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Hermosillo a través del tiempo.*...LA LEYENDA DEL FANTASMA DEL CONDE DE RADIO SONORA...Todavía hay quien lo recuerda con su singular caminar, moviendo su bastón al paso que daba, marcando al aire círculos invisibles como una muestra de que pasó por ahí, por la banqueta de la que fuera por mucho tiempo la Plaza Miguel Hidalgo, en la otrora ciudad de Hermosillo. Empezaban entonces a pintar en Sonora los años 50 y su figura, que resaltaba por su escrupuloso vestir, con sus trajes de corte elegante, sin que pudiera faltar su fistol y sombrero, le dieron a Alfonso P. García el mote de “Conde”. Parientes cercanos señalan que el sobrenombre se le asignó debido a su participación en el montaje de la obra “Don Juan Tenorio” (en el antiguo Teatro Noriega de Hermosillo). Su papel fue el de Conde y, dicen, su actuación fue tan buena que de ahí surgió el sobrenombre. También hay quien, a pesar de no haberlo conocido en persona, sigue conviviendo –literalmente—con él, a pesar de tener casi tres décadas de haber pasado a mejor vida, pues continúa habitando dentro de las paredes de la casa que le vio morir: el actual edificio de Radio Sonora. De obrero a Conde No obstante a su riqueza, que se la dio su posición de próspero agricultor, el llamado Conde García no nació en pañales de seda. Este personaje que ha sido protagonista de innumerables anécdotas e historias de “miedo” en Radio Sonora, nació en Villa de Seris, donde vivió su infancia, adolescencia y juventud, con las carencias que aquella época traía a las familias no favorecidas económicamente. En su juventud Alfonso P. García (La “P” es de apellido materno, Peralta, que según la costumbre de la época se colocaba a manera de inicial antes del apellido paterno), trabajó como obrero en el molino harinero situado justamente en Villa de Seris –actualmente considerado como un edificio histórico—sin saber lo que le deparaba el destino, porque al correr del tiempo se convirtió en socio del mismo, luego de contraer nupcias con las señorita Emilia Camou Olea, hija de don Alberto Camou, propietario del molino. Luego de esa boda, Alfonso García, convertido en agricultor, trasladó su residencia a Hermosillo, (Villa de Seris era considerado todavía un pueblo) para vivir en la casa que hoy albergan las oficinas de Radio Sonora y el Colegio de Sonora, antaño una sola propiedad. El lugar se encuentra en la actual avenida Obregón, en el centro comercial de la ciudad. Si bien el destino deparó al matrimonio García Camou una vida sin preocupaciones financieras, holgada económicamente y saturada de gustos materiales, les negó la posibilidad de ser padres de manera natural, por lo que ante el instinto humano que buscaba anidar en sus corazones una prolongación de sí mismos, decidieron tomar en adopción dos niñas. Cuentas los historiadores que la vida de la familia García Camou transcurrió en santa paz y tranquilidad durante los primeros años de sus hijas. Después vendrían las penas, cuando una de ellas al llegar a la juventud huyó del hogar. Esto afectó emocionalmente a la pareja, desde entonces las cosas no fueron las mismas. A la par de las penas emocionales, llegaron las económicas. Poco a poco el Conde García fue perdiendo su fortuna, lo que mermó también en su salud. Aún cuando pasaba por esa crisis financiera, conservó su porte. Sus caminatas vespertinas frente a la acera de su residencia continuaron por largo tiempo. La familia García Camou no pudo recuperase nunca de sus perdidas y en el invierno de 1976, tuvieron la mayor de ellas. En el patio interior de la residencia –sede actual de Radio Sonora-- tenían una alberca, que por temporadas permanecía vacía. En uno de sus paseos por el patio el Conde cayó a la alberca y se golpeó la cabeza. No murió al instante, ya que del lugar fue sacado con vida, sólo que a los dos meses, a consecuencia de los golpes, dejo de vivir. Para entonces, dicen, ya había dejado de poseer los recursos económicos de antaño. La casa del famoso Conde ya no fue la misma, aunque doña Emilia y su hija Marcia García continuaron aún por un tiempo habitándola. La hija vendió años después la propiedad al entonces gobernador de Sonora, Samuel Ocaña García, y el inmueble se dividió para dar paso a la instalación de las oficinas del Colegio de Sonora y de Radio Sonora. El Conde se niega a abandonar su casa Podrán haber pasado más de dos décadas desde su desaparición física, podrá ya no ser esa “su” casa, pero el Conde es “terco” y se niega a dejar algo que por mucho tiempo le perteneció. Un espacio donde construyó sus sueños, trazó su destino y vivió quizás mil historias que hoy se cuelan por los rincones de la radio, una radio que para él se ha convertido en una “pesadilla”. Parece ser que no le gustó el cambio que se le dio al edificio, ni que se haya hecho una prolongación del mismo. A veces se piensa que tampoco le caen muy bien sus moradores, y de eso ha dejado pruebas. No ha desperdiciado tiempo, ni día, ni noche, para demostrar su descontento. Lo bueno de todo es que más que un anfitrión “maloso”, es travieso, pues le gusta hacer trinar a la gente y de vez en vez asustarla un poco.
Posted on: Tue, 24 Sep 2013 20:44:17 +0000

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