JULIO 15 ---------- 1 Crónicas 19-21:30; Romanos 2:25-3:8; Salmos - TopicsExpress



          

JULIO 15 ---------- 1 Crónicas 19-21:30; Romanos 2:25-3:8; Salmos 11:1-7; Proverbios 19:10-12 ---------- 1 Crónicas 19-21:30 Reina-Valera 1995 (RVR1995) Israel derrota a sirios y amonitas 19 Después de estas cosas aconteció que murió Nahas, rey de los hijos de Amón, y reinó en su lugar su hijo. 2 Y dijo David: «Tendré misericordia con Hanún hijo de Nahas, porque también su padre tuvo conmigo misericordia.» Así David envió embajadores para que lo consolaran de la muerte de su padre. Pero cuando llegaron los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón, donde estaba Hanún, para consolarlo, 3 los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún: «¿Según tu parecer ha enviado David a consolarte porque quiere honrar a tu padre? ¿No vienen más bien sus siervos a ti para espiar, examinar y reconocer la tierra?» 4 Entonces Hanún tomó a los siervos de David y los rapó, les cortó los vestidos por la mitad, hasta las nalgas, y los despachó. 5 Se fueron luego, y cuando llegó a David la noticia sobre aquellos hombres, envió a recibirlos, porque estaban muy avergonzados. El rey mandó que les dijeran: «Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volveréis.» 6 Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo carros y gente de a caballo de Mesopotamia, de Siria, de Maaca y de Soba. 7 Y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros, y al rey de Maaca y a su ejército, los cuales vinieron y acamparon delante de Medeba. Y se reunieron también los hijos de Amón en sus ciudades y acudieron a la guerra. 8 Cuando David lo supo, envió a Joab con todo el ejército de los hombres valientes. 9 Los amonitas salieron y ordenaron la batalla a la entrada de la ciudad; y los reyes que habían venido estaban aparte en el campo. 10 Y viendo Joab que el ataque contra él había sido dispuesto por el frente y por la retaguardia, escogió de los más aventajados que había en Israel, y con ellos ordenó su ejército contra los sirios. 11 Puso luego el resto de la gente al mando de Abisai, su hermano, y los organizó en orden de batalla contra los amonitas. 12 Y dijo: «Si los sirios son más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas son más fuertes que tú, yo te ayudaré. 13 Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca.» 14 Entonces avanzó Joab con el pueblo que traía consigo, para pelear contra los sirios; pero ellos huyeron delante de él. 15 Cuando los amonitas vieron que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai, hermano de Joab, y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén. 16 Al ver los sirios que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los sirios que estaban al otro lado del Éufrates, cuyo capitán era Sofac, general del ejército de Hadad-ezer. 17 Luego que fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, cruzó el Jordán, llegó adonde estaban y ordenó batalla contra ellos. David ordenó su tropa contra los sirios, y estos pelearon contra él. 18 Pero el pueblo sirio huyó delante de Israel; y mató David de los sirios a siete mil hombres de los carros y cuarenta mil hombres de a pie; asimismo mató a Sofac, general del ejército. 19 Cuando los siervos de Hadad-ezer vieron que habían caído delante de Israel, concertaron paz con David y quedaron sometidos a él. A partir de entonces, el pueblo sirio nunca más quiso ayudar a los amonitas. Caída y destrucción de Rabá 20 Al año siguiente, en el tiempo en que suelen los reyes salir a la guerra, Joab sacó las fuerzas del ejército y destruyó la tierra de los amonitas. Luego fue y sitió a Rabá, mientras David estaba en Jerusalén. Joab atacó a Rabá y la destruyó. 2 Entonces tomó David la corona de encima de la cabeza del rey de Rabá, y descubrió que pesaba un talento de oro. Había en ella piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Además de esto sacó de la ciudad un botín muy grande. 3 Sacó también al pueblo que estaba en ella, y lo puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los amonitas. Y volvió David con todo el ejército a Jerusalén. Los hombres de David matan a los gigantes 4 Después de esto aconteció que tuvo lugar una batalla en Gezer contra los filisteos; y Sibecai, el husatita, mató a Sipai, de los descendientes de los gigantes; y fueron humillados. 5 Y hubo otra guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat, el geteo, cuya lanza tenía un asta tan grande como un rodillo de telar. 6 Volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía seis dedos en los pies y las manos, veinticuatro en total; y era descendiente de los gigantes. 7 Este hombre desafió a Israel, pero lo mató Jonatán hijo de Simea, hermano de David. 8 Estos eran descendientes de los gigantes de Gat, los cuales cayeron a manos de David y de sus siervos. David censa al pueblo 21 Se levantó Satanás contra Israel e incitó a David a que hiciera censo del pueblo. 2 Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: —Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa. 3 Respondió Joab: —¡Que Jehová añada a su pueblo cien veces más de lo que es, rey, señor mío! ¿Acaso no son todos ellos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que traerá pecado sobre Israel? 4 Pero la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab y recorrió todo Israel; entonces volvió a Jerusalén y dio cuenta a David de las cifras del pueblo: 5 había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y en Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada. 6 Entre estos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a Joab. 7 Esto desagradó a Dios, el cual castigó a Israel. 8 Entonces dijo David a Dios: —He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la maldad de tu siervo, pues he actuado muy locamente. 