LEJ LEJÁ Génesis XII, I-XVII, 27 R. Abba empezó esta sección - TopicsExpress



          

LEJ LEJÁ Génesis XII, I-XVII, 27 R. Abba empezó esta sección con un discurso sobre el texto: “Oídme a Mí, obstinados de corazón, que estáis lejos de la justicia”. [1] Dijo: Cuán obstinado es el corazón de pecadores que ven las sendas y los caminos de la Torá y no les prestan atención, sino que endurecen sus corazones y no retornan en arrepentimiento a su Amo, por lo cual son llamados “obstinados de corazón”. También “lejos de la justicia”, porque se mantienen lejos de Dios; se rehusan a acercarse a Dios y por eso están lejos de la justicia. Y porque están lejos de la justicia, están lejos de la paz, como está escrito: “No hay paz, dice el Señor, para los inicuos”[2]. La razón de ello es que están lejos de la justicia. Ved ahora, Abraham procuró acercarse a Dios, y lo logró. Así, está escrito: “Amas la justicia y aborreces la maldad”[3], y además está escrito: “Abraham, mi amigo”[4]. Se dice de Abraham a Dios en el que él superaba a todos sus contemporáneos, que eran obstinados de corazón y lejos de la justicia, como se ha dicho. R. Yose comenzó con el texto: “Cuán amables son Tus moradas, oh Señor de los ejércitos”. [5] Dijo: Corresponde a los hombres considerar bien la importancia del servicio del Santo, Bendito Sea. Pues, la masa de la humanidad no conoce ni reflexiona sobre qué es lo que sostiene en existencia al mundo o a ellos mismos. Cuando creó el mundo, hizo los cielos de fuego y agua, mezclados juntos, pero no comprimidos, y luego un espíritu divino los ha hecho compactos y firmes. De ahí que Dios estableció el mundo de modo que descansara sobre pilares, los cuales, a su vez, sólo son sostenidos por ese espíritu. Cuando ese espíritu parte, todos ellos se sacuden y se estremecen y el mundo tiembla, como está escrito: “Que remueve la tierra de su lugar, de manera que sus pilares se estremecen”[6]. El conjunto se basa sobre la Torá. Así, cuando los hijos de Israel se consagran a la Torá, el mundo está firmemente establecido y ellos están seguros y los pilares están firmemente fijados en sus lugares. Ved ahora, en el momento en que llega la medianoche y el Santo, Bendito Sea, entra en el Jardín de Edén para entretenerse con los justos, todos los árboles en el Jardín cantan alabanzas ante El, como está escrito: “Entonces cantan los árboles de la selva por alegría ante el Señor”[7]. Un heraldo proclama vigorosamente: “A vosotros hablamos, santos exaltados; ¿entre vosotros quién hay cuyos oídos estén prontos para oír y cuyos ojos estén abiertos para ver y cuyo corazón esté alerta para percibir cuando el espíritu de todos los espíritus mana el dulce efluvio del alma interior y una voz sale de ahí diciendo: Dispersaos, ejércitos, a los cuatro rincones del mundo?” Entonces: Uno asciende y se dirige a un lado. Uno desciende a ese lado. Uno se introduce entre los dos. Dos se coronan con un tercero. Tres entran en uno. Uno produce varios colores. Seis de ellos descienden a un lado y seis de ellos al otro. Seis entran en doce. Doce producen veintidós. Seis están comprendidos en diez. Diez están fijados en uno. Pobres de aquellos que duermen con ojos estrechamente cerrados y no conocen o no quieren conocer lo que les ocurrirá en el Día del Juicio cuando se les pedirá cuenta de sus actos; cuando el cuerpo está manchado, y el alma planea sobre la faz del éter transparente, ya hacia arriba y ya hacia abajo, y si las puertas celestiales no están abiertas es sacudida como una piedra de la honda. ¡Pobres de ellos! ¿Quién intercederá por ellos? Pues no serán admitidos para este gozo; entre las deliciosas habitaciones de los justos faltarán sus lugares, serán librados a las manos del Ángel Duma, descenderán y no ascenderán. Sobre ellos está escrito: “Como la nube desaparece y pasa, así el que desciende al sepulcro no subirá”[8]. En ese momento una llama brota del lado del Septentrión y se expande por las cuatro direcciones del mundo, y baja y penetra entre las alas del gallo, que con esto es despertado y comienza a cantar. Pero ninguno es agitado, salvo los piadosos que se levantan y permanecen despiertos y estudian la Torá; y entonces el Santo, Bendito Sea, y todos los justos en el Jardín de Edén escuchan sus voces, como está escrito: “¡Oh, tú, que habitas en los huertos, los compañeros escuchan tu voz; házmela oír a mí!”[9] “Y el Señor dijo a Abraham.” Exactamente antes de esto está escrito: “Y Harán murió en presencia de Terah su padre”. [10] La relación aquí es la siguiente. Hasta entonces nadie nunca había muerto cuando aún vivía su padre. Pero Harán fue matado cuando Abram fue arrojado en la hornalla. Entonces se dice: “Y Terah tomó a Abram su hijo y a Lot el hijo de Harán,... y Sarai, su bella hija, mujer de Abraham, y salieron con ellos de Ur de los Caldeos”. Esperaríamos que dijera “y fueron con él”, refiriéndose a Terah; ¿por qué, entonces, dice “con ellos”? La razón es que Terah y Lot fueron con Abram y Sara, que guiaron el camino saliendo de ese distrito pecaminoso; pues cuando Terah vio que Abram fue salvado del fuego, comenzó a ser guiado por Abraham y por eso leemos: “Y fueron con ellos”, es decir, Terah y Lot con Abram y Sara. Y fue también que era al “país de Canaán” adonde ellos quisieron ir. Luego aprendemos del texto que quienquiera que hace un esfuerzo para purificarse recibe ayuda desde arriba. Pues está escrito: “Para ir al país de Canaán” y seguidamente leemos: “Y Dios dijo a Abram, sal de tu país”; este mensaje no le fue trasmitido hasta que él mismo dio el primer paso. Pues el mundo superior no se mueve a actuar hasta que le es dado un impulso desde el mundo más bajo. La razón de este fenómeno es que la luz negra no es unida con la luz blanca hasta que comience primero a elevarse pero, cuando así lo hace, la luz blanca aparece encima de ella. Por eso está escrito: “Oh, Elohim, no te calles. Oh, Dios, no retengas más los efectos de tu poda”[11], para que la luz blanca nunca sea apartada del mundo. Así, se dice también: “No callarán nunca ni de día ni de noche. Todos los que os acordáis del Señor, no os calléis, no guardéis silencio ante El, hasta que afirma a Jerusalem”[12], a fin de dar el impulso desde abajo para que descienda la acción