Jesús les contó una historia a sus discípulos, para enseñarles que debían orar siempre y sin desanimarse. Lucas 18:1 (Traducción en Lenguaje Actual). ¡Oh no! Mi nieta Alexandra empezó a tocar antes de que el director de música diera la señal. No fue un buen comienzo, pero así se aprende. El tiempo es importante y empezar antes no es lo ideal. El resto del concierto estuvo muy bueno, sin errores. Debo decir que para ser jóvenes de primer y segundo año de colegio lo hicieron excelente. Como abuela estoy muy orgullosa. La experiencia me hizo reflexionar en que la práctica es importante. Si no lo hacemos podemos tocar mal nuestras notas o hacerlo en el momento incorrecto. Quizás la primera vez cuando compartiste el Evangelio no te fue muy bien, pero sigue adelante, practica. Todos debemos practicar la bondad, la fe, la oración y testificar. Por ejemplo, si ves a un niño o a un nuevo creyente orar, tal vez ellos no sepan qué hacer al inicio, pero con el tiempo esto cambia. Sus palabras pueden ser simples, pero ya entienden cómo acercarse a Dios y orar. Todos necesitamos algo de práctica y orar sin cesar. Cuando llegan las dificultades, necesito saber que Dios me oye y que me dará dirección. Cuanto más busco del Señor, más pronta seré en acercarme a Él. Los músicos necesitan practicar con el director para conocer sus instrucciones. No es algo automático. Él enseña a sus alumnos y practicaron una y otra vez. ¿Mantenemos nuestros ojos en Jesús? Debemos observarlo a Él. Jesús nos hará saber cuándo empezar. “Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer”, Salmos 16:8. No mires a otros. Los músicos pueden escuchar tocar a otros y ser bendecidos por ello, pero sólo deben tocar las notas que fueron escritas para ellos. El bajo y el violín tocan notas diferentes para la misma pieza. Cada persona debe hacer su parte, no la de otro. Dios sabe cuál instrumento debe ser tocado y cuando. Esta no es nuestra responsabilidad. Muchas veces me comparo con otros y me pierdo de lo que me corresponde a mi. Tampoco se dé por vencido. Alexandra no lo hizo. Luego que ella vio al director alzar sus manos, inició en el momento preciso. Quiero hacer lo mismo en el tiempo de Dios. A veces creo saberlo todo, pero estoy desintonizada de la guía celestial. Mi deseo es seguirlo, pero voy retrasada o adelantada. Debo sólo detenerme y empezar cuando me corresponda. El director no le pidió a mi nieta irse por su error, así que no crea que Dios lo vaya a hacer contigo cuando cometas una equivocación. Él quiere dirigirnos y que seamos parte de la orquesta. “Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse”, Lucas 18:1. Ahora que he reflexionado, estoy aún más orgullosa de que Alexandra no se diera por vencida en su habilidad de tocar música hermosa. Ella observó al director y empezó de nuevo. Necesito seguir su ejemplo. Oración Señor, gracias por permitirme que al igual que en una orquesta, yo pueda interpretar la música desde un instrumento particular. Gracias por dirigir mi vida y permitirme reiniciar cada vez que me equivoco. Amén. Escrito por Kathy Schultz. Escritora de CBN
Posted on: Tue, 17 Sep 2013 19:08:45 +0000
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