Hola mi amor Habitualmente los domingos los estoy dedicando a - TopicsExpress



          

Hola mi amor Habitualmente los domingos los estoy dedicando a hacer las labores del hogar por la mañana, y por las tardes me las dedico a mí mismo, con mucho tiempo para pensar, aunque hoy ha sido diferente y no he tenido mucho tiempo libre, y al pensar esta tarde cuando me quedé solo en casa, he decidido escribir sobre nuestro último día. Ha sido muy doloroso, y las palabras y las frases han ido saliendo sin mucho esfuerzo. Además han estado mi hermana y mi cuñado en casa, y hemos pasado un domingo algo más entretenido de lo habitual. Hoy te voy a hablar del que seguramente haya sido el día más triste y el peor de mi vida y no por esperado fue menos doloroso. Ya voy avisando que el texto es muy largo por si alguno de los poquitos que me leen, no quiere seguir haciéndolo y así se ahorra un buen rollo. Vamos a ello y seguramente sea la primera y última vez que exprese en público algunos momentos y sentimientos que ocurrieron en ese día, pero creo que debo hacerlo y comenzar a expulsar algunos recuerdos y comenzar realmente mi nueva vida. Me dormí tarde esa noche del 2 al 3 de julio, mi estado físico y mental y el cansancio acumulado de varias semanas durmiendo poco o nada hicieron su efecto y finalmente dormí alguna hora. Quería haber ido al hospital temprano, sobre las 6-7 de la mañana, porque dicen que las madrugadas son “malas” y no quería que te fueras sin estar a tu lado, no me lo hubiera perdonado jamás. Me quedé dormido pese a que el despertador sonó y varias veces, pero estaba machacado, hasta que como siempre que se quedaba contigo mi hermana Pilar (se quedó contigo esa noche junto a tu hermana), me llamó a las ocho, para ver si me había pasado algo e informarme de la temprana visita del médico y de cómo habías pasado la noche. Me levanté y fui al hospital con tu madre y con mi madre. Al llegar a tu habitación, el panorama era desolador, terrible; verte así, dormida, me rompía el corazón y se me caía el mundo encima, y no pude estar en la habitación contigo tanto como hubiera deseado, pero cariño, me era imposible soportar ese dolor y siempre he querido recordarte tal y como has sido, y estaba sufriendo de ver esa estampa en esa puta habitación. Salí varias veces a fumar, a dar paseos alrededor del hospital con mi hermana, y parece que Dios y tu quisisteis esperar a que yo llegara nuevamente a tu habitación para irte definitivamente. Estaba sentado a tu lado, cogiéndote de la mano y diciéndote lo mucho que te he querido y pidiéndote por favor que dejaras de luchar, que ya no era necesario cariño, que ya estaba todo hecho y resuelto. Y en un momento dado, un silencio llenó la habitación, y rápidamente mi hermana y yo ya nos dimos cuenta de lo que había pasado. Eran las 12:18 de la mañana y duró apenas unos segundos. No es un hecho agradable de recordar ni de describir, pero ahí estaba quien tenía que estar, yo, tu esposo, tu compañero de fatigas, tu otro yo, como siempre he estado a tu lado en todos los momentos, en los buenos y sobre todo en los malos. Apenas nos habíamos separado en 20 años y no ibas a permitir que yo no estuviera en tus últimos instantes de vida. Gracias cariño de todo corazón por esperarme y permitir que me pudiera despedir de ti, jamás podré agradecértelo lo suficiente. Nos “echaron” de la habitación, entraron las enfermeras y el médico, y cuando nos ofrecieron una tila o una pastillita, ya confirmé lo que me temía: Mi ángel había vuelto al cielo. Todos mis sentimientos de los últimos tiempos, miedo, rabia, impotencia, encabronamiento, etc., se terminaron en ese mismo instante y se sustituyeron por un sentimiento de dolor indescriptible y fue algo raro, pues