desde el mundo superior. De manera similar, el espíritu profético descansa sobre el hombre sólo cuando él mismo se ha empeñado antes por recibirlo. Así, también, aquí sólo cuando Abraham y su familia hubieron dejado Ur de los Caldeos, Dios le dijo: “Continúa tú”. Aquí –dice R. Eleazar- se quiere expresar: “Por tu propia ventaja, para prepararte, para mejorar tu situación”; esto significa: No es adecuado para ti permanecer aquí, entre estos pecadores. La verdad real del asunto es que Dios inspiró a Abram con un espíritu de sabiduría de modo que fuese capaz de descubrir mediante ciertas pruebas los caracteres de todos los países habitados del mundo. Los examinaba y los pesaba en la balanza, y descubría los poderes celestiales a que cada uno se confiaba. Cuando llegó al punto central del mundo habitado, trató de pesarlo pero no obtuvo respuesta. Trató de encontrar el poder a que estaba confiado, pero no pudo captarlo, aunque pesó una y otra vez. Notó que desde este punto fue establecido todo el mundo, y una vez más probó y pesó y encontró que el poder superior a cargo del cual estaba, era uno que no podía ser captado, que era recóndito y oculto, y no como los poderes encargados de los puntos que le eran exteriores en el mundo habitado. Reflexionó una vez más, y llegó a la conclusión de que así como el conjunto del mundo fue establecido en todas las direcciones desde ese punto en el centro; así el poder a cargo de él era uno del cual salieron todos los poderes a cargo de las otras direcciones en el mundo y al que todos estaban ligados; de ahí que: “Salieron con ellos de Ur de los Caldeos para ir al país de Canaán”. Entonces, reflexionó una vez más y pesó en la balanza y probó encontrar la verdad real acerca del lugar, pero no pudo llegar a su raíz. Se sintió desconcertado por la oscuridad que lo rodeaba, y por eso: “Vinieron a Harán y moraron allí”. La razón, como hemos visto, es que Abraham fue capaz de probar todos los poderes superiores que gobiernan el mundo en todas las direcciones de la sección habitada, y efectivamente los probó y verificó cuál de los poderes guías de entre las estrellas y las constelaciones tenía imperio sobre cuál, y pesó exitosamente todas las partes habitadas del globo. Pero, cuando llegó a este lugar se encontró con una oscuridad desconcertante que no podía penetrar. Sin embargo, cuando Dios percibió sus esfuerzos y su deseo, directamente El se le reveló y dijo: Sal, para conocerte a ti mismo y para prepararte; de tu país: De ese lado del mundo habitado al que estuviste ligado hasta ahora, y de tu parentela: De esa sabiduría con la que has logrado tu horóscopo, señalando la hora y el segundo de tu nacimiento y la estrella que entonces estaba en el ascendente; y de la casa de tu padre, para que no prestes atención a la casa de tu padre, aunque pudieron esperar en mérito de la casa de tu padre alguna prosperidad en este mundo; por eso, sal por ti de esta sabiduría y de esta consideración. Que esta explicación es justa puede probarse así. Abandonaron Ur de los Caldeos y estuvieron en Harán. ¿Por qué, entonces, diría Dios a Abram: “Sal por ti de tu país y de tu parentela”? Por eso debe ser como hemos explicado. Al país que Yo te mostraré: Es decir, te mostraré lo que tú no eras capaz de descubrir, el poder tan recóndito y oscuro de ese país. “Y yo te haré una gran nación...” “Yo te haré”, en compensación por “de tu país”; “y Yo haré grande tu nombre”, en compensación por “y de tu parentela”; Y sé una bendición, en compensación por “y de la casa de tu padre”. R. Simeón dijo: “Yo te haré una gran nación”; del lado de la Derecha; “y Yo haré grande tu nombre”, del reino del Centro; “y seas una bendición”, del lado de la tierra de Israel. Aquí tenemos una referencia al trono que descansa sobre cuatro pilares, a los cuales todos contenía Abraham. Desde este punto se transmiten bendiciones a otros también, que son sostenidos desde aquí, como está escrito: Yo bendeciré a los que bendicen y maldeciré a los que te maldicen, y todas las familias de la tierra serán bendecidas en ti. R. Eleazar estaba sentado un día ante su padre, R. Simeón, y con él se hallaban R. Judá y R. Isaac y R. Jizquiá. Dijo R. Eleazar a R. Simeón: Con referencia al versículo: “Sal de tu país y de tu parentela”, si todos ellos salieron, ¿por qué no le fue dicho a Abram que ellos habían de ir? Pues, aunque Terah fue un idólatra, tuvo el buen impulso de ir con Abram y si, como sabemos, Dios se deleita con el arrepentimiento de los pecadores, y Terah efectivamente comenzó el viaje, ¿por qué no está escrito “salid”? ¿Por qué fue dicho a Abraham solamente “sal”? R. Simeón respondió: Si piensas que Terah abandonó Ur de los Caldeos para arrepentirse de su vida pasada, estás en error. La verdad es que huía de su vida, porque coterráneos querían matarlo. Pues, cuando vieron que Abram fue liberado de la hornalla encendida dijeron a Terah: “Eres tú quien nos has descarriado con tus ídolos”, y fue por miedo a ellos que Terah se marchó. Cuando llegó a Harán, no prosiguió, como está escrito: “Y Abram fue como el Señor le había dicho, y Lot fue con él”, pero a Terah no se le menciona. En relación con esto, R. Simeón expuso el texto: “Y de los malvados su luz es retirada y el brazo levantado queda quebrado”. [13] Las palabras: “Y de los malvados su luz es retirada”, dijo, pueden referirse a Nimrod y sus contemporáneos, de quienes Abram, que era la luz de ellos, partió. O podemos referirlas a Terah y su familia, cuya luz era Abram. No dice “luz” sino “la luz de ellos”, esto es, la luz que estaba con ellos. “El brazo levantado queda quebrado” se refiere a Nimrod, que descarrió a toda la humanidad. Por eso está escrito lej lejá (“anda tú”) para darte luz a ti y a todos los que te seguirán en adelante. R. Simeón discurrió luego sobre el texto: “He aquí que no ven la luz; resplandece en los cielos y pasa un viento y los limpia”. [14] “No ven la luz”, es decir, la familia de Abram no vio la luz cuando Dios dijo a Abram “Sal de tu país y de tu parentela y de la casa de tu padre”. “Resplandece en los cielos” significa que Dios quiso hacer a Abram llegar esa luz superior y brillar allí. “Y pasa un viento y los limpia”, porque subsiguientemente Terah y toda su familia se