Historia y ficción en "La buena nueva", de Helena Taberna Cuando Helena Taberna estrenó "La buena nueva" (2008), imaginó un proyecto educativo para llevarlo por colegios y centros de enseñanza media. Escribí este texto para ese proyecto, a partir de los testimonios del ex sacerdote Marino Ayerra y de su libro "No me avergoncé del Evangelio". Historia y ficción sobre la implicación de la Iglesia Católica en la guerra civil. Cine, cultura y educación en la historia del siglo XX español. Historia y ficción en “La Buena Nueva”, de Helena Taberna “A los pocos, poquísimos, eclesiásticos que no compartíamos el apostólico ardor (…) nos miraban de reojo, nos recelaban, nos eludían y odiaban como a vendidos y claudicantes, que traicionábamos simultáneamente a la Religión y a la Patria”. Estas palabras las escribió Marino Ayerra en su libro "No me avergoncé del Evangelio (desde mi parroquia)", publicado en Buenos Aires en 1958. Marino Ayerra llegó como sacerdote a la población navarra de Alsasua el 16 de julio de 1936. En esa tierra pudo comprobar desde el principio el “apostólico ardor” con que sus hermanos en Cristo apoyaron el golpe militar dos días después, su conversión en Cruzada y la implicación sangrienta del clero en la represión y persecución de los rojos. Todo eso es lo que cuenta el libro, en un relato estremecedor de denuncia del abuso político de la religión. Marino Ayerra se fue a Uruguay tras la guerra y abandonó el sacerdocio. Helena Taberna, sobrina de Marino Ayerra, ha recogido ese testimonio y ha elaborado una conmovedora película de ficción, a la que ha titulado de forma significativa “La Buena Nueva”. La película está basada en hechos históricos, pero no es un documento histórico. No debe, por lo tanto, contrastarse con las investigaciones históricas detalladas sobre la Iglesia católica y su implicación sangrienta en la guerra civil. La fuerza que transmiten sus imágenes, sin embargo, la forma de abordar el tema, es extraordinaria y merece ser conocida y debatida. Según muchos testimonios, que Helena Taberna recoge a través de Ayerra, en Navarra fueron los curas quienes iniciaron en muchos casos los preparativos conspirativos, los primeros en enrolarse en las milicias para secundar la sublevación de los militares contra la República. Helena Taberna recrea esa atmósfera de ardor patriótica y religioso, con los carlistas alborotados ondeando los banderines del requeté. Se ve, junto a los carlistas y la gente de orden de los pueblos, curas “con su fusil al hombro y su cartuchera sobre la negra sotana”, como lo describió Marino Ayerra. Es una imagen propia de la Vieja Castilla, de Álava, pero sobre todo de Navarra, el escenario en que Helena Taberna sitúa su película. Ese arrebato “místico-guerrero” derramó desde el principio abundante sangre y se llevo por delante los sueños, ideas y esperanzas de los socialistas y republicanos, uno de los hilos conductores de la película. Helena Taberna funde la fiesta religiosa con la violencia en nombre de Dios, subrayando la movilización religiosa y los ritos y liturgias que para ello utilizaron. El protagonista de la película, el joven sacerdote Miguel, vive intensamente el conflicto entre lo que él considera fidelidad al Evangelio y el incumplimiento por parte del clero y de los católicos del quinto mandamiento, la tensión entre su voluntad de servir al pueblo y la división entre buenos y malos que la conversión de guerra en Cruzada ha provocado. La película se basa en la historia, pero filtra también el debate actual sobre la historia y la memoria de aquellos hechos y finaliza con una clara alusión a ese perdón que la Iglesia católica nunca pidió por reverdecer el mito medieval de Cruzada en el siglo XX, por poner su sello divino a una guerra que era el resultado de un golpe de Estado contra el gobierno legítimamente establecido. Como ya he subrayado, cine de altura para aprender, pensar y debatir.
Posted on: Mon, 26 Aug 2013 08:36:42 +0000
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