio indicaba un propósito nuevo o resalta una cualidad de la persona por encima de la anterior. El cambio de nombre a “Cefas” anticipa a Pedro el servicio que requerirá Jesucristo y que él tuvo que estar dispuesto a cumplir para llegar a ser un seguidor verdadero. En el v. 43, Jesús llama a Felipe: “Sígueme” (gr. akv olouq, ei moi). “Sígueme” es un imperativo en tiempo presente por lo que remarca la fuerza de comenzar y continuar. Puede traducirse “decide ya a seguirme siempre”. Es importante notar que Felipe va en busca de Natanael y le dice: “hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas” (v. 45). Los tres contenidos del testimonio que dan Juan el Bautista, Andrés y Felipe, tienen su base en las Escrituras. El más claro de todos es Felipe porque dice que el testimonio acerca de Jesús está respaldado por “la ley” como “los profetas”. Lo que los testigos dicen de Jesús, no es lo que piensan, sino lo que las Escrituras dicen en cuanto a Él. En los vv. 47-51 se puede observar que los seguidores pueden conocer a Jesús sólo porque él ya conoce a sus seguidores. Esto se ampliará en el acercamiento exegético al capítulo 6, pero aquí se observa claramente que Jesús conocía muy bien a Natanael antes que él lo conociera. Esto ejemplifica la verdad doctrinal “Nosotros le conocemos, porque él nos conoció primero” (cp. 1 Jn. 4:19). En todo este pasaje aparece una cantidad considerable de títulos para Jesús, especialmente en el encuentro con Natanael; lo cual describe ya la cualidad del Ser que será el guía en el peregrinaje hacia el Padre: “El Cordero de Dios”, “Rabí”, “Mesías”, “Aquel de quien escribió Moisés, así como los profetas”, “el Hijo de Dios”, “el Rey de Israel”, “el Hijo del Hombre”. La persona a la que se seguirá no es cualquier persona; los múltiples títulos reconocen la humanidad y divinidad de su persona como la misión que trae. En el v. 51, Jesús toma el lugar de la escalera que aparece en la visión de Jacob. En tal visión, Jacob observa un camino que une la esfera celestial con la terrenal. Ahora, Jesús 17 es el nuevo camino entre el cielo y la tierra.20 La visión de la “escalinata” por parte de Jacob (Génesis 28:10-17) es importante porque en dicha visión, Yahvé se le apareció por primera vez a Jacob y le mostró los planes que tenía para él y su descendencia, o sea, el pacto incondicional hecho a Abraham. Génesis 28:14 narra que Jacob recibió el mensaje: “todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia”.21 La promesa de Jesucristo a sus discípulos que “verían el cielo abierto” es mostrarles que por medio de Jesucristo se está cumpliendo la promesa hecha a Jacob, el padre de Israel. También es significativo que Jesús cambia de la segunda persona singular en el v. 50 cuando se refiere a Natanael (gr. oy; h)| a la segunda persona plural (gr. oy; esqe), lo cual remarca ahora desde la perspectiva de Jesús la singularidad del seguimiento, pero también el aspecto comunitario. No sólo Natanael verá, sino que todos “sus seguidores-discípulos deberían ser testigos de estas cosas también”.22 Es importante notar que los verbos “verás” (gr. oy; h)| y “veréis” (gr. oy; esqe) de los vv. 50-51 son futuros, por lo que el llamamiento se da en un presente, en un momento histórico, pero a la luz de un cumplimiento futuro. Se da una promesa que es esperanza para un grupo de judíos cuya confianza y fe en Jesucristo seguirá en desarrollo. A. T. Robertson indica que el verbo en futuro oy; h | tiene un sentido duradero: “verás cosas mayores que éstas”.23 Acercamiento exegético a Juan 6 Todo pastor o líder anhela grandes multitudes; sin embargo, Jesús no estaba interesado en una multitud de seguidores que no estuvieran comprometidos realmente con Su persona y con Su obra. El v. 2 dice: “Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos”. Se tiene una sucesión de verbos en tiempo imperfecto de costumbre habitual (hk, olouq` ei, eq, ewroun, ep, oi,ei), lo que denota una acción continua en el pasado. Significa que la multitud “continuaba siguiendo a Jesús” o “solía seguirlo” porque “seguían viendo” las señales que “solía realizar” en los enfermos. Claramente se observa que las personas buscaban a Jesús por “la pura atracción que ejercía la fe directa en los milagros, en lo que evidentemente subyace ya un posible equívoco de la señal”.24 Hay que tener presente que en los tiempos de Jesús, se conocía de “obradores de milagros” los cuales no enfatizaban la enseñanza, la cual estaba casi ausente; pero sí remarcaban los milagros.25 Jesús se distingue nuevamente de las personas en