Hace muchos años (como veinte años) oí maullar a un gatito en la puerta de mi casa, no creo que aún tuviera un mes. Recogí aquel gatito famélico y desorientado, le di de comer y beber, y pasó a ser uno más de la familia. Mis hijos eran pequeños y el gato participaba en todos sus juegos, eran inseparables los tres. Así pasaron años y fueron creciendo juntos, era nuestra mascota, nuestro bebé. Jugaba con una periquita (Poli), sin ningún tipo de agresividad hacía ella, cosa que nos extrañaba, pues se supone que los gatos son depredadores y los pájaros entran en su cadena alimenticia. A mi gato le gustaba hacer sus rondas nocturnas, pero en el barrio todo el mundo le conocía y no había ningún peligro (siempre iba por la acera). Una noche salió como tantas otras, pero aquella sería la última. Una pandilla de niños aún, hijos de padres cazadores, tuvieron la cruel idea de hacer sus propias cacerías imitando a sus padres con todos los gatos que se encontraban allí donde iban. Cogían a los gatos (todos dóciles como el mío) y los llevaban junto a una fábrica de materiales de construcción, allí soltaban el gato que habían capturado en el día y a más de 5 galgos, vamos, eran bastantes chicos, y sus padres tenían bastantes galgos cada uno. No contentos con la escena macabra, se jactaban de lo "buenos cazadores que eran" y les comunicaron a mis hijos donde estaba mi gato muerto, donde lo habían matado. Imaginar la escena...los que mataron a nuestro gato eran niños de la edad de los míos, seis o siete años, lo más diez años. No me lo podía creer...qué clase de educación les dieron sus padres, mataban por imitación? Todo fue muy triste para mi familia (toda) no solo por la muerte de nuestro, "Jimy", si no también por ver su última imagen; un precioso y querido gato descuartizado, con un hilillo de sangre en su boca, con los ojos espantados y sus vísceras por el suelo.
Posted on: Thu, 03 Oct 2013 14:52:40 +0000
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