Jamás nadie iba a lograr a entender porque el joven pasaba horas - TopicsExpress



          

Jamás nadie iba a lograr a entender porque el joven pasaba horas hasta días encerrado en su cuarto, ni el mas mínimo sonido salía de ese tétrico y frió lugar, la oscuridad cubría por completo la habitación casi la mayor parte del tiempo, nadie entraba y muy pocas veces alguien salía, el único ser con acceso libre a aquel sitio era su fiel compañera felina. Parecía que era la única en comprenderlo, hasta pensaba que podía entenderlo completamente cada sentimiento y pensamiento que pasaba por la cabeza del muchacho ella lo conocía, o al menos el quería creer que era así, el era feliz fantaseando con que ella estaba ahí para cuidarlo. Él, la esperaba cada noche sentado al pie de su cama mientras observaba a través del cristal de su ventana como la luna era la única responsable de la iluminación de su habitación, lo poco que se podía observar del joven era la tenue silueta que la luz del astro remarcaba con una gentileza admirable. Se podía notar una tristeza muy marcada en su rostro, una ansiedad y deseo impresionante, su mirada triste y sin rumbo se perdía en la luna, y su mente se llenaba de pensamientos y recuerdos casi sin sentido, cosas que no pudieron ser, más bien sueños que anhelaba con tantas ansias que ya eran recurrentes en su cabeza cada vez que cerraba sus ojos para dormir. Con un lento pero profundo suspiro e inclinando levemente su cabeza hacia atrás todos esos recuerdos desaparecerían de su mente, porque ahora lo único que ocuparía ese lugar seria la frase que cada día se repetía a sí mismo “Otra noche más sin ella”. Dejando que la gravedad haga su trabajo dejo que su cuerpo se desplomara en la cama, pero todo sin dejar de observar al hermoso astro que asomaba por su ventana, aquella silueta que jamás lo dejaba solo, era la única compañera que cada noche estaba allí mirándolo desde el oscuro firmamento, la única testigo de sus lágrimas y promesas que jamás fueron oídas. El muchacho tomaría la almohada que se encontraba a su lado y la envolvería en un tierno y cálido abrazo como si se tratara de un ser vivo, sus ojos se cerrarían lentamente mientras su mente era transportada al mundo de Morfeo, en aquel lugar todo era posible, hasta estar con ella. Las historias vividas en ese lugar no tenían nombre ni sitio en la realidad, sabía que todo lo que sucedía ahí, ahí se quedaba, por esa misma razón siempre deseaba jamás salir de ese mundo, quería encontrar la forma de ser un ciudadano eterno de ese lugar. Pero cada día sus ojos volvían a abrirse y al mirar a su lado no había nadie más que cobijas, su almohada y cada tanto un pequeño felino que siempre lo acompañaba. Al oír una tierna y tranquilizante voz susurrar a su oído, de una forma forzosa y lenta abriría sus orbes azuladas, solo para volver a desilusionarse, nadie se encontraba ahí. Otra vez su mente le habría jugado una broma, ya eran varias veces que el joven se despertaba con una gran sonrisa en su rostro pensando que ella se encontraba ahí pero no, nuevamente el único ser vivo en esa habitación era el; con un movimiento brusco arrojaría lejos la almohada que aún se encontraba entre sus brazos y volvería a cerrar sus ojos tratando de soñar nuevamente con ella, pero todo intento era inútil ya no podía volver a ese mundo que tanto deseaba no abandonar jamás, aun con sus ojos cerrados se notaba como comenzaban a humedecerse, sus orbes se cristalizarían por completo y en su mejillas se formaría un río de lágrimas que moriría en sus labios. Y así eran casi todos sus despertares. Nuevamente se oyó una delicada voz que pronunciaba el nombre del joven sin cesar, alguien lo estaba llamando, era una voz tan angelical y atrapante, se sentía como si el mismísimo cielo estaría diciendo su nombre una y otra y otra vez, el muchacho se levantaría tan rápidamente, sin importarle nada más que esa dulce melodía en sus oídos. Casi hipnotizado por ese cantar de sirenas se dirigió sin rumbo alguno con el único objetivo de encontrar al ser del que provenía ese sonido que envolvía sus oídos. Caminando con sus ojos cegados y su mente bloqueada por el sonido de esa voz que no dejaba de decir su nombre. Esquivando