He estado en los abismos de la pobreza y la enfermedad. Cuando se - TopicsExpress



          

He estado en los abismos de la pobreza y la enfermedad. Cuando se me pregunta cómo soporto las pruebas que todos tenemos que pasar, contesto siempre: "Resistí ayer y puedo resistir hoy. Y no me consiento pensar en lo que puede suceder mañana". He conocido la penuria, la lucha, la ansiedad, la desesperación. Siempre he tenido que trabajar más allá del límite de mis fuerzas. Cuando paso revista a mi vida, compruebo que es un campo de batalla cubierto por los despojos de mis sueños no realizados, de mis esperanzas frustradas, de mis ilusiones perdidas: una batalla que siempre he librado con desigualdad tremenda y que me ha dejado herida y prematuramente envejecida Pero no me tengo lástima: no derramo lágrimas por las penas pasadas ni siento envidia por las mujeres que no han conocido nada de lo que debí sobrellevar. Porque yo he vivido. Y ellas apenas existieron. He bebido la copa de la vida hasta las heces. Y las otras mujeres sólo han bebido las burbujas de la superficie. Sé cosas que ellas nunca sabrán. Veo cosas para las cuales ellas están ciegas. Unicamente las mujeres con ojos lavados por las lágrimas adquieren una amplia visión. He aprendido en la gran Universidad del Sufrimiento una filosofía que ninguna mujer que haya tenido una vida fácil puede adquirir. He aprendido a vivir cada día según venga y a no añadir conflictos con el temor del mañana. Es la sombría amenaza de esa imagen lo que nos hace cobardes. Expulso ese temor de mí, porque la experiencia me ha enseñado que cuando llegue el momento que tanto temo se me darán la fuerza y el buen juicio necesarios para hacerle frente. Los contratiempos ya no pueden afectarme. Cuando hemos visto que todo el edificio de la felicidad se desploma en ruinas en torno a nosotros, ya no nos importa que una sirvienta se olvide de poner las servilletas en la mesa o que el cocinero derrame la sopa. He aprendido a no esperar demasiado de los demás y así puedo disfrutar con la amiga que no me es del todo fiel o con el simple conocido que murmura a mis espaldas. Y sobre todo he adquirido el sentido del humor, porque eran demasiadas las cosas ante las cuales no podía sino reír o llorar. Y cuando una mujer puede tomar a broma sus problemas en lugar de ponerse histérica, ya no hay nada que pueda hacerle mucho daño. No lamento las penurias que he sufrido, porque a través de ellas he vivido plenamente cada momento de mi vida. Y valía la pena el precio que he pagado. DOROTHY DIX DALE CARNEGIE..
Posted on: Sat, 21 Sep 2013 00:43:55 +0000

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