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LA ESCUELA DE FORMACIÓN POLÍTICA COMANDANTE SUPREMO HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS DEL CONSEJO LEGISLATIVO SOCIALISTA DEL ESTADO MONAGAS: HACIENDO DE LA PATRIA UNA ESCUELA. Autor: Nelson Caraballo (Profesor de la UDO-Sucre) Con enorme agrado recibí la invitación a participar en uno de los más nobles, ambiciosos y necesarios proyectos educativos que en el presente reclama la sociedad venezolana: La Escuela de Formación Política Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías del Consejo Legislativo Socialista del Estado Monagas, cuyo Director es el amigo Doctor Luis Rafael Peñalver Bermúdez. En esta ocasión fungí como facilitador de uno de los Módulos del Seminario de Formación de Facilitadores y Facilitadoras de dicha Escuela de Formación, realizado en el Museo Mateo Manaure, ubicado en el Complejo Cultural de la ciudad de Maturín, donde compartí y aprendí de todo una experiencia de vida que despliegan muchos de los amigos participantes que aspiran ser docentes de esta escuela; insignia y referencia nacional que recién acaba de ser creada gracias al empeño de Peñalver y al apoyo irrestricto del educador y legislador Vicente Carvajal, presidente del Consejo Legislativo del estado Monagas. Cabe destacar que en el Artículo 1° del Plan de Desarrollo Estratégico que orienta a esta Escuela de Formación, destaca lo siguiente: “La Escuela de Formación Política Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías del Consejo Legislativo Socialista del Estado Monagas, tiene por objeto la formación de las parlamentarias y los parlamentarios, servidoras y servidores públicos y pueblo en general, así como la investigación y publicación en materia política, ideológica, económica, social y jurídica en general; y en todas aquellas áreas vinculantes”. Imaginemos algo así como potenciar la formación de un pueblo para que asuma sus conscientes responsabilidades ciudadanas, políticas y de legislación, en plena armonía con el compromiso por consolidar la Democracia Participativa y Protagónica como sujeto de poder corresponsable de tales fines para la patria. Estos senderos emergentes para asumir responsablemente a la educación son sin duda el primario aditivo para apoyar este trabajo de envergadura, más aun cuando sabemos que las instituciones educativas tradicionales viven desde el propio cerco de su cultural sedada que no admite ningún tipo de ruptura; sin embargo en la calle desde hace mucho tiempo pervive una cultura, un pensamiento, una organización y una participación de la gente conectada con la resistencia y la creación de formas inimaginables de vida. Con propiedad afirmo esto, porque soy educador, pedagogo y universitario; y percato que la escuela, la pedagogía y la educación que hemos heredado, en cierta medida no se libra de una trama histórica que ha configurado cierta lógica cultural con arraigo en la dependencia en cuanto a los pensamientos y las prácticas que circulan en sus espacios. En igual medida creo que el eje central para interpelar dicha forma de funcionamiento es sin duda la comunicación, y estamos obligados a poner el mayor interés en analizar los lenguajes, los discursos, los textos, que están movilizando la atmósfera cultural que impera en la escuela, en la educación y en los actores de lo educativo. Esto lo planteo porque es vital que el campo de la educación en Venezuela se conecte con los caminos revolucionarios que dan cuenta de enormes transformaciones en la vida material, política y formativa de los ciudadanos de esta patria y de nuestramérica como patria grande. Por ello, la importancia de que esta escuela naciente entienda que la formación no es de la mente, sino del corazón: “Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso”, decía Simón Bolívar en alusión a su maestro Simón Rodríguez, reiterando la connotación política y libertaria de la noción de formación. En las estrategias políticas de la escuela estos ejes libertarios deben ser referencia teórica, axiológica y praxiológica, y se necesita por ende de una nueva caja de herramientas de esta índole, de una nueva voluntad política y ética por parte del educador, de un tipo-otro de discurso, conectarse con otras nociones, con otros métodos, leer a autores como Nietzsche, Simón Rodríguez, Foucault, Pierre Bourdieu, Edgardo Lander, Anibal Quijano, Walter Mignolo, Enrique Dussel y otros, por el privilegio que han dado a la política-político y el lenguaje en lo referido a la educación y sus posibilidades de emancipación y transformación. Ya lo advertía el maestro Simón Rodríguez en Sociedades Americanas con tamaño grandiosidad (1828): “La América Española es Original, Originales han de ser sus instituciones, su gobierno y Originales sus medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos….…Abramos la historia; y por lo que aún no esté escrito, lea cada uno en su memoria”. Yo creo que la Gran Misión en Formación debe ser reivindicar esta máxima. La Gran Misión en Formación, que tiene en este proyecto de la Escuela de Formación uno de sus principales soportes, tiene que trazar sus cometidos por hacer entender que los venezolanos somos sujetos históricos, de transformación, somos lenguaje y praxis. Por ello -aparte de los cuantiosos aportes que ha hecho el Gobierno Bolivariano de Venezuela al incrementar en términos porcentuales y absolutos la inversión en educación; aparte del maravilloso Programa Canaima que hace feliz a nuestros hijos al recibir un computador para actualizar y dinamizar su educación; aparte de la Colección Bicentenario que apoya a los niños, jóvenes y a la familia en general en cuanto a la facilidad para obtener textos gratis y de gran calidad académica-, la escuela debe focalizarse en cuanto a la necesidad de una emergente forma de comunicación que sea morada de la emancipación del pueblo y emergencia de una nueva figura discursiva con tintes de originalidad que quiebre el sistema de restricciones que en lo cultural y en el lenguaje ha convertido a la escuela tradicional en lugar de encierro y dominación, y conectarse con las transformaciones de la calle, de las comunidades locales, regionales y mundiales que hoy reflejan ruptura con el viejo orden del poder imperial capitalista y sus reconfiguraciones neoliberales y globalizadoras. Cuando hablo de todo este sistema de restricción estoy dando sentido interpretativo a lo que el filósofo Michel Foucault en su obra El Orden del Discurso nombra bajo el concepto crítico de Ritual: “el ritual define la cualificación que deben poseer los individuos que hablan (y que, en el juego de un diálogo, de la interrogación, de la recitación, deben ocupar tal posición y formular tal tipo de enunciados); define los gestos, los comportamientos, las circunstancias, y todo el conjunto de signos que deben acompañar al discurso, fija finalmente la eficacia supuesta o impuesta de las palabras, su efecto sobre aquellos a los cuales se dirigen, los límites de su valor coactivo”. Sabemos que la escuela y la universidad modernas han sido atrapadas en esa lógica discursiva y ritualista que las faculta como instituciones para formar profesionales (cabe decir facultarlos en contenidos, competencias técnicas y raciocinio presto a producir en lo laboral), dejando a un lado la prioritaria tarea de convertirse en comunidad para el encuentro del pensamiento y la diferencia, y como esfera pública para la transformación, lo que denota indudable e inesquivablemente el hecho de que la educación está transversada en su esencia por la dimensión política de todo hecho formativo-humano. La Escuela de Formación está reñida y en combate declarado contra todo ritual, y celebré con beneplácito en este sentido, el hecho de que los facilitadores no necesariamente deben ser profesionales universitarios, ni los estudiantes los diputados, NO; es la experiencia de formación y la vivencia de la vida la que abriga el baremo para ser actor en esta diferente y atípica escuela. A partir del trazado de las coordenadas que creemos deben orientar el sendera de una formación emergente que calibre con los nuevos procesos de cambios nos cuestionamos: ¿qué tipo de educación y qué tipo de escuela requiere estos tiempos de emergencia revolucionaria? Pues una educación que privilegie a la formación ciudadana como una de las principales fuerzas potenciadora de los cambios, y una escuela que irrumpa como estrategia organizativa, administrativa y de poder para coordinar estas relaciones de fuerzas revolucionarias implicándolas en un esfuerzo vital que apuntale a la voluntad creadora del pueblo, a una formación para libertad, la independencia y la soberanía, al realce de valoraciones humanas como el derecho a la vida, al trabajo, la convivencia, la diferencia, el realce del corazón revolucionario, y además dándole un sentido de conexión e impacto en beneficio de las comunidades y su expresión en los Consejos Comunales y las Comunas como forma base de organización popular y enclave articulador de esta complejidad de poderes nacientes. Estos son los retos mayores para una Escuela de Formación Política que tiene sus pertrechos ideológicos orientados por el pensamiento y los valores de honestidad y trabajo del comandante supremo de la patria, Hugo Rafael Chávez, y creo que hoy, a seis meses de su partida, Chávez vuelve echo millones, y la escuela tiene la responsabilidad de avivar su pensamiento y rebasarlo en su historicidad. Un abrazo fraterno y felicitaciones a Luis, Vicente, Miguel, Jackelin, Enirse, Jesús y todo el equipo directivo y organizativo que con arduo esfuerzo habilita este reconocido trabajo, necesario en estos tiempos de revolución. MUCHÍSIMAS GRACIAS
Posted on: Thu, 03 Oct 2013 20:49:24 +0000

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