su tiempo porque “las señales” que realizó no eran un fin en sí mismo, sino eran el medio para llevar la mirada hacia la Persona misma de Jesús. Jesús sí ponía mucha atención a la enseñanza y ésta era sobre Su persona y Su misión. El v. 15 dice “Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo”. A Jesús se le presenta la tentación de otro camino para que pudiera cumplir Su misión, un camino atractivo porque no implicaba sufrimiento y muerte. Toda una multitud efervescente lo quería coronar como “rey”, pero Jesús “conocía que este camino no era el camino en el cual él cumpliría la voluntad del padre y alcanzar la salvación para su pueblo”.26 Es importante resaltar las palabras de Jesús relatadas más adelante en que el camino de Jesús estaba ligado al sufrimiento y la muerte para “volver al Padre” (Juan 12:23-26). Todos los milagros en Juan son presentados como “señales”, lo que indica que no atraen la atención sobre sí mismos, sino hacia la persona de Jesús. Lejos de ello, la multitud estaba fascinada por los milagros y por la satisfacción sobre sí mismos. Los vv. 24-25 marcan nuevamente que la multitud “seguía a Jesús”. Estos versículos dicen que la gente “vio”, “fueron a Capernaum, buscando a Jesús” y “hallándole”. Es por tal razón, que si existe un seguimiento superficial y no real, cuando no hay compromiso, tampoco hay un conocimiento verdadero con Jesús. La gente demostrará que no conoce a Jesús, y que tampoco quiere aceptar las exigencias que él pide para el seguimiento. La multitud pregunta, “Rabbí, ¿cuándo llegaste acá?” (6:25). Ellos estaban naturalmente sorprendidos de cómo y cuándo él había cruzado el mar porque ellos sabían que Jesús no se había embarcado en el barco de los discípulos un día antes. Pero Jesús no da a ellos una respuesta directa que satisfaga su curiosidad, sino les dice que su motivo en buscarlo es algo indigno. En el judaísmo contemporáneo se tenía la expectativa que el Mesías sería un nuevo Moisés que vendría con un nuevo maná o pan del cielo. Por ejemplo: “El Señor de los espíritus habitará en ellos; con ese Hijo del hombre morarán y comerán, se acostarán y se levantarán por los siglos de los siglos” (Libro de Henoc 62:14).27 Ese es el asunto crucial en Juan 6 cuando Jesús declara que Él es el “pan de vida” y por tanto, él está afirmando que es superior a Moisés, porque lo que ofrece supera por mucho lo dado por Moisés. Pareciera que el ministerio del Señor va “viento en popa”, pero sorprende la actitud de Jesús. Lejos de sentirse feliz porque mucha gente lo seguía a todas partes, Jesús cuestiona los intereses de ellos por buscarlo: “De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis” (v. 26). Mateos y Barreto comentan: “Jesús no responde a la pregunta, sino al deseo de encontrarlo. Su respuesta les revela sus propias intenciones: ellos habían seguido a Jesús como a un posible liberador (6,2); pero ahora pretenden sólo que les asegure el sustento”.28 Durante el resto del relato, Jesús sigue cuestionando a la multitud. Esto es común en Jesús; él cuestiona a los dos primeros seguidores, discípulos de Juan; a Nicodemo; a la mujer samaritana; a esta multitud. Jesús quiere que las personas estén conscientes de las motivaciones que se tienen cuando se acercan a Él. Jesús les pide “Trabajad… por la comida que a vida eterna permanece” (v. 27). Esto implica que se requiere un esfuerzo necesario; de hecho, “comida” (gr. brws/ ij) enfatiza la “acción de comer”.29 Él pide que las personas crean en Él como el enviado por el Padre. El tiempo presente del verbo “que creáis” (gr. pisteu,hte) “denota una actitud continua, y no una decisión concreta”.30 Ante la pregunta del v. “¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?”, Jesús responde (v. 29) que la única obra es “creer en el que Dios ha enviado”. Este capítulo 6 habla de “asimilar” a Jesús por la fe. George Ladd dice que la expresión “creías en” (gr. pisteu,hte eijv ) es una expresión cristiana única que no tiene paralelo en el griego secular ni en la LXX.31 Ladd explica: Como el bautismo en Cristo representa unión con él en la muerte y novedad de vida (Ro. 6:4-5), así también la fe en (eis) Cristo significa identificación personal con él. Obviamente es mucho más que asentimiento intelectual a ciertos hechos, que se sobrentienden, o una formulación correcta del credo, aunque incluya verdades acerca de Cristo. Significa la respuesta de la totalidad de la persona a la revelación que ha sido dada en Cristo. Implica mucho más que confianza en Jesús; es una aceptación de Jesús y de todo lo que