arrepintieron, como está dicho y las almas que habían salvado en Harán, con referencia a la familia de Terah, y, luego, “y vendrás a tus padres en paz”[15], que pone de manifiesto que Terah se unió a Abram. “Así, Abram fue como el Señor le había hablado...” R. Eleazar dijo: No está escrito “y Abram salió”, sino, simplemente, “Abram fue”; el primer paso fue “saliendo”, como está escrito: “Y ellos salieron de Ur de los Caldeos”[16], pero el segundo paso fue “yendo”, correspondiente a la orden de Dios “anda” (lej)[17]. Como el Señor le había hablado, es decir, porque había recibido todas esas promesas. Y Lot fue con él, es decir, se unió a él para aprender sus caminos, y a pesar de ello, no los aprendió bastante bien. R. Eleazar dijo: Felices son los justos que aprenden los caminos del Santo, Bendito Sea, para marchar por ellos y andar en temor el Día del Juicio cuando el hombre será llamado para dar cuenta ante Dios. Para ilustrar esto, R. Eleazar expuso el texto: “Con su mano cada hombre estampa, para que todos los hombres puedan conocer sus obras”. [18] Dijo: En el día cuando le llega al hombre el tiempo de partir del mundo, cuando el cuerpo está quebrado y el alma busca dejarlo, en ese día tiene el hombre el privilegio de ver cosas que no le fue permitido ver antes, cuando el cuerpo estaba en pleno vigor. Tres mensajeros están junto a él y hacen una cuenta de su vida y de todo lo que hizo en este mundo, y él admite todo con su boca y firma la cuenta con su mano, como está escrito: “Cada hombre estampa con su mano”: la cuenta toda es firmada de su mano de modo que pueda ser juzgado en el mundo por venir por todas sus acciones, de antes y de después, viejas y nuevas, y ninguna de ellas es olvidada, como está escrito: Que cada hombre “conozca sus obras”; y antes de dejar este mundo da cuenta con su cuerpo y su espíritu de todos los actos que realizó con su cuerpo y su espíritu. Pues, así como los pecadores son obstinados en este mundo, así son obstinados en el momento de partir del mundo. Por eso es feliz el hombre que aprende en este mundo los caminos de Dios para andar por ellos. Pero, los pecadores, aunque observen a los justos, son demasiado obstinados para aprender de ellos. Por eso cuadra que los justos los insten y aunque el pecador sea obstinado, no se canse de sostenerlo, pues si lo deja puede partir y destruir el mundo. Esto lo vemos del caso de Guehazi, cuando fue expulsado por Eliseo. Así también ocurrió con Lot: Mientras Abram estuvo con él, no se asoció con los malvados, pero, ¿qué vemos tan pronto como lo dejó? “Así, también, Lot prefirió toda la llanura del Jordán”; y luego: “Y mudó su tienda lejos hasta Sodoma”, cuyos habitantes “eran en extremo inicuos y pecadores contra Dios”. R. Abba dijo a R. Eleazar: Respecto de tu observación de que el texto dice: “Abram fue” y no “salió”, ¿qué haces con el final del versículo que dice: “Cuando él salió de Harán”? R. Eleazar dijo, a su vez: Las palabras “de Harán” son importantes; la travesía fue en primera instancia un “salir” del país de su parentela. “Y Abraham tomó a Sarai su mujer”. La palabra “tomó” significa que alegó ante ella y la persuadió. No le está permitido a un hombre “tomar” consigo a su mujer a otro país sin el consentimiento de ella. La palabra “tomar” se emplea con un sentido similar en los textos: “Toma a Aarón”[19] y “Toma los Levitas”[20]. Así, Abram habló persuasivamente a Sarai, señalándole cuán malvados eran los caminos de su contemporáneos. Luego, Abram tomó a Lot hijo de su hermano. La razón de Abram para tomar consigo a Lot fue que previó a través del Espíritu Santo que David estaba destinado a salir de él. “Y las almas que ellos han adquirido en Harán”; éstas fueron los prosélitos masculinos y femeninos cuyas almas habían salvado. Abram convirtió los hombres y Sarai las mujeres, y por eso se habla de ellos como si los hubieran hecho. R. Abba le dijo: Entonces, han de haber sido una gran multitud si dices que todos fueron con él. Dijo R. Eleazar: Así es; y por eso todo el grupo fue llamado “el pueblo del dios de Abram”, y recorrió el país sin temor, como está escrito: “Y Abram pasó a través del país”. R. Abba le dijo: Yo interpreto de manera diferente, es decir, que aquí la partícula et significa el aumento de su mérito por el de las almas que fueron con él, pues quien pone a otro en la senda de la justicia siempre cosecha beneficio de su mérito también. Así fue que el mérito de esas almas que fueron “hechas” en Harán acompañó a Abram. “Sal tú”. R. Simeón dijo: ¿Cuál es la razón de que la primera comunión que Dios tuvo con Abraham haya comenzado con las palabras: “Sal tú” (lej lejá)? Es que el valor numérico de las palabras lej lejá es cien, y por eso contienen para él una alusión a que tendría un hijo a la edad de cien años. Ahora ves que todo lo que Dios hace sobre la tierra tiene algún propósito intrínseco y recóndito. Abram no se dirigía a Dios tan estrechamente como habría debido hacerlo y por eso Dios le dijo: “Sal tú”. Abram no podría alcanzar este grado hasta que hubiese entrado en la tierra prometida; y estuvo destinado a lograrlo aquí. Algo similar ocurrió con David, del cual está escrito: “Y David inquirió del Señor, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y el Señor le respondió: Sube. Y David dijo: ¿Adónde subiré? Y El dijo: A Hebrón”[21]. Si Saúl estaba muerto y el reinado correspondía por derecho a David, ¿por qué no fue inmediatamente declarado rey de todo Israel? También aquí hubo un propósito interno: David no estaba calificado para llegar a ser rey hasta que se hubiera ligado a los Patriarcas que se hallaban sepultados en Hebrón, y por eso permaneció allí siete años para capacitarse completamente para el reinado. Por tanto, todo fue hecho con un propósito interno y a fin de que no hubiera defecto en su reinado. De manera similar, Abram no ingresó en la alianza de Dios hasta que hubiera entrado en el país. Has de observar que el texto dice: “Y Abram pasó a través del país”, donde hubiéramos esperado que dijese “marchó a través”. Aquí tenemos una alusión al sagrado nombre de setenta y dos letras con el cual está sellado el mundo, todas las cuales están en este nombre. Aquí leemos: “Y el pasó” y en otro lugar encontramos: “Y el Señor pasó