Idelette de Calvino Por William Chapman, 1884 Nació en una - TopicsExpress



          

Idelette de Calvino Por William Chapman, 1884 Nació en una pequeña población de Guelderland, en los Países Bajos; pero al casarse con John Störder, de Liége, la pareja estableció su residencia en la famosa ciudad de Estrasburgo, donde llegaron a ser conversos de aquellos vástagos de la Reforma, los Anabaptistas. John Störder y su esposa se destacaban por su moralidad y piedad, y siendo también personas de considerable entendimiento, eran tenidos en alta estima. Para el tiempo cuando la pareja estaba residiendo en Estrasburgo entraron en contacto con Calvino, quien, después de haber sido desterrado de Ginebra por su firme oposición a las vidas de maldad de la gente, se fue a Estrasburgo; esto sucedió en 1538. Tan pronto como Calvino se hubo establecido en esta lugar comenzó sus habituales labores ministeriales, y rápidamente reunió a su alrededor a un grupo de oyentes inteligentes, entre quienes estaban John Störder y su esposa. Fueron conducidos a examinar los principios de los Anabaptistas y a compararlos con los de Calvino, lo que los indujo a cambiar sus opiniones y llegaron a ser firmes adherentes del nuevo pastor. Pero poco después que Störder se uniera a la banda de Calvino murió de la plaga, dejando a Idelette al cuidado de varios hijos. Durante la vida de Störder había existido una afectuosa simpatía hacia el exiliado de Ginebra: habían llegado a estar íntimamente asociados en la gran obra de reforma, y combinaron con un objetivo común todos los poderes de sus mentes. Después de la muerte de Störder, Calvino siguió siendo el firme amigo de su viuda e hijos, aunque al principio no tuvo ningún pensamiento de una unión con esta dama. Al mismo tiempo estaba buscando una compañía para ayudarle en los trabajos de la vida. Pero Calvino era uno de los hombres menos románticos que haya existido. Su idea de lo que debía ser una esposa se puede derivar de una carta dirigida a Farel, otro renombrado Reformador, fechada en Mayo de 1539. "Recuerda," dice él, "lo que espero de quien ha de ser mi compañera para la vida. No pertenezco a la clase de amantes tontos quienes, cuando son impactados con una bella figura, están listos para invertir su afecto incluso en los defectos de aquella de quien se han enamorado. El único tipo de belleza que puede ganar mi alma es una mujer que sea casta, no fastidiosa, económica, paciente y que probablemente se interese de mi salud." En cierta medida esta carta fue una respuesta a aquellos amigos suyos que querían verlo casado, y que se ocupaban del asunto. Calvino era suficientemente poco sentimental como para estar contento dejándoles a ellos el asunto. Es posible que si se le hubieran presentado una docena de retratos, hubiese escogido uno de ellos que fuese especialmente recomendado, y cuya disposición respondiera a sus expectativas antes expresadas. Después de uno o dos fracasos en obtener lo que deseaba estaba a punto de darse totalmente por vencido, cuando su amiga Idelette, a quien estimaba grandemente, apareció para acercarse mucho más a su estándar que cualquier otra; y a pesar de ser una viuda y madre de varios hijos, decidió casarse. Para Calvino resolver era actuar, y pronto, para gozo de sus amigos, el matrimonio se celebró en Estrasburgo en septiembre de 1540. El pueblo de Ginebra había odiado a Calvino por su virtud severa e inflexible, y lo habían desterrado del estado; pero pasados tres años los magistrados revocaron la sentencia, y en septiembre de 1541 regresó de manera triunfante. Idelette, con quien había estado casado aproximadamente un año, se quedó en Estrasburgo, pero poco después volvió a reunirse con su esposo. Su entrada en Ginebra casi se asemejó a la llegada de una princesa: el Concilio envió un heraldo para escoltarla, también tres caballos y un carruaje; y cuando ambos estuvieron en la ciudad, que había de ser su futuro hogar, los magistrados les otorgaron una casa que incluía un jardín. Aquí la pareja, con los hijos del anterior matrimonio de Idelette, podían disfrutar la libertad de la seguridad y las bellezas de la naturaleza. La misma Ginebra, que se hallaba a los pies de grandes montañas, con una serena superficie de agua frente a ella, es uno de los puntos más pintorescos de la tierra; y la casa que le habían dado a Calvino estaba situada de tal forma que invitaba a dar una amplia mirada a las orillas serenas y empinadas del lago Leman, junto con el maravilloso aspecto del Mont Blanc siempre cubierto de nieve, mientras, una vez más, a lo lejos, se podían ver los majestuosos y