ID, Y HACED DISCIPULOS . . . LA GRAN COMISIÓN Por Jorge - TopicsExpress



          

ID, Y HACED DISCIPULOS . . . LA GRAN COMISIÓN Por Jorge Gatica 09/08/2011 Discípulo de Jesucristo Miembro del cuerpo de Cristo Córdoba - Argentina jmgmkt@hotmail Mateo 28.19 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo Cuando Jesús se aparece a sus discípulos y les hace este encargo, lo que les está diciendo a sus discípulos, es: “que vayan a cada persona que los oigan, y a los que deberán preparar, para que sean transformadas en un representante del reino, en un funcionario de gobierno dentro del reino, en un mensajero del reino” Cada persona es una nación, es decir un generador de nacimientos de personas para poblar el reino. Si vemos bien la palabra dice “haced discípulos a todas las naciones” no dice, “en” todas las naciones, dice “a” todas las naciones, entonces dice “a todas las personas”, sean hombres o mujeres, de las cuales podrán nacer otras personas, sean estas hijos naturales o espirituales, para que cada uno sea preparado para que también sean maestros de otros. Según en Marcos 16.15 dice: 15Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura Según Lucas 24.46-47 dice: 46y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y según Juan 20.19-23 dice 19Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos. Como podemos ver en los cuatro evangelios, cada uno de sus apóstoles expresaron una información diferente acerca de la gran comisión que nos dejara Jesucristo, pero en general, todos hacen hincapié en “ir” porque fuimos enviados, en que debemos “predicar el evangelio” porque esa es la enseñanza que nos dejara, que es “a toda criatura” porque el evangelio es para todos y que debe ser en todas las naciones, es decir en todo lugar donde haya un hombre o una mujer, a quienes debemos predicar, es decir, contar las buenas nuevas, la hermosa noticia, de quien es y a qué vino Jesús a esta tierra. Si quienes leemos la Biblia, reemplazamos la palabra “naciones” por la palabra “personas” descubriremos que ese cambio no altera para nada la frase. Muchos interpretan que ese mandato al que nos envía Nuestro Señor, significa que corramos a comprar los pasajes para irnos a algún país lejano o desconocido, sin embargo nos está enviando sí, pero a predicarle el evangelio a otra persona, y si no comenzamos a predicarle a quienes conocemos como amigos, parientes, vecinos, compañeros de trabajo, compañeros de estudio o amigos de amigos, no podremos llevar el evangelio a quienes no conocemos, y mucho menos si tampoco conocemos su idioma. La palabra “aldea” aparece solo 1 vez en el AT, (Jueces 5.7) y 6 veces en el NT y está referida a pequeños caseríos poblados por “personas” pero separados entre sí por extensas distancias. La palabra “pueblo” aparece 84 veces en el AT y 24 en el NT, y está referida a lugares habitados o poblados por “personas” pero donde también comprendía a lugares rurales que rodeaban los pueblos. La palabra “ciudad” aparece 30 veces en el AT y 20 en el NT, y está referida a lugares habitados por “personas” pero circunscripta a zonas desde donde se dirigía, administraba o gobernaba un pueblo, lugares densamente poblados, donde se podía ver una casa casi pegada a otra. La palabra “nación” aparece 36 veces en el AT y 23 en el NT, y en todos los casos se está refiriendo a personas, Por ejemplo: en Génesis 12.2 Jehová le dice a Abram: 2Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Y lo que Jehová le dijo a Abram fue que haría de él una “persona” grande, pero no grande de tamaño, ni grande de edad, sino grande en la magnitud de su figura a través del tiempo. Y en el 18. 17-19 dice: 17Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? 19Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. Y en estos versículos lo que dice Jehová es: “Si Abram será una “persona” con una figura de una gran magnitud a través del tiempo, y todas las “personas” que nazcan de él serán benditas y sabiendo yo que guiará su casa y a sus hijos para que después que el muera, guarden mi camino haciendo justicia y juicio, para que yo pueda hacer sobre él lo que le he dicho que haré, ¿ No le contaré a él lo que estoy por hacer con Sodoma?” Y en Génesis 35.11 hablándole Jehová a Jacob, después de haberle cambiado de nombre y llamarlo Israel le dice: 11También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos. Es decir que le dice: “crece y multiplícate, una persona y un puñado de personas procederán de ti y reyes saldrán de tus lomos” Y lo mismo ocurre con todas la veces que leemos la palabra nación también en el NT y dejo este último ejemplo: En Apocalípsis 5.9 dice : 9y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; Y aquí la palabra nos muestra que Cristo por su muerte y con su sangre, nos ha redimido para Dios, de todo linaje, es decir, de toda ascendencia, de todo idioma, es decir de toda forma de hablar, de todo pueblo, que significa que nos separa de todo pueblo no creyente, y de toda persona donde nos encontrábamos cuando recibimos a Jesús, como a nuestro Señor y Salvador. No solo Cristo nos dice adonde debíamos ir, según su mandato, pero también nos dijo “a qué debíamos ir” y era a “hacer discípulos” La palabra discípulo, nos muestra a alguien que sigue los mismos pasos que otro, y generalmente es de quien le enseña, quien lo instruye acerca de alguna tarea u oficio, quiere decir que es enseñar a otra persona hasta que esta esté en condiciones de hacer lo mismo que hace aquel que le enseñó, es decir, que hace lo mismo que hicieron los primeros discípulos, antes de ser apóstoles, que es predicar el evangelio, mostrarlo, contarlo, enseñarlo, es decir, ser voceros de las buenas nuevas, de las buenas noticias que vienen del reino. Todos y cada una de las personas que habitan este planeta son una nación, pero cada una de las personas que habitan este planeta, lamentablemente, y aunque son nación, aún no son discípulos de Jesucristo. Esa es nuestra tarea, comisionada por mandato divino de Nuestro Señor Jesucristo hace unos 2000 años y cada uno de nosotros debemos ser conscientes de cumplir con lo que Jesucristo nos comisionara. Un discípulo es aquel que tratará siempre de hacer lo que hace su maestro, siempre estará tratando de imitarlo, y si es posible de superarlo, y un verdadero maestro, lo estará alentando siempre y lo llevará hasta el límite para que al intentarlo logre superarlo. Veamos lo que le sucedió a Pedro en Mateo.14.27-31 26Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! 28Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Podemos apreciar que Pedro, imitó la acción de Jesús, su maestro, de caminar sobre las aguas como lo hacía él, y casi lo logra, solo qué, como se lo indica Jesús, Pedro dudó, y su maestro tuvo que acudir en su ayuda para salvarlo. Todo discípulo tratará siempre de imitar a su maestro y lo logrará si no duda de su propia capacidad para aplicar lo aprendido. Ser un discípulo de Jesús implica llegar a conocer todo acerca de su maestro, implica poder pensar como él lo hace, y para poder pensar como él, es necesario tener la mente de Cristo, ser un discípulo con la mente de Cristo es ser un verdadero funcionario del reino de Dios. Es poder caminar sobre las distintas circunstancias de la vida sin hundirse en ellas, es no dejar que los vientos de las difíciles situaciones que nos toque enfrentar nos distraigan y este momento nos lleve a que dejemos de mirar al rostro de Jesús, nuestro Maestro. Siempre debemos estar atentos porque lo que cada uno de nosotros superemos, será un testimonio para aquellos que siguen a Jesús y para nosotros sus guías en el camino del Evangelio. Cada vez que prediquemos el Evangelio de Jesucristo a una persona, pensemos que estamos proponiéndole a alguien a ser un habitante del reino y por tanto ser su representante en la tierra, por ello, estaremos instruyéndolo en los conocimientos del reino, y estaremos presentándolo al Rey y todo lo relacionado a los beneficios que esto le trae aparejado. Jesucristo vino a la tierra para traernos el mensaje de Paz de parte de Dios, para traernos vida eterna y para librarnos del pecado y de la muerte. Dios envió a Su Hijo y Este murió por nuestros pecados y resucitó para la Gloria de Dios. Hacer discípulos de Jesús a otros, no solo depende de nuestra obediencia, sino también de nuestro conocimiento acerca de Jesús, y eso solo se logra estudiando permanentemente las enseñanzas que nos da el Evangelio y nuestro contacto permanente con el Espíritu Santo que será quien nos lleve a toda verdad en nuestra revelación y entendimiento de la palabra. Jorge Gatica
Posted on: Sat, 28 Sep 2013 14:43:10 +0000

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