Hoy estoy bastante triste, y quiero compartirlo con vosotros. - Primero, porque sigo mal de la pierna. La cuestión derivó a una trombosis venosa profunda, no demasiado problemática en principio, pero que no se puede perder de vista. Me estoy pinchando yo mismo heparina, y a ver si no hay más problemas. Tengo bastantes controles, y espero que no haya más sustos. Ardo en deseos de correr y hacer gimnasia, pero... sólo puedo moverme poco a poco y con dificultad. Una situación que va ya para un mes... Cuando veo a otras personas caminando, me maravillo... - Segundo, porque me lastima cómo es a veces la naturaleza humana. Hoy un grupo de personas entraron en mi trabajo, en la Concejalía de Servicios Sociales, de Coruña. Una de estas personas fue directa hacia mí y me increpó de forma repetida: "Desgraciado". "Poco te queda aquí". "Buen pufo habrás dejado en Intermón" (?) "No mereces estar aquí"... Se trataba de provocar, con un ataque concreto, y yo entré al trapo. Otras veces he permanecido impasible y frío, pero ante ataques a mi honestidad y honorabilidad, reconozco que me cuesta y hoy, después de un día de tensión y dificultades, todo pudo conmigo. Les exhorté a que se fuesen, repetidas veces, gritando, y les indiqué que iba a llamar a la Policía. Les dije, también gritando y varias veces, que no tenían vergüenza y que presentaban un comportamiento totalitario y fascista, y que estaban quebrando la institucionalidad. ¿Qué buscaban? Pues justo lo que obtuvieron. Ruido mediático. Eran un grupo contrario al desahucio de una persona el próximo martes, en un litigio privado entre particulares. Un grupo que ya había tomado la Concejalía en alguna otra ocasión, y a los que seguí ofreciendo mi apoyo y mi puerta abierta. Aún ayer hablamos largo y tendido y hoy les llamé por teléfono para explicarles los avances y las líneas que habíamos seguido. Y todo ello sobre un caso en el que me he implicado mucho más allá de lo estrictamente profesional. Hemos hablado con la familia de esta persona, varias veces con la oficina de desahucios del Juzgado (ya desde el mes de julio), varias veces con la Xunta de Galicia, con instituciones y entidades... Hemos pulsado cada posibilidad con las trabajadoras y educadoras sociales. Hemos procurado apoyarle en todo,.... Y un caso en el que, como en tantos otros muy mediáticos, uno no puede entrar en detalles por aquello de la protección de datos. Ah, y en el que nuestro departamento ni dispone del recurso por ellos exigido, ni sería justo que ese fuese el método de concesión, más allá de un baremo económico o de un cierto parámetro de vulnerabilidad real. Con todo, ¿qué hemos cosechado? Pues ahora me entero que una denuncia contra mí por insultos, interpuesta esta tarde en el Juzgado. Quien entra llamándote ladrón (no sé por qué) y descalificándote, te denuncia y ya está. El mundo al revés. Me encuentro vendido, aunque he recibido muchas muestras de apoyo y cariño de muchas personas. Hemos entrado en una dinámica en la que el que hace más ruido consigue lo que quiere. El que se lleva por delante a las personas sensibles con las causas. Hemos lastimado a aquel que se reunió ayer y anteayer contigo, y que hoy te llamó por teléfono ilusionado para contarte algunos avances. Hemos profanado la confianza. Sinceramente, estoy triste. Pensé en publicar hoy mañana esto en el periódico, pero quiero reservarlo sólo para mis amigos. No vale la pena lanzar algunas tristezas al viento.
Posted on: Fri, 04 Oct 2013 18:56:10 +0000
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