afirma ser y una consagración de la vida a Él.32 En los vv. 30-40, la multitud desafía a Jesús que les abastezca el pan de forma permanente. La expectativa judía que el Mesías renovaría el milagro del maná provoca tal exigencia. Jesús contesta que él puede ofrecer “el pan del cielo” porque él mismo lo es (vv. 33-35). El pan del cielo “tiene vida” pues el texto dice que “baja” (gr. katabain, wn). Además, él como Pan del cielo “da vida continuamente” (gr. didouj. ).33 Entonces, “El pan de vida” quiere decir básicamente “el pan que es y que da vida”. El v. 35 Jesús dice egv w , eimv i (“Yo soy”) que denota divinidad. Jesús mismo ha dicho: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (v. 35, énfasis mío). El autor de libro trata la fe como un “ir a Jesús”, un proceso de dirigirse hacia Jesús. Este proceso inicia con la certeza que es el Padre quien “da” y entrega a los que serán seguidores de Jesús, el Hijo; los lleva a él, y con Jesús recibiéndolos. Son importantes las palabras del v. 35, porque Jesús se ha presentado como “el dador del pan”, pero ahora se identifica con el pan, él mismo se da como pan: egv w , eimv i o` ar; toj thj/ zwhj/ . Por lo tanto, comerlo significa “dar adhesión, asimilarse a Jesús (6,29)… Así se obtiene la calidad de vida que lleva al hombre a su plenitud”.34 Son importantes los vv. 37-40 porque Jesús en su discurso hace un cambio en el género de la persona. Por ejemplo, en el v. 37 dice “Todo el que el Padre me da” (gr. pan/ o ] did, wsin, moi o ` pathr. ) cambia de neutro pan/ al masculino ton. erv com, enon: “al que a mi viene, no le echo fuera” (ton. erv com, enon proj. emv e . ou v mh . ekv bal, w e;xw). Bruce explica: En la primera parte del v. 37 el pronombre “todo” es neutro singular (gr. pan/ ), denota la suma total de creyentes. En la segunda parte (‘el que a mi viene’), cada miembro individual de la suma total está en vista. Esta oscilación entre la comunidad como un todo y sus miembros individuales reaparece en el v. 39 y v. 40.35 El v. 53 marca un punto de inflexión. Jesús habla a la multitud “si no coméis su carne… y bebéis su sangre” (gr. evan. mh . fag, hte thn. sar, ka … kai . pi,hte auvtou / to. ai-ma). Ambos verbos son aoristos; se trata aquí de acciones únicas e irrepetibles. Pero en el v. 54 Jesús dice “o ` trwg, wn”, lo cual enfatiza la cualidad de una apropiación continuada por el tiempo presente del participio. Por lo tanto, el capítulo 6 describe todo el proceso. “Seguir a Jesús” implica reconocer en un momento concreto quién es Él, identificarse con su vivir y su morir, esforzarse por ir en pos de Él y estar convencido de ese seguimiento. Ese es sólo el inicio que continuará con crecer en esos aspectos que en El v. 56 “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él” es importante para el presente estudio. “En mí permanece” (gr. env emv oi . men, ei) es una oración cuyo verbo es un presente continuo, por lo que puede traducirse “sigue conmigo”.36 Desde el capítulo 1 se ha hecho referencia a la importancia de este verbo, pero la identificación más plena puede verse en la imagen de la vid como la comunidad de Jesucristo, como la nueva comunidad humana (Juan 15). “Esa unión activa del discípulo con Jesús se expresa ahora con la metáfora del comer y beber. Esto muestra que la adhesión a Jesús es siempre una adhesión de amor, que establece una comunión de vida”.37 Sin embargo, como en todo el capítulo, la multitud parece no entender las palabras de Jesús en el nivel que él les está hablando. Algunos dicen que ellos entendieron las palabras de Jesús como canibalismo, pero quizá esa interpretación fue tan sólo tomada para tener argumentos de desechar las palabras de Jesús. Es importante resaltar que “comer la carne” era una figura familiar que significaba “comer la carne del cordero pascual” (Éx. 12:8). También la expresión “y en sangre de uvas…” (Gn. 49:11), significaba vino, el cual era esencial para la comida pascual. Nuevamente el evangelista trae al lector el evento de la Pascua, y la Pascua trae a la memoria la liberación de la muerte y la esclavitud; un Nuevo Éxodo. El cuestionamiento que Jesús hace a la multitud, provoca que miles de personas ya no lo siguieran. El v. 60 dice “Dura es esta palabra”. La palabra “dura” en griego es sklhroj, que significa “difícil, duro, necio, fuerte, insolente”.38 Entonces, “dura” quiere decir que a la multitud le resultaba imposible aceptar aquellas palabras y no tanto que le costaba entenderlas. Esto es importante porque los rabinos antiguos presentaban a veces “conferencias difíciles