LOS ENREDOS DE LA “GOBERNABILIDAD”. Oscar A. Fernández - TopicsExpress



          

LOS ENREDOS DE LA “GOBERNABILIDAD”. Oscar A. Fernández O. Desde finales de los años setenta se empezó a construir en el mundo occidental una nueva práctica social, económica y política que iba a cambiar la faz del planeta. Como adelanto de esa gran transformación, se fabricó un nuevo sentido común, creado en centros de pensamiento neoliberales, a los que se les encargó la tarea de deslegitimar los discursos colectivos, de alentar el individualismo y de cuantificar y argumentar el agotamiento del Estado de bienestar y de las propuestas transformadoras. En síntesis de demoler la historia. Si en los años 30 del siglo pasado se había empezado a entender la necesidad de crear mecanismos reguladores del capitalismo que evitaran el camino a las guerras mundiales, el impulso neoliberal desencadenado con las crisis del petróleo de 1973 y 1979, operó en la dirección opuesta. Fueron los años de la cruzada neoliberal y anticomunista, dirigida por Thatcher, Reagan y Bush, Kohl y el Vaticano, que terminarían por llevarse por delante al llamado socialismo real, que terminó claudicando. La gobernabilidad, concepto surgido con la imposición del neoliberalismo, es entendida como visión de política estable, endosada totalmente al crecimiento económico, nos alerta acerca de los planteamientos conservadores e institucionalistas, que predominan en los enfoques politológicos del siglo XXI. La gobernabilidad, se refiere a dos acepciones principales: la primera, surgida de los informes de Banco Mundial, la define como un estilo de gobierno caracterizado por un mayor grado de cooperación e interacción entre el Estado y actores privados en el interior de redes de decisiones aparentemente mixtas, públicas y privadas. La segunda se define como un conjunto de modalidades de coordinación de las acciones individuales, entendidas como fuentes primarias de construcción del orden social; es factible que sea derivada del campo de la economía de costos y transacciones. Por extensión, gobernabilidad es definida como mantenimiento del statu quo (fortalecimiento del mercado) En lo posible que sea favorable al libre juego del comercio y la inversión. Para Painter (1998), el mercado es más que un instrumento, un conjunto de “relaciones sociales que involucra implicaciones en cuanto al poder, presuposiciones éticas o consecuencia que pueden infectar las políticas y procesos gubernamentales como un todo”. El famoso decálogo del Consenso de Washington es un eufemismo para suavizar semánticamente el modelo neoliberal global que fue ideado por John Williamson, asesor económico del Banco Mundial e impuesto en 1991 por la Casa Blanca bajo el padrinazgo de la Reserva Federal, la Secretaría del Tesoro, el FMI y el Banco Mundial, para paliar la década perdida de Latinoamérica y ocupar el vacío ideológico que dejó el derrumbe de la URSS, como el evangelio del "fundamentalismo de mercado" que constituye la principal exportación ideológica de Estados Unidos: la teoría de cómo el mundo debe ser manejado, bajo su supervisión. (Vargas H.: 2004) Entre el enfoque neo institucionalista y el de regulación democrática, emerge el concepto de gobernabilidad como una relación existente entre los procesos de libre mercado y los procesos de la democracia. Saldomando (2002) sintetiza la tendencia teórico metodológico que tiene la gobernabilidad a partir de que esta corriente, impone como agenda los derechos del mercado y las políticas de desregulación, en un patrón de normatividad transnacional. Las teorías de la “sustentabilidad del desarrollo”, dieron lugar este modelo librecambista que impuso al mercado como factor esencial, para regular las relaciones entre la producción y el ecosistema, mediante la consolidación de instrumentos económicos que aniquilaron las políticas públicas de control estatal. Los resultados ambientales como podemos advertir, no sólo no han resultado como se previó, sino que los daños causados son irreversibles y desastrosos para la humanidad. “Gobernabilidad” es sinónimo de despolitizar la sociedad y subordinar sus relaciones a las leyes del