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LECTURA Y REFLEXIÓN DEL DÍA 2 DE NOVIEMBRE (CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS) EVANGELIO DE LA TERCERA MISA (Jn 6, 51-55) En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo.” Los judíos se pusieron a discutir unos con otros: –¿Cómo puede este darnos a comer su propio cuerpo? Jesús les dijo: –Les aseguro que si no comen el cuerpo del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna; y yo le resucitaré el día último. Porque mi cuerpo es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. El que coma de este pan, vivirá para siempre. Palabra del Señor COMENTARIO NO SE HAN IDO DEL TODO Muy contrariamente a lo que podamos pensar, la memoria que celebramos este 2 de noviembre no es solamente una reflexión de nuestros seres queridos que han fallecido, sino también un recordarnos de lo que estamos haciendo en nuestro caminar, ¿hacia dónde nos dirigimos? Grandes filósofos y pensadores han manifestado sus ideas sobre la muerte, incluso uno que me llamó siempre la atención fue Friederic Nietzche, que decía que el hombre es un ser para la muerte porque desde el momento que nace, empieza a morir... Tendría su lógica, pero esto no es cierto. Hace dos días en toda la diócesis de Machala, celebrábamos al Dios de la vida en la denominada Noche Blanca, que nos invitaba a concienciarnos que somos seres para la vida, alabando, adorando al Dios de la vida y no a un dios de brujas y demonios. La muerte es parte del proceso de la vida. De Dios venimos y a él volvemos. Somos sencillamente pasajeros de este tren. Esta vida es preciosa a pesar de sus incongruencias. No es un valle de lagrimas. tenemos que hacer un buen proceso, no sólo cumplir ciclos como los demás seres vivos. Los hijos de Dios hacemos Procesos que no terminan con la muerte. Somos seres trascendentes. Cristo Jesús ha vencido la muerte, Él es la razón de nuestra esperanza. Jesús ha venido a este mundo para compartir su divinidad con nosotros, para darnos ese regalo de la trascendencia. Nuestros indígenas ya tenían la idea de la trascendencia, por ello junto al cadáver de sus seres queridos les colocaban comida (la coladita morada y las guaguas de pan vienen de esta tradición) para que vayan preparados para el otro lado. Nosotros también hacia donde nos dirigimos, recordemos que sólo somo pasajeros de este tren. tenemos que vivir cada día como que fuera el último de nuestra vida. Para perdonarnos, para amarnos más. A veces cuando ya es demasiado tarde queremos comprar un poco más de tiempo para ese familiar que ya no está. Vivamos intensamente esta vida, porque en este aquí y en este ahora se prepara el camino para la vida futura o la vida eterna. P. William Iñaguazo Macas, Pbro. Por medio de María, vino la luz al mundo
Posted on: Sat, 02 Nov 2013 05:15:35 +0000

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