paredes y muebles, solo por instinto y memoria. El ruido se hacía cada vez más intenso, hasta se podía imaginar la silueta de tan sublime ser capaz de generar tan magistral melodía, era ella, esa mujer que tanto anhelaba, la que el siempre llamo “Su princesa” estaba ahí atrás de solo un trozo de madera que separaba su hogar del mundo. Un gusto a sangre invadía lentamente su boca, era tanta la desesperación y ansiedad por verla que sus propios dientes habrían lastimado parte de sus labios, con un gran suspiro ingeriría ese fluido rojo generado por la mezcla de saliva y sangre. Al abrir la puerta esa figura femenina que su mente había creado se esfumaría de forma instantánea, nadie estaba ahí parado, eran solo un muchacho de torso descubierto y la nada misma frente a él, sus ojos se volverían a inundar de lágrimas, su cuerpo se desplomaría dejándolo arrodillado en el piso como un niño indefenso al que se le perdió su juguete favorito. Su corazón poco a poco comenzaba a latir cada vez menos, sus pulsaciones se reducían a la misma velocidad que su esperanza de encontrarla, la había soñado tantas veces que hasta la creía real, el sabia que en algún lugar se encontraba su princesa buscándolo o simplemente esperando ser encontrara, nada anhelaba mas que poder verse reflejado en el brillo tan hermoso de sus ojos. Su mundo se derrumbaba de a poco junto a sus esperanzas de lograr ser feliz de una vez por todas, ya se sentía completamente vacío todo le resultaba inútil no sabia que mas hacer. En medio de una gran crisis de desesperación, el muchacho comenzó a golpear con furia el suelo pero era extraño no podía sentir nada, podía ver como su mano era cubierta de sangre y como el piso se teñía de color rojo, era como si su cerebro había dejado de funcionar y ya no enviaba ese sentido de dolor a todo su cuerpo. Pronto recordó que su labio se había lastimado pero el gusto a sangre en su boca si lo podía sentir con eso trato de reafirma que todo era real. Al ver su mano completamente lastimada y sin sentir la más mínima muestra de dolor el joven comenzó a tranquilizarse, ¿pero era gracias a esa sustancia roja esparcida por todo su brazo y el lugar que se estaba tranquilizando, como pasaba normalmente? Había algo mas que el no podía entender, algo andaba mal en todo esto, poco a poco sintió como su cuerpo se debilitaba como si la presión del aire se hubiera multiplicado cientos de veces, no paso mucho tiempo para desplomarse en el piso totalmente inconciente, aun acostado sobre ese charco de sangre sintió como si alguien le acariciaba su cabello, no podía ver ni oír a nadie, pero esas caricias le eran tan familiar y placenteras, podía sentir claramente como los dedos de alguien se enroscaban con cada mechón de su pelo, algo era seguro él no estaba solo o eso creía. -Esta todo bien, calma, esta todo bien.- no paso mucho tiempo para que el muchacho reconozca la voz y a la persona la cual era su dueña, lentamente sus parpados comenzaron a separarse permitiéndole ver a la joven que estaba a su lado tratando de calmarlo, -Solo fue una pesadilla, por favor tranquilízate.- Sin saber ni el porque, sus ojos se llenaron de lagrimas al verla a su lado, era ella, su princesa, estaba ahí junto a el abrazándolo y jugando con su cabello, una de las pocas cosas que lograban tranquilizarlo. -¿Que estabas soñando que estas tan exaltado?- la muchacha seguía muy asustada por el estado del joven, parecía haber tenido un ataque de pánico. –Sabes que no estas solo siempre voy a estar aquí para ti.- decía esto de una forma tan calma y con una sonrisa tan hermosa en su rostro que el joven se sentía en el mismísimo paraíso, sentía como si ella un fuera mas que un ángel caído del cielo, su voz percutia en sus oídos como la mas dulce melodía jamás antes creada. Después de tan fea sensación de soledad, de sentirse no mas que un niño indefenso y solo en el medio de un bosque de incertidumbres con la simple compañía de no mas que su oso de peluche que cada noche dormía entre sus brazos, sintió por primera vez una inmensa paz y calma en su corazón, ya no estaba solo, ella estaba ahí a su lado.
Posted on: Fri, 19 Jul 2013 03:09:25 +0000

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