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Hay un pasaje en Hebreos que frecuentemente es utilizada por muchos maestros de distintas denominaciones para enseñar que los cristianos no deben abandonar sus iglesias y que deben frecuentemente asistir a las reuniones programadas, sin embargo, un estudio detallado de este pasaje nos mostrará que la realidad que este pasaje muestra es otra muy diferente. El pasaje en cuestión es el siguiente: Hebreos 10:23-25 (RV-1960) (23) Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. (24) Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; (25) no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Luego de leer estos versículos algunos maestros, pastores o líderes de distintas denominaciones o congregaciones suelen decir: “Dios con esto nos manda a asistir frecuentemente a las reuniones”, pero ¿es esto lo que comunica el pasaje. Una norma general para la comprensión del mensaje de cualquier libro es leer el contexto completo de lo que se viene hablando en cierta porción del libro. La Biblia no es la excepción, para poder comprender el mensaje transmitido en un versículo, es necesario leer el párrafo, y para comprender lo que transmite un párrafo, es necesario leer los párrafos anteriores y posteriores, para ver de qué se está hablando. El libro de Hebreos fue describe el significado espiritual del tabernáculo y templo que Dios había mandado a construir a los judíos, y el significado espiritual de los rituales que allí se hacían, para luego mostrar las realidades espirituales actuales, con Cristo como mediador entre Dios y los hombres, y dar aliento a los cristianos para mantenerse firmes ante las presiones y persecuciones que se presenten. En capítulos previos, y en el principio de este capítulo se viene explicando que así como el sumo sacerdote hacía de mediador entre Dios y los hombres, ofreciendo los sacrificios del pueblo para perdón de los pecados, del mismo modo, Jesús, como sumo sacerdote, ofreció su vida para total remisión de los pecados, habiendo entrado en el cielo mismo, representado por el lugar santísimo del templo terrenal. Luego de la explicación de que los sacrificios de la ley de Moisés eran simbólicos y no podían quitar el problema del pecado en el hombre, leemos: Hebreos 10:11-14 (11) Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; (12) pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, (13) de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; (14) porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. La ofrenda de la vida de Jesús era lo que se requería para quitar de en medio el problema del pecado en el hombre. A causa del pecado, el ser humano había quedado alejado de Dios y sin posibilidad de establecer una relación íntima con Él. Pero ahora, teniendo a Jesús como mediador, el cristiano puede acercarse a Dios con total confianza y ya no se necesitan los sacrificios de animales para perdón de pecados: Hebreos 10:18-22 (18) Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. (19) Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, (20) por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, (21) y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, (22) acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. ¿Qué nos está diciendo el pasaje? Que como Cristo nos ha limpiado de todos los pecados a través de ofrecer el sacrificio perfecto, y siendo ahora el “sumo sacerdote”, el mediador directo entre los hombres y Dios, por medio de él podemos entrar en la “casa” de Dios. En los tiempos en que Dios hizo construir el tabernáculo, sólo los sacerdotes podían entrar al templo, y sólo los sumos sacerdotes podían entrar en el lugar santísimo del templo. Hoy, a causa del sacrificio de Cristo, todo el que lo acepta como Señor de su vida tiene libertad para acceder a la “casa” de Dios, no la terrenal, que era simbólica sino a la verdadera, la celestial. ¡Cristo nos hizo posible un acceso directo a Dios! Entonces llegamos a los versículos en cuestión: Hebreos 10:23-25 (23) Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. (24) Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; (25) no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. En principio, la palabra “profesión” del versículo 23 debe entenderse como “confesión”, es la palabra griega omologia, que significar “hablar de acuerdo con algo y actuar consecuentemente”. Lo que quiere transmitir el versículo 23 es que un cristiano debe mantener firme su confesión, si ya hemos confesado a Cristo como Señor de nuestra vida (Rm. 10:9-10), debiéramos mantenernos firmes en esa confesión y actuar de acuerdo con ésta. Por otro lado, el versículo 25 podría traducirse mejor como “no abandonando nuestra reunión, como es hábito de algunos sino exhortándonos unos a otros, y ahora mucho más ya que están-viendo que el Día se está-acercando”. Aquí “reunión” es la palabra griega episunagoge, que está compuesto por las palabras epi, que significa “sobre” y sunagoge, que significa “lugar de reunión” y frecuentemente se traduce “sinagoga”. Episunagoge proviene de episunago, que significa “reunir”, con el sentido de juntar en cierto lugar aquello que estaba dispersado. Por ejemplo, en Mateo 23:37 Jesús usa esta palabra griega hablando del deseo de Dios de juntar a los israelitas como una gallina junta a sus polluelos. Otro ejemplo es el de Lucas 17:37 que dice que “donde esté el cadáver, allí se juntarán [episunago] los buitres”. Los buitres andan esparcidos volando por el cielo, pero al ver un cadáver, se juntan o reúnen en ese punto. Ahora bien ¿a qué se refiere la “reunión” que se menciona en Hebreos 10:25? Muchos dicen que esta reunión se refiere a la reunión en sinagogas que se frecuentaban y, por lo tanto, hace referencia a las reuniones de creyentes en un lugar específico de reunión, como los modernos templos o iglesias. Sin embargo, es importante notar que en las epístolas que Pablo escribió a la iglesia de Dios (los cristianos renacidos) jamás usa la palabra sunagoge. Pablo jamás habla de un lugar específico de reunión para los cristianos. Y en el caso de Hebreos 10:25, veremos que la “reunión” que se menciona ni siquiera hace referencia a una reunión de cristianos. Ya he dicho que la palabra griega para “reunión” en Hebreos 10:25 es episunagoge y esta palabra se usa sólo dos veces en toda la Biblia: aquí y en 2 Tesalonicenses 2:1. 2 Tesalonicenses 2:1-2 (1) Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión [episunagoge] con él, os rogamos, hermanos, (2) que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Este es el único otro uso de la palabra episunagoge en toda la Biblia y vemos que se usa con respecto a nuestra reunión con Jesucristo. Hay un día en el futuro en que el Señor Jesucristo nos reunirá a todos los cristianos junto con él, no es el tema de este estudio tratar sobre los eventos futuros en el “arrebato” de los cristianos, así que sólo quiero señalar que la palabra griega episunagoge es usada por Pablo (inspirado por Dios) con respecto a la reunión con Jesucristo. Entonces volvamos a leer Hebreos 10, en este caso voy a citar la Biblia Textual, que es un poco más exacta en la traducción. Hebreos 10:23-25 (BTX) (23) Mantengamos sin fluctuar la confesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. (24) Y considerémonos los unos a los otros para estímulo del amor y de las buenas obras; (25) no abandonando nuestra propia asamblea [o reunión], como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos, y tanto más, cuanto veis que aquél día se acerca. Aquí se está instruyendo a los cristianos a no abandonar “nuestra reunión”. Como hemos visto, Pablo usó la palabra “reunión” en referencia a la futura reunión de los creyentes cristianos con Jesucristo, y, por contexto podemos ver que aquí se usa del mismo modo. El versículo 23 viene diciendo que hay que mantenerse firmes porque Quien prometió es fiel, aunque no se dice de qué promesa se está hablando, el versículo 25 nos habla de exhortarnos unos a otros y mucho más viendo que “el Día” se acerca. ¿Cuál día es el que se acerca? ¡El día de la reunión con Cristo!
Posted on: Tue, 18 Nov 2014 09:42:47 +0000

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