Juanito trotamundos era un gran viajero. Una vez llegó a una ciudad donde las esquinas de las casas eran redondas y los tejados no acababan en punta, sino en una especie de joroba suave. En la calle había un rosal y Juanito cogió una rosa para ponérsela en el ojal de la chaqueta. Mientras la cogía se dio cuenta de que las espinas no pinchaban, no tenían punta y parecían de goma, y hacían cosquillas en las manos. De pronto apareció un guardia municipal y le dijo sonriendo: - dijo el guardia sonriendo. Juanito observó que escribía la multa con un lápiz sin punta, y le dijo: contestó el guardia. Y naturalmente, la espada tampoco tenía punta. preguntó Juanito. dijo el guardia. Juanito se quedó de piedra. Y respondió: >. . . > dijo el guardia. . . . Y, Juanito avergonzado se vio obligado a abandonar el País sin punta, pero aún hoy, sueña con poder volver.
Posted on: Wed, 02 Oct 2013 02:37:32 +0000
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