JOSUÉ, UN HOMBRE CON ESPÍRITU… II Josue murió a la edad de - TopicsExpress



          

JOSUÉ, UN HOMBRE CON ESPÍRITU… II Josue murió a la edad de ciento diez años y fue sepultado en su heredad en Timnat-sera que está en el monte de Efraín. Sujeto siempre a las órdenes del Señor, había conquistado con sus huestes victoriosas, la tierra prometida y la había repartido, por suertes, al pueblo de Israel, conforme se le fue mandado. Nunca se apartó ni un ápice de la ley y aún, a punto de abandonar esta tierra, exhortó al pueblo a la fidelidad a Jehova su Dios y renovó el pacto. Josué 24:14 nos relata, en sus palabras, que hablan por sí solas, su apego a la ley de Moises y su respeto y devoción al Dios de Israel, durante toda su vida: Josué 24:14 “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. 24:15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” Josué fue el gran caudillo, sucesor de Moisés por designación directa de Dios, con la imposición de la mano de Moisés. Y Dios había prometido: “Como estuve con Moisés, estaré contigo.” Y comenzó a engrandecerlo delante del pueblo cuando éste cruzó el Jordán. De este modo le daba el respeto y la sujeción del pueblo, para la realización de su misión. Este apoyo equivalía también a una promesa de victoria, pues estaría con Josué, es decir, a su favor en cada batalla. Como abrió Dios el mar rojo a la orden de Moisés, así separó Dios las aguas del Jordán, a la orden de Josué, mediante la firmeza de los pies de los sacerdotes portadores del Arca del Pacto en medio del río, para que el pueblo cruzara en seco. Josué dispuso todo de modo que Dios fuera exaltado y una vez cruzado, levantó un monumento de doce piedras, una por cada tribu de Israel, para memorial delante de las futuras generaciones acerca del prodigio que Dios había realizado, lo que se adelanta e lo establecido para los cristianos hoy: 1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, PUEBLO ADQUIRIDO por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; Josué llamó a Dios “Señor de toda la tierra, en un tiempo en que cada pueblo y nación tenía su propio dios, inventado por incredulidad y dureza de corazón. Y recibió la asombrosa gracia de ser visitado por nuestro Señor Jesucristo, bajo el nombre de “Príncipe del Ejército de Jehová”, quien sería su guía y apoyo personal, en fuerza y sabiduría, durante toda la conquista. Conquistó la fortaleza de Jericó obedeciendo sin dudar las instrucciones de Dios, a pesar de que se le mostraba un raro y único método: el de la participación sobrenatural de Dios. El nunca dejó de obedecer las instrucciones del Señor y jamás dudó de sus métodos ni puso a prueba a Dios disponiendo nada por sí mismo. Después de la toma de Jericó, seguida por la de Hai, Josué hizo situarse al pueblo entre los montes de Ebal y Gerizim para repetir el acto de Moisés de hacer patente ante el pueblo de Israel, las condiciones para que fueran bendecidos o malditos, leyéndoles todo lo escrito por Moisés, quien hablaba como vocero de Dios. De este modo se aseguraba, una vez más, de la obediencia a Dios de aquel pueblo tan duro. Ante la astucia de los gabaonitas que por temor se presentaron voluntariamente diciendo que no eran moradores de la tierra, Josué pactó la paz con ellos, teniéndoles misericordia, si bien los maldijo luego de que conoció el engaño, pero no los mató debido al juramento de los príncipes de Israel de conservarles la vida. Josué conquistó la tierra prometida, derrotando a 31 reyes de seis naciones. Y estando ya viejo, Dios mismo le dio la orden de repartir la tierra, incluso antes de que se terminara de someter. Dos naciones permanecieron viviendo entre los hijos de Israel, por propósitos divinos. Después de exhortar al pueblo a la fidelidad hacia Jehová como su único Dios vivo, renovó el pacto de Dios con ellos y puso todo en el libro de la ley de Dios; y levantó una gran piedra como testigo de ello. Fue fiel hasta su muerte y nada deshonroso se ha dicho jamás de él. Algunos estudiosos de la Palabra de Dios interpretan la conquista de Canaán como el avance del pueblo de Dios en su vida espiritual, conquistando su herencia de santidad hasta alcanzar la medida de la plenitud de Cristo. En este sentido también usan el paso del Jordán como una figura del bautismo del Espíritu Santo, que viene para dar guía de luz y verdad y también para otorgar el poder de la victoria, saliendo de una tierra infértil de carnalidad y mundanalidad, para entrar en la posesión de la herencia espiritual. Mas como todo esto ocurre en un estadio del plan de Dios en la redención del hombre bajo la guía suprema y del control del Espíritu, Josué el conquistador, el fiel testigo y el fiel y obediente siervo de Dios designado para la conquista, es considerado como un tipo o figura del Espíritu Santo. Ahora pues nosotros, los herederos en nuestro momento del plan de Dios, redimidos por Cristo y hechos partícipes del Espíritu de Dios, ¿qué excusa presentaremos para continuar con nuestra vida humana, sin cambios y sin victoria? El bautismo del Espíritu Santo es para todos, la conquista de nuestra propia tierra prometida lo es también. Como iglesia somos responsables de vencer sobre las huestes infernales que se oponen al reino de Dios y rescatar a los perdidos por medio del poder libertador de la Palabra de Dios y de la virtud salvadora de la Sangre de Cristo; y engrandeciendo por el testimonio el nombre de Dios, Jesucristo, y exaltando y proclamando sus virtudes y gran poder y amor, al mundo. Y al mismo tiempo, conquistamos una vida plena y abundante tal como Cristo prometió que nos daría en lo individual, siendo vencedores por la fe, contra toda potestad que se oponga a nuestra bendición, sea carnal o diabólica. El mundo no es nuestro hogar permanente. Nuestra ciudadanía está en los cielos y nuestro líder el Espíritu Santo está dispuesto a guiarnos. Vamos, pues, adelante, a la perfección.
Posted on: Fri, 22 Nov 2013 20:10:43 +0000

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