mercado. Este panorama enfrenta a los gobiernos, a una supuesta era de la prosperidad económica intensa y de prolongada duración, pasando a ser esencial la estabilidad y la capacidad para mantener el orden (Alcántara: 2002) La gobernabilidad es la utopía (neo) liberal de la democracia impuesta en América Latina. Se sostiene en la limitada idea de una democracia representativa con base en un sistema de partidos políticos que gestiona el poder de un Estado formalmente constitucionalista burgués. (Rodas: 2004) Algo anda mal cuando las calificaciones respecto del sistema político las otorga un puñado de millonarios, que han convertido a El Salvador en su club privado. Debemos sospechar cuando los políticos actúan siguiendo estímulos o favores emocionales de parte de los intereses corporativos. Cuando son estos últimos los que deciden que tan gobernable es un país o cuan aptos son los políticos para ejercer el gobierno, ya sabemos lo que ocurre… la vieja historia del Fascismo, Es necesario hacer un reparo en el concepto de gobernabilidad, así como se señala la paradoja de las democracias neoliberales en Latinoamérica, que tras consolidar sus democracias representativas, que legitimaron los indicadores macroeconómicos ante el Banco Mundial, han tenido que dar pie a gobernabilidades confusas y procedimentales, que están enmarcadas por contextos de pobreza creciente, desigualdad, y polarización social y cultural, donde los regímenes nacionales de acumulación vigentes, han fomentado la marginalidad y la exclusión de la población. La factibilidad de esta utopía neoliberal, cualquiera sea la forma que se la entienda, como “mercado total” o “totalitarismo mercantil” (Hinkelammert); como el reinado de la razón formal y la supresión de la política (Lechner); como la máxima explotación del trabajo (Bourdieu), o de otros modos, es un tema controvertible para los propios críticos del neoliberalismo. En la idea político- (neo) liberal de cambio, éste viene asociado con el de crisis y ambos se resumirían en el concepto de gobernabilidad como una reflexión teórica sobre el futuro del Estado. Es decir, a fin de cuentas, una preocupación por cómo gobernar con un mínimo de legitimidad posible, que no ponga en riesgo los intereses económico-políticos de las élites. La gobernabilidad, en estos términos, llega a reducir la propia teoría política —de la que surge— a una instrumentalización de ella por los poderes económicos y, por tanto, a una división internacional de la teoría democrática de acuerdo con la historia de los Estados en crisis: en los países más desarrollados correspondería una reflexión conceptual sobre el Estado, mientras en los menos desarrollados sería una variable de los indicadores socioeconómicos críticos, (aunque el Estado este sumamente debilitado) Una suerte de recuperación del viejo axioma de Rosa Luxemburgo (socialismo o barbarie) se escucha bajo la forma “reinventar el Estado o barbarie”, respuesta a la exclusión de buena parte del mundo pobre, así como de ese cuarto mundo inserto en el próspero primer mundo. Además de los grandes perdedores de este modelo, también se ha desarrollado la protesta de aquellas personas que, no siendo damnificados materiales, se niegan a aceptar un mundo de violencia, marginación, destrucción ecológica y una hipoteca vital, trasladada a las generaciones futuras. Todo esta demanda histórica de cómo realmente construir y gobernar sociedades mejores, obliga a restaurar en el pensamiento estratégico de la izquierda, el concepto de ruptura del Estado burgués y su reemplazo por órganos de poder de los trabajadores y todos los sectores subordinados dentro del capitalismo; debemos por lo tanto, plantear el debate sobre la necesidad de redimensionar la revolución social y el problema del Estado, en un nuevo contexto político y cultural del mundo. Se trata de construir una estrategia de desarrollo del ttps://facebook/pages/Cpu-Ues/356339891138391Poder Popular como avance de posiciones contra la institucionalidad del Estado capitalista-desarrollista y antiecologógico.
Posted on: Mon, 12 Aug 2013 23:33:04 +0000

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