LA TROMPETA DE DIOS. LUCAS 21:25-36 Estos son tiempos - TopicsExpress



          

LA TROMPETA DE DIOS. LUCAS 21:25-36 Estos son tiempos emocionantes. Por todas partes y en todas las cosas se advierte la trompeta de Dios en la señales que nos da. Señales en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra angustia de la gente a causa del bramido del mar y de las olas, desfallecimiento y temor por las cosas que sobrevendrán porque las potencias de los cielos han sido y siguen siendo removidas. Podemos entender de manera natural las señales en el sol, la luna y las estrellas, o podemos asignarles un valor espiritual, dado que todas se refieren a la luz y la oscuridad. Lo mismo decimos del bramido del mar y de las olas. El mar, en la biblia, se aplica a las multitudes agitadas, en bramido, sonido que habla de convulsión y falta de paz. Las olas u ondas, son usadas como tipo de agitadores, dispersores, engañadores que habiendo empezado por la Palabra de Dios, la tuercen a su capricho y resuman su propia vergüenza siendo impúdicos y groseros mercaderes del evangelio. La mayor señal de que nuestra redención está cerca es el gran avance y difusión de las doctrinas de demonios, que no son solamente las sectas y religiones falsas, sino, en mayor escala todavía, la apostasía que se ha levantado y se sigue levantando dentro del pueblo de Dios, en preparación para la entrada del falso profeta, del cual ellos son los anunciadores, como Juan lo fue de Cristo; y del anticristo mismo. Por eso, en el mismo espacio donde Cristo advirtió de que estas cosas estarían ocurriendo previo a su venida, también está el llamado a no dormirse y olvidar que Dios nos llamó y equipó para que seamos suyos y estemos con Él. El nos dice que veamos que nuestros corazones no se carguen con glotonería y embriaguez y de los afanes de la vida y venga de repente sobre nosotros su día. El mundo en que vivimos nos asedia, nos oprime y nos empuja inmisericorde al espíritu de la mundanalidad carnal, del espíritu del consumismo, del espíritu de la curiosidad por experimentar lo desconocido. Nos llama y nos atrae a excesos, comidas y cosas que no necesitamos se nos vuelven necesidad, olvidándonos de los pobres, a quienes Jesús abiertamente prohijó. Esto es glotonería. La embriaguez se manifiesta en la comezón de oír predicadores, que abundan y proliferan y que no nos molestamos en estudiar y juzgar. Igual que el borracho que le pegan y no se da cuenta. La embriaguez se manifiesta en la ansiedad de ver milagros y participar en ellos o de ellos, sin importar preguntarnos de qué espíritu son. Las iglesias se llenan de predicadores que van por el mundo, a costa de las congregaciones, sin tener nada especial que decir pero escondiendo este hecho detrás de historias míticas, como la del águila que se renueva, por ejemplo, mito inventado por los motivadores; con abundancia de empujones para que la gente se caiga y, lo peor de todo, con “profecía personal”, que emborracha a la gente y no le permite ver el engaño descarado y pactado entre el tal “profeta” y el pastor que lo invita. Y, como esto se tolera, entonces se levanta de lo mismo a gran escala en los escenarios de todo el mundo. La exhortativa del Señor estriba en que estemos atentos, velando y orando en todo tiempo para que seamos tenidos por dignos de escapar de todo esto y estar preparados para recibir al Señor. Esto es, conociendo y obedeciendo la sana doctrina y manteniéndonos sin mancha ni arruga del mundo y de la apostasía y limpios de toda carnalidad, deshonrosa y afrentadora. Y, por supuesto, siempre combatientes en el reino de Dios contra las huestes espirituales de maldad en los aires.
Posted on: Tue, 19 Nov 2013 22:14:01 +0000

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