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LA VIRGEN MARIA: (EN ESTE COMPENDIO SOBRE NUESTRA MADRE SANTISIMA ENCONTRARAS TODO LO QUE NECESITAS PARA DEFENDERTE DE LOS ATAQUES BLASFEMOS DE LOS SECTARIOS: MARIA 1. MARIA: LA NUEVA EVA. 2. MARIA EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS I. 3. MARIA EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS II. 4. ¿ES VERDAD QUE LOS CATOLICOS ADORAMOS A MARIA? 5. LA VIRGINIDAD DE MARIA A LA LUZ DE LA BIBLIA. 6. MARIA EN LA IGLESIA CATOLICA. 7. MARIA Y LOS SANTOS Y MISTICOS. 8. APUNTES SOBRE LA MADRE DE DIOS I. 9. APUNTES SOBRE LA MADRE DE DIOS II. 10. LAS APARICIONES DE LA VIRGEN MARIA. 11. LA VIRGEN DE GUADALUPE. 12. IMAGENES DE LA VIRGEN QUE LLORAN Y SANGRAN. 13. ¿FRAUDE O REALIDAD? 14. MARIA Y LOS PROTESTANTES. 15. CONVERSIONES AL CATOLICISMO POR LA INTERCESION DE MARIA. 16. LA VIRGEN MARIA: PROTECTORA DE LOS EJERCITOS CATOLICOS. 17. EL TRASLADO DE LA SAGRADA CASA DE NAZARET. 18. LA CASA DE LA VIRGEN EN EFESO. 19. ULTAJES CONTRA LA SANTISIMA VIRGEN. 20. FRASES CELEBRES EN HONOR DE MARIA. MARIA: LA NUEVA EVA AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. El Papa Juan Pablo II hizo una interesante comparación entre Eva y María: EVA: SE LE APARECE EL ANGEL CAIDO EN FORMA DE SERPIENTE: “La serpiente era más astuta que todos los animales salvajes que Dios el Señor había creado, y le preguntó a la mujer: -¿Así que Dios les ha dicho que no coman del fruto de ningún árbol del jardín?” (Génesis 3,1). MARIA: SE LE PRESENTA UN ANGEL DEL SEÑOR: “A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, a visitar a una mujer virgen llamada María, que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David” (Lucas 1,26-27). EVA: ESTA AL PIE DEL ARBOL DEL BIEN Y EL MAL: “Y la mujer contestó: - Podemos comer del fruto de cualquier árbol, menos del árbol que está en medio del jardín. Dios nos ha dicho que no debemos comer ni tocar el fruto de ese árbol, porque si lo hacemos moriremos. Pero la serpiente le dijo a la mujer: -No es cierto. No morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman del fruto de ese árbol podrán saber lo que es bueno y lo que es malo, y que entonces serán como Dios” (Génesis 3,2-5). MARIA: ESTA AL PIE DEL MADERO DE LA CRUZ: “Junto a la cruz de Jesús estaba su madre” (Juan 19,25). EVA: DESOBEDIENCIA AL MANDATO DE DIOS: “La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a tener entendimiento. Así que cortó uno de los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también comió” (Génesis 3,6). MARIA: OBEDIENCIA AL MANDATO DE DIOS: “Entonces María dijo: -Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho. Con esto, el ángel se fue” (Lucas 1,38). EVA: ENTRO EL PECADO AL MUNDO: “El hombre contestó: -La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí. Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer: -¿Por qué lo hiciste? Y ella respondió: -La serpiente me engañó, y por eso comí del fruto” (Génesis 3,12-13). MARIA: ENTRO LA SALVACIÓN AL MUNDO: “Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para dar libertad a los que estábamos bajo la ley, para que Dios nos recibiera como a hijos” (Gálatas 4,4-5). EVA: MADRE DE LOS VIVIENTES: “El hombre llamó Eva a su mujer, pues ella fue la madre de todos los que viven” (Génesis 3,20). MARIA: MADRE DE LA IGLESIA: “Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre: -Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego le dijo al discípulo: -Ahí tienes a tu madre. Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa” (Juan 19, 26-27). MARIA EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS I. AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. ! Cuántas veces no hemos escuchado a los evangélicos y demás cristianos acusar a los católicos de adorar a “María “ como si fuera una “Diosa”!. Desobedeciendo así el primer mandamiento de la ley de Dios dado a Moisés en el monte Sinaí, que dice: “Adorarás al señor tu Dios y sólo a él darás culto”. (Deuteronomio 6,13), “no tendrás otros Dioses a parte de mí” (Éxodo 20, 3). La Iglesia Católica ha aceptado fielmente este decreto divino en la persona de “Dios Padre” (Éxodo 20,1) y en “Jesucristo” quien “es la imagen visible de Dios, que es invisible “, (Colosenses 1, 15). “Él es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es” (Hebreos 1,3). Los católicos no “adoramos” a María, sino que la “veneramos” (Respeto especial), porque es ella la mujer escogida por el Padre Eterno, para que fuera la Madre de su “Hijo Unigénito” pues “la Mujer dio a luz un hijo varón. El cual ha de gobernar a todas las naciones con cetro de hierro” (Apocalipsis 12, 5), comparar con (Lucas 1, 32- 33). El ángel San Gabriel dice que María es “ la favorecida de Dios” (Lucas 1, 28), y su prima Santa Isabel la llama “Bendita entre todas las mujeres” (Lucas 1, 42); es también la “nueva Eva”, anunciada desde el principio en el libro del Génesis después de la