LA COMUNICACIÓN BASE DE TODA RELACIÓN El amor es - TopicsExpress



          

LA COMUNICACIÓN BASE DE TODA RELACIÓN El amor es comunicación (っ⌒‿⌒)•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•(っ⌒‿⌒) La iglesia no es un sistema religioso, sino un espacio abierto de comunicación y gratuidad donde todos los creyentes son activos y cultivan (deciden) dialogando los asuntos principales de su vida, de tal forma que pueden presentarse como una expresión social de amor, un amor compartido. En esa línea, la iglesia sólo es verdadera allí donde sus fieles se saben responsables, de manera que pueden compartir en amor su palabra y resolver en amor sus problemas, en la línea de diálogo que suponen Mt 18 y Hech 15. Desde ese fondo se pueden entender los elementos básicos de la comunicación como experiencia básica de amor cristiano. El “dogma” cristiano no es algo objetivo y superior (como las verdades o ideas de Platón), sino la misma comunicación personal, la experiencia de amor mutuo. No hay, por tanto, amor a Dios y después “comunicación” de ese amor, sino que la misma comunicación es el amor; más aún, la misma comunicación es la realidad, que define a los hombres como seres que viven de amor, que son al amarse mutuamente. Que los hombres pueden escucharse y dialogar, compartiendo así la vida: eso es amor para los cristianos; eso es el amor en un nivel de iglesia. Desde ese fondo podemos precisar algunos rasgos de la comunicación como experiencia básica de amor, empezando por la historia de Israel y pasando por la iglesia, hasta llegar a la hondura del misterio de Dios. 1. Israel, principio comunicativo. Las religiones eran (y son) procesos de experiencia comunicativa, de manera que lo divino (incondicionado, fundante, numinoso) se revela y realiza como diálogo de amor humano; por eso, Dios no es irracional, sino principio de diálogo, fuente y garantía de la racionalidad comunicativa del encuentro interhumano. Siguiendo en esa línea, la religión israelita ha sido un proyecto de comunicación vinculado a la identidad judía: la unidad y trascendencia de Dios tiende a expresarse en la elección de Israel y en su apertura hacia los pueblos. Ese proyecto ha quedado abierto hacia un horizonte utópico, pero sin realizarse en la historia. Los judíos creen que Dios hará que todos los pueblos se vinculen y dialoguen sobre el Monte Sión, en paz mesiánica y transpa­rencia de amor; pero, por ahora, no puede o quiere hacerlo y así queda en silencio, como misterio superior, impronunciable. 2. Evangelio, mensaje de comunicación. Cuando Jesús anuncia e inicia con su vida la llegada del reino de Dios está expresando el cumplimiento de la comunicación escatológica. ¡Vendrá Dios! decían muchos judíos: man­tengamos mientras tanto la estructura del pueblo, fieles a la Ley que el mismo Dios ha revelado para el tiempo de la espera. Jesús dice, en cambio. ¡Dios está viniendo ya!, expresemos por tanto su venida; vivamos a partir de su presencia, en transparencia de amor (cf. Mc 1, 14-15 par). Así podemos definir el evangelio como culmen del proceso comunicativo: la fe en Dios se identifica con el despliegue de una comunión personal, gratuita y gratificadora, entre todos los humanos. Desde el centro de la historia (como grano de mostaza, simiente sembrada en la tierra), Jesús ha puesto en marcha un proceso de comunicación universal de amor. De esa forma, asume y realiza aquello que los israelitas esperaban para el fin del tiempo: traduce la Palabra (amor universal) de Dios en forma de Comunica­ción interhumana. El primer “dogma” cristiano es la comunicación de amor entre los hombres. 3. Jesús, comunicación encarnada. Jesús ha ofrecido a todos un mensaje de amor (comunicación) gratuita y salvadora, abierta en especial hacia los antes marginados (pobres, pecadores…). Ese gesto ha suscitado el rechazo de los poderes establecidos que controlan la información religiosa nacional (sacer­dotes) y la política imperial (romanos): para mantener sus privilegios, impidiendo el acceso de los pobres a la vida compartida, en nombre del “Dios” del orden establecido, los poderes del mundo han matado a Jesús, que ha protestado dejándose matar. Su muerte no ha sido un asesinato más (aunque él se asocie con los asesinados), sino el asesinato de aquel que quiso abrir para todos los humanos un espacio y camino universal de encuentro de amor. Por mantenerse fiel a su proyecto le han matado, y su Cruz sigue siendo una protesta contra todo lo que oprime al ser humano, contra todo aquello que se opone a la comunicación de amor entre los hombres. Los poderes del mundo le han condenado, pero invirtiendo esa condena, Dios le resucita, haciéndole garantía y sentido de amor mutuo en medio de la historia. 