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LA MONTON LA HISTORIA DEL PERONISMO EN UN NUEVO 17 DE OCTUBRE FUSILES Y MACHETES POR OTRO 17 LOS QUE ESTEN CON PERON QUE SE VENGAN AL MONTON El regreso de Perón a la presidencia —será ésta la tercera vez. que ocupa la primera magistratura— culmina un proceso que apeló tanto a la insurrección armada como a la negociación política con los sectores enemigos susceptibles de ser anulados o capturados de ese modo. La negociación, sin embargo, nunca fue elogiada en los cantos peronistas. Fue, tácitamente, un atributo .de la conducción. O mejor dicho, del conductor. Los delegados de Perón que se aproximaron al régimen —cumpliendo o no órdenes suyas— fueron, en general, repudiados. El pueblo valoró a sus dirigentes por el grado de su enfrentamiento a los gobiernos de turno. Aunque tuvo, sin embargo, un “olfato” especial, una actitud de vigilancia que permitió, pese a su rigidez, diferenciar los que cumplían la “letra y el espíritu” de las directivas de Perón de los que cumplían sólo la “letra”. La masa siempre separó a los leales que negociaban con el régimen para impulsar mejor los planes del movimiento de los que lo hacían para facilitar la penetración de los enemigos. Es que Perón estuvo casi trece años a más de diez mil kilómetros de distancia y los otros cinco —repartidos en Paraguay, Venezuela, Panamá y Santo Domingo— aunque permaneció más cerca, le fue prohibida la entrada al país. Era natural, entonces, la cerrada desconfianza del pueblo frente a los contactos de los dirigentes con un régimen que mantenía al conductor en el exilio. Y fue la pena del exilio aplicada al Conductor la bandera de lucha más poderosa del Movimiento, la que más pesó en todas las conciencias, la que más acompañó marchas, movilizaciones, atentados y sufrimientos. Perón Vuelve fue la primer consigna peronista después de 1955, y fue también quien mejor expresó la línea de acción de los peronistas: retornar al poder con Perón como presidente. La otra gran consigna del Movimiento fue la recordación de Evita. El minuto de silencio al comenzar los actos partidarios, y la presencia de la abanderada de los humildes en todas las manifestaciones de la lucha, —unas veces con cantos, las más con emblemas y carteles,— fue lo que más acompañó el grito por el retorno del líder. Y esos fueron los tres elementos más importantes de las consignas peronistas: la dureza para exhortar a la lucha, la lealtad hacia el líder en el exilio y la recordación de Evita, a quien su trágico fin —fue secuestrada y encarnecida por los gorilas— incrementó en el recuerdo y la veneración del Pueblo. Otro ingrediente importante de los estribillos fue el extraordinario amor por Perón. Ninguna otra fuerza política del país tuvo en cánticos una presencia tan reiterada y venerada como la que Perón tuvo dentro de las consignas del Movimiento. En la época más difícil del peronismo, cuando la dictadura gorila de Aramburu impidió nombrar a Perón a través del decreto 4161, una flor No me Olvides, multiplicada por millares en solapas y medallas, testimonió la vigencia del recuerdo. Como es natural, las consignas reflejaron también los cambios internos. Durante doce años, quizás hasta 1965, cuando en un congreso realizado en la ciudad de Avellaneda se proclamó la fórmula “Estar contra Perón para salvar a Perón”, las manifestaciones y estribillos fueron compartidos por todos los sectores internos. En esos años, comenzaron a producirse profundas transformaciones. Los sindicatos, que habían operado a la vanguardia del Movimiento, fueron paulatinamente acoplándose al régimen al ritmo de la Revolución Argentina. Al llamado de los militares, la presencia de los gremios en la lucha fue casi formal. Siguieron en el Movimiento, es verdad. También lo es que mantuvieron —no todos— una frecuente