de entender para seleccionar a los seguidores genuinos de entre las masas”.39 Sin embargo, Jesús no presenta una enseñanza difícil de entender; por el contrario, era una instrucción clara, pero la exigencia en cuanto a vida y costos eran muy altos, de tal manera que conscientemente rechazan a Cristo. Las exigencias de Jesús eran más de lo que se podía admitir o soportar. Pero no sólo hay un rechazo a las exigencias de Jesús, sino a la persona de Jesús. Bruce considera que el discurso de Jesús era intolerable porque él decía ser más grande que Moisés y estar asociado íntimamente con Dios.40 Jesús al declarar que “bajó del cielo” está declarando claramente su carácter divino, pero la multitud no acepta esto porque ellos están convencidos que Jesús es como cualquier hombre. Ellos creen conocerlo: “Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?” (v. 42). Ellos rechazan la enseñanza de Jesús y eso implica rechazar la Persona de Jesús. La multitud considera las exigencias excesivas y de un hombre cualquiera. Las palabras de Jesús son insoportables para la multitud. Es sorprendente que muchos de los discípulos (seguidores) de Jesús ante esta confrontación se vuelven atrás: “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él” (v. 66). Unos momentos antes, Jesús tenía miles de seguidores, muchos discípulos y una gran popularidad que hasta lo querían hacer rey (v. 15). Después de su cuestionamiento, la multitud se aleja, muchos discípulos también; se esperaría que ya no continuara o se quedaría solo, pero es sorprendente que se dirige a los doce y les pregunta: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” (v. 67). Los discípulos tendrían que estar ante una decisión fuerte. Jesús cuestiona su fe, más Pedro responde “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (v. 68). Pedro entiende que las exigencias de Jesús “comunican vida” (gr. rvhm, ata zwh-j). Mateos y Barreto explican que “la relación 39 Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia: 276. 40 Bruce, The Gospel of John: 162. 24 indicada por el genitivo incluye la vida en el contenido de la comunicación. Comunican denota al mismo tiempo que la vida está en Jesús (tienes) y que pasa al que cumple sus exigencias”.41 Se esperaría una felicitación fuerte del Señor Jesús hacia Pedro, pero para sorpresa, sigue cuestionando la fe de ellos hasta el extremo diciendo aún que uno de ellos “es diablo” (v. 70). Sorprende Jesús en sumo grado. Él quiere seguidores convencidos, comprometidos a Su Persona y a Su Obra. Las afirmaciones de Cristo siguen siendo pruebas para la fe. Siguen produciendo crisis en las vidas de sus seguidores. Separan a los verdaderos de los falsos. Hacen que muchos que han sido cristianos de nombre se aparten de él; dan ocasión para que los verdaderos creyentes confiesen con gozo su satisfacción y su fe El seguimiento no será por intereses egoístas y materiales, sino por la exigencia de una asimilación de la vida de Jesús en uno. Las condiciones del seguimiento las define Jesucristo. El seguimiento es vivir para Jesús, por Jesús y en Jesús. Las exigencias del seguimiento provoca que “muchos se vuelvan atrás”, pero los verdaderos seguidores siguen adelante. Acercamiento exegético a Juan 10 San Juan no descuida el lado sumamente amoroso de este proceso, de este caminar de los seguidores. Para ello, Jesús es presentado como el Buen Pastor. Los fariseos consideraban impura el oficio de pastor, y los aristócratas los despreciaban como una de las clases más bajas del vulgo.43 Sin embargo, también se tenía la figura en el Antiguo Testamento de Dios como pastor de Israel (Gn. 48:15; 49:24; Sal. 23:1; 28:9; 77:20; 78:71; Is. 40:11; Ez. 34:11-31; entre otros). Ahora Jesús es el Buen Pastor. Los seguidores van en pos de Él, como las ovejas van detrás de su pastor. El capítulo 1 introdujo esa esfera de intimidad que el Maestro desea con sus discípulos, una invitación: “Venid y ved” que ahora se amplía e ilustra más: “A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca…, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz” (vv. 3-4). “Las ovejas le siguen” (gr. akv olouqei)/ tiene al verbo en presente, destacando una acción continua. Esta escena era muy común en esa región. Morris explica: Cuando el pastor entra y llama a las ovejas, éstas reconocen su voz. Los pastores de Oriente suelen ponerles nombre a todas las ovejas, como vemos reflejado en el v.3. Las ovejas conocen a su pastor y saben reconocer que las llama por su nombre. Además, responden a su llamamiento y así, él puede conducirlas