desobediencia de nuestros primeros padres en el paraíso, cuando “Dios el Señor” le dijo a la serpiente: “Haré que tu y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia” (3, 15), o también “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamiento de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12,17). De la vida de María sabemos que era una joven de raza Judía de unos 15 años de edad, que vivía en el pequeño pueblo de Nazaret (Israel), y estaba comprometida en matrimonio con José, descendiente del rey David (Lucas 1, 26 – 27), hombre justo” o“ santo” (Mateo 1,19). Las Escrituras nos aportan una valiosa información sobre las virtudes en ella, como la confianza absoluta al mandato de Dios, al responder al ángel: “Hágase en mí según tu palabra”, y su humildad llamándose así misma como la “esclava Del señor” (Lucas 1, 38). La concepción del Hijo de Dios, es fruto del Espíritu Santo y el poder del Dios Altísimo, que descansó sobre Ella como una nube (Lucas 1,35); tal cómo sucedía cuando Yahvé descendía en la Tienda del Encuentro del Santuario, construido por Moisés (Éxodo 40, 35). Por eso, la Virgen María es llamada por los teólogos como el “nuevo Santuario”. El evangelista menciona la pobreza en que vivía con su esposo, ya que “sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón” (Lucas 2, 6 –7). A los ocho días del nacimiento del Niño tenía que ser circuncidado, según la tradición judía, la ceremonia debía efectuarse en el seno de la familia a cargo del padre. La ley hebrea mandaba que desde el nacimiento del primogénito a la purificación de la Madre en el Templo de Jerusalén, transcurrieran cuarenta días; las familias pobres ofrecían al Señor un humilde sacrificio de un par de tórtolas o dos pichones de paloma, como fue el caso de la Sagrada Familia (Lucas 2,24). Resalta en María su angustia al encontrar después de tres días de desaparecido a Jesús de doce años, sentado entre los doctores de la ley en el Santuario de la Ciudad Santa (Lucas 2, 48), guardando todas estas cosas en su corazón (Lucas 2, 51). La fidelidad a su Hijo en las bodas de Caná, al indicarle a los que estaban sirviendo el vino “Hagan todo lo que Él les diga” (Juan 2,5); Y en el Pentecostés, cuando recibe el Espíritu Santo en forma de llamas de Fuego, en compañía de los once apóstoles, los parientes de Jesús y otras mujeres (Hechos 1, 12 – 14). El dolor de toda buena Madre al ver a Cristo clavado en la cruz lleno de heridas y golpes en todo el cuerpo (Juan 19, 25; Isaías 52, 13 –14), hasta el punto que era como si una espada le traspasara su alma. Cumpliéndose así la profecía de Simeón, cuando el pequeño Jesús fue presentado por sus padres en el templo de la Ciudad de Dios, según la ley mosaica (Lucas 2,22-35; Juan 19,31-34). Sin embargo, y a pesar del agotamiento físico y la cruel agonía en el madero, el Mesías antes de Morir sacó fuerzas suficientes para encomendar su cuidado a Juan, el “discípulo amado”, quien “la recibió en su casa” (Juan 19, -27). Por todos estos argumentos bíblicos, la Iglesia Católica reconoce que María es la “madre del Señor” (Lucas 1,43), quien tomó la naturaleza humana al nacer de su vientre para traer la salvación a toda la humanidad (Gálatas 4,4; Filipenses 2,6-8). La Santísima Virgen proclama que todas las generaciones la llamarán “Bienaventurada”, porque el Todopoderoso ha hecho en ella grandes cosas (Lucas 1,48 – 49). María es “Bienaventurada”, no solo por el hecho de haber sido la Madre del Salvador (Lucas 11,27-28), sino por haber sido obediente al decreto divino (Lucas 1,45). Finalmente, en el último libro de la Biblia, llamado el Apocalipsis (o Revelación), la muestra como una “reina radiante” pues “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta en el sol como en un vestido, con la luna bajo sus pies y una corona de dos estrellas en la cabeza” (12, 1). MARIA EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS II. AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. El evangelio de San Lucas ha sido llamado como el “evangelio de María”, porque según el mismo autor ha investigado la vida de Jesucristo “todas las cosas desde su origen” (1,3), y la única persona que estuvo desde el principio de la vida terrenal del Santo de Dios fue su Madre. Las cinco veces en que Nuestra Señora habla en los evangelios, son: “María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Pues no conozco varón” (Lucas 1,34). “María dijo: He aquí la esclava del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1,38). “María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; santo es su nombre. Y su misericordia es de generación en generación a los que le temen. Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia. De la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para siempre.” (Lucas 1,46-55). “Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia” (Lucas 2,48). “Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino…Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere” (Juan 2,3.5) En la oración del Magnificat se evidencia en María su amplio conocimiento en la Biblia, pues se calcula que hizo más de veinte referencia del Antiguo Testamento. Los siete dolores, llamados también siete eventos de su vida o las siete espadas que le atraviesan su inmaculado corazón, son: a. La profecía de Simeón en el Templo de Dios (Lucas 2,34-35). b. La huida de la Sagrada Familia a Egipto (Mateo 2,13). c. La pérdida del joven Jesús durante tres días en el Santuario de Jerusalén (Lucas 2,46). d. El camino de Cristo al Calvario (Juan 19,17). e. La crucifixión de su amado Hijo (Juan 19,18). f. La bajada de la cruz (Lucas 23, 50-53). g. La sepultura del Señor (Mateo 27,59-60). ¿ES VERDAD QUE LOS CATOLICOS ADORAMOS A MARIA? AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. INTRODUCCION: ¡Cuántas veces no hemos escuchado a los evangélicos y demás cristianos acusar a los católicos de adorar a María como si fuera una “Diosa”!. Desobedeciendo así el primer mandamiento de la ley de Dios dado a Moisés en el monte Sinaí, que dice: “No tendrás otros Dioses a parte de mí” (Éxodo 20, 3). 1. QUE ENSEÑA LA IGLESIA CATOLICA. Existen tres clases de culto sagrado: ADORACION (LATRIA): Es exclusividad de Dios: - “Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor” (Deuteronomio 6,4). - “Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto” (Mateo 4,10). VENERACION ESPECIAL (HIPERDULIA): Se le da a la Virgen María: - “El ángel entró en el lugar donde ella estaba, y le dijo: -¡Te saludo, favorecida de Dios! El Señor está contigo” (Lucas 1,28). - “- ¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo!” (Lucas 1,42). - “Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava, y desde ahora siempre me llamarán bienaventurada todas las generaciones” (Lucas 1,48). VENERACION (DULIA): A los Santos(as). - “Al hombre bueno se le recuerda con bendiciones” (Proverbios 10,7). - “El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2,17). 2. QUE RELACION EXISTE ENTRE MARIA Y LAS TRES PERSONAS DE LA TRINIDAD. María es la única criatura humana que tiene una estrecha unión con las tres personas de la Trinidad (Lucas 1,30-35). Ella es: - Hija de Dios Padre - Esposa de Dios Espíritu Santo - Madre de Dios Hijo. 3. QUE CUALIDADES MENCIONA LA BIBLIA DE MARIA. - La humildad, al contestar al celestial mensajero, la voluntad del Dios Altísimo: “Entonces María dijo: -Yo soy la esclava del Señor; hágase en mí según su palabra” (Lucas 1,38). - El privilegio de haber sido la mujer escogida para llevar en su seno al Unigénito de Dios: “Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas” (Lucas 1,49). De hecho, la primera persona en reconocer tan gran designo fue su prima Santa Isabel, cuando proclama llena del Espíritu Santo: “¿Quién soy yo, para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Pues tan pronto como oí tu saludo, mi hijo se movió de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!” (Lucas 1,43-45). - El haber guardado en su corazón durante treinta y tres años, la fatídica profecía que el anciano Simeón predijo, cuando su pequeño Hijo fue presentado por sus padres en el templo de Jerusalén: “Entonces Simeón les dio su bendición, y dijo a María, la madre de Jesús: - Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan o se levanten. El será una señal que muchos rechazarán, a fin que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu propia alma” (Lucas 2,34-35). Presagio que se cumplió en el santo sacrificio en el monte Calvario, cuando “Junto a la cruz de Jesús estaba su madre” (Juan 19, 25). - La obediencia a Jesucristo, cuando en las bodas de Caná, les dice a los que están sirviendo el vino: “- Hagan todo lo que él les diga” (Juan 2,5). LA VIRGINIDAD DE MARIA A LA LUZ DE LA BIBLIA AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. “La dignidad de la virginidad, comenzó con la Madre del Señor” -San Agustín. I. LA PROFECIA Un hecho en común entre la Iglesia Católica y las demás confesiones cristianas, es en afirmar según la revelación sagrada que la madre del Hijo de Dios, sería una “doncella virgen” (Isaías 7,14; Mateo 1,22-23). II. EL NOVIAZGO Y EL MATRIMONIO EN LA CULTURA JUDIA El noviazgo en hebreo se llama “Kiddushim”, era el compromiso previo antes del matrimonio, este era hecho por un juramento de los contrayentes ante dos testigos, acompañados de parientes y amigos; el novio ofrecía al padre de la novia o al tutor, si ésta era huérfana, un anillo u otro regalo para la novia, en señal de gratitud y predilección. Dicho compromiso era considerado como matrimonio legal. Los novios tenían plazo de un año para empezar a vivir juntos, la futura esposa conservaba hasta el día de la boda el calificativo de virgen. Si durante el transcurso del noviazgo nacía un hijo, era considerado legítimo. Los novios se veían muy poco y se comunicaban por medio de un amigo del