Igor, que así se llamaba, sentía la llamada de las fuerzas - TopicsExpress



          

Igor, que así se llamaba, sentía la llamada de las fuerzas aéras. Pero no por que él quisiera, sino por imposición. Su padre, patriota enfermizo, se encargó de enrolarlo en las fuerzas aéreas rusas. En aquel tiempo, no había forma de decir que no, y finalmente, acabó de recluta. Lo del corte de pelo, le tocó los cataplines, y lo de la disciplina, aún peor. Clamaba al cielo lo chungo del rancho, pero no había otra: Tenía que ser piloto. Las presiones de su padre, aceleraron el proceso, y pronto, se vio en un helicóptero de ataque MI 25. Joya de la corona rusa, si es que hubiese rey. El aparato en el que volaba, costaba miles de millones de rublos, antiguas pesetas, un montón, y al principio estaba acojonado, pero llegó a dominarlo de forma sublime. Llegó a cogerle el gustillo, y cuando podía hacía alguna que otra pirueta, del mismo aburrimiento de sobrevolar siempre las "repúblicas rebeldes". Y llegó el día: Mientras encendía un pitillo, recibió coordenadas para un ataque. Casualmente, estaba sobre Chechenia. Le tocó a él. Rápidamente, estableció el rumbo, y los otros tripulantes, reclutas acojonados, armaron las máquinas, y pulsaron los botones necesarios para que los misiles y la imponente ametralladora entraran en funcionamiento. Bastaron dos minutos. Encontró el punto. Desde la base, fueron claros: "Abran fuego". Igor, tras el intenso entrenamiento, se colocó a una distancia prudente, y con sus pulgares, estableció milimétricamente el punto de las explosiones. Pero dudó. Se acercó mucho más, y como seguía dudando, a diez metros de altura, y con unos prismáticos, vio que era una escuela y que había niños. Tiró el cigarrillo, mientras escuchaba que había terroristas, o al menos, eso le dijeron a través de la radio. El rotor estaba provocando un verdadero huracán alrededor de la escuela, pero no se veía ninguna amenaza. Decidió hacer un vuelo en espiral, para ver si tenían apoyo por algún lado, y en una de las maniobras vio muchos más niños, en un patio de recreo. Sistema conectado. Misiles a punto. El mal trago, acabaría pronto, con decenas de cadáveres carbonizados. De repente, el copiloto, tomó el control de la aeronave, propinando un empujón al comandante. Igor, sin poder controlar el estacionario, derivó a la izquierda, y entre uno y otro, consiguieron desestabilizar la nave, y estrellarla. Malheridos y destrozados, Igor le preguntó al copiloto -¿Qué has hecho? -Mi hijo estaba allí. Lo he visto. Igor comprobó la radio, que aún funcionaba. Sin pensarlo, cogío el micrófono: -Mayday, mayday. Problemas en rotor. Misión fallida. Solicitamos rescate urgente. Minutos más tarde, llegó un helicóptero de rescate, idéntico al recién estrellado. Antes de recoger a sus compañeros, descargaron una batería de misiles sobre la escuela. Las explosiones se oyeron a kilómetros de distancia. Ni rastro de lo que un día fue. Cuando aterrizó, tras la masacre, ninguno de los pilotos de la otra nave quiso subir. Lo hicieron con varios AK 47 apuntándoles. -Quedan detenidos. Igor, junto a su compañero, en Siberia, no lamenta la decisión. Enciende un cigarro cuando ve a su compañero llorar de impotencia. Y le da las gracias a Dios por no ser él quien apretó el gatillo.
Posted on: Wed, 21 Aug 2013 20:55:47 +0000

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