afuera.44 Es importante notar que las ovejas “oyen su voz” (gr. thj/ fwnhj/ autv ou/ akv ou,ei) tiene un genitivo después de “oyen” cuando lo que se espera es un caso acusativo.45 Para Morris “quiere decir que las ovejas oyen la voz del pastor y la entienden”.46 Por el contrario, “al extraño no seguirán” (v. 5). Este versículo es muy enfático para declarar que un verdadero seguidor solo va en pos de Jesús. Su lealtad está comprometida únicamente con Jesucristo porque sólo a él escucha como Buen Pastor. Esta oración contiene una doble negación: ou v mh . akv olouqhs, ousin, lo que puede traducirse “al extraño nunca jamás seguirán”. Este capítulo presenta que las ovejas sufren de innumerables peligros como “el ladrón y salteador” (vv. 1, 8, 10); “al extraño” (v. 5); “el lobo” (v. 12). Sin embargo, es Jesús como Buen Pastor que cuida a sus ovejas: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (v. 11). “El buen pastor” (gr. o ` poimhn. o ` kaloj, ) tiene una construcción enfática. Este adjetivo o ` kaloj, denota excelencia. Vine dice: “denota aquello que es intrínsecamente bueno, y así, hermoso, honroso… se traduce prácticamente como adjetivo, ‘buen/o/a/os/as’, y también como comparativo, mejor”.47 Prácticamente la segunda acepción concuerda más con el contexto porque se compara a Jesús como pastor con los “líderes judíos”. Este versículo está confirmando que Jesús es “el mejor Pastor”, “el excelente Pastor” o “El Pastor por excelencia”. Jesús da su vida por la vida de sus propias ovejas, mostrando así la magnitud de su amor. El rasgo característico del buen pastor es éste: que vive íntegramente para sus ovejas, como se ve con toda claridad cuando, llegado el momento del peligro, en que el lobo hace su aparición, se pone a prueba la entrega del pastor al cuidado de sus ovejas. Mientras en este caso el pastor arriesga la propia vida por salvar las ovejas, el mercenario las abandona y huye, preocupado sólo de ponerse a salvo.48 Es enfático que las ovejas “oyen” y “conocen” la voz de su pastor. Los discípulos son aquellos que escuchan al Maestro y “siguen” sus enseñanzas como un estilo de vida que modela el mismo Maestro. La intimidad y el cuidado cariñoso se marca una y otra vez: “y a sus ovejas llama por su nombre” (v. 3); “ha sacado todas las propias” (v. 4); “y conozco mis ovejas, y las mías me conocen” (v. 14). Esta última cita, magnifica esa intimidad de un conocimiento vivo, un conocimiento basado en la experiencia de una intimidad muy cercana. Se puede deducir también que el Buen Pastor alimenta a sus ovejas, las cura de enfermedades y las guía por buenos senderos. El v. 27 dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”. Nuevamente la repetición es usada por Juan porque ya lo ha dicho antes (vv. 3, 4, 5 y 16). Pero las palabras de Jesús son sorprendentes porque se espera que las ovejas conozcan a Jesús y por tal razón lo siguen, pero no es así. Las ovejas lo siguen porque Jesús conoce a sus ovejas. Lo importante es que Jesucristo conoce a sus ovejas. El tiempo presente (gr. akv olouqous/ in, ) denota continuidad, que se trata de un seguimiento habitual. El v. 38 es también significativo para el tema del seguimiento. Aparece la expresión “para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre”. Esta expresión en el griego contiene el mismo verbo dos veces (gr. in[ a gnwt/ e kai . ginws, khte). El primer verbo es un aoristo ingresivo y significa “para que lleguéis a saber o conocer”, mientras que el segundo está en presente iterativo, y significa “y continuéis sabiendo o conociendo”. Morris explica este fenómeno diciendo: Jesús está esperando que tengan un momento de lucidez, en el que comprendan, y que luego permanezcan en ese conocimiento. El conocimiento que alcanzarían si tuviera una percepción correcta de las obras de Jesús consistiría en darse cuenta de que el Padre mora en el Hijo, y el Hijo, en el Padre.49 Robertson agrega: “Juan emplea las dos formas gnwt/ e y ginws, khte para distinguir entre el comienzo del conocimiento y el desarrollo de él”.50 El fin del seguimiento es “la vida eterna”, la cual en Juan no es una promesa futura, sino ya presente (Juan 3:16). “La vida eterna” la da el mismo Buen Pastor a través de la vida que pone Él. Juan a menudo utiliza la repetición: la idea de que Jesús da su vida por las ovejas aparece cuatro veces (vv. 11, 15, 17 y 18). Esa seguridad de la vida eterna radica en la posición en la cual son puestas las ovejas del Señor: “Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (v. 29). Alvah Hovey comenta: Están