futuro esposo. En el tiempo señalado para la boda, el esposo, hacia el atardecer, debía ir acompañado de diez jóvenes a casa de la esposa y ella lo esperaba rodeada de diez vírgenes; apenas lo veía de lejos encendía las lámparas, se formaba un cortejo con el sonido de flautas y tambores hasta la casa del esposo, donde se hacía la gran fiesta nupcial. Con esta ceremonia, el matrimonio era constituido válido bajo la ley mosaica. Para esta celebración también participaban los familiares, parientes y amigos de la pareja. III. EL MATRIMONIO CON JOSE En los designios del Altísimo era necesario que la madre del Salvador, tuviera un apoyo moral, económico y de protección en la crianza de su hijo. Este matrimonio sería completamente consagrado al servicio divino, así lo podemos anotar en los siguientes pasajes bíblicos: Cuando el ángel San Gabriel le comunica a María que ella sería la madre del Emmanuel (Dios con nosotros), deja en claro su condición virginal (Lucas 1,34). Cuando María se encontraba embarazada, José, su futuro marido como hombre justo o santo, y a pesar de desconocer todavía que lo concebido en ella era fruto del Espíritu Santo; no quiso denunciarla públicamente por infidelidad a las autoridades religiosas, como mandaba la ley judaica (Deuteronomio 22,13-21; Matea 1,19; Juan 8,3-5). Los protestantes creen que José y María tuvieron relaciones maritales, ya que el evangelio de San Mateo (1,25); nos dice que “no vivieron como esposos hasta que ella dio a luz a su hijo”. Sin embargo, a lo que se refiere el evangelista es que el santo matrimonio compartió formalmente el mismo hogar, pues Antes cuando estaban comprometidos no vivían juntos (Mateo 1,18). Igual opinión tiene san Lucas, ya que en el viaje del santo matrimonio de Nazaret a Belén para el censo, nos dice: “Fue allá a inscribirse, junto con María, que estaba comprometida para casarse con él y se encontraba encinta” (2,5) IV. JESUS: HIJO PRIMOGENITO Causa confusión en los hermanos separados cuando el evangelio de San Lucas, se menciona que “en Belén, le llegó a María, el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo” (2,6-7); dando a entender que debió de haber tenido más hijos. No obstante, en el contexto bíblico el término “primogénito”, hace alusión que el primer hijo de un matrimonio judío quedaba consagrado a Dios (Éxodo 13,1-2.12; 34,19); y exigía la presentación del niño Jesús en el templo de Jerusalén (Lucas 2,22-23). Pero El era ya el “Primogénito de Dios” (Hebreos 1,6). Asimismo, las Sagradas Escrituras agregan que los “primogénitos” pueden ser “unigénitos” (1 Crónicas 23,17); de hecho, Cristo Jesús también es el “Unigénito de Dios” (Juan 3,16; 1,14). V. LA INFANCIA DE JESUS: Los dos únicos relatos que encontramos en el Nuevo Testamento de la infancia de Jesús, no nombran hermanos menores, así por ejemplo: En el destierro de la sagrada familia a Egipto y después de la muerte del rey Herodes, un ángel se le aparece en sueños a José ordenándole que regrese a Israel con María y el niño (Mateo 2,19-20). Ahora bien, se sabe con certeza que el Mesías nació en el año 747 de la fundación del imperio romano, siete años antes de nuestra era actual; y el rey Herodes el grande murió en la primavera del año 750, es decir, en el año 4 a.C. Por consiguiente, pasaron de tres a cuatro años; Tiempo más que suficiente para que José y María hayan decidido tener alguno de los “cuatro hermanos” y otras “hermanas” del Señor (Mateo 13,55). El evangelio de San Lucas (2,41-42), narra que “Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y así, cuando Jesús cumplió doce años, fueron allá todos ellos”. Nótese Bien, que se dicen “todos ellos”, ¿Quiénes?, “Los padres de Jesús” y el mismo “Jesús”. Igualmente, la misma respuesta se saca cuando María después de tres días encuentra a su hijo perdido en el templo entre los doctores de la ley: “- Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia” (Lucas 2,48). VI. EL TERMINO HERMANO EN LA BIBLIA En el Antiguo Testamento que fue escrito en hebreo y arameo, no hay un vocablo para nombrar a los tíos, sobrinos, primos, cuñados o amigos; y es así como la palabra hebrea “aj” designa muchas veces al pariente más cercano de una misma familia. Del mismo modo, los traductores griegos del Nuevo Testamento traducen el término semítico de “hermanos” (adélfos), en un sentido generalizado. Sobre este punto encontramos el caso de tíos y sobrinos como Abraham y Lot (Génesis 13,8; 14,16); Labán con Jacob (Génesis 29,13.15). Al igual que a los primos (1 Crónicas 23,21-22); a los que pertenecen a una misma nación (Génesis 16,12; Deuteronomio 2,4); a los miembros de una misma tribu (2 Reyes 19,12) o pueblo (Éxodo 2,11); a los que conforman la misma naturaleza humana (Mateo 5,22; Romanos 9,3; Hebreos 2,11); y a los que tienen un mismo Padre Celestial (Hechos 10,23; Romanos 8,17; Colosenses 1,2; 1 Juan 3,9-10). VII. LOS HERMANOS DE JESUS Solamente aparecen en la