relación con Madrid. Pero su función dentro del proceso cambió totalmente: de defender los intereses de los trabajadores pasaron a mediar en los conflictos obrero-patronales y a llenarse de plata con los fondos sindicales. Los gremialistas, que habían peleado en la primera línea de acción contra la libertadora, elegían la tranquilidad del “arreglo” con el gobierno antes que los riesgos de encabezar la disputa por los reclamos del pueblo. Ese cambio en el rol político de los sindicatos fue casi simultáneo con la aparición de las estructuras de cuadros jóvenes. Y una antagónica línea política entre ellos, motivó a la vez cantos también antagónicos. Los estribillos comenzaron entonces a enfrentarse en los actos y en las movilizaciones. Pese a esas diferencias, hay consignas que por su amplitud se han mantenido en las gargantas de todos los sectores del Movimiento a lo largo de estos dieciocho años. Son las que representan más globalmente al Movimiento, y quienes han acompañado también con más frecuencia la Marcha Perónista, el principaí Himno de nuestro Pueblo. FUMANDO UN PURO ME CAGO EN ARAMBURU 1955: “PERÓN VUELVE” Durante los primeros meses de la gestión de la “libertadura”, cómo la llamara la masa peronista, la actividad del Movimiento estuvo centrada en la tarea de neutralizar los golpes de la represión y organizar, a la vez, la resistencia. Esa lucha activa contra un enemigo implacable y sanguinario, que no trepidaba en violar las normas humanas de la lucha política secuestrando, torturando y asesinando a militantes peronistas, fue un esfuerzo principalmente dirigido a no perecer frente a la acción gorila. Y gorila fue la primer calificación que el Movimiento hizo del régimen y que es mantendría en pie durante toda la lucha. La imagen del orangután, de la brutalidad y de la fuerza, fue completada con la de “hormiga negra” —en alusión al delincuente novelado por Eduardo Gutiérrez— para la figura de Isaac Rojas y con el dibujo de la vaca para Pedro Eugenio Aramburu. En esos días, aunque se seguían repitiendo consignas entonadas durante la época de gobierno, tomaron vigencia las consignas que aludían al retorno (“A la pelotita, a la pelotita, que Perón está cerquita”) y letras de tangos canciones, modificadas por la imaginación popular: “Fumando espero al hombre que yo quiero…”: “Fumando un puro me cago en Aramburu, y si se enoja también me cago en Rojas. ..”; “Volverá, volverá, donde está su pueblo esperándolo / y en un 17 glorioso de Octubre / diremos presente con él otra vez. / Es Perón nuestra luz / el que nos indica el camino a seguir…”. O la versión repetida de “Mis harapos”: “Oligarca impenitente que fumas cigarro de hoja / que explotaste al obrero sin tenerle compasión que jamás supo tu mano ni de pico ni de pala / para vos entraña mala sólo queda la prisión /”. PERÓN VOLVERA MUCHACHOS “… en las sombras se prepara la Nación para abatir a la tiranía inmoral y esos salvajes y asesinos ya verán, que no hay quien pueda con el pueblo de Perón”. En una época donde la mayor actividad política Perónista se desarrolló en la clandestinidad y en la cárcel, el principal canto entonado por los peronistas fue la llamada Marcha de la Resistencia: “Perón volverá muchachos, la Patria lo necesita. Por él y la santa Evita lucharemos con honor / la repugnante tiranía personal, de estos traidores y asesinos de alma ruin, / no soportaron ver al pueblo tan feliz y descargaron su zarpazo criminal. Pero en las sombras…” La canción surgió en la penitenciaría, donde se crearían otros cantos y estribillos. Algunos, incluso, provenían de la resistencia española y quizás fueron los que introdujeron las puteadas a las consignas peronistas: “A nosotros en la cárcel se nos mea en los cojones”, decía uno muy difundido. En 1957, luego del frustrado intento militar del 9 de junio