en manos del Gran pastor, y nadie, por más poderoso o fiero que sea, puede arrebatarlos de esa mano. La primera cláusula de este versículo pare significar que los creyentes en Cristo, nunca, por su propio descuido o ignorancia, perderán la unión con El, que hace que la existencia sea una bendición; y la última que ningún enemigo por más astuto y fuerte que sea, logrará destruir sus vidas en Cristo.51 Las palabras de Jesús provocaron nuevamente división: “Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras” (v. 19). Se tiene que entender que Jesús no rechazó a los líderes judíos, es más, las palabras de los vv. 27-29 son de hecho una confrontación y una invitación. “Las palabras que provocaron rechazo eran, de hecho palabras de oferta de salvación”.52 El seguimiento es relación. Jesús invita a que lo sigan, pero no como alguien que va hasta adelante sin importarle la situación de los que vienen atrás. Él invita a Acercamiento exegético a Juan 12:20-26 Este pasaje ha sido considerado como la transición entre Juan 1-12 y Juan 13-20. “El resto de el capítulo (12:20-50) mueve directamente hacia la pasión”.53 Se puede notar que el evangelista narrará los eventos de la pasión en seis días, trayendo a la mente del lector nuevamente la semana de la creación. La pasión ha sido el punto culminante de la misión de Jesucristo, la cual no era sólo para los judíos, sino para “todo aquel que cree” (Juan 3:16). Estos griegos eran personas no judías. Barrett menciona que ´Ellhn se aplicaba “no sólo al individuo estrictamente griego, sino a todo el que no era judío de nacimiento”.54 Realmente, del lugar de origen no se dice mayor cosa, pero lo que Juan quiere resaltar era dejar claro que “no eran judíos”. En esta sección, Juan dice que los griegos vinieron con un ruego (v. 21), el cual está en tiempo presente (gr. hr, w,twn) por lo que puede traducirse “rogaban una y otra vez”. El ruego era que querían “ver a Jesús” (gr. kur, ie( qel, omen ton. VIhsoun/ idv ein/ ). Morris dice: “Ver” podría encerrar el sentido de “entrevistar”; todo el mundo podía “ver” a Jesús ya que estaba entre la gente, pero está claro que los griegos querían algo más. Querían hablar con Él. Querían conocerle. Aunque no explican el porqué de sus deseos… Pero el tono general de este evangelio nos ayuda a ver lo que este deseo de los griegos significa. Jesús era el Salvador del mundo, y este grupo de gentiles simbolizaba o representaba al mundo que busca la salvación que Jesús ofrece.55 Los griegos se acercan a Felipe con el ruego de “ver a Jesús”; sin embargo, Felipe no se atreve a llevar a los griegos a Jesús. No se describe la razón, pero es extraño en Felipe quien antes había llevado a Natanael. Quizá, los prejuicios judíos hacia los gentiles y la expectativa mesiánica a favor únicamente de los judíos hace que Felipe dude de llevar a los griegos con Jesús. Junto con Andrés van a decirle a Jesús que unos griegos quieren entrevistarse con él. La respuesta de Jesús aparentemente no tiene nada que ver con el hecho de que unos griegos desearan verlo. Jesús habla de su muerte. Juan no describe que Jesús habló con los griegos, pero el deseo de los “griegos” y la referencia de Jesús hacia su muerte, lleva a la conclusión que Jesús iniciará al conversación con los gentiles después de la cruz. Barrett dice: Juan no presenta a Jesús conversando directamente con los griegos; pero eso no implica un defecto de redacción, ya que el resto del capítulo pone fin al ministerio de Jesús entre los judíos, para que pueda empezar la verdadera «conversación» espiritual de Jesús con «los griegos», más allá de la crucifixión.56 Este pasaje es importante porque ante el deseo de los griegos por ver a Jesús, el Señor no responde directamente a los griegos, hablando sobre su muerte como requisito para la “glorificación”. Este pasaje es tan importante que Beasley-Murray afirma que la venida de los heraldos gentiles es “clímax del ministerio de Jesús”.57 En los capítulos anteriores, Juan ha dicho que “su hora (de Jesús) no ha llegado” (véase 2:4; 7:6, 30; 8:20). Pero es la primera vez en el evangelio que dice Jesús mismo: “Ha llegado la hora” (gr. elv hl, uqen h ` wr[ a). En el griego, el verbo está en tiempo perfecto intensivo, enfatizando el resultado de la visita de “los griegos”. Los vv. 23-24 hablan de Jesucristo y su obra, condición necesaria para hacer la transición a la condición de discípulo. Porque el v. 24 habla primariamente de Jesús, pero tiene un alcance universal. Como dice Keener: “cuando él sea glorificado por Dios por medio de la cruz (12:23-24, 27-34); aquellos quienes lo sigan deberán seguir el mismo patrón de glorificación a Dios (12:25-26)”.58 El v. 25 es importante en el relato, “El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará”. El verbo que se traduce en la que también puede significar “destruir”.59 Con esto Juan enseña que amar la vida es un proceso autodestructivo. Cuando se espera que hubiera un tiempo futuro “la perderá”, en el griego se tiene un presente (ap, ollu,ei) implica que quien ama su propia vida la está “continuamente destruyendo”. El v. 26 explica que “aborrecer su vida en este mundo” da como resultado el servicio a Jesucristo: “Si alguno me sirve, sígame” (gr. emv oi . akv olouqeit, w). “Sígame” es un verbo imperativo presente, tercera persona. Todo aquel que quiere ser un verdadero servidor de Jesucristo tiene que cumplir la condición de seguirlo. Es un imperativo para todo aquel que acepta la condición. El imperativo llama a “comenzar y continuar”.60 Servir a Jesucristo consiste en seguirlo, pero hay que tener en cuenta que Jesucristo camina hacia la muerte. En el texto griego resalta la presencia del pronombre en primera persona em, oi,, con un uso enfático, “si alguno sirve sólo a mí, entonces que me siga sólo a mí”. Morris explica la relación entre este y el versículo anterior: La relación personal con Cristo es importante. El siervo tiene que seguir a su Señor y estar donde su Señor está. Estas palabras deben verse a la luz del versículo anterior: estar donde el Señor está implica sufrimiento. Significa perder la vida por el servicio al Maestro. Y ésta es la única forma de servicio cristiano. Pero el versículo acaba con unas palabras bellísimas: si alguno sirve a Cristo de la forma en la que hemos estado hablando, el Padre le honrará.61 El seguidor sirve a la persona y en la obra de Jesucristo. Jesús define a aquel que está con él como “mi servidor” (gr. o ` diak, onoj o ` evmoj. ). Ese servicio exige nuevamente un compromiso que implica “aborrecer su vida en este mundo” para emprender el camino hacia el Padre . Acercamiento exegético a Juan 21:15-23 “¿Me amas más que a estos?”. Esta pregunta tiene que entenderse a la luz de Juan 13:37, pasaje en el cual Pedro había declarado enfáticamente que él excedía en devoción hacia el maestro por sobre el resto de los apóstoles. Con esto en mente, la pregunta podría significar “¿todavía crees que me amas más que todos ellos?”.62 Pero también se comprende todo el pasaje a partir de las palabras de Jesús: “A donde yo voy, no puedes seguir ahora; más me seguirás después” (Juan 13:36b). Pedro no pudo seguir a Jesús en el evento de la crucifixión, pero ahora sí está listo para el seguimiento. El intercambio de términos que usa Jesús (gr. agv apaj/| y fileij/ ) son usados por Juan de manera intercambiable. Lo importante es que “el amor hacia Jesús debe demostrarse por la obediencia a su llamado y el servicio de su pueblo”.63 Esta pregunta es trascendental: “¿Me amas?” Morris explica: Sabemos, por sus acciones, que Pedro no quería a un Señor crucificado. Ahora que Jesús había muerto en una cruz, ¿le seguía amando de la misma forma? Jesús no era el Señor fuerte y triunfante que él hubiese querido. ¿Estaba dispuesto a amar a Jesús tal como era? Vemos que se trata de una pregunta muy importante. Pedro tiene que enfrentarse a la verdad que ésta encierra, y tomar una decisión.64 La respuesta “Sí Señor, tú sabes que te amo” presenta un pronombre “tú” (gr.su). , lo que puede significar que Pedro está apelando a algo que su maestro ya sabe. Las tres preguntas y sus respuestas presentan el estilo literario de Juan de recurrir a la variedad, o sea, decir lo mismo con alguna otra palabra. Por lo tanto, Jesús y Pedro están diciendo lo mismo. Lo que sí le interesa a Jesús es que Pedro esté completamente convencido del amor incondicional que tiene ahora sí al Maestro.65 El servicio está presente en este pasaje. En los vv. 15 y 17 dice “Apacienta mis ovejas” (gr. bos, ke ta . arv ni,a mou) usa el verbo que tiene más relación con la alimentación del ganado.66 Y en el v. 16 usa poim, aine que denota el oficio de pastor de modo más amplio.67 Lo interesante es que ambos son imperativos presentes indicando la importancia del proceso de la acción. Los vv. 18-19 describen la comisión dada por Cristo a Pedro seguida de una profecía. “Extender las manos” se usaba en la iglesia primitiva para referirse a la crucifixión,68 lo cual apuntaba a la muerte violenta que sufriría el apóstol. Juan agrega en el v. 19 que con esa muerte violenta el apóstol “había de glorificar a Dios” (gr. doxas, ei to.n qeon, ). Esto se entiende mejor a la luz de 12:20-27, donde Jesús habló “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado” y presentó la muerte como el medio para esta “glorificación”. Ese mismo capítulo presentó la condición del discípulo de estar donde el estuviere (12:26). Por eso mismo, Pedro en su muerte “había de glorificar a Dios”. “Una tradición muy categórica asegura que Pedro fue crucificado en Roma bajo Nerón alrededor del año 64 d. de J.C.”