LEONARDO EN MARTE Necesitamos polímatas. Personas que no - TopicsExpress



          

LEONARDO EN MARTE Necesitamos polímatas. Personas que no teman volverse expertos en mecánica automotriz aunque en la universidad hayan estudiado contaduría. Necesitamos dejar atrás ese estigma tercermundista de preguntar « ¿Qué estudiaste? » porque al hacerlo demostramos una necedad lineal por querer emparejar la respuesta de la persona con su realidad. « Ah, eres contador y la estás haciendo de mecánico. » « O sea, que te equivocaste de carrera. » Ser lineales en nuestro pensamiento nos hace ordinarios. Quienes aspiramos a ser polímatas debemos dejar de excusarnos por lo que hayamos estudiado antes y lo que sea que hagamos ahora. En serio. No debemos explicaciones a nadie si decidimos invertir cinco años de nuestra vida en medicina para aterrizar posteriormente en la logística portuaria. No sé cuál es la definición correcta del fracaso. Pero dudo que tenga que ver con ir dando saltos por la vida. Yo estudié ingeniería electrónica. Antes de eso fui diseñador web. He sido organizador de eventos internacionales. Luego hice estudios de maestría en administración. Enseñé inglés. Me gustan las matemáticas. Fundé una empresa. A fuerza de tratar de solucionar un problema durante tres años me convertí en experto en publicidad y abrí una agencia. Critico libros y escribo. Sé programar. No estoy diciendo que mi ruta deba ser tu ruta. Para nada. Estoy diciendo que no debemos temer explorar todas esas diferentes facetas de la vida que llaman nuestra atención. Me gusta la tecnología, la literatura, el arte, los procesos, la logística. ¿Por qué debo decidirme por una sola cosa? En serio, ¿quién determina que sólo tengo una oportunidad en la vida para estudiar algo, atinarle a que esa es mi pasión y después dedicarme veinte años a que alguien más me pague por hacerlo? Quiero dirigir una película. Y lo haré. En algún punto de los siguientes diez años. Quiero aprender carpintería. También lo haré. Debemos celebrar a quienes hacen muchas cosas. Debemos aplaudirles. No tenerles lástima. No pensar pobremente que “se equivocaron de carrera”. Existe un proceso llamado validación. Y como jóvenes en una sociedad bien sistematizada nos hemos vuelto adeptos a esperar a que otras personas nos validen. Que otras personas nos digan que sí somos lo que sea que anhelamos ser. No eres contador a menos que otros contadores te pongan una estrellita en la frente y te den un papel donde todos estén de acuerdo en decirle al mundo que eres contador. No importa si sabes más que ellos. No importa si ellos están desactualizados. Lo que importa es que ellos en la cumbre deciden quién es parte del gremio y quién no. Y entonces, en otras áreas que no tienen las reglas del juego tan claras, no sabemos cómo definirnos. No sabemos a quién recurrir para validarnos. Y ni siquiera consideramos la posibilidad de validarnos nosotros mismos. Decir al mundo que nos hemos sumergido tanto en algo que nos hemos hecho expertos en ello. A mí nadie me ha dado permiso ni validación para presentarme como escritor. Tengo un blog. Me gusta escribir. Muchos insistieron en llamarme bloguero. No. Yo escribo. El medio no me define. Quiero que me defina la actividad. Así que soy escritor autovalidado. Esto no es una invitación a la anarquía profesional barata. Recuerda que los extremos son malos en cualquier faceta. No estoy diciendo que te declares doctor en medicina por dos años de libros en la facultad. Estoy diciendo que si desde hace más de cinco años pasas todo tu tiempo libre haciendo diseños en Adobe Illustrator mientras que en la universidad estudias química, no temas agregar la etiqueta de creativo a tu cartera de habilidades. No nacimos para ser doctores, ingenieros, abogados o contadores. Nacimos siendo seres humanos con enormes capacidades de adaptación y aprendizaje. La vida no se define en cuatro o cinco años de universidad y treinta de carrera profesional. Monópatas, les dicen. La monopatía es una enfermedad curable pero difícil de erradicar conforme pasan los años. La monopatía crucifica el alma. Ser eslabón de una cadena productiva realizando la misma actividad por años significa excavar el mismo camino mental una y otra vez hasta quedar en un hoyo tan profundo del cual pensamos que ya no podemos salir. El enfoque laboral y del conocimiento está bien. El punto no es atacar la especialización. El punto es entender que está ridículamente hipervalorada. Especializarnos es dejar de lado todo lo demás por lograr una profundidad exagerada en un campo de dominio único. No está mal. Pero en nuestra existencia puede haber más que eso. La revista MIT Technology Review publicó la foto de Buzz Aldrin en portada. Debajo de él la frase You Promised Me Mars colonies. Instead, I got Facebook. Facebook está bien. Me gusta. Pero me gustaría más poder vivir en Marte. No es una locura imaginar al ejército de mentes geniales que trabajan en Sillicon Valley haciendo otras cosas. Que la economía premiara más la trascendencia que el entretenimiento fácil y rápido. Que las grandes mentes buscaran soluciones transgeneracionales de alto impacto para la humanidad. Estoy seguro que ante la expectativa de impulsar a la humanidad a compartir fotos de su comida y comunicación al estilo xD, Leonardo Da Vinci, como eje central y más representativo del hombre renacentista, hubiese preferido ayudarnos a llegar a Marte. Actuemos más como Da Vinci y la magia llegara. Tienes que leer el artículo Master of many trades de Robert Twigger. Y luego tienes que hacer cosas. Muchas cosas. aaronbenitez.net/hackear-la-vida/leonardo-en-marte/
Posted on: Wed, 13 Nov 2013 03:06:54 +0000

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