LECTIO DIVINA Justicia que restaura INVOCATIO: Bendeciré - TopicsExpress



          

LECTIO DIVINA Justicia que restaura INVOCATIO: Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. LECTIO: Sab 11,22-12,2. Tú tienes compasión de todos porque todos te pertenecen y amas lo que tiene vida. Sal 144,1-2.8-11.13-14. Bendeciré tu nombre por siempre jamás Tes. En cuanto al fin de los tiempos, no estén inquietos. Lc 19,1-10. Zaqueo, jefe de publicanos, encuentra a Jesús, que ha venido a salvar lo que se había perdido. MEDITATIO: Todos los pasajes de la Escritura de hoy muestran que ningún hombre, por más horrendo y criminal, queda excluido de la búsqueda de restauración de Cristo Salvador. La Sabiduría muestra a un Dios ocupado en el oficio de la compasión, solidario con el dolor, volcado en misericordia hacia lo humano. La razón de esta conducta divina es el celo y la pertenencia. Ahí el Altísimo marca territorio. Dios ama lo que tiene vida y todos los humanos le pertenecen porque Él es Dueño y Señor de la historia. La palabra COMPASIÓN significa mover el corazón ante el sufrimiento al punto de padecer con el que sufre. San Pablo en la carta a los Tesalonicenses recomienda no inquietarse por el final de los tiempos. Se acerca el invierno, se acerca el fin, pero no llegará sin la restauración de todas las cosas en Cristo. El encuentro de Zaqueo con Jesús, es la prefiguración de la restauración de todo hombre herido por el pecado. El nombre de Zaqueo significa “hombre purificado, vuelto a la inocencia”. Un personaje interesante en frasco pequeño como las fragancias. Era jefe de publicanos y un famoso recaudador de impuestos en Jericó. El oficio de publicano en tiempo de Jesús era codiciado en secreto por el lucro, pero implicaba traición, trampa, robo al inocente y entrega al invasor. Zaqueo es un ofensor. Agobiado por su conciencia se trepa en un sicómoro para ver al Juez, al Maestro pues había un gentío y era bajo de estatura. No tuvo reparo en hacer el ridículo frente a una muchedumbre, testigo de la maldad y de la admirable conversión del publicano. Jesús, en búsqueda de lo perdido, lo llama por su nombre y le dice lo mismo que dirá al buen ladrón. “HOY he de hospedarme contigo”. Has obrado con maldad, pero baja del árbol, baja de tu postura y conducta delictiva. “Hoy ha llegado la salvación a tu casa”. Jesús representa la víctima ofendida, la ley quebrada, el amor herido. Se ha hecho encontrar por Zaqueo para devolverle la pureza de su nombre, para perseguir la reconciliación. El Sicómoro es como una higuera silvestre; en la Palestina de entonces era el símbolo nacional de la paz, la reconciliación. Simboliza la herramienta de mediación en un conflicto. Zaqueo, encaramado en el Sicómoro, está dispuesto a donar la mitad de sus bienes y a restituir el doble a quien ha robado. Las brevas silvestres se han tornado en frutos de restauración. Es éste el evangelio, la buena nueva para toda rehabilitación del mal en el mundo. Programa restaurador y justiciero de una verdadera acción penitenciaria. El Evangelio de Jesús es justicia que restaura y no cárcel que condena. Jesús ha venido a rescatar y salvar lo perdido, no a privar de libertad y condenar. La aplicación puntual de este pasaje sería suficiente para suprimir todas las cárceles del mundo y adoptar la postura de Jesús que busca al perdido para rescatarlo y salvarlo. La justicia que no restaura, no es justicia, es castigo. El Evangelio de Jesús es justicia que restaura con entrañas de misericordia, todo mal y todo pecado. ORATIO: Lo escuché bien, Señor, has venido a rescatar y a salvar lo que estaba perdido. Qué gratificante escucharte, oír estas palabras. Yo estoy perdido si tú no vienes en mi búsqueda. Sálvame, Señor, para salvar. Restáurame para llevar restauración. Justifícame para justificar. No hay nada perdido que tú no puedas salvar, nada estropeado que no puedas restaurar, nadie sin remedio que no puedas amar. CONTEMPLATIO: Justicia que restaura ACTIO: Ejercicio de compasión. La compasión de Cristo salva. Buscar la solidaridad con el dolor para aliviarlo. Visitar a un amigo enfermo, vistar a un asilo de ancianos. La misericordia de Cristo perdona. Perdonar de corazón las ofensas sobre todo de los familiares y amigos. La caridad de Cristo restaura todo daño en el mundo. Buscar al desviado, escucharlo, comprenderlo, aconsejarlo, motivarlo. Ir a buscarlo en el reclusorio, orar por él, interesarse por él. Entrar en su mundo es el mejor programa restaurativo.
Posted on: Tue, 05 Nov 2013 03:49:05 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015