.69 Esta profecía va seguida de un llamamiento de Jesús: “Sígueme” (gr. akv olouq, ei). “Sígueme” está en tiempo presente, por lo que da la idea de “continúa siguiéndome”. “Pedro ya ha seguido a Cristo, pero no de forma continua. A partir de ahora, debe seguir firmemente en los caminos del Señor”.70 Como resumen, el contexto habla nuevamente de una invitación de Jesús a la intimidad, “Venid y comed” (v. 12). El Buen Pastor inicia un proceso de sanidad en uno de sus discípulos: Pedro. Aquel que había dicho “Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti” (13:37); sin embargo, más adelante negó categóricamente a su Maestro (18:15- 18; 25-27). La restauración de Jesús cuando le fallamos muestra su papel del Buen Pastor. Hasta después de haberlo restaurado le dice: “Sígueme” (v. 19). Jesús mismo le había dicho antes “A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; más me seguirás después” (13:36). Jesús conoce profundamente a sus ovejas, conoce sus debilidades, pero también conoce en qué pueden serle útiles. Los versículos 20-22 muestran una debilidad muy propia del ser humano, la comparación. Parece que cuando Pedro “vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús” (v. 20), hace una comparación entre sí mismo y el discípulo. Es sumamente maravilloso cuando Jesús le pregunta “¿qué a ti?” (v. 22): Jesús nunca dejaba de cuestionar y retar a los creyentes, llamándolos a madurar en su fe. En este caso, concretamente, Jesús llamó a Pedro a fijar su mirada únicamente en su Señor y dejar de preocuparse por si otros discípulos andaban mejor o peor. A Pedro no le tocaba determinar si el discípulo amado era más o menos fiel, más o menos bendecido. A Pedro le tocaba únicamente dedicarse al seguimiento de Jesús.71 El v. 20 afirma que Pedro “vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús”. Esto muestra que éste discípulo no necesitó que Jesús le pidiera que lo siguiera, él mismo decide seguir a Jesús. En cambio, a Pedro le repite su , moi ak, olouq, ei, una construcción con un fuerte énfasis en los pronombres: “Tú, sí tú sígueme”. En este pasaje, se confirma que el seguimiento involucra relación como servicio porque ambos elementos están presentes en el relato. El seguimiento a Jesús se da tanto al inicio del evangelio, durante el desarrollo del mismo, como al final del relato de Juan. Se confirma que el seguimiento es una relación continua, pero que inicia en un momento específico por la convergencia de dos elementos: el llamado y conocimiento eterno de Jesucristo y la decisión radical de la persona por aceptar el llamado de Jesucristo. La persona hace la decisión de dejarlo todo por seguirlo sólo a Él. No hay lealtad compartida en el seguimiento, toda la persona rinde lealtad a Jesucristo. El seguimiento es compromiso con Jesucristo y la misión. Pero también se resalta que esa decisión se da porque “el Padre da a Jesucristo los seguidores”. La decisión radical, el compromiso, el conocimiento del Pastor, la asimilación de la Persona de Jesucristo, el servicio, la íntima relación son todos aspectos que describen el proceso complejo del seguimiento. El seguimiento describe al discípulo, pero también describe al guía como el Camino al Padre, como “el más grande que Moisés”, como el Buen Pastor, como “el Salvador del mundo”, como “el Cristo triunfante y resucitado”. El seguimiento no apunta al seguidor, sino siempre a Jesucristo. A lo largo de este estudio también ha saltado a la vista que el seguimiento se desarrolla en dos esferas. Por un lado, el aspecto individual es indiscutible en el desarrollo de este proceso, pero también se enfatiza desde el origen mismo del seguimiento, el aspecto comunitario. Los intercambios con los que juega Juan de singular a plural confirman que estas dos dimensiones no se excluyen, sino que son paralelas, incluyentes y convergentes. MARCO TEOLÓGICO: PROCESO, COSTO Y BENEFICIOS DEL SEGUIMIENTO Introducción Para comprender mejor una teología del segu
Posted on: Mon, 10 Jun 2013 22:24:25 +0000

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