ante él y proclamo”[22]. En el libro del venerable R. Yesa encontramos: Está escrito aquí: “Y Abram pasó a través del país”, y en otro dice: “Haré pasar toda mi bondad delante de tuyo”[23], y esto se refiere a la santidad del país que emana de una fuente celestial. “Al lugar de Siquem, al roble de Moret”, es decir, de una esfera a la otra, como corresponde. “Y el cananeo estaba entonces en el país”. Esto confirma lo que se dijo antes, que hasta ese tiempo la serpiente malvada que fue maldita y trajo maldiciones al mundo, tenía descarriado el país, como está escrito: “Maldito es Canaán, siervo de siervos será de sus hermanos”[24]. Fue en ese país que Abram se acercó a Dios. Pues aquí está escrito: Y el Señor apareció a Abram; aquí le fue revelado lo que no pude descubrir antes, la fuerza oculta que gobernaba sobre la tierra santa, y, así: Construyó un altar al Señor que se le apareció. Las palabras “que se le apareció”, que parecen superfluas, indican que aquí se reveló el grado que gobierna sobre el país, y que él entró en ese grado y fue confirmado en el mismo. “Y él se alejó de allí a la montaña”. La palabra ha-harah -(“a la montaña”)- puede traducirse “a la montaña de Hé”, que implica que ahora él lo conoció y con todos los grados aquí establecidos. “Y estableció su tienda”: Nuevamente aquí la letra Hé en la palabra aholoh –(“su tienda”)- indica que se purificó y conoció el reinado del cielo en todos los grados ligados a él. Adquirió la certeza de que Dios gobierna sobre todo, y así, construyó un altar. En realidad, había dos altares, porque aquí se le reveló que Dios es gobernante sobre todo, y conoció la sabiduría superior, que no conocía antes. Por eso construyó dos altares, uno para el grado de la deidad que ya conocía, y uno para el grado que aún le estaba oculto. Esto se puede ver del texto. Primero dice: “Y construyó aquí un altar al Señor”, lo que se refiere a la sabiduría superior. De esta manera, Abram siguió de grado en grado hasta que alcanzó su propio grado justo, como está escrito: “Y Abram viajó, yendo aún hacia el sur”, siendo el sur, que es propio de la sabiduría, la porción asignada a Abram, y aquí se asentó finalmente. “Y hubo hambre en el país”. Porque hasta ahora el poder a cargo del país no había dotado al suelo con fuerza para producir alimento, y el país no había aún alcanzado su desarrollo completo. Así, veía que el poder a cargo del país no lo estaba dotando con su justa fuerza y energía. “Y Abram bajó a Egipto para permanecer allí”. ¿Cómo sabía Abram que el país era aún defectuoso? Porque le fue dicho: A tu simiente daré este país. De esto supo Abram que el país sólo sería investido con su apropiada santidad a través de los grados de santidad que pondría de manifiesto su descendencia. “Y Abram bajó a Egipto para permanecer allí”. ¿Por qué a Egipto? Porque es comparado al Jardín del Señor, como está escrito: “Como el Jardín del Señor, como el país de Egipto”. Porque allí una cierta corriente del Jardín que está a la derecha desciende y fluye, como está escrito: “El nombre de uno era Pishon, que circunda todo el país de Havilá, donde hay oro”[25]. Cuando Abram conoció a Dios y se volvió perfecto en fe, procuró conocer, él mismo, todos los grados de sabiduría ligados al mundo inferior y como Egipto derivaba de la derecha, bajó a Egipto. “Y aconteció que cuando se acercó a entrar a Egipto”. La palabra hebrea pava – (“se acercó”)- significa literalmente “trajo cerca”; que es como decir que se trajo a sí mismo adecuadamente cerca de Dios. “A entrar en Egipto”. Es decir, a examinar esos otros grados mundanales como para conocer de qué manera evitarlos y eludir los caminos de los egipcios. R. Judá dijo: Considerad esto: Abram bajó al Egipto sin obtener previamente el consentimiento de Dios, ya que en ninguna parte está escrito que Dios dijo a Abram que bajara a Egipto. Por eso, sus descendientes fueron esclavizados a los egipcios durante cuatrocientos años. Toda esa noche se sintió ansioso respecto de Sarai, y dijo a Sarai, su esposa: “He aquí que ahora sé que eres una mujer hermosa para mirar”. ¿No lo sabía antes? Esto confirma lo que hemos aprendido, que hasta entonces Abram nunca había mirado de cerca los rasgos de Sarai debido a la excesiva modestia que regía su relación, pero cuando se aproximaron a Egipto se descubrieron y él vio cuán hermosa era ella. Según otra explicación, él lo advirtió por el hecho de que contra la experiencia habitual, ella, después de la fatiga del viaje, se veía tan hermosa como siempre. Otra explicación es que Abram lo dijo porque vio con ella la Schejiná, la Presencia Divina. Fue por eso que Abram se atrevió a decir, a continuación: “Ella es mi hermana”, con dos sentidos: Uno literal, el otro figurado, como en las palabras: “Di a la Sabiduría, tú eres mi hermana”[26]. “Di ahora que eres mi hermana”. R. Yesa dijo: Abram sabía que todos los egipcios eran lujuriosos. Por eso puede parecer sorprendente que no tuviera aprensión por su mujer y no haya regresado, sin entrar en el país. Pero la verdad es que vio en ella la Schejiná y por eso tuvo confianza. “Que puede ser bien para mí en consideración a ti” son palabras que dirigió a la Schejiná, como diciendo: “Que Dios sea conmigo solícito en consideración a ti”. Y que mi alma pueda vivir a merced de ti, pues merced a la Schejiná el hombre asciende y adquiere el privilegio de entrar por la senda de la vida. “Y aconteció que cuando Abram vino a Egipto, los egipcios contemplaron la mujer que era muy hermosa”. R. Judá dijo: La trajo en una caja, y la abrieron para gravoso impuesto de aduana. Cuando la hubieron abierto, brilló una luz como la del Sol, como se dice: “Que era muy hermosa”. La palabra “muy” indica que ellos vieron en la caja otra figura; pues cuando la sacaron, vieron en la caja una figura como antes. De ahí que la Escritura repite: “y los príncipes del Faraón la vieron, y de ahí la alabaron ante el Faraón”. R. Isaac dijo: Desdichados los pecadores del mundo que no conocen ni observan la obra del Santo, Bendito Sea, ni se hacen la reflexión de que todo lo que ocurre en el mundo es de Dios, el cual desde el comienzo conoce lo que será en el fin, como está escrito: “Declarando el fin desde el comienzo”[27]. El mira hacia delante e