Habla Diablo, tiramos muro después de la lista, me preguntó el Simplón, pucha no sé Soto, le contesté, la verdad no tengo plata para ir; como te mariconeas Diablo, me dijo, ya me habías dado tu palabra, se dio la vuelta y salió de la cuadra. Era cierto, le había jurado al Simplón que esa noche nos evadiríamos del Colegio Militar para ir a la fiesta del Club Unión que organizaba la promo 90 del Colegio Santa Úrsula de Sullana; estábamos a dos semanas de egresar y en mis tres años de cadete nunca había tirado muro, siempre había tenido buenas notas en conducta y no tenía deméritos mayores, evadirse del colegio se sancionaba con baja... Pero era cierto, me había mariconeado, tenía miedo de evadirme y que me atraparan y, peor aún, que me dieran de baja faltando tan poco para graduarme con honores; pero también le había dado mi palabra Soto y a mí no me gusta romper mis promesas, así que fui a buscar a Álvarez Villanueva para que me preste plata, me prestó medio millón de Intis y fui a buscar al Simplón, lo encontré en la Primera Cuadra, ya está le dije, conseguí la plata, nos fugamos después de la lista de la noche, listo Diablo, me dijo, hoy somos fuga. La noche era clara, como casi todas las noches piuranas, la luna brillaba en medio de un cielo salpicado de estrellas, la oscuridad no sería cómplice nuestra, pensaba mientras pasaba la lista de la noche, luego el Capitán de día nos mandó a las cuadras. El Simplón vino a mi camarote, vamos Diablo, me dijo, salté de mi cama, guardé la cristina en el bolsillo de mi capotín y salimos caminando tranquilos, bajamos las escaleras, cruzamos por delante del Malacate y del comedor, vamos por el PV 4, me dijo, nos metimos detrás de las aulas y luego empezó a llamar susurrando: chivo!!, chivo!! se acercó el cadete de cuarto año que estaba de guardia en ese PV, sí mi técnico???, preguntó Cueto, vamos a tirar muro, de qué turno eres, del segundo mi técnico, bacán, dijo Soto, vamos a regresar como a las 2, te traemos gaseosa, ya mi técnico, contestó, y nos fuimos hacia el torreón, nos trepamos por la escalera y saltamos, el muro es más alto por fuera, nos pegamos a la pared y empezamos a correr junto al muro hasta encontrar la pista. Cruzamos medio Piura vestidos con los uniformes verde caqui, escondiéndonos de los policías y militares que transitaban por la ciudad, nos subimos a un EPPO y viajamos a Sullana, de allí, cada uno a su casa, me despedí de Soto, nos encontraríamos en el Club Unión para tonear y volver al cuartel, más tarde. Volvimos como a las dos de la mañana, en un bus que iba de Tumbes a Lima, tomamos un taxi que nos dejó a doscientos metros del cuartel, de la misma manera que nos alejamos del colegio nos acercamos a éste, protegidos por las sombras que daban los escasos arbustos, los algarrobos y los muros nos fuimos acercando hasta llegar al Torreón del PV4. Soto se colgó del muro y se ayudó con el torreón, hasta encaramarse en éste y entrar al colegio, yo intenté hacer lo mismo y no pude, el muro era muy alto para mí, sube Diablo, me decía el Simplón y yo le murmuraba, no puedo, es muy alto, Soto se abrazó del torreón y, estirándose, me estiró la mano para que me colgara, cogí su mano fuertemente y empecé a trepar por el muro de ladrillo, hasta llegar al torreón, luego bajamos por la escalera y entonces un grito rompió la tranquilidad de la noche: ALTO, ALTO QUIÉN VIVE!!!! tranquilo perro, le dije, somos el técnico Soto y el Técnico Córdova, ALTO, ALTO O ABRO FUEGO!!!! respondió casi en automático, perro somos Soto y el Diablo, repliqué,sin dejar de avanzar hacia él y, entonces, BANGGGGG!!! disparó, una llamarada de fuego salió del mauser 1939 con dirección a la luna, mientras sentía toda la sangre de mi cabeza tratando de salir por las raíces de mi pelo...
Posted on: Mon, 18 Nov 2013 03:33:53 +0000
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