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Jujuy entrevista a SARA MRAD Un homenaje a “la dueña de las palabras” Escultora plástica, se incorporó a las Madres de Plaza de Mayo Filial Tucumán en 1981 por la desaparición de su hermana. Es compiladora del libro “A boca de jarro. Escritos en el Periódico de Madres y otros textos”, de Graciela González que se presentó en Jujuy. ¿De qué se trata el libro “A boca de jarro”? Es una cantidad de artículos y cuentos que fueron publicados en el periódico de Madres de Plaza de Mayo y algunos inéditos. Durante doce años, Graciela González de Jeger escribió sus artículos para el periódico de las Madres. ¿Por qué se decidió hacer este libro? Después de que Graciela partió en el año 2000, se nos ocurrió hacer un compendio y editar el libro porque nos parecía muy triste que su voz quedara sólo en el archivo del periódico. Se eligió este formato porque nos facilita el hecho de poder llevarlo a las escuelas, a las charlas y lo podemos presentar en las exposiciones. Lo podemos distribuir de otra manera, para que ella esté siempre presente. Esa es la idea. ¿Cuál es el espíritu que transmite la obra? El espíritu lo podría definir como una de las consignas de las Madres: “La única lucha que se pierde es la que se abandona”. El espíritu de este libro es el de continuar la lucha, de tener siempre la esperanza a viva voz porque no todo está perdido. Es cierto que en la lucha las madres no recuperamos a los hijos con vida, pero sí recuperamos todos sus ideales, toda esa lucha revolucionaria que ellos tenían. Hoy el país es diferente de aquella época de persecución y censura, porque hoy los jóvenes vuelven a creer, y están participando, vuelven a la militancia y es algo que tenemos que valorar. ¿Cómo se involucra Graciela González en el movimiento de las Madres? Graciela González estaba casada con Maurice Jeger, que trabajaba en el diario La Gaceta de Tucumán y también era corresponsal del diario Le Monde Diplomatique de Francia. Él fue secuestrado y al día de hoy sigue desaparecido, pero Graciela también fue detenida, nada más que a ella la soltaron. A raíz de la desaparición de Jeger, ella se incorpora en esta lucha por su desaparecido, integrándose a la asociación de Madres de Plaza de Mayo. Ella era maestra rural, mientras estudiaba Abogacía, aunque no terminó la carrera, y en su época universitaria fue militante, y de algún modo digamos esa militancia la continuó con las Madres, pero era una persona con mucha avidez por la lectura. Yo siempre lo digo, ella era “dueña de las palabras”, era muy despojada en su manera de vivir, pero siempre la veías rodeada de libros y periódicos. Era una persona que se cultivaba a diario con la lectura. Usted la conoció de cerca, ¿cómo la definiría? Por su perseverancia. Porque ella desde muy jovencita fue una militante estudiantil y después se integra a seguir militando con las Madres de Plaza de Mayo, era una persona muy perseverante. A pesar de que sus últimos años los vivió con mucha pobreza, ella era feliz. Nunca se despojó de la palabra. Estaba donde tenía que estar, estaba donde estaban las Madres, los Hijos, trabajadores desocupados… Militaba siempre en donde podía aportar. ¿Esta es la primera vez que se presenta el libro en Jujuy? En Jujuy es nuestra primera vez. Cuando sacamos el libro lo primero que hicimos fue presentarlo en Tucumán, después en Buenos Aires, y hace un año más o menos en Salta. Vamos recorriendo el país con el libro en la medida en que podemos. ¿Qué repercusión tuvo la presentación en la provincia? En Jujuy hubo interés porque lo que tiene este libro es que es “bien norteño”. Hay que pensar que la Argentina es un país muy extenso, entonces hay maneras de hacer y de decir que son diferentes, no decimos igual nosotros en el Norte que el que vive en Buenos Aires, en Córdoba o cualquier otra provincia que no es de nuestra región. Entonces, este libro tiene esa impronta, de ser esencialmente norteño. Por eso también es que los relatos arrancan con creencias populares del Norte, hablando de personajes como “el nombrador” y “el familiar”, porque toma esos elementos de la cultura para tener un punto de referencia común con los lectores que conocen esos personajes y los identifica, más allá de que uno comparta o no la ideología o la historia de las Madres. Fuente: El Tribuno
Posted on: Thu, 18 Jul 2013 01:18:22 +0000

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