no derramé apenas lágrimas en esos momentos (y mira que me conoces bien, que se me escapan a la mínima). La persona a quien más he amado en esta vida se acababa de marchar para siempre, ya no había vuelta atrás y no era un sueño, era la dura y cruda realidad. Otro de los sentimientos que tenía era de tranquilidad, porque te habías ido en paz y sin sufrimientos como siempre habíamos hablado y deseado el uno para el otro para cuando nos llegara el momento. Y en esos momentos duros, reconforta el saber que tu ser más preciado, tu ser más querido se ha ido sin ni un gramo de dolor (o como se mida el dolor) ni sufrimiento. Al menos ese deseo, Dios nos lo ha concedido (pero sólo ese, y sigo muy cabreado con él). Salí unos minutos fuera del hospital, me apetecía estar a solas durante unos minutos, con mi inseparable paquete de tabaco, mi mechero y mi teléfono móvil, y buscar en mi interior algo, sin saber que era ese algo que buscaba, pero sí recuerdo muy bien una pregunta que me hice muchas veces ¿por qué? sin encontrar ninguna respuesta. Fueron, tras muchos meses, mis primeros momentos de tranquilidad, aislado del mundo y del resto de la gente que iba y venía al hospital, estaba como en una nube y afloraron muchos recuerdos y comencé a pensar en todo lo que debía hacer y decidir en unos momentos, aunque cariño mío, ya estaba todo pensado, decidido y bien atado, desgraciadamente, salvo un par de llamadas de rigor. Ya no había marcha atrás y recordé con la ilusión y la esperanza que fuimos al primer ciclo de quimioterapia, lo animados que estábamos y pensando siempre que todo iba a salir bien ¡que equivocados estábamos! Recordé cuando comenzamos a salir, nuestro primer beso en la discoteca Los Pinos en Íscar (aunque yo trabajaba en la competencia), cuando nos casamos, las casas en las que hemos vivido, la ilusión con qué vinimos a Valladolid, algunos de los viajes que hemos hecho, muchos de nuestros momentos mágicos y sobre todo recordé lo felices que hemos sido juntos en todos esos años pasados, a la vez que maldecía una y otra vez al puto cáncer que me acababa de separar de mi amor y pensaba una y otra vez si habíamos hecho todo lo posible, lo correcto y lo adecuado. Me acordé de tal día hace unos 13 años, cuando falleció mi padre, fue una situación parecida pero infinitamente menos dolorosa. En aquella época allí estuviste a mi lado consolándome y ahora eras la “causante” de mi dolor. Y todo eso en apenas diez o quince minutos. Que rápido ves pasar una vida por tu mente. Y comienzas a pensar que una nueva vida comenzaba ese día para mí, una nueva vida sin mi ángel protector, sin mi esposa, sin mi inseparable compañera, sin mi confidente, sin mi mejor amiga, en definitiva, una nueva vida sin ti. Una nueva vida en solitario como ya había decidido muchos meses atrás, y como ya sabías que iba a ser, pues lo habíamos hablado en varias ocasiones si nos ocurría algo a alguno de los dos, cambiándote por la soledad que actualmente me acompaña en muchos momentos de mi vida. A la hora de haberte ido llegó el peor momento del día y posiblemente uno de los más duros de mi vida, la despedida definitiva, fue la última vez que te ví, estabas dormidita y tranquila, con esa carita angelical que siempre has tenido y el último beso que te di jamás se irá de mi mente, nunca. Nunca imaginé que un beso, un acto tan dulce, fuera tan doloroso, son momentos que permanecen a diario en mi cabeza, que me hacen saltar alguna lagrimilla que otra. Jamás hubiera deseado pasar ese momento, pero desgraciadamente había llegado la hora, muchos años antes de lo que pensábamos y nos imaginábamos y fue realmente duro, no encuentro las palabras para expresar todo lo que sentí en ese instante. Fue sencillamente la