instaura ahora un orden para los desarrollos en el futuro distante. Así, si Sarai no hubiera sido llevada al Faraón, él no habría sido atormentado, y fue su castigo lo que causó el subsiguiente castigo de los egipcios. La palabra “grande” se aplica aquí a las plagas infligidas al Faraón y también a las “señales y maravillas que Dios mostró sobre Egipto”[28] para indicar que aquí hubo diez plagas, y que así como Dios realizó maravillas para Israel de noche, así El realizó maravillas para Sarai de noche. R. Yose comentó el texto: “Tú, oh Señor, eres un escudo para mí, mi gloria y el alzador de mi cabeza”. [29] Dijo: Lo que David quería significar era: “Aunque el mundo viniera a hacer guerra contra mí, Tú, oh Señor, eres un escudo para mí”. Luego David dijo a Dios: “Soberano del Universo, ¿por qué motivo los israelitas no concluyen una de sus bendiciones con mi nombre como lo hacen en el nombre de Abraham, de quien está escrito: Yo soy tu escudo?[30]. Dios respondió: “Yo ya he examinado y probado a Abraham y encontré que era totalmente constante”. David dijo: “Sí, es así, examíname, oh Señor, y pruébame, y observa mis riñones y mi corazón”[31]. Cuando pecó en el asunto de Bat Scheva, David recordó lo que había dicho, y exclamó: “Has probado mi corazón, me has visitado en la noche, me has observado y no has encontrado que yo pensara lo que no debiese salir de mi boca”[32]. Dije: “Examíname, oh Señor y pruébame, y has probado mi corazón; dije: “Observa mis riñones, y me observaste; pero no me has encontrado como yo debería ser; no pasaría por mis labios lo que había en mi alma”. Y a pesar de todo esto los israelitas no concluyen una oración con mi nombre. Por eso dijo David: “Tú, oh Señor, eres un escudo para mí, mi gloria y el alzador de mi cabeza; este grado seguramente es mi gloria con la que estoy coronado”. “Y Faraón hizo que hombres se encargaran de él y ellos lo mandaron por su camino”. Seguramente Dios es para los justos un escudo para salvarlos de caer en poder de hombres, y así Dios protegió a Abram para que los egipcios no tuvieran poder de perjudicarlos a él y a su mujer. Pues la Schejiná no abandonó a Sarai en toda esa noche. Cuando Faraón trató de acercarse a ella, vino el ángel y lo golpeó. Cuando Sarai decía “golpea”, él golpeaba, y entre tanto Abram confiaba plenamente en que Dios no permitiría que se le causara daño a Sarai, como está escrito: “Los justos son osados como un león”[33]. Esta es una de las pruebas que pasó Abram sin quejarse contra Dios. R. Isaac dijo que Dios deliberadamente se abstuvo de decirle a Abram que bajara a Egipto y dejó que fuese su propia decisión, para que la gente no pudiese decir que después de haberlo hecho ir allí, El le trajo turbación por su mujer. R. Isaac expuso aquí el texto: “El justo florecerá como la palmera, crecerá como el cedro en el Líbano”. [34] ¿Por qué al hombre justo se lo compara con la palmera? Porque así como al cortarse una palmera, tarda mucho tiempo para que otra vuelva a crecer, así cuando el mundo pierde un justo, pasa mucho tiempo hasta que aparece otro en su lugar. Además, así como una palmera no crece mientras el femenino no es acompañado por el masculino, así el justo no puede florecer salvo cuando están juntos masculino y femenino, como Abram y Sarai. Luego “Crecerá como un cedro en el Líbano”: exactamente como el cedro es preeminente y todos pueden sentarse bajo él, así el hombre justo es preeminente y todos se sientan bajo él. El mundo se sostiene sobre un justo, como está escrito: “El justo es el cimiento del mundo”[35]. R. Judá preguntó: ¿No es aforismo de los rabíes que el mundo descansa sobre siete soportes, como está escrito: “La sabiduría ha tallado sus siete columnas”[36] R. Yose replicó: Pero esos otros dependen de uno que es el sostén real del mundo. Este es el Tzadik que irriga y refresca el mundo y alimenta todo, y del cual está escrito: “Decid que el Tzadik es bueno, porque merced a él ellos comen el fruto de sus obras”[37], y, luego: “El Señor es bueno para con todos y sus piedades velan sobre todas Sus obras”[38] R. Isaac dijo: En la Escritura leemos que: “Un río salía de Edén para regar el Jardín”. [39] Este río es el sostén sobre el cual descansa el mundo. Él riega el Jardín y hace que tenga frutos que brotan y florecen en el mundo, y sostienen al mundo y hace posible el estudio de la Torá. ¿Qué son esos frutos? Son las almas de los justos que son fruto de la obra de la mano de Dios. Por eso, cada noche las almas de los justos ascienden y a la hora de medianoche el Santo, Bendito Sea, viene al Jardín de Edén para entretenerse con ellos. ¿Con cuáles de ellos? R. Yose dijo: Con todos; con aquellos cuya morada es en el otro mundo y con aquellos que aún se encuentran en sus moradas en este mundo; con todos ellos Dios se distrae a medianoche. Pues el mundo de arriba necesita ser instado por el impulso del mundo inferior, y, así, cuando las almas de los justos abandonan este mundo y ascienden a la Altura, todas se visten con una luz suprema, con una figura resplandeciente, y Dios se entretiene con ellas y se deleita en ellas, pues ellas son el fruto de la obra de Su mano. Por esta razón, los hijos de Israel, que son poseídos por almas santas, son llamados hijos del Santo, Bendito Sea, como está escrito: “Y sois hijos del Señor vuestro Dios”[40], es decir, el fruto de la obra de su mano. Dijo R. Yesa: Dices que Dios también se entretiene con las almas en este mundo. ¿Cómo es esto? Respondió: A medianoche todos los verdaderamente justos se levantan a leer la Torá y cantar salmos, y hemos aprendido que el Santo, Bendito Sea, y todos los justos en el Jardín de Edén, escuchan sus voces, y, en consecuencia, durante el día les es impartida cierta gracia; así está escrito: “De día mandará el Señor Su misericordia y de noche Su canción estará conmigo”[41]. De ahí que las alabanzas cantadas de noche constituyen la plegaria más perfecta. Así, cuando Dios estuvo ultimando a los primogénitos en Egipto, los israelitas en sus casas le cantaban a El alabanzas y salmos. Y bien, el rey David también acostumbraba levantarse a medianoche, como está escrito: “A medianoche me levantaré para dar gracias a Ti”[42]. No permanecería sentado o acostado en la cama, sino que literalmente se levantaba y estaba de pie para componer salmos y alabanzas. Por eso el Rey David vive por siempre, y aun en los días del Rey Mesías será rey, de acuerdo con el aforismo: “Si el Rey Mesías será de los vivientes, David será su nombre, y si será de los muertos, su nombre será David”. El despertaba al alba, como está escrito: “Despierta, gloria mía. Despertad, nabla y cítara, que yo despertaré al alba”[43] Por la noche, cuando Sarai estaba con Faraón, vinieron los ángeles a cantar alabanzas ante Dios, pero Dios les dijo: “Id todos vosotros y repartid pesados golpes sobre Egipto, en anticipación a lo que yo me propongo hacer subsiguientemente”; de ahí que está escrito: “Y el Señor castigó al Faraón con grandes plagas”. Entonces “Faraón llamó a Abram...” ¿Qué le dio esta idea, dado que Dios no le dijo nada como El hizo después con Abimélej, cuando dijo: “Ahora, pues, devuelve la mujer del hombre, porque él es profeta”?