Introducción Es un honor, para mí, dar la bienvenida al - TopicsExpress



          

Introducción Es un honor, para mí, dar la bienvenida al amable visitante que se digna abrir la ventana de este libro. A través de este relato literario, inspirado en las lecturas bibliográficas, pretendo homenajear a los marineros de San Vicente de la Barquera que, durante siglos y a bordo de las embarcaciones que ellos mismos construyeron, consagraron su vida a la mar. Con los barquereños, como partícipes de “La Conquista de Sevilla”, arranca la primera singladura de este recorrido histórico, iniciado en los albores de la reconquista. Realidad con pinceladas de ficción, en forma de emociones, dándose la mano y entre dos aguas, navegarán juntos durante todo en el mensaje. Trata de reflejar la sociología derivada de las prerrogativas del “Fuero de San Sebastián”, el cultivo de la vid y, allende los mares, la industria pesquera que, por mérito propio, hizo ocupar a estos navegantes un destacado lugar en la historia de España en una etapa del pasado, comprendida entre finales de la Edad Media y en el inicio del Estado Moderno. Anticipadamente agradezco de corazón, la condescendencia del paciente leedor por comprender que, en la búsqueda de ese “alejado ayer”, la narración está inspirada, mayoritariamente, en las obras leídas e ilustraciones de los temas expuestos y, también en ciertas ocasiones, en leyendas populares, escuchadas a los más antiguos del lugar. Al hablar de aquella marinería que enamoró a los Reyes de Castilla, no he querido perder la oportunidad, con el permiso de todos los Cofrades Mareantes, de abarloar a los costados de esta nave, dos símbolos de estas mismas geografías norteñas que, a pesar de haber brillado con luz propia en la misma época descrita, no han sido, bajo mi prudente opinión, suficientemente recordados: El gran linaje de “Los Guevara” y “las campanas Trasmeranas”. El atento lector apreciará, en éste último capítulo señalado: “El Campanero de Meruelo”, un significativo salto del tiempo. Sin que por ello el personaje, Ramonín, pierda “coherencia narrativa” mientras, inasequible al desaliento, sigue hablando a su silente madre, Doña Violante Calderón de la Barca y Noriega. En este manifiesto, con el que he querido tributar honores a estos hombres anónimos que dejaron sus vidas en cualquier playa, no he pasado por alto glosar la figura de un descendiente de este pueblo costero del “sejo” cántabro, Don Francisco Ramírez Oreña, hijo del Corregidor de San Vicente de la Barquera, Don Juan Ramírez de Oreña y de Doña Catalina Ramírez de Cóbreces. Aunque me he permitido la licencia de ubicar a Don Francisco, “El Artillero”, en esta villa del mar de Castilla, él nunca vivió aquí, pero sí dos de sus dos hermanos, Don Diego Gutiérrez de Oreña y Don Sancho de Oreña. Con el deseo de que las observaciones indicadas faciliten la inmersión en la atmósfera de todo lo expuesto a continuación, varié, en ciertas páginas, el color del texto; se pretendió llamar la atención en momentos puntuales del mensaje e intensificar la importancia de personajes, actos y circunstancias de las historias relatadas.
Posted on: Sun, 22 Sep 2013 05:58:12 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015