Humilde Palabra La Gratitud Hacia los Maestros Por: Víctor Gómez - TopicsExpress



          

Humilde Palabra La Gratitud Hacia los Maestros Por: Víctor Gómez Ruiz vagopoeta@hotmail He tenido la suerte de estar rodeado de maestros siempre. Mi padre es un maestro por vocación y designio divino creo yo, su esposa, a quien profeso cariño y admiración, también lo es. La imagen que tengo de mi niñez respecto a papá es el de ver a un hombre que en los momentos de solaz, con libro en la mano se recostaba en la cama de su dormitorio. Cuando visitaba la casa de mi abuela materna, Catalina, gran maestra de la vida; entre el delicioso café que preparaba para dárnoslo en el lonche y mis incursiones por la bodega que se instalaba en esa hermosa y cálida casa de la calle Rázuri, mis tíos Cástulo y Carlos, con madera de maestro, me enseñaban las primeras letras y también fomentaban mis primeras declamaciones. A mi tío Carlos le debo esa voluntad generosa de investigar, y a mi tío Cástulo mi inclinación literaria, fue éste último quien me comprara las obras que a tan corta edad ya leía, sobretodo me encandilaba la literatura peruana. Y para terminar de vivir entre maestros la madre que me criara era una maestra inusitada y acertada en el consejo. En mi adolescencia fui tentado y convencido por verdaderos maestros que me tomaron de la mano para poner el ideario aprista no solo en mi mente sino también en el corazón; recuerdo con fervor y emoción a Jaime Barba, Telmo Barba, Ricardo Gamarra, Humberto Cabrejos, Julio Arizola. Dorita Carrasco, y pido perdón por mi poca memoria porque estoy seguro fugan de mi recuerdo muchos más, pero lo realmente importante es que eran verdaderos maestros, quienes, en rededor de la figura señera del gran maestro Víctor Raúl, nos sentaban en las bancas del aula magna y gastaban su tiempo con generosidad no siendo el único objetivo adoctrinarnos en el aprismo sino también mostrarnos el camino de la decencia y la moral, utilizando para esto su herramienta más eficaz, el ejemplo. Acostumbrado como ven a vivir entre maestros no pude escoger mejor lugar para ganarme la vida que en una institución educativa. Con veintitrés años recalé en la sección nocturna del colegio “Antonio Raimondi”, allí me rodearon entrañables amigos que por supuesto eran maestros. En ese entonces, en paralelo, servía en la municipalidad provincial, evoco con gratitud a verdaderos maestros también, gente buena que me apoyó mucho en mi desarrollo, vienen a mí los nombres de Rodolfo Ysla, César Cáceres, Onofré Alfaro, Elisa Nomberto (ya en el cielo), Jonás Costilla, y otros amigos, que no solo tenían como profesión el ser maestro, lo eran también en el entendimiento correcto de la amistad y abrían sus brazos sin cautela y con sinceridad diáfana, me arrullaban con su sabiduría, protegiéndome de las incursiones nefastas de la tentación corrupta.. Con este relato he pretendido demostrar que en la escuela, y fuera de ella, tu vida siempre estará marcada por la presencia de más de un maestro o maestra, a quienes olvidas agradecer por su generoso aporte en la consecución de tus ideales y anhelos; muchos de los cuales, de sueños, pasan a ser hermosas realidades ¡Feliz Día Maestros del Perú!
Posted on: Fri, 05 Jul 2013 08:33:09 +0000

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