del año anterior, la consigna para las elecciones constituyentes fue gran nevada, en referencia a la decisión de Perón de ordenar el voto en blanco. Además de la consigna más combativa surgida durante la resistencia contra la dictadura gorila (“Perón Volverá”), los demás estribillos enfatizaron la línea dura contra el régimen, respondiendo a las férreas directivas impartidas en ese sentido por Perón. Se trataba entonces de no ceder el más pequeño margen de espacio frente a la dictadura. Fue el período donde el movimiento corrió más riesgos de desintegrarse y posiblemente donde tuvo mayor vitalidad popular y heroísmo. Fraccionado entre la clandestinidad y el alejamiento físico de Perón, quien había cedido a Jhon William Cooke la conducción de las operaciones, el peronismo solo perduró en virtud de tres elementos que harían posibles la victoria de nuestros días: el extraordinario empuje y carisma del conductor, la habilidad de su dirección estratégica —que comenzaba a perfilar el método de las cintas grabadas y los mensajes— y la mística revolucionaria de las fuerzas peronistas. El régimen allí también asumiría su impotencia…… para aislar a Perón del Pueblo y proyectar una salida legalista sin la presencia del jefe del movimiento. POR LAS URNAS O POR LAS ARMAS SUBE “FULMINE” Luego de agitar su condición de continuador de la línea radical-peronista a través de la consigna YPF (Yrigoyen-Perón-Frondizi) el jefe del desarrollismo asumió la conducción del país en virtud de un compromiso con el movimiento que nunca llegó a concretar. El compromiso asumido por Fulmine —como llamó a Frondizi el pueblo peronista— le permitió contar con el apoyo electoral del movimiento en las elecciones de 1958. Para Perón, la maniobra le permitió evitar el continuismo de la libertadora que en ese momento encarnaba Ricardo Balbín, candidato de la UCRP. FRAMINI-ANGLADA, PERÓN A LA ROSADA “Sí, sí, señores, soy terrorista / soy terrorista de corazón / pongo la bomba, prendo la mecha, corro una cuadra y escucho la explosión”. El movimiento recomenzaba la acción terrorista, interrumpida con la asunción de Frondizi. Aquí también creció el texto modificado de la Marcha Perónista, que terminaba diciendo: “ellos vertieron sangre al llegar / también con sangre han de pagar”. La violencia popular, desordenada y confusa, profundizaba el proceso revolucionario y lanzaba a la lucha radicalizada a miles de nuevos militantes. La lucha contra la represión desarrollista de Frondizi —quien con el discurso hay que pasar el el invierno”, reflotaba los buques-cárceles con los dirigentes del movimiento— culminó en las elecciones del 18 de marzo de 1962, que tuvieron tres grandes consignas: “Vote y vuelve”, “Ya hemos triunfado” y “Por las urnas o por las armas”, enarbolada por la Mesa Ejecutiva de la JP. Andrés Framini, secretario general de textiles y candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires, fue el primer dirigente del movimiento cuyo nombre era voceado junto al de Perón en una manifestación partidaria. La primera fórmula para esa elección fue Framini-Perón, y con la proscripción del líder, quedó finalmente Framini-Anglada, a la que se definía en los cantos: “Framini-Anglada / Perón a la Rosada”. El líder, por encima de la circunstancia táctica, mantenía el carácter de su indiscutida conducción. SI, SI SEÑORES, SOY TERRORISTA “Si la mente no me falla dos son los ponderados: uno que cruzó los Andes y el otro Descamisado”. La campaña electoral para las elecciones del 18 de marzo abrieron una espacio de legalidad para el movimiento que fue intensamente aprovechado. Los actos fueron multitudinarios y robustecieron la gimnasia de la movilización de las bases, donde se mezclaban los viejos peronistas —anteriores al 55— de las generaciones que hacían su irrupción al movimiento con un caudal nuevo de experiencias y de expectativas. En esas masivas concentraciones hubo, estribillos antiguamente peronistas (“Si éste no es el pueblo: ¿el pueblo dónde está?”