9 Y habló Jehová a Gad, vidente de David, diciendo: 10 «Ve, habla a David y dile: “Así ha dicho Jehová: Tres cosas te propongo; escoge de ellas una y así haré contigo.”» 11 Gad fue ante David y le dijo: —Así ha dicho Jehová: 12 “Escoge para ti: tres años de hambre, o tres meses de derrotas ante tus enemigos, con la espada de tus adversarios, o bien tres días durante los cuales la espada de Jehová y la peste recorran la tierra, y el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de Israel.” Mira, pues, qué responderé a quien me ha enviado. 13 David respondió a Gad: —Estoy en grande angustia. Prefiero caer en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo, que caer en manos de los hombres. 14 Entonces Jehová envió una peste sobre Israel, y murieron setenta mil hombres. 15 Envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando ya estaba destruyéndola, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: «¡Basta ya! ¡Detén tu mano!» El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo. 16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, vestidos de ropas ásperas. 17 Y dijo David a Dios: —¿No soy yo el que hizo contar al pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, caiga ahora tu mano sobre mí, y sobre la casa de mi padre, pero no envíes la peste sobre tu pueblo. 18 El ángel de Jehová ordenó a Gad decirle a David que subiera y construyera un altar a Jehová en la era de Ornán, el jebuseo. 19 Y David subió, conforme a la orden que Gad le había dado en nombre de Jehová. 20 Al volverse Ornán, que estaba trillando el trigo, vio al ángel, y los cuatro hijos que estaban con él se escondieron. 21 Cuando David llegó adonde estaba Ornán, éste miró y vio a David; entonces salió de la era y se postró en tierra ante David. 22 Luego dijo David a Ornán: —Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio, para que cese la mortandad en el pueblo. 23 Respondió Ornán a David: —Tómala para ti, y haga mi señor, el rey, lo que bien le parezca. Yo daré los bueyes para el holocausto, trillos para leña y trigo para la ofrenda. Yo lo doy todo. 24 Replicó el rey David a Ornán: —No, todo quiero comprarlo por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste. 25 Y dio David a Ornán por aquel lugar la suma de seiscientos siclos de oro. 26 David edificó allí un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto. 27 Entonces Jehová habló al ángel, y éste volvió su espada a la vaina. 28 Al ver David que Jehová lo había oído en la era de Ornán, el jebuseo, ofreció sacrificios allí. 29 Pues el tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del holocausto, estaban entonces en el lugar alto de Gabaón; 30 pero David no pudo ir allá a consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová. >> Reina-Valera 1995 (RVR1995) Copyright © 1995 by United Bible Societies >> Show resources Add parallel Romanos 2:25-3:8 Reina-Valera 1995 (RVR1995) 25 La circuncisión, en verdad, aprovecha si guardas la Ley; pero si eres transgresor de la Ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. 26 Por tanto, si el incircunciso guarda las ordenanzas de la Ley, ¿no será considerada su incircuncisión como circuncisión? 27 Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la Ley, te condenará a ti, que con la letra de la Ley y la circuncisión eres transgresor de la Ley. 28 No es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu y no según la letra. La alabanza del tal no viene de los hombres, sino de Dios. 3 ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿De qué aprovecha la circuncisión? 2 De mucho, en todos los aspectos. Primero, ciertamente, porque les ha sido confiada la palabra de Dios. 3 ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? Su incredulidad, ¿habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4 ¡De ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz y todo hombre mentiroso; como está escrito: «Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando seas juzgado.» 5 Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios al dar el castigo? (Hablo como hombre.) 6 ¡De ninguna manera! De otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? 7 Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador? 8 ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): «Hagamos males para que vengan bienes»? >> Reina-Valera 1995 (RVR1995) Copyright © 1995 by United Bible Societies >> Show resources Add parallel Salmos 11:1-7 Reina-Valera 1995 (RVR1995) El refugio del justo Al músico principal. Salmo de David 11 En Jehová he confiado; ¿cómo decís a mi alma que escape al monte cual ave?, 2 porque los malos tienden el arco, disponen sus saetas sobre la cuerda, para lanzarlas en oculto a los rectos de corazón. 3 Si son destruidos los fundamentos, ¿qué puede hacer el justo? 4 Jehová está en su santo Templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos observan, sus párpados examinan a los hijos de los hombres. 5 Jehová prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia los repudia su alma. 6 Sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador serán la porción de su copa. 7 Porque Jehová es justo y ama la justicia, el hombre recto verá su rostro. >> Reina-Valera 1995 (RVR1995) Copyright © 1995 by United Bible Societies >> Show resources Add parallel Proverbios 19:10-12 Reina-Valera 1995 (RVR1995) 10 No es propio de un necio vivir entre lujos, ¡cuánto menos que un esclavo sea señor de los príncipes! 11 La cordura del hombre aplaca su furor, y un honor le es pasar por alto la ofensa. 12 Como el rugido de un cachorro de león es la ira del rey, y su favor, como el rocío sobre la hierba.
Posted on: Mon, 15 Jul 2013 12:29:56 +0000

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