Introito, natura ordenatus imperandum Si al apagar las luces te - TopicsExpress



          

Introito, natura ordenatus imperandum Si al apagar las luces te invadía el terror de que mientras durmieras la belleza podría acometerte. Si infatigablemente inaugurabas nombres y a todo sortilegio prestabas tus oídos. Si te cuidabas tanto en elegir los dedos que tallo o mariposa tocarían como si algún acorde de ello dependiera. Si a escondidas, leyendo, con pervertidos príncipes, apasionados mártires y almas de atormentados el pacto establecías de una rara alianza. Si acechabas collares de continuo pues gustabas probar el sabor de las gemas, biselados confites convertidos en ascuas por tu boca. Sí te fingías enfermo para, en vez de jugar, a tus desmesurados dominios acudir y disponer cortejos o banquetes, o asaltos, y perpetrar delito y hermosura en baúles y árboles. Si entregado a ti mismo decías ser feliz aun cuando, suntuosa, la tristeza vagaba por tus ojos, desconocido mío, afortunado fue que no te presintiera. Pues de la soledad era yo soberana, tenía todo un atlas pintado en el jardín y el atrevido espejo que igualarme pudiera, que pudiera doblar, extender los confines de mi íntimo reino, me hubiera, irremediable, aniquilado. Incapaz de adorar lo que a mí se asemeja, despiadada y tenaz te hubiera combatido. Pero si derrotada me fuera insoportable someterme, vencedora, perdiéndote, no lo resistiría: Son débiles corazas el amor y el orgullo. Desconocido mío, afortunado es que todavía te sueñe. Ana Rossetti.
Posted on: Wed, 11 Sep 2013 05:39:53 +0000

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