. “Los que peronistas son, que se acerquen al montón”; La Argentina sin Perón es un barco sin timón”; “Yo te daré Patria hermosa, te daré una cosa, una cosa que empieza con p: Perón”) de los que habían surgido en esos años de lucha: “Luche, luche, luche, no deje de luchar, que a todos los gorilas los vamos a colgar”; “Fusiles y machetes por, otro 17″; “Aquí están, estos son, los fusiles de Perón”. En esos días, por otra parte, se dio un hecho también inédito en la historia peronista: la presencia de los cantos del revisionismo histórico. En un acto realizado en la ciudad de Avellaneda, cuyo orador de fondo era Framini, unánimemente, respondió: “San Martín, Rosas, Perón”. También se agitaban otros cánticos revisionistas: “Si por la calle vez a un masorquero, dale paso, y sacate el sombrero”; “La madre quiere a sus hijos, el gaucho quiere al facón, el oligarca la guita, y el pueblo quiere a Perón”; “Perón no es comunista, Perón no es dictador, Perón es hijo del pueblo, del pueblo trabajador”. FUSILES Y MACHETES, POR OTRO 17 “ROMPA LA TRAMPA” Producida la caída de Frondizi, el gobierno interino de José María Guido —quien debió paliar el enfrentamiento militar entre azules y colorados— puso otra vez en la ilegalidad al movimiento y llamó a un proceso electoral para mediados de 1963. El peronismo trató de concurrir a través de un frente Nacional y Popular encabezado por Vicente Solano Lima y Silvestre Begnis, pero tuvo finalmente que votar en blanco frente a la proscripción de sus candidatos. AQUI ESTAN ESTOS SON LOS FUSILES DE PERON “Illia, Illia, Illia gorilón: Raja de la Rosada que es la casa de Perón”. Con el triunfo radical el 21 % de los sufragios emitidos, comenzó en el país la época de la “Tortuga”, calificación que el gobierno de Illia merecería por su provinciana lentitud. Esta etapa registró dos grandes novedades: mientras en el campo del régimen las fuerzas armadas resolvían asumir las formalidades del poder, hecho que se produciría el 28 de junio de 1966, en el campo popular, una parte de las fuerzas sindicales, comandadas por Vandor, intentarían efectuar al líder una zancadilla que demostraría su ineptitud en el célebre operativo retorno,. Illia gorilon, raja de la rosada que es la casa de Perón Durante 1964, la Confederación General del Trabajo llevó a cabo el plan de lucha más audaz de su historia, ocupando en forma simultánea y masiva todos los establecimientos industriales del país. La acción, enmarcada en el operativo Retorno, no fue acompañada de las otras medidas prometidas por la cúpula sindical, entre las cuales figuraba la paralización total del país en momentos en que se concretara el retorno del líder. El 2 de diciembre, luego de una intensísima campaña que demostró la vigencia revolucionaria del movimiento, Perón emprendió el regreso, que sería interceptado en el Brasil. La respuesta de la conducción vandorista sería entonces “adoptar medidas contra ese país, no ingiriendo café de su producción”, con lo cual llevaría a la ridiculez una empresa que agitó hasta las fibras más íntimas a todos los peronistas. Vandor intentaba desprestigiar a Perón, haciéndolo aparecer como un mentiroso frente al Pueblo. Se sucedían los actos a las salidas de las fábricas y en las principales arterias de la ciudad en cumplimiento del plan del retorno, finalmente traicionado por Augusto Timoteo Vandor...(se arrepentiría y pediría disculpas llorando ante Juan Domingo Perón...) LOS QUE ESTEN CON PERON QUE SE VENGAN AL MONTON TODOS UNIDOS TRIUNFAREMOS LA MONTON Api Tesoriero Coordinador Prov. de Bs.As.
Posted on: Wed, 16 Oct 2013 21:18:37 +0000

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