[44]. R. Isaac dijo: La respuesta se halla contenida en las palabras Por causa de Sarai la mujer de Abram: los ángeles cuando lo golpeaban dijeron: “Este revés es a causa de Sarai la mujer de Abram”, y no más, y entonces conoció que ella era la mujer de Abram, e inmediatamente “Faraón llamó a Abram y dijo...”. “Y Faraón hizo que unos hombres se encargaran de él;” ¿por qué eso? Para que nadie pudiese acercarse a ellos para dañarlos. “Y ellos lo mandaron por su camino;” es decir, lo condujeron a través del país de Egipto. Dios le dijo: Así está destinado a hacer a sus descendientes: los conducirás de tu país, como está escrito: “Y sucedió que cuando Faraón hubo enviado escoltado al pueblo”[45]. R. Abba dijo: Todo esto aconteció a Abram y él hubo de pasar por todo esto sólo para que él y Sarai pudiesen adquirir un gran nombre en el mundo. Pues aun en Egipto, un país de magos a los que nadie podía escapar, Abram se distinguió y se elevó a una eminencia más alta, como está escrito: “Y Abram ascendió saliendo de Egipto”. ¿Hacia adónde ascendió? “Al Sur”. R. Simeón dijo: Observa que estas palabras tienen un sentido interno y nos indican que Abram descendió los “peldaños más bajos” en Egipto y los experimentó hasta el fondo, pero no se inclinó a ellos y retornó a su Amo. No fue como Adán, el cual, cuando descendió a cierto peldaño fue seducido por la serpiente y trajo muerte al mundo; ni fue como Noé, el cual, cuando descendió a cierto peldaño, fue seducido y “bebió del vino y se embriagó, quedando descubierto en medio de su tienda”[46]. A diferencia de ellos volvió a subir y retornó a su lugar, al peldaño superior al cual estuvo vinculado previamente. Todo este incidente es relatado para mostrar que estaba firme en su vinculación con la Sabiduría, y no fue seducido y retornó a su condición anterior. “Al Sur”: Este es el peldaño más alto al cual estuvo primero ligado, como está escrito: “yendo aún al Sur”. La significación interna de esta narración es que si Abram no hubiera bajado a Egipto y sido probado allí, su porción no habría sido en el Señor. Similar fue lo que ocurrió con sus descendientes, de quienes Dios quiso hacer un pueblo único y perfecto y acercarlo a El: si antes no hubiera bajado a Egipto y fueran probados allí, no habrían sido el pueblo elegido de Dios. De manera similar, también si la Tierra Santa no hubiera sido antes dada a Canaán para gobernarla, no habría llegado a ser el solar y la porción del Santo, Bendito Sea. En todos estos hechos se observa el mismo propósito místico. R. Simeón estaba una vez en camino en compañía de su hijo R. Eleazar y de R. Abba y R. Judá. Mientras marchaban, R. Simeón dijo: Me maravillo de cuán indiferentes son los hombres a las palabras de la Torá y al problema de su propia existencia. Prosiguió su discurso, sobre el texto: “Con mi alma te he deseado en la noche y con mi espíritu en medio de mí, madrugo para buscarte”. [47] Dijo: El sentido interno de este versículo es el siguiente. Cuando un hombre está acostado en la cama, su espíritu vital, su néfesh, lo abandona y comienza a ascender hacia arriba, dejando en el cuerpo solamente la impresión de un receptáculo que contiene el latido del corazón. Lo demás trata de remontar de peldaño en peldaño, y al hacerlo encuentra ciertas esencias esplendentes pero no limpias. Si es puro y no se ha manchado durante el día, asciende sobre ellas, pero si no, se mancha entre ellas, se inclina a ellas y no sube más. Allí le muestran ciertas cosas que han de ocurrir en el futuro próximo; y a veces la engañan y le muestran cosas falsas. Así el alma ronda toda la noche hasta que el hombre despierta cuando ella, el alma, vuelve a su lugar. Felices son los justos a quienes Dios revela Sus secretos en sueños, de modo que puedan estar en guardia contra el pecado. Desdichados los pecadores que manchan sus cuerpos y sus almas. Los que no se han manchado durante el día, cuando se duermen de noche, sus almas empiezan a ascender, y primero entran en los grados que hemos mencionado, pero no se unen a ellos y continúan ascendiendo más. El alma que tiene el privilegio de subir así, aparece finalmente ante la puerta del Palacio Celestial, y anhela con toda su fuerza contemplar la belleza del Rey y visitar Su santuario. Ese es el hombre que siempre tiene una porción en el mundo por venir, y esa es el alma cuyo anhelo, cuando asciende, lo es por el Santo, Bendito Sea, y que no adhiere a esas otras esencias luminosas, sino que selecciona la esencia santa en el lugar del cual ella surgió. Por eso está escrito: “Con mi alma te he deseado en la noche”, para seguirte y no ser seducido por falsos poderes. Luego, las palabras: “Con mi alma te he deseado en la noche” se refieren al alma, néfesh, que tiene dominio de noche, mientras que las palabras: “con mi espíritu en mi te buscaré temprano” se refieren al espíritu, rúaj, que tiene dominio de día. “Alma” (néfesh) y “espíritu” (rúaj) no son dos grados separados, sino un grado único con dos aspectos. Hay aún un tercer aspecto que ha de dominar a esos dos y ajustarse a ellos como ellos a él, y que se llama “espíritu superior”, neschamá. Todos estos grados se hallan dispuestos con sabiduría y la contemplación de ellos arroja luz sobre la Sabiduría superior. Este espíritu entra en ellos y ellos se le unen, y cuando domina en un