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HOY DOMINGO ME SIENTO CON EL IMPETU Y EL TIEMPO NECESARIO PARA HACER ALGUNAS REFELXIONES ENTORNO A MI VIDA, MIS IDEALES, MIS SUEÑOS, QUE HE PODIDO ALCANZAR Y LO QUE AÚN ESTOY CONSTRUYENDOO Mi infancia transcurrió en Monterrey, desde ahí contemplé por horas enteras el Cerro de la silla, que tenía la sensación que me cobijaba, me abrazaba con fuerza. Desde aquel entonces se convirtió en mi brújula no solamente geográfica sino existencial. "Niña nostálgica" o "Niña de las rosas", me solían llamar; recuerdo con exactitud el porqué de su añoranza y de su carácter reflexivo: imágenes luminosas y felices de lo que fue su infancia. Bien puede considerarme una norteña de pura cepa, una regia de verdad. Soy la mayor de cuatro hijos de una pareja formada, a la usanza de antaño, mi padre Napoleón Chapa, médico generoso y además coautor, se convirtió en su primer maestro quién era amante apasionado de la cultura, las letras y coautor de sus manzanas ya que noche a noche me las depositaba en mi buró como símbolo de su amor fraternal; y María Estela Benavides, su madre, mujer de tradición y prosapia provinciana. Ambos me abrieron un mundo lleno de aromas, sabores y una infinidad de colores que pronto se incorporaron a mi vida imprimiéndole entusiasmo y dinamismo, características que me sellaron para siempre Desde pequeñita cuando visitaba el taller de mi Tía Cuquita, hermana de mi padre, una mujer que se enfrentó a los tabúes que le imponían a las mujeres de El talento artístico lo manifestó desde muy pequeña. Inició sus primeros balbuceos plásticos a los 5 años en el “Jardín del arte de Monterrey” que dirigía María O’Higgins, UNA MUJER LLENA DE MGAI Y TALENTO. En medio de una educación dura, difícil, en un mundo "muy para hombres", como se acostumbraba por aquellos días crecí cerca de mujeres que tuvieron un papel fundamental en su formación: mi madre y dos tías, hermanas de su padre, quien marcaron con sabiduría y cariño mi personalidad, versatilidad y asimismo mi lucha femenina que data de hace mucho. Después de una corta niñez, casi una infanta, pues tenía 15 años me casé. Lo hice llevada por su audacia y una buena dosis de rebeldía. Pasé así del regazo familiar a la vida de pareja; de la provincia, aún inmersa en el siglo XIX, a Nueva York, la gran manzana. Saltos, ambos, definitivos, decisivos en las cosas por venir. Así pues ya estaba escrito en mi destino que llegaría a esa gran urbe de acero, donde comencé a forjar mi meta. El horizonte se me amplió y confirmé mi vocación: nací para ser pintora y no otra cosa, por esa razón no ha dejado un solo momento de su vida de expresarme con pasión y autenticidad, cada pincelada obedecen a sentimientos emociones, sueños y realidades. De regreso en México, la búsqueda no cesó al contrario se intensificó. A pesar de mi marcado interés en el mundo de la plástica, la repentina muerte de mi padre me condujo a estudiar, en un acto cargado de familiaridad y entrega, la profesión médica. A través de esta experiencia académica —paréntesis más emocional que vocacional — descubrí para siempre mi vocación indeclinable por el arte, en esencia por la expresión visual. Fueron años de encuentro con mi destino: la pintura y la maternidad. Conducida por el afán creativo y de superación para encarnar no a la mujer que soy, sino la que anhelo ser, realicé mis primeros estudios en la Escuela de Artes Plásticas de pintura y las alterné posteriormente con otras investigaciones que hizo bajo la dirección de reconocidos maestros. Con ellos aprendí diversas técnicas pictóricas, disciplina y los misterios del arte que se pueden enseñar, lo fui descubriendo con gran empeño y creyendo en mi misma. Una muestra de mi apasionada centre son las 220 exposiciones individuales y ya un sinfín de colectivas que ha realizado en México, Europa y diversos países de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe También ha incursionado en el trabajo gráfico y, como resultado de esta inquietud por conocer todas las técnicas posibles he conocido talles muy importantes en México y en otros países. Me he empeñado que. a partir del fruto bíblico,( razón central de mi trabajo) intento extraer sorpresivas calidades visuales, y meditaciones metafísica: de igual forma metáforas plásticas que intento que posean alucinantes frescuras, en las que patentizo mi creciente sentido del y por el color, creando universos infinitos Estoy consciente de que comenzaba a madurar, y por ello profundizó en el tema de esta fruta primigenia, que posee a la vez la historia de la humanidad entera: primera escala de un largo y gozoso viaje sensorial. Encuentro festivo con un mundo de pieles lozanas, aromas, formas y coloridos. El crítico de arte José Gómez Sucre, descubrió en mi trabajo la preferencia que expresé por la manzana. Desde aquel momento en mi exposición en la OEA, cuando en verdad era todavía una chiquilla Con frecuencia me pregunta yo misma por qué elegía la manzana como tema casi central de mi pintura. A lo que me respondo: que aprecia en ella su condición de testigo presente en la creación de la humanidad. La manzana presagia el caos del mundo en el que vivimos y de igual forma no podemos renunciar a la sensualidad y el espacio íntimo del nuestro ser y hacer. La manzana representa el símbolo de los estados límites a los que llega el hombre: amor-odio, destrucción-construcción soledad-compañía, misticismo-frivolidad. Mi obra se convierte así en expresión de una sociedad mecanizada y que la trasciende por medio del arte y todas sus manifestaciones. Así pues, la manzana se ha convertido en el adjetivo del universo. Objeto multisemántico recurrente, a la que quizá le pudiéramos llamar una obsesión de un emblema que dio origen a la conciencia del pecado, de ese pecado que nos dicen que es belleza.... Seguiré platicandole como me ido construyendo por dentro y por fuera. Por ahora reciban mi reconocimiento y saludos cariñosos BUENA SEMANA¡¡¡
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 02:23:45 +0000

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