vida pública del Señor, y son llamados con nombres propios: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no viven sus hermanas también Aquí, entre nosotros? (Marcos 6,3) Ahora bien, para tener una mejor comprensión sobre este tema es necesario estudiarlo detenidamente: En ningún relato bíblico se afirma que los llamados “hermanos” y “hermanas” del Señor, sean hijos de María. Tampoco se vuelve hacer mención en ningún otro pasaje del Nuevo Testamento, de las supuestas “hermanas” de Jesús. En las bodas de Caná, se nombra a María como “la madre de Jesús” (Juan 2,1.3); y no “la madre de Jesús, Santiago, José, Judas, Simón y otras hermanas”, incluso, a la fiesta sólo fueron invitada a parte de María a ”Jesús y sus discípulos” (2) y no a sus “hermanos”, quienes aparecen después en el viaje a Capernaum (12); lo que da a entender que los “discípulos” en ese momento, son más importantes en la vida de Cristo, que los llamados “hermanos” suyos. En la sinagoga de Nazaret, la gente solo reconoce al Mesías como “el hijo de José” (Lucas 4,22); y no “uno de los hijos de José”. Del mismo modo, los judíos de la sinagoga de Capernaum identifican al Divino Maestro como el único hijo de José y de María (Juan 6,42). De estos cuatro hermanos, se sabe que “Santiago” el menor y “Judas” Tadeo pertenecían al grupo de los doce amigos del Señor. Sin embargo, se explica que “Santiago” era hijo de Alfeo (Mateo 10,3; Marcos 3,18) y “Judas” como hijo de Santiago (Lucas 6,16; Hechos 1,13). En la introducción de la carta de Judas Tadeo (1,1), leemos: “Yo Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Santiago”, haciendo una diferencia entre el uno y el otro (Véase también Juan 14,22). Además, en la epístola de Santiago (1,1) llamado como hermano del Señor, también se declara solamente como “Siervo de Dios y del Señor Jesucristo”. En otro encuentro con su madre y sus hermanos, el Redentor nos exhorta a creer que “los que oyen el mensaje de Dios y lo ponen en práctica, ésos son mi madre y mis hermanos” (Lucas 8,21); hablando de una familia en un sentido “espiritual” y no de “sangre”. Porque “a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado” (Juan 1,12-13). Y es por eso, que su Hijo es “el mayor entre muchos hermanos” (Romanos 8,29). En la pasión del Santo de Dios en el monte Gólgota, se habla de un grupo de mujeres conformadas por “María” la madre de Jesús, “y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofas” (Juan 19,25), en compañía de otra “María la madre de Santiago el menor y de José” Con “Salomé” (Marcos 15,40). También se encontraba “María Magdalena” y “La madre de los hijos de Zebedeo” (Santiago el mayor y Juan) (Mateo 27,56). Cristo utiliza el término “hermano” para dirigirse a los apóstoles, en la aparición a María Magdalena y a la otra María, el domingo de resurrección (Mateo 28,10; Juan 20,17), y en el día del juicio final (Mateo 25,40). Incluso, San Pablo agrega que el Señor también se apareció “a más de quinientos hermanos” (1 Corintios 15,6; comparar con Mateo 23,8). Después de la ascensión del Señor a los cielos, el libro de los Hechos dice que los apóstoles se reunían en el aposento alto “con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos” (1,13-14). No obstante, en el verso siguiente San Lucas aclara: “En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número)”. (15). En octubre de 2002, se dio a conocer el hallazgo de un osario judío, utilizado en los rituales funerarios de Jerusalén, del año 63 d.C., con una escritura en arameo que dice: “Jacobo, hijo de José, hermano de Jesús”. Para muchos fundamentalistas protestantes, esta era la prueba que demostraba que la virginidad de María era un mito. Ahora bien, tal descubrimiento plantea varios interrogantes: Su autenticidad ha despertado varias dudas en muchos arqueólogos y paleógrafos. Sí se llegara a demostrar que este “osario de caliza” corresponde a Jacobo (Santiago), esto sólo probaría su parentesco con Jesús De Nazaret. Pero ya se explicó el significado del término “hermano” en la lengua aramea antigua. La Iglesia Ortodoxa piensa que Jacobo, pudo haber sido un hijo anterior a José. Sin embargo, este argumento carece de respaldo bíblico. La inscripción no menciona a María como madre de Jacobo. VIII. MARIA: MADRE DE LA IGLESIA La fe católica enseña que la Virgen Santísima es madre de todos los creyentes, desde el momento que el Redentor en la cruz le encomendó el cuidado a Juan, el discípulo amado, quien “la recibió en su casa” (Juan 19,26-27); cosa que no fuera necesaria si El Señor hubiera tenido más hermanos carnales. Ella fue desde ese momento como nos asegura la tradición antigua el soporte espiritual de los apóstoles y discípulos de la naciente comunidad cristiana (Apocalipsis 12,17). IX. TESTIMONIO DE LOS SANTOS PADRES Y DOCTORES DE LA IGLESIA Para los Santos Padres y doctores de la Iglesia Católica, la “Virginidad de María” era una creencia común, así por ejemplo: - San Ignacio de Antioquía martirizado en el año 107, repetía varias veces en sus escritos que “Jesucristo nació de la Virgen María”. - San Hipólito, sacerdote romano muerto por Cristo en el 213, escribe: “La virginidad de María es un misterio que el mundo no puede comprender, y que se ha cumplido en el silencio de Dios”. - Orígenes (siglo III), gran apologista, rechazaba las charlatanerías de un judío llamado Celso que negaba la virginidad de María. - San Efrén (+373), decía: “Tú eres la más pura en el alma y en el cuerpo, tú sobrepasas en castidad, en pureza y en virginidad a todas las criaturas”. - San Ambrosio, obispo de Milán (Italia), redactó en el año 373 una carta a su hermana religiosa en Roma, en la que agrega: “Quién más casta que la madre que ha traído a su Hijo al mundo permaneciendo virgen. Ella era virgen pero no-solo de cuerpo sino también de espíritu”. - San Basilio (+458), subraya: “Los amigos de Cristo no pueden aceptar que la madre del Señor haya perdido su virginidad”. - San Atanasio (+599), escribió: “María permaneció virgen hasta el fin”. - San Agustín, (+430), obispo de Hipona (Argelia), agregaba: “Jesús nació de madre intacta, pues concibió siendo virgen, siendo virgen dio a luz, y murió virgen”. - San IIdelfonso (+667), obispo de Toledo (España), elaboró un famoso libro acerca de la virginidad de María. Se cuenta que Nuestra Señora se le apareció para felicitarlo y darle las gracias por haber hablado tan fervorosamente acerca de Ella y que le regaló un ornamento para celebrar la Santa Misa. Por esta razón, ha sido llamado como “El Capellán de la Virgen” o “Doctor de la Virginidad de María”. X. MARIA Y LOS PADRES DE LA REFORMA PROTESTANTE Los fundadores de la reforma protestante, como Lutero, Zwinglio, Calvino y Bucero; no negaron la integridad y la virginidad de la Madre del Hijo de Dios, pero sí lo hicieron sus discípulos inmediatos; tradición que se ha mantenido en todas las iglesias y sectas de esta denominación. MARIA EN LA IGLESIA CATOLICA AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. En el concilio de Efeso (431), se compuso la segunda parta de la oración del Avemaría: “Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”. Los cuatro dogmas (creencias de fe) marianos, aceptados por la Iglesia Católica, son: a. La Inmaculada Concepción, “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1,28). (Papa Pío IX, 1854). b. La Maternidad Divina, “¿Por qué se me concede esto a mí (Isabel), que la madre de mi Señor venga a mí?” (Lucas 1,43). (Concilio de Efeso, 431). c. Su Virginidad Perpetua, “He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emmanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (Mateo 1,23). (Concilio de Letrán 649). d. Su Asunción a los Cielos es Cuerpo Y Alma, “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida de sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas” (Apocalipsis 12,1). (Papa Pío XII, 1950). Santa María La Mayor, es una de las cuatro iglesias principales de la ciudad de Roma. Llamada al principio Liberiana, porque identificaba con un antiguo templo pagano, en la cima del monte Esquilino, que el Papa Liberio adaptó como la primera Basílica dedicada a Nuestra Señora. Narra la leyenda que la Virgen se apareció en la noche del 5 de agosto del 352 al Papa Liberio y a un patricio romano, y los invitó a construir una iglesia en el lugar en donde hallarían nieve (agosto en Roma es un mes de mucho calor); al día siguiente por la mañana se encontró nieve en la colina mencionado anteriormente. En la mañana del 8 de diciembre de 1854, en la basílica de San Pedro del Vaticano, en el momento de la lectura de la Bula Ineffabilis Deus, que confirmaba como dogma de fe la Inmaculada Concepción de María; sobre el Papa Pío IX cayo un rayó de luz. Fenómeno sorprendente, porque en ese momento era la víspera del invierno, desde ninguna ventana de la basílica podía llegar un rayo de luz al ábside donde se encontraba el Romano Pontífice. El Papa Pío XII señaló que el mensaje de la Virgen en Fátima, era una de las mayores intervenciones de Dios por medio de la Madre de su Hijo en la historia del cristianismo desde la muerte de los apóstoles. De hecho, la Unión Soviética dejó de existir cuando los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, al final de una reunión, anunciaron formalmente su disolución. Y esto sucedió el 8 de diciembre de 1991, precisamente en la fecha de la fiesta de la Inmaculada Concepción, y resulta fácil ligarlo a la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María efectuado por el Papa Juan Pablo II y todos los obispos del mundo, el 25 de marzo de 1984. Asimismo, el signo definitivo que indicaba la derrota del comunismo ateo se produjo el día en que se quitó la bandera rosa que durante muchas décadas había sido izada en el Kremlin, y en su lugar se colocó la bandera nacional rusa. Esto ocurrió el 25 de diciembre de 