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INICIO OPINIÓN POLÍTICA ECONOMÍA SOCIEDAD ¿QO San Salvador 14 de Julio de 2013 "Libro Amarillo", ¿eslabón perdido entre ejecuciones extrajudiciales y FAES? 8 M Por David Ernesto Pérez C Publicado el 12 Julio 2013 Documento demostraría responsabilidad militar en al menos 250 desapariciones y asesinatos Por David Ernesto Pérez SAN SALVADOR – El día 28 de noviembre de 1978, aproximadamente a las once y treinta de la mañana, alrededor de cien elementos combinados de la Fuerza Armada, la Policía Nacional (PN) y otros cuerpos de seguridad asaltaron una vivienda en la calle Senda Toledo, número seis, de la colonia Providencia, en San Salvador. En la habitación había cuatro hombres que habían sido abatidos a balazos por los agentes de seguridad pública; empero, uno de ellos salió con vida, aunque con dos heridas de bala: una en el mentón, otra en la rodilla. Los muertos eran Rafael Ernesto Barrera Motto, párroco de la iglesia San Sebastián Mártir, de Ciudad Delgado; Rafael Santos Ortiz y Valentín Martínez. El herido era Isidro Portillo Paz, quien fue presentado inmediatamente a la prensa. Un canal de televisión recogió incluso sus palabras —“sólo estaba de visita”— pronunciadas con la dificultad de quien acaba de ser baleado. Según el relato oficial, las cuatro personas que se encontraban en la casa de la colonia Providencia eran los responsables del secuestro de un hombre acaudalado, y que tenían en su poder armas de grueso calibre y municiones. El Gobierno dijo que pertenecían a las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), lo que posteriormente fue confirmado por esa organización. Portillo Paz, que salió vivo del supuesto enfrentamiento, fue llevado por los agentes del orden a la Policía Nacional para ser procesado por las acusaciones. Sin embargo, un día después de la captura los militares dijeron que Portillo Paz había muerto en el enfrentamiento a consecuencia de una bala que le entró por la frente y salió por el occipital izquierdo. Sin embargo, hay pruebas que demuestran que Portillo Paz fue conducido hasta la Policía Nacional, y que le abrieron un expediente. Esto quedó registrado en el denominado Libro amarillo, un documento revelado recientemente, y que contiene los nombres de 1,901 personas que en algún momento fueron perseguidas por la Fuerza Armada de El Salvador. Algunas perecieron asesinadas, otras desaparecieron o perdieron familiares a manos de los cuerpos de seguridad. El documento, de comprobarse su veracidad, puede converrse en el eslabón que hace falta para esclarecer la responsabilidad de los asesinatos extrajudiciales de centenares de opositores a la dictadura militar que durante más de 30 años ejerció el poder en El Salvador. El Libro amarillo (sujetos FMLN/FDR) contiene un mensaje significativo es su portada: “De uso especial”. En la esquina superior derecha también muestra una instrucción, escrita con pluma: “Que lo usen, sacar fotocopia de fotografías y ponerlo en boletinero para que conozcan a sus enemigos”. Está fechado en julio de 1987. Además, contiene instrucciones de uso, ordenadas bajo los literales A, B y C. El apartado A identifica a dirigencias; el B, a la militancia; el C, no identificados. En su interior, el libro está ordenado en seis columnas y dos filas. La columna uno contiene un código; la dos, los nombres y apellidos del individuo; la tres, el seudónimo; la cuatro, la organización a la que pertenece; la cinco, el cargo o actividad; la seis, observaciones. La codificación, en orden alfanumérico, facilita la identificación del perseguido sin necesidad de nombrarlo directamente, garantizando “cualquier comunicación por radio usando los datos”. En la esquina superior izquierda tiene las siglas EMCFA (Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada); en el centro de la página dice: “CONFIDENCIAL” y “ÁLBUM DE D/T [delincuentes/ terroristas] PERTENECIENTES AL FMLN / FDR”. El libro contiene además 18 fotografías en cada página de los opositores al régimen. Las capturas o bien o eran copias de las almacenadas por las alcaldías, o eran tomadas de las fichas policiales. Otras fotografías parecen ser el producto de seguimientos. El Libro amarillo fue encontrado “por casualidad”, de acuerdo a activistas de derechos humanos que lo dieron a conocer. Una persona cuyo nombre no fue revelado estaba mudándose a una vivienda cuando casualmente dio con el ejemplar. Esta persona lo entregó a una organización civilista, que