Hablábamos ayer el abogado y un servidor (a fe de ser sincero - TopicsExpress



          

Hablábamos ayer el abogado y un servidor (a fe de ser sincero diré que era él el que hablaba y yo asentía) de esta lacra que nos carcome y castra en nuestra libertad individual que es la nueva religión de imperativo cumplimiento en Europa occidental del pensamiento único. Al igual que en el antiguo régimen en el que la ley decía muy ufana: “cada uno podrá expresar libremente su opinión… con tal de que no atente contra los principios fundamentales del movimiento”, la nueva religión, más sibilina (aunque poco a poco se va plasmando en papel escrito en forma de las más severas y terribles de las leyes), con más desvergüenza aun nos habla de la ingente cantidad de derechos y libertades que tenemos, pero debería incluir ese aserto un anexo o coletilla que dijera: “con tal de que no atenten contra la moral del pensamiento único”. Este pensamiento único, infinitamente más riguroso y alienante que las viejas doctrinas de las que afortunadamente pudimos escapar tras muchos siglos de repugnante sumisión, nos ha sido impuesto a los europeíllos, convertidos en mero ganado lanar, por una exigua minoría (de la que no voy a hablar pues los tiempos de Jacinto el radical pasaron a la historia) que como auténticos ayatolas creídos (porque les hemos dejado que se lo crean) de estar en posesión de una moral superior que en absoluto tienen sino al contrario… (pero dejémoslo ahí, no nos vayan a llevar a juicio). Cuando Franco, ese hombre muy malo, había que andar con pies de plomo cuando hablabas en la calle, siempre podía haber un chivato que te denunciara por simplemente blasfemar, y te costaba caro; no miento al decir que yo tengo ahora más miedo que entonces a expresar mi opinión en público, tienes que medir muy mucho las palabras (como ahora lo hago) para no ofender esa sacra moral que nos imponen a fuego. ¡Qué atroz futuro nos aguarda!
Posted on: Sat, 21 Sep 2013 07:21:34 +0000

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