1991, una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico católico, el Nacimiento de Jesús por medio de la Virgen María. Durante el concilio Vaticano II, el 21 de noviembre de 1964, el papa Pablo VI, atribuyó solemnemente a María el título de “Mater Ecclesiae” (Madre de la Iglesia). El Papa Pablo VI, en su encíclica Signum Magnum (1967), identificó a Nuestra Señora de Fátima como la representación bíblica de la “Mujer vestida de Sol” (Apocalipsis 12,1). El Papa Juan Pablo II, en su encíclica Redemptoris Mater (1987), escribió “que las apariciones marianas significan que la Santísima Virgen se está trasladando, a través del tiempo y del espacio, en una peregrinación hacia la Segunda Venida de Cristo y la victoria final de María sobre Satanás. Este es el papel de ella ahora como fue predestinada desde el principio”. MARIA Y LOS SANTOS Y MISTICOS AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. Los Padres de la Iglesia especialmente los de Oriente, han identificado el oráculo de Sofonías (3,14), con la Virgen Santísima: “! Exulta, hija de Sión; da voces jubilosas, Israel; Alégrate con todo el corazón, hija de Jerusalén!”. Según revelaciones particulares recibidas por varias santas y místicas, María desde su tierna infancia había pedido al Altísimo dos cosas: consagrarse con su virginidad y ser la sierva de la Madre del Mesías. A Santa Isabel de Hungría, le fue comunicado que desde el día que María se ofreció a Dios en el Templo, no cesó de pedir por la pronta venida del Rey de Israel. La beata Ana Catalina Emmerich, describe en una visión que la Niña María era de contextura delicada, de estatura media y con una cabellera rubia y ondulada; su inteligencia era muy superior a las demás niñas judías que vivían en el Templo. La Anunciación fue descrita también por la ya mencionada monja estigmatizada Ana Catalina Emmerich, quien vio a la virgen con un amplio vestido de lana y un velo coralino en la cabeza. María se encontraba arrodillada en profunda oración. En el momento de la Encarnación del Hijo de Dios Ella contaba con poco más de 14 años. A Teresa Neumann y Ana Catalina Emmerich, les fue revelado que tanto la concepción, el embarazo y el parto de la Virgen María ocurrieron sin dolor, por estar exenta del pecado original. Santa Gertrudis una vez leyendo en La Escrituras que dice que Jesús es el “hijo primogénito” (Lucas 2,7), no alcanzaba a entender como es posible que si María no tuvo más hijo se utilizara este término. El Señor le reveló que “Jesucristo había sido primogénito según la carne, y los demás seres humanos según el espíritu” (Juan 1,12-13; Romanos 8,17; Efesio 1,5). Cuenta San Dionisio Areopagita (Hechos 17,34), testigo ocular de la vida de la Virgen, que en sus últimos años era de una belleza incomparable. Según la tradición antigua, autorizada por los patriarcas de Jerusalén, San Juan Damasceno, Nicéforo y otros Padres de la Iglesia; la muerte de María no fue una muerte con dolor sino de amor de volver a ver a su amado Hijo. Esto ocurrió al parecer unos catorce años después de la ascensión del Señor a los cielos. Cuando los apóstoles la sepultaron cerca del Cenáculo no se encontraba Tomás, quien llegó tres días más tarde, al destapar nuevamente el sepulcro solo encontraron los paños con que había sido envuelto su cuerpo. La ya mencionada visionaria estigmatizada Teresa Neumann, agrega que el Tránsito de María ocurrió “un día sábado, en la mañana muy temprano, y la sepultaron avanzada la tarde”. Afirma San Pedro Damián que una mujer difunta llamada Marozia, se apareció a una amiga suya, y le confesó que el día de la Asunción de la Virgen la sacó del purgatorio con todas las demás almas, cuyo número superaba al de todos los habitantes del pueblo romano. Igualmente, San Dionisio Cartujo dice que en la fiesta de su Natividad y de la Resurrección del Señor, baja la Madre de Dios acompañada de la celestial milicia, y saca muchas almas para llevarlas al cielo. San Juan Damasceno relata en una carta que Santa Pulcheria Augusta, emperatriz de Bizancio, a comienzos del siglo V, mandó a pedir al patriarca de Jerusalén, San Cirilo, el sudario con que fue envuelto el cuerpo de la Santísima Virgen para construirle una basílica. En este mismo siglo se empieza a llamar a María con el título de “Reina”. El mismo San Juan Damasceno la llamaba “Soberana”. San Bernardo de Claravelle, en el siglo XII, fue el primero en llamar a María con el título de “Nuestra Señora”. APUANTES SOBRE LA MADRE DE DIOS I. AUTOR: GUIDO ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS. El protoevangelio de Santiago, relata la historia de Joaquín y Ana, padres de la Virgen María. La madre de edad avanzada y estéril, obtuvo del Señor el nacimiento de su hija, a quien llevaron al Templo de Jerusalén a los tres años, en cumplimiento del voto que habían hecho. Tanto en el Talmud de Babilonia como el de Jerusalén aluden a María, la madre de Jesús, como hija de Joaquín: “Myriam