Hagurosan (tercera parte) La mano derecha de Hagurosan se dirigió a su bolsillo “No puedo comer el pastel” murmuro, “no todo el pastel, pero a los espíritus no les molestara si le doy una pequeña mordida” Saco el pastel y mordisqueó una orilla. Después mordisqueó las otras orillas, para hacer parecer que que el pastel había sido hecho de esa manera. Complacido, colocó el pastel en su bolsillo nuevamente. Pero, ya que no quería dañarlo, decidió dejarlo a salvo en su mano y continuó subiendo la Montaña Sagrada. Desafortunadamente para Hagurosan, un pastel en la mano de un niño tiene el hábito de encontrar su camino hacia su boca. Conforme iba subiendo, siguió mordisqueando, un poco aquí, un poco alla. Tenía intenciones de guardar un gran pedazo, pero para cuando llegó al santuario, solo quedaban migajas, pegadas a sus dedos como pequeñas estrellas cafes y brillosas. E incluso estas las lamió antes de entrar al santuario, para poder colocar sus manos juntas de manera limpia y rezar.
Posted on: Thu, 24 Oct 2013 02:22:41 +0000
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