hombre, un hombre así es llamado santo, perfecto, totalmente dedicado a Dios. “Alma”, néfesh, es la incitación más baja, sostiene y alimenta al cuerpo y se halla estrechamente ligada a él. Cuando se califica suficientemente, llega a ser el trono sobre el cual descansa el espíritu inferior, rúaj, como está escrito: “Hasta que sea derramado sobre nosotros el espíritu desde lo alto”[48]. Cuando ambos se han preparado suficientemente, están calificados para recibir el espíritu más elevado, neschamá, al cual el espíritu más bajo le sirve de trono, y que es indescubrible, supremo sobre todo. Así, hay un trono que descansa sobre un trono, y un trono para el más elevado. Con observar estos grados del alma, se obtiene una visión en la Sabiduría superior, y es totalmente a través de la Sabiduría que ciertos misterios se conectan entre sí. Pues, néfesh es la incitación más baja a la que el cuerpo se ajusta, como la luz oscura en la parte inferior de la llama de la vela que se pega a la mecha y sólo existe por ella. Cuando está plenamente encendida, la luz blanca se convierte en un trono para una luz que no puede ser plenamente discernida, un algo desconocido que descansa sobre esa luz blanca, y así se forma una luz completa. Así acontece con el hombre que alcanza la perfección y es llamado “santo”, como en el versículo: “Para los santos que hay en la tierra”. Y así también en el mundo superior. De ahí que cuando Abram entró en el país, Dios se le apareció y él recibió allí un néfesh y construyó un altar al grado correspondiente de la divinidad. Luego “él marchó al Sur”, y recibió un rúaj. Finalmente se levantó a la altura de la adhesión a Dios a través de la mediación de la neschamá, después de lo cual “construyó un altar al Señor”, lo que indica el más recóndito grado correspondiente a la neschamá. Entonces comprobó que era para él requisito probarse y dotarse de grados, y, así, bajó a Egipto. Allí se cuidó de ser seducido por esencias brillantes, y después de probarse retornó a su lugar, “ascendió” de Egipto, fortalecido y confirmado en la fe y alcanzó el grado de fe más elevado. Desde entonces Abram conoció la Sabiduría más elevada y adhirió a Dios, y llegó a ser la mano derecha del mundo. De ahí que esté escrito : “Y Abram fue muy rico en ganado, en plata y en oro”. “Muy rico”, del lado del Este; “en ganado”, del lado del Oeste; “en plata”, del lado del Sur; “en Oro”, del lado del Norte. R. Eleazar y R. Abba vinieron entonces y besaron su mano. R. Abba lloró y dijo: Desdichados de nosotros, cuando tú partas del mundo, ¿quién seguirá haciendo brillar la luz de la Torá? Feliz la suerte de los compañeros que oyen de tu boca estas palabras de la Torá. R. Simeón dijo: Continuemos. “Y él continuó en sus viajes”, es decir, para volver a visitar su lugar y sus grados, hasta que alcanzó el primer grado, donde había tenido lugar la primera revelación. “En sus viajes”, o sea, todos esos grados, grado tras grado, como se ha dicho, del Sur. Aun a Bethel: para preparar su lugar y combinar “el Sur” y “Bethel” en una unidad completa, pues desde el Sur a Bethel se comprendía toda la gama de la Sabiduría. “Hasta el lugar donde estuvo su tienda al comienzo,” decir, Bethel, la “piedra perfecta”. El paraje es luego definido como el lugar del altar que él había hecho allí primero, como se ha dicho: “al Señor que se le apareció”, y por eso ahora Abram llamó el nombre del Señor, en prueba de que había llegado a la fe perfecta. Observad esto. Al principio Abram fue de lo inferior a lo superior, como está escrito: “Y el Señor se le apareció a Abram”, y otra vez, “al Señor que se le apareció”, y luego “yendo por sus caminos al Sur”, grado tras grado hasta que fue dotado del Sur, que fue su porción justa. Desde allí comenzó a invertir el proceso y descendió de lo más alto a lo más bajo, de modo de fijar todo en su lugar propio. También en el viaje de retorno la mención de sus etapas es una referencia a la Sabiduría superior. Está escrito: “Y continuó sus viajes del Sur”, es decir, del lado de la Derecha, del comienzo mismo del mundo superior, misterioso y recóndito, alcanzando al Ilimitado (En Sof), y entonces descendió etapa por etapa “desde el Sur a Bethel”, donde “Abram llamó el nombre del Señor”, es decir, él fijo la unidad a su lugar propio, o sea, “el lugar del altar que había hecho allí primero”; es decir, lo había tomado del grado más bajo al grado más alto, y ahora lo hizo descender por etapas del grado más alto al más bajo a fin de que no partiera de esos grados superiores ni que partieron éstos y que el todo constituyera una unidad indisoluble. Entonces Abram fue plenamente dotado, y se convirtió en la porción de Dios en verdad real. Felices los justos que son coronados en Dios como Dios en ellos. Felices en este mundo y felices en el mundo por venir. De ellos está escrito: “Todo tu pueblo será de los justos, ellos heredará, la tierra para siempre”[49] y, también: “La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va aumentando en resplandor hasta el día perfecto”[50] Los viajeros continuaron hasta que llegaron a un campo, donde se sentaron. Entonces R. Simeón discurrió sobre el texto: “Mira hacia mí y ten piedad de mí”. [51] Dijo: Este versículo requiere estudio cuidadoso, pues aunque ya lo hemos explicado más de una vez, tiene todavía un sentido intrínseco. ¿Cómo podría David decir a Dios: “Mira hacia mí”? La verdad es que estaba refiriéndose al grado con que estaba dotado. Análogamente dijo: “Concede tu fortaleza a tu siervo”[52]. La palabra “fortaleza” se refiere a la Fuerza superior Gueburá, como en el versículo: “Y él dio fortaleza a su rey”[53]. La palabra “Rey”, empleada así sin calificación, se refiere al Mesías, como también lo hace la palabra “servidor”, en ese pasaje. “Y salva al hijo de tu asistenta. ¿Por qué se llama a sí mismo hijo de su madre, y no de su padre Yishai? Esto pone de manifiesto lo que hemos asentado, que cuando un hombre llega a preguntar algo del cielo, sólo ha de decir aquello de que está cierto; de aquí que mencionara a su madre y no a su padre. Y, luego, la tradición refiere este versículo al Mesías, como hemos dicho. R. Simeón prosiguió en la forma que veremos a continuación. “Y hubo una riña entre los pastores del ganado de