LA DOCTRINA MILITAR DE ESTIGARRIBIA Y LA PRIMERA BATALLA. - TopicsExpress



          

LA DOCTRINA MILITAR DE ESTIGARRIBIA Y LA PRIMERA BATALLA. Terminada una guerra, es lógico que los escritores militares de los diversos países trataran de sentar la doctrina que convenía a una futura guerra. El Ejército paraguayo entró a la guerra de la Triple Alianza con el concepto de la ofensiva a todo trance. Iniciada la guerra con las campañas ofensivas de Uruguayana y Corrientes, aquella tendencia ofensiva, Solano López había llevado a extremos inconcebibles y de la que nos hemos ocupado en “La conducción del Ejército paraguayo en la guerra contra la Triple Alianza”; habría de modificarse después de la aniquilación de nuestro I Ejército en la batalla de Tujutî. Para no exponerse a nueva catástrofe, el Mcal. López pasó a la defensiva activa, y después de Tujutî II del 3 de noviembre de 1868, a la defensiva absoluta. Este pensamiento de actitud netamente defensiva era la idea prevaleciente en el Ejército paraguayo hasta el inicio de la guerra del Chaco. Estigarribia, actuando en un medio militar de tendencia esencialmente defensiva, cuyos exponentes máximos eran el Gral. Rojas, Comandante en Jefe, y el TCnel. Juan B. Ayala, jefe de Estado Mayor, supo frenar tales tendencias, pues, su sentido estratégico le advirtió la conveniencia de apelar a la ofensiva, y esto no obstante estar saturado el Ejército de la idea netamente defensiva. Así él –Estigarribia- se mantuvo ajeno a la campaña defensiva desencadenada en Paraguay por militares y políticos, y resueltamente se puso a neutralizar la errónea tendencia. “El Estado Mayor General –comenta Zook- modeló sus planes de acuerdo con las ideas del T.Cnel Juan B. Ayala, que ocupaba la jefatura de dicha institución desde 1931. Anticipó únicamente operaciones con fuerzas ligeras manteniendo la masa principal sobre el ferrocarril Casado. En lo esencial, ligó al Estado Mayor a conceptos defensivos, dentro de los cuales se permitiría que el enemigo avanzara lentamente hasta exponer sus débiles comunicaciones a incursiones de guerrilla y caballería. El Gral Rojas, Comandante en Jefe, suscribía el plan de Ayala, añadiendo que una retirada lenta induciría al enemigo a ir hasta el río Paraguay, donde más tarde se lo derrotaría” (David Zook, Pág. 85 y 86). No hay nada más desafortunada para un Ejército el ser derrotado en la primera batalla, porque generalmente esta es seguida por otra, y consecuentemente baja la moral de las tropas y del pueblo, la que es muy difícil volver a recuperar. Es por este motivo que Estigarribia atacará Boquerón resueltamente y con el máximo de su poderío. Confirmado su posición, y a despecho de la directiva del Comandante en Jefe, Gral. Rojas, empezó la guerra con una campaña ofensiva. Estigarribia se anticipó al enemigo en la batalla de Boquerón, lo que ya en sí era un acto de audacia. Pero su audacia en ninguna ocasión se manifestó en forma más clara que en Campo Vía y El Carmen. Demostró amplia visión táctica y firmeza de carácter. Lograda la muy difíl victoria de boquerón, por falta de transportes, tropas frescas, y la dificultad de la escasez de agua para emplear la Caballería, le impidieron realizar la persecución; por tanto, fue forzado a detener su fulgurante ofensiva en el Km. 7 de Saavedra. Poseía indiscutiblemente una manifiesta aptitud operativa, apoyada por una gran claridad y precisión de pensamiento.Veía venir una guerra de contornos gravísimos y de consecuencias imprevisibles, y como era su deber se preparó convenientemente para servir a la nación, confirmándose de este modo la idea de que la gloria se da tan solo a quienes soñaron constantemente en ella. Es digno de señalar que el Paraguay contaba a la sazón con magníficos jefes como en verdad los fueron Rafael Franco, Carlos J. Fernández, Nicolás Delgado, Eugenio A. Garay, Manuel Garay, Juan B. Ayala, Luis Irrazabal, José A. ortíz, Francisco Brizuela, Arturo Bray, José Ma. Cazal, Ernesto Scarone y varios más. Por tanto, y esto está reconocido por los mismos bolivianos, el Ejército paraguayo contaba con oficiales dignos de la victoria. El objetivo político de la guerra solo puede ser alcanzado mediante batallas ofensivas y por los artificios de la maniobra, y no por permanecer resguardadas en inexpugnables trincheras. Sin embargo, es preciso señalar que las tropas paraguayas hicieron gala de una tenacidad admirable en las defensas de Nanawa, Toledo y Gondra. En sendas batallas habían rechazado con valentía las embestidas bolivianas que tenían la intención de abrirse paso hacia Concepción. Pero la adopción de la actitud defensiva era siempre temporal, pues, de allí partía Estigarribia, una vez debilitado el enemigo o la concentración de sus tropas en algún punto le permitía una superioridad numérica local, para maniobrar sorpresivamente y rápido como el rayo, poner cerco a unidades bolivianas como en Campo Vía, Pampa Grande y El Carmen y hacerlas capitular.
Posted on: Sun, 29 Sep 2013 10:47:39 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015