HOY DOY GRACIAS A DIOS POR ESTAS PALABRAS: Contra las falsas doctrinas Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza, a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor. Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogÃas interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, asà te encargo ahora. Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida,de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrerÃa, queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman. Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legÃtimamente;conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impÃos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mà me ha sido encomendado. Cesarea de Filipo era una ciudad literalmente edificada sobre una roca. Fue en esta área donde Cristo preguntó a sus discÃpulos: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?"(Mateo 16:13). Varias respuestas fueron dadas. Unos estaban diciendo que era Juan el Bautista, resucitado de los muertos; otros pensaban de El como ElÃas; y todavÃa otros decÃan que El era JeremÃas o uno de los profetas. Luego el Señor les hizo la pregunta directamente a los discÃpulos: Y ustedes, ¿quién dicen que soy? (Mateo 16:15). Entonces hizo Pedro una confesión noble de su fe: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Muchas cosas condujerón a Pedro hacia esta conclusón. HabÃa visto los milagros de nuestro Señor, emocionado por sus discursos incomparables, y contempló su vida perfecta. Pedro tal vez habló con los sentimientos de los otros apóstoles, porque ninguno lo contradijo. Después de la confesión de fe de Pedro, de aquel como el Hijo de Dios, Cristo dijo: "Bienaventurado eres, Simon, hijo de Jonás, porque no te reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos" (Mateo 16:17-19).
Posted on: Wed, 14 Aug 2013 11:32:26 +0000
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