elevados Alpes Savoyard. Estos panoramas, vistos bajo los rayos oro y púrpura de la luz de la mañana, eran precisamente aquellos mejor calculados para elevar el alma anhelante, y hacían que se mirara con horror cualquier cosa en la conducta de los hombres que pudiera mancillar los gloriosos esplendores de la creación. Un hecho bien seguro es que Calvino amaba a su esposa de acuerdo a su manera. Sabemos que jamás estuvo decepcionado de ella en el menor de los grados; y que justo en aquellos momentos cuando el cuerpo estaba cansado de la tierra y todas sus posesiones, Idelette acudía a él como un ángel que ministraba tranquilidad. Calvino no era el tipo de hombre que gastara su tiempo alabando a nadie, y no obstante se refirió a su esposa en su correspondencia como una "mujer singularmente ejemplar." Después que Calvino y su esposa se establecieran en Ginebra, tuvieron muchas oportunidades de mostrarles su benevolencia a aquellos que necesitaban ayuda, y en aquel tiempo eran muchos, pues la persecución a la que los Protestantes estaban expuestos en otros países, particularmente los Valdenses, empujaba a gran número de ellos a buscar refugio en Ginebra, donde eran abrigados de los rigores de la maldad inclemente, y podían adorar a Dios como quisieran. Muchos de estos exiliados, sumamente agradecidos, reconocían la caridad desinteresada de Calvino y su esposa quienes mostraban hacia estos forasteros una bondad tan activa que sus propios coterráneos se sentían celosos, y a culparles de atender las necesidades de los extranjeros que las suyas propias. A la pareja les fueron concedidos nueve años de vida matrimonial, años de devoción y benevolencia; les fueron otorgados tres hijos, pero todos murieron en la infancia para dolor de Calvino; el primero, un hijo, por poco causa la muerte de la madre. Al escribir sobre su nacimiento a un hermano ministro, Calvino dice, "Mi esposa ha dado a luz de manera prematura, no sin extremo peligro. Que el Señor nos mire con misericordia." Y cuando ocurrió la muerte del niño, Calvino escribe otra vez, "Mi esposa regresa su gratitud por tanta consolación amistosa y piadosa. Ella podría contestar sólo por medio de un secretario, y sería muy difícil para ella incluso dictar una carta. El Señor ciertamente ha infligido una herida severa y amarga por la muerte de nuestro pequeño hijo. Pero Él mismo es Padre, y sabe lo que es necesario para Sus hijos." Después de esto llegó una hija, y partió; luego llegó un tercero, pero no le fue concedido a Calvino que su nombre fuera perpetuado por su propia descendencia. Calvino dijo, "El Señor me dio un hijo, pero pronto se lo llevó. Se reconoce esto entre mis desgracias, que no tenga hijos. Tengo miríadas de hijos a lo largo del mundo cristiano." Pero aunque los hijos murieron, eso no eliminó la felicidad conyugal del hogar. Calvino era totalmente feliz con su esposa, y conocía muy bien su gran valor; pero llegó el tiempo cuando iba experimentar su valor por el contraste de una separación terrenal. Idelette cayó enferma, y aunque se hizo todo lo que podía hacerse, pronto se supo que sus horas estaban contadas. Pocos días antes de su muerte un amigo le preguntó si ahora que sabía que iba a separarse de su familia había instruido a su esposo a que continuara con sus hijos el tipo de crianza que ella les había dado; pero ella contestó, "Lo principal es que ellos vivan una vida piadosa y santa. No es necesario hacer que mi esposo prometa criarles en santidad y temor de Dios. Si son piadosos, tengo la confianza de que él será para ellos un buen padre aún sin ser solicitado; si no lo son, no merecen que yo pida algo de ellos." Esto probaba que su confianza era fuerte en la rectitud de su esposo; y habiendo vivido nueve años con él, es probable que haya llegado a ser igual a él en su compasión; de allí su breve despreocupación en cuanto al cuido de sus hijos. También debió haber visto a Dios como un Ser de justicia, antes que de amor; de modo que su resumen fue, "Si hacen lo correcto, será bien para ellos; si no, sufrirán... y con justa razón." Esta era la visión de Calvino y su esposa, y aunque no los seguimos en todas las cosas, no obstante no podemos ocultar nuestra alabanza por su persistente valentía. Ellos representaron una fase de pensamiento y libertad por el cual era tan necesario luchar como el amor más amplio y tolerante. Idelette partió de la escena de sus labores en abril de 1549, dejando a su esposo para que siguiera trabajando a su manera incisiva e inquebrantable.
Posted on: Sat, 27 Jul 2013 09:26:38 +0000

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