Hace cinco años recibí una noticia que me partió el corazón. - TopicsExpress



          

Hace cinco años recibí una noticia que me partió el corazón. La doctora me miró a los ojos y me dijo: lo siento mucho pero tienes un serio problema de salud y no vas a poder tener bebés. Confieso que me sentí muy triste, pero no perdí la fé. Los meses pasaron y desafortunadamente mi salud empeoró, el 01 de diciembre del 2008 sufrí una trombosis que me tuvo al borde de la muerte. Afortunadamente y gracias a Dios, tuve una milagrosa mejoría y un mes después, al acudir a revisión, platicando con mi médico le comenté: Doctor, estoy preocupada porque no he tenido señas de un próximo periodo y no sé si los antitrombóticos tengan algo que ver; el médico volteó a verme con una sonrisa maliciosa y contestó: Hay mija yo que usted iba corriendo a un laboratorio para que le practiquen una prueba de embarazo. Recuerdo que me indigné tanto, que le comenté al doc, como cree que voy a estar embarazada si hace unos meses me dijeron que no podré tener hijos, además acabo de sufrir una trombosis. Debo confesar que mas a fuerza que de ganas fui al laboratorio, unos días después la sorpresa llegó cuando supe que estaba embarazada. De inmediato llamé a mis médicos, nuevamente las noticias no fueron alentadoras, dado que fueron muy específicos al dejar en claro que seguramente mi bebé no viviría porque los medicamentos que había estado tomando eran altamente abortivos y teratógenos y que si el bebé no moría, al menos podría sufrir alguna malformación. El mundo se me vino encima cuando el ginecólogo me aclaró algunas cosas y comentó: vamos a darle un tiempo, exactamente a las seis semanas le practicaremos un estudio, y ahí sabremos si su bebé sobrevivió a los medicamentos. Debo confesar que tenía miedo y no estaba convencida de acudir a mi cita, lo hice y cuando por fin escuché latir fuertemente el corazón de mi bebé rompí en llanto y le dí gracias a Dios por permitirle vivir. Al confirmar que el bebé estaba con vida, acudí con mis especialistas e iniciaron un tratamiento antitrombótico para evitar que durante el embarazo sufriera nuevamente una trombosis, la cuál podría ser letal tanto para mi como para él. El ginecólogo nuevamente me dijo: Señora, sinceramente el riesgo de que su bebé no se logre es alto, por lo cuál debo comentarle que es preferible que se abstenga de comprar cosas de bebé y que mejor lo haga hasta que nazca. Me dolió, pero aguanté y pensé: si Dios me a concedido este milagro, es porque dentro de mi llevo un ser muy especial y sé que todo saldrá bien. Acto seguido el hematólogo me indicó un tratamiento que consistía en dos inyecciones (al día) de un medicamento antitrombótico las cuales se aplicaban en el área de mis costillas (en total recibí al rededor de 500 inyecciones). Los últimos meses mi piel estaba muy delgada y llena de moretones por el medicamento, el dolor era intenso y terminaron inyectándome donde quedara algún espacio libre (piernas, brazos). Tuve que seguir una dieta muy estricta para no aumentar de peso (sólo tenía permitido aumentar un kilo por mes) lo cuál significó decirle adiós a mis posibles antojos de embarazada. Cada mes debía practicarme una serie de estudios para comprobar que los compuestos químicos de mi sangre estuvieran en parámetros normales y así evitar riesgos. No podía estar mucho tiempo en una sola posición y tenía que estar en todo momento alerta de sentir los movimientos de mi bebé. A los siete meses tuve una amenaza de parto pretérmino, tuve que ingresar de emergencia al hospital, afortunadamente lograron detener las contracciones. Obviamente después de eso los médicos no me quitaron la vista de encima y a las 38 semanas me programaron para una cesárea. HOY hace cuatro años me encontraba en el hospital esperándo con ansia la llegada de mi bebé. A las 10:30 AM nació Juan Francisco Calderón Samano, pesó 2 kilos 900 gramos y midió 94 cm. Escuchar su llanto fué lo más grato que pude oír en mucho tiempo. No me importaron los obstáculos, todo se borró cuando las enfermeras me lo acercaron para darle un beso en la frente y decirle: No llores más, aquí esta mamá. Dicen los que saben que los fetos masculinos son muchísimo menos resistentes a los medicamentos y que médicamente hablando mi hijo no debió haber nacido. Mi hijo es un milagro y comparto esto para todos aquéllos que probablemente no creen en ellos. Por eso hoy quiero darle las gracias a mi hijo por regalarme la bendición de ser su madre y por hacer que mi vida sea aún más especial. Él es mi motivo para levantarme cada día, no importa si estoy cansada y me desvelé traduciendo hasta las 6 de la mañana, mi pequeño siempre tiene una sonrisa para mí. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS bebé! Te deseo una vida llena de amor, salud y bendiciones. Recuerda que estaremos juntos por la eternidad. Con amor: tu mamita hermosa.
Posted on: Sat, 07 Sep 2013 12:12:07 +0000

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