actualmente se encarga de verificar su autenticidad. El libro está impreso en offset, es decir, en imprenta. Actualmente, el documento original está en manos de activistas sociales. De acuerdo a Carlos Santos, presidente de la Asociación Salvadoreña de Sobrevivientes de Tortura (ASST), el libro es “sólo una muestra” de los documentos clasificados que el Estado Mayor Conjunto aún tiene en su poder. “[Documentos como este] pueden ayudar a esclarecer el rumbo que se les dio a los desaparecidos; además, se comprueba la responsabilidad del EMCFA en la elaboración de estos archivos y el destino de estas personas. No pueden seguir diciendo que capturaron a una persona y la dejaron libre, y [que] al salir fue asesinada”, expresó Santos. El activista cotejó la lista del Libro amarillo con los listados de asesinatos y desapariciones que tienen instituciones no gubernamentales como la Comisión de Derechos Humanos (CDHES), el Comité de Madres de Reos y Desaparecidos de El Salvador (COMADRES) y Tutela Legal del Arzobispado. El resultado de este cruce fue que 250 víctimas fueron identificadas con nombres y apellidos. “Al principio sólo tenía la corazonada. Me lo enseñan y veo las fotografías; me dan una copia del original y la cotejo con las listas de la CDHES, COMADRES, Comisión de la Verdad, y encontré 250 nombres coincidentes con el Libro amarillo. Algunos eran certeros, y aparece la fotografía de cuando [la persona] fue capturada”, recordó Santos. El Informe de la Comisión de la Verdad: De la locura a la esperanza: la Guerra de doce años en El Salvador”, encargado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y preparado por Belisario Betancourt, Reinaldo Figueredo Planchart y Thomas Buergenthal, concluyó que al menos el 95 por ciento de los asesinatos cometidos durante el conflicto fueron perpetrados por el Ejército. El resto recayó en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). La guerra civil de El Salvador dejó un saldo de 75 mil asesinados y más de siete mil desaparecidos. En su investigación, la Comisión de la Verdad entrevistó a dos mil personas en relación a siete mil víctimas, recibiendo también informaciones de fuentes secundarias con ochoi mil casos de la misma índole. En suma, la comisión elaboró una lista de 13,569 casos, seleccionando 32 ejemplos para ilustrar los patrones de violencia que caracterizaron a la Fuerza Armada, los escuadrones de la muerte y a la insurgencia. No obstante el abultado número de entrevistas que hizo la Comisión de la Verdad, otro gran porcentaje de muertes no fueron examinadas por la ONU. Otro ejemplo es el de María Teresa Hernández Saballos, quien fue capturada el 15 de septiembre de 1979 por hombres “fuertemente armados” de la Guardia Nacional y la Policía Nacional sobre la Carretera Troncal de Norte, en San Salvador. En ese entonces el arzobispo de San Salvador, monseñor Óscar Arnulfo Romero, pidió la liberación de Hernández Saballos. Las autoridades negaron que la hubieran detenido. Tiempo después, personeros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) fueron al “Playón” (sitio ubicado sobre la carretera que conduce a San Juan Opico, en La Libertad y que era utilizado para abandonar los cadáveres de personas consideradas “subversivas”) y encontraron un cadáver que, al menos en un 80 por ciento, coincidía con las características de Hernández Saballos. La víctima esta registrada en el Libro amarillo, donde aparece como miembro de las FPL. En 1999, salió a la luz pública un libro similar utilizado por el servicio de inteligencia del Ejército de Guatemala. Este documento es conocido como Diario militar y recoge una planilla de 183 personas desaparecidas entre agosto de 1983 y marzo de 1985 a manos de las fuerzas de seguridad de ese país.. La información, elaborada en páginas tamaño carta, contiene descripciones y fotografías de las víctimas. Fue divulgada por la Oficina de Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés), la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) y Human Rights Watch. Kate Doyle, analista del Archivo de Seguridad Nacional, instituto con sede en la capital estadounidense, se refirió al documento como “un informe anual de productividad, una cuenta desde el interior de los archivos secretos de la máquina de matar de Guatemala”. “¿Por qué es auténtico? Me reuní con ella [Doyle] y me dijo que era auténtico —pese a que le enseñé una copia. ¿Por qué? Por el tipo de letra, el tipo de fotografía”, explicó Carlos