INTERMEDIO ANTES DE CONTINUAR CON DON PORFIRIO Para recordar a Don Porfirio debo salir de Las Lomas de Chapultepec para ir a un costado del Parque Hundido en la colonia del Valle, solo ahí ¡Ah, pero eso sí! en el centro y otras partes existen avenidas en memoria de Madero, Carranza y de otros Revolucionarios. El monumento a Obregón colinda con Coyoacán. Ahí está su manita preciosa y yo de niño usaba de resbaladilla los muros/barandales que están construidos en paralelo y perpendículares a la escalera que conduce a su santuario. En relación a Calles sólo veo calles, por cierto algunas llenas de basura. Nunca he visto una en honor de Don Plutarco salvo una estatua que se encuentra en el PRI. Cuando voy a PEMEX encuentro una enorme del General Cárdenas y esa sí la observo con mucha simpatía y respeto. Lo que me jodía viviendo en Coyoacán era el hecho de que a cada rato descubría que a la salida de mi casa se estacionaban equipos de filmación de Televisa o de TV Azteca que usaban mi entorno para filmar puras porquerías como telenovelas y documentales dizque históricos. Ahí maquillan a las artistillas protagonistas que sin tanto embadurnaje resultan verdaderos adefesios, así como la “historia” de México que se pretende exhibir a un publico representado por tantos cándidos televidentes. Un día al salir a pasear con mi perro Góngolo, apenas abrí la puerta este casi se desmaya. Estaba frente a mi puerta atravesada una caja a manera de tráiler llamado “camper” que se usaba como camerino para poner bonitas y presentables a las “actrices” o “actores” contratados para escenificar los “churros” ¡Qué cosa me fui a encontrar! por eso mi perro se desvaneció. Apareció una vieja escuálida y fodonga toda embarrada de cremas pero aún así viéndome displicente directo a mis ojos como retandome: “¿qué te traes menso? ¿no sabes quién soy?” Yo le hice sentir: “sí claro, me recuerdas al “Tío Cosa” de los locos Adams y por favor quítate que necesito sacar mi coche” ¡Zas! que le da el telele. Entonces llegó un pelotón de ayudantes, le aplicaron sales para que se repusiera y me increparon: “¿qué no sabe usted que se trata de la Emperatriz Carlota?” “¡Sí, cómo no! y ¿dónde anda su Maximiliano de Habsburgo?” Eso sí, les advertí: “o me quitan su cacharro a la de ya o llamo a la patrulla para que trasladen a su Carlota al Zoológico de Chapultepec y la pongan en la jaula de las changas”. Ya después cuando me tranquilicé, le pregunté a uno de los del grupo qué iban a filmar y me contestó que temas de la historia de México. Fue entonces cuando comprendí y reconocí la razón de tanto maquillaje y escenarios de cagada. Sigueron apareciendo a cada rato pero ya ni les hacía caso. Claro, entonces se cuidaban de ya no estorbar mi entrada mientras me encerraba en mi casa a escribir. De todas formas quiero enviar por esta vía una carta abierta a “quien corresponda” expresando lo que opino de los guionistas que se basan en tanta basura como es la historia oficial de México. Les recomiendo de entrada que entre espera y oportunidad de que su propuesta sea tomada en cuenta por un productor y director, lo que muchas veces puede implicar años, bien podrían aprovechar ese tiempo para estudiar en serio nuestra verdadera historia, en lugar de estar plasmando escenarios que no corresponden a la realidad y que dan por resultado confundir cada día más a las personas que se entusiasman. También si logran imponerse a los que hacen la inversión, podrían inducir a esos poderosos medios de comunicación por su tanta infraestructura, de manera entonces sí colaborar a educar y ayudar con eso a nuestra patria en forma honesta y valiente. Nuestro país cuenta con empresas dedicadas a la comunicación por demás reconocidas y competitívas a nivel mundial, pero su potencial es usado para comercializar más bien lo barato y populachero que al público le significa más que nada “pan y circo”. Si las televisoras mexicanas con toda su capacidad aprovecharan ésta para divertir y además educar, serían un factor muy importante a favor del desarrollo de México. Nuestra real historia resulta apasionante y hasta divertida a veces. A mí como mexicano me sería muy grato a la hora del cafecito, platicar respecto de programas que realmente educaran más que referirse al Chapulín Colorado o a cómo va Cuquita en sus avatares correspondientes al capítulo 83,292 de la telenovela:" La Manzana que se hizo maldita porque Adán la inyectó di amor". ¡Y vaya que jugaron los medios también papel importante en la etapa juarista, principalmente los pagados por el gobierno de Don Benito! Lo curioso era que la interpretación de los sucesos por parte de la prensa extranjera se contradecía con la mexicana. Los diarios juaristas publicaban exactamente lo contrario a lo que se informaba afuera, por ejemplo a los norteamericanos. Estos últimos veían con más objetividad las cosas y hacían que allende nuestras fronteras se preocuparan cada día más por el porvenir de nuestra nación y con ello se perdía interés en apostar por ella. Washington había considerado que ya con Juárez instalado en el poder, se alcanzaría esa paz que todos anhelaban, pero en la medida que veían el avance de los acontecimientos, fueron entonces decidiendo darle más confianza y beneplácito a la figura de Don Porfirio Díaz. Don Benito mientras tanto, trataba a toda costa de congratularse con Díaz al punto de hasta ofrecerle la Secretaría de Guerra, misma que este último rechazó de manera rotunda. @ap_penalosa antoniopatriciopeñalosa/
Posted on: Thu, 04 Jul 2013 23:58:26 +0000