Abram”. La omisión de la letra Yod de la palabra rib –(“refriega”)- indica que Lot deseaba volver a la idolatría de los habitantes del país. Esto se halla confirmado en el final del versículo: y los cananeos y los perizitas moraban entonces en el país. Que Lot efectivamente volvió a la idolatría lo sabemos de las palabras: Y Lot viajó del Oriente. La palabra mi-kedem –(“del Oriente”)- es equivalente a mi-kadmonó “desde el Anciano” del mundo. De manera similar dice de los hombres que construyeron la Torre de Babel, que ellos viajaron “del Oriente”[54]. Tan pronto como Abram vio que esa era la intención de Lot, inmediatamente le dijo a Lot ...Sepárate, te pido, de mí; es como si le hubieran dicho: No eres digno de asociarte conmigo. Así Abram se separó de él y se rehusó a acompañarlo o reunirse con él, pues quien se asocia con un pecador eventualmente sigue sus pasos y, así, trae sobre sí castigo. Esto lo sabemos de Jehoshafat, el cual por juntarse con Ajab habría traído sobre sí castigo si no se hubiera salvado por el mérito de sus antepasados. Por eso se rehusó Abram a acompañar a Lot. Por todo eso Lot no se apartó de su mal camino, sino que eligió toda la llanura del Jordán y viajó mi-kedem, es decir, partió del Anciano del mundo, y no procuró perfeccionarse en la fe como Abraham. Así Abram moró en el país de Canaán, para adaptarse al lugar donde la fe podía ser fortalecida y para aprender la sabiduría a fin de unirse a su Amo, mientras que Lot moró en las ciudades de la llanura y trasladó su tienda hasta Sodoma, con esos pecadores incrédulos que abandonaron la fe, como está escrito: y los hombres de Sodoma eran inicuos y en extremo pecadores contra el Señor. Así, cada uno fue por su propio camino. Felices son los camaradas que se dedican a la Torá día y noche y procuran platicar con Dios. Sobre ellos está escrito: “Mas vosotros que adheristeis al Señor, vuestro Dios, estáis todos vivos hoy”[55]. “Y el Señor dijo a Abram después de que Lot se hubo separado de él”. En conexión con este versículo, R. Abba discurrió sobre el texto siguiente: “Levantóse Jonás para huir a Tershish, de la presencia del Señor”. [56] Dijo: Desdichado el hombre que procura esconderse de Dios, del cual está escrito: “¿No lleno yo los cielos y la tierra, dice el Señor?”[57]. ¿Por qué, entonces, Jonás procuró huir de El? La razón se encuentra en el versículo: “Paloma mía, tú que anidas en las grietas de la peña, en los escondrijos del precipicio”[58]. “Paloma mía” se refiere a la Comunidad de Israel; “las grietas de la peña” se refiere a Jerusalem, que es firme y eminente como una peña; “los escondrijos del precipicio” se refiere al lugar que es llamado “Santo de los Santuarios”, el corazón del mundo. Se lo llama “escondrijos” porque allí la Schejiná está escondida como una mujer que sólo conversa con su marido, y nunca sale. La Comunidad de Israel no mora fuera de su lugar propio, salvo en tiempo de exilio, y porque está en exilio otras naciones gozan de gran prosperidad. Cuando Israel se hallaba en su propio país todo era como debía ser, el trono celestial estaba plenamente extendido sobre él, y la liturgia que efectuaba horadaba a través del éter y ascendía en lo alto a su lugar. Pues sólo Israel estaba calificado para servir a Dios en ese país, y por eso los Gentiles se mantuvieron apartados, pues ellos no lo gobernaban, como ahora, sino que sólo se nutrían de “residuos”. Pues decir: ¿Cómo concilias esto con el hecho de que un número de reyes extraños gobernaron sobre él en tiempo en que aún existía el Templo? La respuesta es que en el tiempo del primer Templo, antes de que Israel hubiera manchado el país, los Gentiles no lo gobernaban, sino que se nutrían del “residuo”. Pero, cuando Israel pecó y manchó el país, arrojó a la Schejiná de su lugar y ella partió a otro lugar, y por eso otras naciones fueron autorizadas a gobernar sobre el país. Pues sobre el país de Israel no tiene control ningún ángel, sino solamente Dios. Cuando Israel pecó y quemó incienso a otros dioses en Tierra Santa, la Schejiná fue arrojada de su lugar, y, así, otros dioses se asociaron a él, y otras naciones obtuvieron dominio y los profetas perecieron, y todos los grados elevados dejaron de gobernar, y el dominio no fue retirado de las otras naciones, porque lanzaron la Schejiná hacia ellas mismas. De ahí que en la época del segundo Templo el gobierno de las otras naciones no haya cesado, y así ocurrió más aún durante el tiempo del Exilio. Entonces la Schejiná se encontró entre las otras naciones, donde ejercían dominio otros capitanes, que derivaban su sustento de la Schejiná, que se había asociado con ellos. Vemos así que cuando Israel residió en su propio país y mantuvo el servicio del Templo, la Schejiná permaneció en medio de él exclusivamente, y no salía de su casa abiertamente. Por eso todos los profetas que vivieron en esos tiempos sólo extraían su inspiración del lugar de ella, como hemos dicho. Esta fue la razón por la que Jonás huyó de Tierra Santa: Que no podría llegarle la inspiración profética y él no podría recibir el mensaje del Señor. Pero, podríais decir: ¿La Schejiná no se reveló a Ezequiel, en Babilonia, que está fuera de Tierra Santa? La respuesta es que según una tradición auténtica, las palabras: “Vino expresamente”, que se emplean al comienzo de la profecía de Ezequiel indican que era algo sin precedente desde el día en que el Templo fue construido, y esta profecía lo era para una emergencia especial. Además, el incidente tuvo lugar junto al río Khebar –Khebar significa “de antiguo”-, llamado así porque fue calificado para ello desde el comienzo del mundo, y la Schejiná siempre se reveló junto a él, como está escrito: “Y un río salía de Edén para regar el Jardín, y de ahí se dividía...”[59]. Fue este uno de los cuatro ríos, y aquí la Schejiná se reveló excepcionalmente para ayudar a Israel en su emergencia; pero no apareció allí en otros tiempos. Por eso Jonás abandonó Tierra Santa para que la Schejiná no pudiera posarse sobre él o aparecérsele y de ahí que dijera: “De la presencia del Señor”, y, también: “Pues los hombres sabían que huyó de la presencia del Señor”[60]
Posted on: Thu, 10 Oct 2013 12:49:03 +0000

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