Klagenfurt 1 de julio de 2013 La hora de la verdad la tendría al - TopicsExpress



          

Klagenfurt 1 de julio de 2013 La hora de la verdad la tendría al levantarme, tenía dos opciones: amanecer con todo el cuerpo adolorido después de todo el recorrido hecho ayer o amanecer con un hachazo en la cabeza por estar celebrando con cerveza y whisky a la vez, curiosamente ninguna de esas ocurrió, solo una tercera opción que no tenía en cuenta por no haberme aplicado crema solar en la competencia, pero nunca fue la quemadura de otras triatlones. Tomamos desayuno con Lucile y mientras ellas iba hacer sus cosas, yo iba ir a la expo para comprarme la chaqueta de finisher, a si que fui en bicicleta y al llegar me sorprendió lo lleno que estaba, de hecho casi todos estaban con sus camisetas de finisher que al parecer hasta durmieron con ella porque algunos los reconocí de ayer. También por la módica suma de $14 mil pesos uno podía retirar su foto en papel de llegada (una larga fila) o por $10 mil grabar el tiempo de llegada en su medalla (larga fila también) o tratar de entrar a la tienda oficial de ironman y tratar de comprar algo de las cosas que quedaban y aquí un recomendación, nunca hay que esperar una liquidación para comprar después de la carrera, la gente al llegar a la meta compra suvenires por montón (independiente que sean caras) y siendo exactamente una hora desde que abrió la tienda, ya tenía un 30% de las cosas: Mochila de triatleta Ironman – agotado, ropa técnica Ironman – agotado en todas sus tallas, chaquetas, poleras y gorros con la palabra finisher – agotado, ropa de guagua – agotado y la gente haciendo tremendas filas para comprar, tuve la suerte de encontrar una chaqueta justo de mi talla detrás de la caja que estaba de mostrador y de ahí no quise seguir viendo para no contagiarme con la fiebre de compra que estaba haciendo la gente. Un dato off-theRecord: son más de 800 unidades de cada producto que se vende y el total de participantes llega a 3.000. Al medio día quedamos de juntarnos con Wolf y Maja para almorzar en el Buschenschank, por lo que pasé a buscar a Lucile a la hostería, me puse chalas y partimos caminando los 5km, creo que no fue más de 1km que algo me comenzó a doler en el pié y fue una gigantesca ampolla que me salió en la planta, me sentía totalmente frutado, mi título de ironman no me duró ni 12 horas y por unas picantes chalas me salió una ampolla que me tenía incómodo al caminar. Afortunadamente Wolf y Maja nos esperaron abajo del cerro y tenían unas latas de cervezas heladitas para seguir el recorrido, pero el gran problema lo teníamos al llegar, pues sería ofensivo llegar tomando cerveza, a si que las desocupamos a unos metros antes y aquí se presentaba un nuevo problema: ¿dónde dejar las latas?, no había basurero en pleno campo y no teníamos donde guardarlas, a si que lo más sano sería decirle la verdad a Frau Andrea (la dueña del Buschenchank) que encontramos esas latas tiradas en el camino y que atentaban con el medio ambiente. Al Buschenschank se sumó Jan y su familia, es muy chistoso conocer a su hijo de 4 años, es verlo retratado a él y me sentí todo un tío chocho. Después llegó Eosima y Ewald había avisado que no llegaría. La frau Andrea se portó rebien, me dio postre y snaps por cuenta de la casa, ya que primera vez que tenía un cliente extranjero que volviera y llegara con más gente. Después no ofreció si queríamos ir a sacar guindas y recorrer la granja, a si que nos sentimos como dueños de casa para después bajar al lago y nadar en una zona que ellas nos recomendó. Ahí nadamos, dormimos siesta y cuando el sol ya estaba por caer, quedamos de juntarnos en la hostería para hacer panqueques franceses, esos que siempre a Lucile le pido y que en la casa de estudiantes tenía el record de ser el único en llegar a comer ocho. Pero teníamos un problema logístico en la hostería, porque la cocina está habilitada para desayunar solamente y no contaba con sartén, batidora y todas esas cosas, a si que opté por preguntarle a la Frau Spick si le gustaría comer auténticos panqueques franceses, y cuando dijo que sí, le pedí las herramientas. Cuando salió el primer panqueque, hice el respectivo control de calidad y el segundo se lo llevé a la Frau Spick. Al rato volvió a la cocina para decir que estaba increíble y que si nosotros hacíamos panqueques dulces (ya que los que le pido a Lucile son con queso, jamón, bechamel y otras cosas), pero la verdad que para cerrar el estómago los comemos al final, siendo solo de azúcar, porque no habíamos comprado otras cosas. Aproveché también de preguntarle si realmente estuvo llena la hostería el fin de semana, ya que Wolf quiso meses antes reservar acá, pero le habían dicho que estaba llena y a mi me no me pareció tal, a lo que me contó que ella solo arrienda 5 habitaciones de 20 que cuenta la hostería, y lo hace así ya que no tiene tiempo de atender a tantas habitaciones, esto lo tiene solo para no sentirse sola y tener actividad a su edad. Luego se fue y Lucile me dice: “¿te imaginas que a las 20 habitaciones llegaran Luciles y Emilios?, la cocina colapsaría y Frau Spick le daría un infarto…jajjaja”. Después seguimos comiendo y cuando se vino a despedir, ya que se iría a la cama, nos trajo nutella y mermelada casera para que los comiéramos como corresponde. Emilio Becker
Posted on: Thu, 04 Jul 2013 08:31:05 +0000

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