bath Jehoakim”. Además se asegura que era descendiente de la familia de David por vía materna y paterna, y que el abuelo de Cristo era uno de los personajes más acaudalados e influyentes de la Jerusalén herodiana. Mientras que en otros aparte la tratan de manera insolente. El evangelio apócrifo de Pseudo Mateo narra que Joaquín perteneciente a la tribu de Judá “hacía tres partes de sus bienes, bien se tratara de las ovejas, o de los corderos, o de la lana, o de cualquier otra cosa que le pertenecía: la primera la distribuía entre las viudas, los huérfanos, los peregrinos y los pobres; la segunda era para las personas consagradas al culto de Dios; la tercera, finalmente, se la reservaba para sí y para su familia.” La tumba tradicional del santo matrimonio de Joaquín y Ana, fue descubierta en la Ciudad de Dios, en 1889. María (o Miriam), significa en lengua siríaca “Señora”. Asimismo, el nombre de María, según muchos santos doctores quiere decir “Estrella del Mar”. En aquella época el nombre de Miriam (o Mariam), era llevado por una de cada tres mujeres judías. La palabra latina “Ave” con que el ángel Gabriel saluda a María, corresponde al vocablo griego Xaipe, que se traduce como “Alégrate”. Ya en el siglo III, como se deduce de un antiguo papiro, los cristianos de Egipto se dirigían a María con esta oración: “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las oraciones que de dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, o Virgen Gloriosa y Bendita”. Aquí aparece por primera vez la expresión griega “Theotokos”, que literalmente significa” la que ha engendrado a Dios”. El día sábado en la liturgia del tiempo ordinario ha sido dedicado a Nuestra Señora, ya que una antigua tradición afirma que en ese día de la semana, nació y murió. La Madre del Señor vino al mundo muy probablemente en Jerusalén, capital de Israel. San Joaquín, era descendiente de la familia de David. Santa Ana, era de la estirpe de Aarón. María pertenecía a la tribu de Judá. Su prima Santa Isabel estaba casada con Zacarías, sacerdote del Templo de la tribu de Leví (Lucas 1,5). Otro pariente mencionado en La Biblia era su cuñada María, esposa de Cleofás, llamada comúnmente como la hermana de la Madre de Jesús (Juan 19,25). En Jerusalén hay una iglesia edificada en el siglo V en las cercanías de la piscina probática, lugar en el cual la tradición sostenía que estaba ubicada la casa de Joaquín y Ana. Sobre sus ruinas, construyeron luego los cruzados la Basílica dedicada a Santa María, donde nació, hoy denominada de Santa Ana. Desde el mismo siglo V fue sitio de peregrinación. María, entró en el Templo de Jerusalén para pasar los años de su infancia y de la adolescencia, dedicándose con otras niñas de su edad a la oración, el estudio de Las Escrituras y a la piedad; como ocurrió también con la profetiza Ana (Lucas 2,36-37). De hecho, había mujeres que servían en el santuario (Éxodo 38,8; Jueces 11,28-40; 1 Samuel 2,22). El Protoevangelio de Santiago hace alusión a que la santa niña recibía alimento de las manos de un ángel. María permaneció en el interior del Santuario sobre el monte Moria, hasta la muerte de sus padres, y se fue a vivir a Nazaret (Lucas 1,26-27). Los primeros cristianos al referirse a María la llamaban con el término griego “Aeí-Parthenos”, es decir, “Siempre Virgen”. San Epifanio (siglo V), enseñó contra la secta de los coliridianos, que tributaban culto idolátrico a la Madre de Jesús. El cuarto mandamiento de la ley de Dios exige: “Honrar a tu padre y a tu madre” (Éxodo 20,12). La palabra “honrar” en hebreo también significa “glorificar”. Por lo tanto, Jesús glorificó a María. En la ciudad de Ain- Karen cerca de Jerusalén, se levanta la iglesia de “la Visitación” de María a su prima Isabel, allí también se ve una fuente de agua milagrosa, que según una antigua tradición brotó en el momento del encuentro de las dos santas mujeres (Lucas 1,39-40). En Nazaret se encuentran dos basílicas marianas: La iglesia griega de San Gabriel, que se levantó en el lugar donde María recibió el anuncio del cielo (Lucas 1,28). Esta pequeña gruta hacía parte de un lugar imprescindible en las casa de los hebreos: allí se retiraban a hacer oración. En el santuario existen dos columnas, dedicadas a la Virgen y al arcángel San Gabriel. La primera fue derribada por los musulmanes en busca de tesoros ocultos. Fue reconstruida por los frailes franciscanos. La iglesia de la Anunciación, se encuentra no lejos de la primera. Morada donde vivió la Madre del Señor antes de los esponsales. Es una gruta natural situada en una colina, que los apóstoles en el año 44 consagraron como templo y San Pedro celebró con la bendición del pan. Una nueva basílica fue construida en 1969, sobre la iglesia que levantaron en 1739 los franciscanos, en el mismo sitio del templo dejado por los cruzados.
Posted on: Tue, 24 Sep 2013 01:53:31 +0000

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