peor experiencia de mi vida. Mi madre, mi hermana y yo nos fuimos a nuestro hogar, a preparar lo típico, antes de marchar a tu pueblo, y la entrada en nuestro hogar no es algo fácil de olvidar. Fue desolador ver en nuestra habitación tu silla, tu andador, tus cosas y nuestros recuerdos, pero en la casa faltaba alguien, estaba vacía. Cada habitación, cada rincón de nuestro hogar, estaba lleno de recuerdos de situaciones que hemos vivido juntos, tanto buenas como malas, pero solo me venían a la mente las buenas (que las malas ya van llegando posteriormente pero igual que vienen se van yendo). Y en casa me desahogué tanto como pude y quise, sin miedos, sin temor a que me vieras llorar, sin tenerme que ir a la ducha como tuve que hacer durante muchos meses para que no me vieras triste, y no quitarte la esperanza, la ilusión y las ganas que tenías de luchar y de vivir. A las cuatro llegamos a tu pueblo, pasamos los trámites de rigor, y del resto del día poco más puedo decir, no tenía la cabeza para muchos trotes, y fueron muchas las personas con las que estuve hablando, fueron muchas las personas que estuvieron a mi lado tratándome de animarme, consolarme y hacerme más llevadero el momento, y fueron muchas las personas que fueron a despedirte cariño, siempre fuiste una buena persona, amiga de tus amigos, generosa, leal, y eso en estos casos dicen que se nota. Estuve rodeado de mi familia, mis amigos y mis compañeros de trabajo tanto actuales de Valladolid como compañeros de otras ciudades en las que hemos vivido, como por ejemplo Gijón. Han pasado algunas semanas desde que me dejaste, no me acostumbro a que ya no estés conmigo y sigues muy presente en mi vida y sigo enfadado con el mundo. Me gusta recordar algunas situaciones que hemos vivido juntos, y aunque me produce mucho dolor, los recuerdos me acompañarán en esta nueva etapa de mi vida, y de momento van llenando el hueco, el grandísimo hueco que has dejado. Y toca seguir un buen consejo que me han dado recientemente: “sigue con tu vida sin olvidarte del pasado, pero no hagas del pasado tu vida”. Aunque hay un par de pequeños detalles que no olvidaré nunca. Hay un refrán o un dicho en España que dice que todos recogemos en nuestra vida lo que vamos sembrando en ella (refrán que no comparto en absoluto en tu caso, una persona como tú no se merecía un final tan temprano como el que has tenido). El pasado, pasado es. Trataré de quedarme con lo bueno (que es mucho) y trataré de buscar el equilibrio en mi vida, para seguir adelante, seguir con mi trabajo, seguir con mis aficiones, mis vicios, mis neuras, mis locuras, y conseguir nuevos retos, nuevos hobbys, nuevas aficiones, manteniendo siempre a mi lado a mi familia y a mis amigos, ahora mismo lo más importante en mi vida y manteniendo en todo momento un espacio permanente en mi corazón para ti y que en cada momento de mi vida puedas estar orgullosa de mí, como yo lo he estado, lo estoy y lo estaré de ti. Para acompañar el mensaje he decidido poner uno de los temas que más nos gustaba, por decirlo de alguna forma, una de “nuestras canciones” (Versión de Luis Miguel, que era la que más te gustaba a ti). La tenía reservada para un momento muy especial, y creo que hoy lo es. Contigo aprendí casi todo lo que sé, fuiste una estupenda profesora y la mejor compañera que nadie puede soñar para compartir su vida, y mi sueño se hizo realidad contigo. Sólo puedo darte las gracias por ser así y por compartir estos años conmigo. Muchas gracias cariño. Te he querido tanto, que no soy capaz de explicarlo con palabras. Hasta siempre mi amor, hasta siempre Toñi. Te quiero cielo. Rober youtu.be/TjWhJXOG8gM
Posted on: Sun, 25 Aug 2013 21:51:05 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015