LECTURA DEL AÑO BÍBLICO DEL PLAN ENCUENTRO I MIERCOLES 31 DE - TopicsExpress



          

LECTURA DEL AÑO BÍBLICO DEL PLAN ENCUENTRO I MIERCOLES 31 DE JULIO DEL 2013 MARCOS 10:46-52 DESEADO DE TODAS LAS GENTES, PÁG. 453-456. Marcos 10:46-52 Reina-Valera 1960 (RVR1960) El ciego Bartimeo recibe la vista (Mt. 20.29-34; Lc. 18.35-43) 46 Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: !!Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: !!Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50 El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES, PÁGINAS 453-456. La visita del Salvador mismo a Samaria, y más tarde la alabanza al buen samaritano y el gozo agradecido del leproso samaritano, quien de entre diez fue el único que volvió para dar gracias a Cristo, fueron hechos de mucho significado para los discípulos. La lección penetró profundamente en el corazón de ellos. Al comisionarlos inmediatamente antes de su ascensión, Jesús mencionó a Samaria junto con Jerusalén y Judea como los lugares donde debían predicar primeramente el Evangelio. Su enseñanza los había preparado para cumplir esta comisión. Cuando en el nombre de su Señor fueron ellos a Samaria, hallaron a la gente lista para recibirlos. Los samaritanos se habían enterado de las palabras de alabanza de Cristo y de sus obras de misericordia en favor de hombres de su nación. Vieron que a pesar del trato rudo que le habían dado él tenía solamente pensamientos de amor hacia ellos, y sus corazones fueron ganados. Después de su ascensión, dieron la bienvenida a los mensajeros del Salvador, y los discípulos cosecharon una preciosa mies de entre aquellos que habían sido antes sus más acerbos enemigos. "No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare: sacará el juicio a verdad." "Y en su nombre esperarán los gentiles." (Isaías 42:3, Mateo 12:21) Al enviar a los setenta, Jesús les ordenó, como lo había ordenado a los doce, no insistir en estar donde no fueran bienvenidos. "En cualquier ciudad donde entrareis, y no os recibieren --les dijo,-- saliendo por sus calles decid: Aun el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad a nuestros pies, sacudimos en vosotros: esto empero sabed, que el reino de los cielos se ha llegado a vosotros." No debían hacer esto por resentimiento o porque se hubiese herido su dignidad, sino para mostrar cuán grave es rechazar el mensaje del Señor o a sus mensajeros. Rechazar a los siervos del Señor es rechazar a Cristo mismo. "Y os digo --añadió Jesús-- que los de Sodoma tendrán más remisión aquel día, que aquella ciudad." Y recordó los pueblos de Galilea donde había cumplido la mayor parte de su ministerio. Con acento de profunda tristeza exclamó: "¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón hubieran sido hechas las maravillas que se han hecho en vosotras, ya días ha que, sentados en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido. Por tanto, Tiro y Sidón tendrán más remisión que vosotras en el juicio. Y tú, Capernaúm, que hasta los cielos estás levantada, hasta los infiernos serás bajada." Las más ricas bendiciones del cielo habían sido ofrecidas gratuitamente a aquellos activos pueblos próximos al mar de Galilea. Día tras día, el Príncipe de la vida había entrado y salido entre ellos. La gloria de Dios, que profetas y reyes habían anhelado ver, había brillado sobre las multitudes que se agolpaban en el camino del Salvador. Sin embargo, habían rechazado el Don celestial. Con gran ostentación de prudencia, los rabinos habían amonestado al pueblo contra la aceptación de las nuevas doctrinas enseñadas por este nuevo maestro; porque sus teorías y prácticas contradecían las enseñanzas de los padres. El pueblo dio crédito a lo que enseñaban los sacerdotes y fariseos, en lugar de procurar entender por sí mismo la Palabra de Dios. Honraba a los sacerdotes y gobernantes en vez de honrar a Dios, y rechazó la verdad a fin de conservar sus propias tradiciones. Muchos habían sido impresionados y casi persuadidos; pero no habían obrado de acuerdo con sus convicciones, y no eran contados entre los partidarios de Cristo. Satanás presentó sus tentaciones, hasta que la luz les pareció tinieblas. Así muchos rechazaron la verdad que hubiera tenido como resultado la salvación de su alma. El Testigo verdadero dice: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo." (Apocalipsis 3:20) Toda amonestación, reprensión y súplica de la Palabra de Dios o de sus mensajeros es un llamamiento a la puerta del corazón. Es la voz de Jesús que procura entrada. Con cada llamamiento desoído se debilita la inclinación a abrir. Si hoy son despreciadas las impresiones del Espíritu Santo, mañana no serán tan fuertes. El corazón se vuelve menos sensible y cae en una peligrosa inconsciencia en cuanto a lo breve de la vida frente a la gran eternidad venidera. Nuestra condenación en el juicio no se deberá al hecho de que hayamos