LO QUE HACE CAYE A LA HORA DEL BOCADILLO Hace tiempo que no - TopicsExpress



          

LO QUE HACE CAYE A LA HORA DEL BOCADILLO Hace tiempo que no sabemos de las aventuras y desventuras de Cayetano y como me ha picado la curiosidad sobre esas ausencias suyas tan habituales me decidí ayer a espiarle. Ya me barruntaba yo que algo se traía el paje entre manos. Funcionario como es sus diez minutos para el bocadillo se convierten en dos horas y media cuando poco y a las diez de la mañana ya estaba yo con un verdugo puesto y gafas de sol para que no me reconociera atisbando tras una esquina del rectorado (podéis llamarme marujón, pero si no queréis tener noticia de lo que descubrí no sigáis leyendo, hipocritones). Con puntualidad funcionarial (sólo a los efectos de dejar el trabajo) aparece nuestro hombre con radiante sonrisa y apresurado caminar vestido elegante y con un paquetito con un lazo rojo en la mano. ¡Uy uy uy, aquí hay tomate! Le sigo discretamente y le veo entrar en un portal de la calle Lancia (ya os diré el número), consigo entrar tras él antes de que la puerta se cerrara y como la casa no tiene ascensor puedo seguirle sin problemas. En el tercero llama a una puerta y al abrirse oigo “hola mi amor, te estábamos esperando, pasa no te quede frío”. Mis peores presagios parecían cumplirse, Caye era un putero y un vividor, y lo guardado que se lo tenía el sinvergüenza. No se quedó ahí mi curiosidad, aplico la oreja a la puerta y escucho con atención. Oigo voces y risas, aquello parecía una bacanal, ¡qué indecencia! Después de media hora larga (el amor dura lo que dura, pensaba yo) salé el sátiro con su sonrisa elevada a la enésima potencia, me escondo hasta que se marcha y entonces sin poder aguantarme llamo a la puerta y, ¡oh sorpresa!, me abre una monjita, anciana ella, y me dice: “hola mi amor, pasa, no te quedes frío! Y yo paso, naturalmente; ya tenía las orejas tiesas esperándome lo mejor cuando se me conduce a una amplia sala en la que hay al menos diez mujeres, todas muy guapas y bien constituidas, que con alegre desenvoltura ¡están haciendo punto de cruz y encaje de bolillos…! ¡Ay, amigos, qué bochorno sentí en mi alma! Nunca debemos pensar mal de los demás, es un vicio malo que afecta a quien tiene un corazón muy pequeñito, una grosera falta de quien quiere encontrar en el otro excusa a sus propias vergüenzas, el error y la soberbia de quien se preocupa de corregir el defecto ajeno sin procurar primero hacerlo con el suyo. Caye es un bendito y aprovecha ese ratito de asueto por las mañanas para ayudar a las Misioneras de Jesús en su labor social; con los trabajos de labor que realizan sacan un dinerito para aliviar el penar de los pobres y necesitados; y me dijo sor Sagrario, que así se llama la buena monjita que dirige ese pío taller, que Caye es muy diestro haciendo punto de cruz y un salado que siempre, como esa misma mañana, les lleva unos bomboncitos para endulzar su loable tarea. Tomad ejemplo, malones.
Posted on: Tue, 03 Dec 2013 08:39:28 +0000

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