Santos. Además, expresó Santos, en 1984 el periodista estadounidense Allan Nairn vino a El Salvador y entrevistó a miembros de la cúpula militar, formada por graduados de la “Tandona”, así llamada por el gran número de sus graduados, y que ostentaron el poder durante más de una década. También entrevistó al ex jefe de la Policía Nacional, Reynaldo López Nuila, ahora miembro de la estructura académica de la Universidad Tecnológica (UTEC). En estas entrevistas, según Santos, los funcionarios le revelaron que recibían formación técnica de Estados Unidos para sistematizar con nombres, fotografías y apellidos, la información sobre supuestos “terroristas”. Reiteró también que si la Fuerza Armada abriera sus archivos, se encontrarían con ediciones similares al Libro amarillo. El documento también contiene nombres y fotografías de líderes de la insurgencia, algunos de los cuales fueron asesinados. Algunos que sobrevivieron son figuras públicas en la actualidad. Facundo Guardado – ex miembro del FMLN y ahora analista político - aparece con el código D17, seudónimo “Esteban Cabrales” y con cargo de dirección político-militar. Ricardo Salvador Samayoa Leiva – también ex integrante del Frente y ahora columnista de El Diario de Hoy – está codificado como D18, y figura con los seudónimos “Charlie” y “el Pollo Samayoa”. Su cargo, según el Libro amarillo, era político-ideológico. Aparece a línea seguida Salvador Sánchez Cerén con el número D21. La casilla para el seudónimo está en blanco. Durante el conflicto el actual candidato a la presidencia por el FMLN, se identificó como “Leonel González”. Sigifredo Ochoa Pérez, ex comandante de la Cuarta Brigada de Infantería y antes del Destacamento Militar Número 2, de Sensuntepeque, Cabañas, al ser consultado sobre el documento dijo a ContraPunto que era preferible no entrar a tocar “temas de la guerra”. Asimismo, en una conversación telefónica afirmó que la Fuerza Armada tenía una “misión constitucional que cumplir, y no nos andábamos escondiendo”. Empero aceptó que este reportero le explicara detalladamente los hallazgos del Libro amarillo. En el Salón Azul de la Asamblea Legislativa – donde actualmente se desempeña como diputado desertor de ARENA – el militar, señalado en el Informe de la Comisión de la Verdad por masacres contra civiles, dijo que podría opinar sobre los documentos sólo si los podía observar detenidamente. Se le ofreció una computadora y los archivos digitalizados, pero luego pidió que se le enviaran por correo electrónico. Cuatro horas después, Ochoa Pérez expresó su temor de que el Libro amarillo sea una falsificación, aduciendo que “el Estado Mayor es muy cuidadoso”. “El Estado Mayor es muy cuidadoso en ese tipo de libros, y menos los daría a conocer; yo critico que la Fuerza Armada no ha dado a conocer todo lo que pasó, lo bueno, lo malo y lo feo; se hicieron cosas buenas, malas y feas, que no es justificado, pero la verdad que las guerras civiles traen excesos”, declaró. Ochoa Pérez aseguró, en la última conversación telefónica sostenida con él, que revisará los documentos. Héctor Bernabé Recinos fue sindicalista de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), la autónoma del Estado. Tiempo después se enlistó en la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS) y se convirtió en miembro de la Vanguardia Proletaria del Frente de Acción Popular Unificado (FAPU), frente de masas de la Resistencia Nacional (RN), una de las organizaciones que integraron el FMLN. Bernabé Recinos aparece en el Libro amarillo. Fue capturado muchas veces, pero gracias al poder que había acumulado el sindicato de CEL, rápidamente era puesto en libertad, no sin antes ser torturado. En agosto de 1982, María Adela García y Ana Yanira, esposa e hija de Bernabé Recinos, respectivamente, fueron capturadas por las fuerzas de seguridad. Desde entonces, el ex sindicalista – ahora activista social integrado en el Comité de Ex Presos Políticos de El Salvador (COPPES) – no sabe de sus paraderos. “Tenemos pleno derecho a usar el material, porque es un documento que nos involucra a nosotros y a compañeros nuestros caídos en la guerra, nadie con más derecho que las víctimas para utilizarlo. Es material que prueba que se desapareció de forma sistemática, que se desapareció de forma planificada, que se desapareció estructurando las formas para desaparecer y matar”, manifestó Óscar Garza, del COPPES.
Posted on: Mon, 15 Jul 2013 02:58:04 +0000

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