estado en el error, sino al hecho de haber descuidado las oportunidades enviadas por el cielo para que aprendiésemos lo que es la verdad. A semejanza de los apóstoles, los setenta habían recibido dones sobrenaturales como sello de su misión. Cuando terminaron su obra, volvieron con gozo, diciendo: "Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre." Jesús respondió: "Yo veía a Satanás, como un rayo, que caía del cielo." Escenas pasadas y futuras se presentaron a la mente de Jesús. Vio a Lucifer cuando fue arrojado por primera vez de los lugares celestiales. Miró hacia adelante a las escenas de su propia agonía, cuando el carácter del engañador sería expuesto a todos los mundos. Oyó el clamor: "Consumado es," (Juan 19:30) el cual anunciaba que la redención de la raza caída quedaba asegurada para siempre, que el cielo estaba eternamente seguro contra las acusaciones, los engaños y las pretensiones de Satanás. Más allá de la cruz del Calvario, con su agonía y vergüenza, Jesús miró hacia el gran día final, cuando el príncipe de las potestades del aire será destruido en la tierra durante tanto tiempo mancillada por su rebelión. Contempló la obra del mal terminada para siempre, y la paz de Dios llenando el cielo y la tierra. En lo venidero, los seguidores de Cristo habían de mirar a Satanás como a un enemigo vencido. En la cruz, Cristo iba a ganar la victoria para ellos; deseaba que se apropiasen de esa victoria. "He aquí --dijo él-- os doy potestad de hollar sobre las serpientes y sobre los escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará." El poder omnipotente del Espíritu Santo es la defensa de toda alma contrita. Cristo no permitirá que pase bajo el dominio del enemigo quien haya pedido su protección con fe y arrepentimiento. El Salvador está junto a los suyos que son tentados y probados. Con él no puede haber fracaso, pérdida, imposibilidad o derrota; podemos hacer todas las cosas mediante Aquel que nos fortalece. Cuando vengan las tentaciones y las pruebas, no esperéis arreglar todas las dificultades, sino mirad a Jesús, vuestro ayudador. Hay cristianos que piensan y hablan demasiado del poder de Satanás. Piensan en su adversario, oran acerca de él, hablan de él y parece agrandarse más y más en su imaginación. Es verdad que Satanás es un ser fuerte; pero, gracias a Dios, tenemos un Salvador poderoso que arrojó del cielo al maligno. Satanás se goza cuando engrandecemos su poder. ¿Por qué no hablamos de Jesús? ¿Por qué no magnificamos su poder y su amor? El arco iris de la promesa que circuye el trono de lo alto es un testimonio eterno de que "de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3:16) Atestigua al universo que nunca abandonará Dios a su pueblo en la lucha contra el mal. Es una garantía para nosotros de que contaremos con fuerza y protección mientras dure el trono. Jesús añadió: "Mas no os gocéis de esto, que los espíritus se os sujetan; antes gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos." No os gocéis por el hecho de que poseéis poder, no sea que perdáis de vista vuestra dependencia de Dios. Tened cuidado, no sea que os creáis suficientes y obréis por vuestra propia fuerza, en lugar de hacerlo por el espíritu y la fuerza de vuestro Señor. El yo está siempre listo para atribuirse el mérito por cualquier éxito alcanzado. Se lisonjea y exalta al yo, y no se graba en otras mentes la verdad de que Dios es todo y en todos. El apóstol Pablo dice: "Porque cuando soy flaco, entonces soy poderoso." (2 Corintios 12:10) Cuando nos percatamos de nuestra debilidad, aprendemos a no depender de un poder inherente. Nada puede posesionarse tan fuertemente del corazón como el sentimiento permanente de nuestra responsabilidad ante Dios Nada alcanza tan plenamente a los motivos más profundos de la conducta como la sensación del amor perdonador de Cristo. Debemos ponernos en comunión con Dios; entonces seremos dotados de su Espíritu Santo, el cual nos capacita para relacionarnos con nuestros semejantes. Por lo tanto, gozaos de que mediante Cristo habéis sido puestos en comunión con Dios, como miembros de la familia celestial. Mientras miréis más arriba que vosotros mismos, tendréis un sentimiento continuo de la flaqueza de la humanidad. Cuanto menos apreciéis el yo, más clara y plena será vuestra comprensión de la excelencia de vuestro Salvador. Cuanto más estrechamente os relacionéis con la fuente de luz y poder, mayor luz brillará sobre vosotros y mayor poder tendréis para trabajar por Dios. Gozaos porque sois uno con Dios, uno con Cristo y con toda la familia del cielo. Mientras los setenta escuchaban las palabras de Cristo, el Espíritu Santo impresionaba sus mentes con las realidades vivientes y escribía la verdad en las tablas del alma. Aunque los cercaban multitudes, estaban como a solas con Dios.
Posted on: Wed, 31 Jul 2013 03:35:20 +0000

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