4. Dios, comunicación universal. Según los cristianos, no existe primero un Dios en si (más allá de toda relación, puro silencio), y después comunicación de Dios, que se revela porque así lo ha decidido. De manera sorprendida y gozosa, los cristianos traducen el mensaje de Gen 1, 1 (en el principio creó Dios...) en claves de comunicación intradivina: en el principio era la Palabra, Dios mismo era Palabra dialogada (cf. Jn 1, 1). Dios es Trinidad, Comunión personal, Palabra que se da gratuitamente (Padre), se acoge en amor (Hijo) y se comparte (Espíritu Santo). Por eso, creer significa asumir la comunicación fundante de Dios que se abre de manera creadora a todos los hombres. Creer es comunicar y compartir gratuitamente la vida, en protesta contra todo lo que oprime a los hombres, en gesto de apertura especial hacia los excluidos del sistema. 5. Iglesia, comunión de personas en la historia. La iglesia es la comunidad de aquellos que, creyendo en la Palabra de Jesús resucitado, la comparten y celebran ya en el mundo. No les vincula una raza o historia pasada, ni algún tipo de intereses materiales, sino la Palabra de amor de Dios, encarnada en Jesús y expresada como fuente de amor dialogal. Son cristianos aquellos que creyendo en Dios se creen y se dicen la vida, en torno al pan y vino de la eucaristía, en una iglesia que es regalo gozoso de Dios, siendo espacio de amor abierto hacia todos los hombres. No condena el cristianismo a las otras religiones, ni gana a sus adeptos por la fuerza, pues la fuerza es lo contrario a la comunión universal del evangelio. La verdad de la iglesia es comunión; por eso, todo intento de imponerla, sin diálogo de amor, es contrario al evangelio. Un cristianismo que nos obligara a ser cristianos no sería cristianismo y una iglesia que destruyera a las restantes religiones no sería iglesia. 6. Comunicación, dogma cristiano. El contenido fundante de la confesión cristiana (Dios es Trinidad, Cristo ha resucitado) se identifica y expande con la acción comunicativa de la iglesia. Por eso, tomar unos dogmas de tipo ontológico (en clave más o menos platónica) y ponerlos como verdad absoluta, fuera de la comunicación cristiana carece de sentido: la trinidad inmanente (dogma en sí) no puede separarse de la económica, es decir, de la donación gratuita de Dios, que es salvador en Cristo, por el Espíritu Santo. Suele hablarse a veces de la fe, en forma ontológica, como si ella fuera un depósito de dogmas aceptados por revelación-autoridad; luego se añade que esa fe se comunica, en un segundo momento, a través de una información y testimonio. Según eso, la fe tendría sentido y consistencia (realidad) en sí misma, fuera de la comunicación creyente. Pues bien, en contra de eso, el contenido de la fe (Trinidad, Encarnación) no puede separarse de su comunicación (ni viceversa). La verdad de la fe cristiana sólo existe y puede expresarse en el diálogo interpersonal, de Dios en Cristo y de los creyentes entre sí. Los planteamientos anteriores nos sitúan en el centro de la fe cristiana, que se expresa (encarna) en una iglesia que es comunidad comunicativa, sin más tarea que el despliegue y apertura del diálogo de amor de Dios en Cristo a todos los hombres y mujeres de la historia. No hay verdad cristiana fuera de la comunión personal de aquellos que creen en Jesús y expanden su fe-amor a los humanos. Amor mutuo: eso es la verdad. Comunión afectiva y efectiva abierta a todos los humanos: eso es iglesia. Un largo y hermoso camino se abre a los creyentes: itinerario de comunicación, reto humano, invitación cristiana. El Dios de los cristianos no está fuera, sino en el mismo amor mutuo, pues por Cristo se ha hecho carne de vida, muerte, entrega y pascua, en el tejido de violencia de la historia (para convertirlo en campo de diálogo humano). No podemos buscarle en una trascendencia resguardada, sino en la misma acción comunicativa de amor entre creyentes. blogs.21rs.es/pikaza/2011/07/05/el-amor-es-comunicacion/
Posted on: Fri, 27 Sep 2013 21:51:54 +0000

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