LOS MILAGROS DE HOY 2ª Parte Por Mijael García La Tzedaká al - TopicsExpress



          

LOS MILAGROS DE HOY 2ª Parte Por Mijael García La Tzedaká al Revés SUCOT 5774 Se acostumbra dar para caridad generosa y liberalmente durante todos los días de arrepentimiento, pero en Erev Iom Kipur sucede todavía más, ya que la tzedaká es una gran fuente de mérito y sirve como protección contra decretos duros. Nuestros Sabios cuentan: Mar Ilkva tenía la práctica de perdonar cuatrocientos zuz cada Erev Iom Kipur a cierto hombre pobre que vivía cerca. Un año le envió el dinero a su hijo. Su hijo volvió y le devolvió el dinero, diciendo: "Padre, él no necesita caridad." Mar Ilkva le preguntó: "¿Qué viste [es decir, que te hizo llegar a esta conclusión)?" Él respondió: "Vi que estaban sirviéndole vino de vendimia." Mar Ilkva replicó: "¡No sabía que estaba acostumbrado a tales finuras!" Así que dobló la cantidad y le envió ochocientos zuz (Ketubot 67b). El egoísta nunca tiene algo que dar, nunca tiene tiempo para hacer el bien, siempre termina compadeciéndose de que es el que necesita y no los demás. Mientras que el justo siempre encuentra algo que compartir, siempre tiene tiempo para ayudar, se apresura a ayudar al necesitado, jamás lo hace esperar. De verdad me sentía muy desanimado y me había propuesto no terminar mi investigación sobre Yom Kipur, pero me llegó un mail donde Tomasita, la anciana que vende tamales, tortillas, gorditas de frijol para mantener a sus dos nietos que le dejó la hija que se murió, en Oaxaca, me avisaba que me había depositado $ 100.00 para la comida anterior a esta festividad. No pude sentarme a descansar y olvidarme de la frustración de que la mayoría de la gente no quiere eso: saber para hacer, con un compromiso de cambio de vida, sino que se preocupa de los rezos, de no usar ese día vestimentas de piel, del toque del shofar al final, etc., pero no, eso no pasa por la cabeza de la mayoría que asisten a la sinagoga ese día. ¿Alguna vez hemos oído comentar a este profeta en alguna sinagoga? De todas las que conozco, en ninguna. No es este el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompas todo yugo. ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu carne? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salud se dejará ver presto, e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Adonay será tu retaguardia. Entonces invocarás y te oirá el Señor; clamarás y te dirá, aquí estoy. Si quitas de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad. Y si derramas tu alma al hambriento, y sacias el alma del afligido, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el medio día… (Isaías 58: 6 – 10). Pues Tomasita se enorgullece de estar sacando adelante a sus nietos, no solo dándoles de comer, de vestirlos, y de enviarlos a la escuela, sino haciéndolos buenas personas, que caminan en valores. Ya alguna vez conté la historia completa, pero ella, cada semana recibe lo que escribo, lo comenta con sus nietos, y ahora dice que van a su casa dos personas más los sábados a leer mis escritos, y así, cada semana me deposita $ 50.00, y por eso no puedo dejar de escribir. Alejandro vende libros. Es abogado además, y miembro de una iglesia adventista. Esta vez llegó corriendo al patio de Radio Universidad para pagarme mi segundo desayuno. En el patio de Radio Universidad se instala cada domingo un mercado donde venden comida, jugos, pulque, plantas, pan integral de verdad, todo orgánico, y traídos directamente por sus productores. Alejandro y yo somos amigos desde hace años. Él sabe que como diabético debo comer cinco veces al día, y yo, aunque desayune en casa, el desayuno de las 10 – 11 am es el que más me preocupa, el que más necesito, el que más hambre me da, y normalmente a esa hora yo ya estoy fuera de casa trabajando. Esta vez llegó tarde, y ya había desayunado, y mi desayuno lo habían pagado ya unos maestros y una doctora con quienes platiqué animadamente precisamente sobre el engaño de la reforma educativa que ha provocado enfrentamientos entre el magisterio y el gobierno federal, explicando que ese nombre no significa lo que nos dicen, y hablamos del grito del 15 de septiembre, les expliqué sus orígenes y que lo que oficialmente se nos dice es un vil engaño, Hidalgo, Morelos, Josefa Ortiz, y demás, no son nuestros héroes nacionales, ni nos dieron patria, menos libertad. A la hora de pagar, la doctora pagó aún lo mío. Pero Alejandro pagó los dos jugos de lima que me tomé, y un vaso de pulque. Al final me fui al súper a comprar comida, pero me encontré a un amigo que no había visto desde hace muchos años. Asistía a mi casa en su tiempo de estudiante, ahí comía. Se admiró de mi estado de salud: camino despacio, he perdido más de 30 kilos de peso debido a la diabetes. Al terminar de poner en el carrito lo que necesitaba él se formó por delante y me dijo: ya está pagado. ¿Por qué escribo todo esto? Porque para mí, estos son milagros. Yo no espero ver milagros portentosos que ofrecer como show otras religiones. Para mí, estos detalles que otros verían como casualidades, yo los veo como la mano de Dios que está actuando. Me han sucedido también grandes milagros, pero yo tomo muy en cuenta estos detalles y los agradezco de verdad a las personas y a Dios que los realizan. No es solo Dios. Es la conjugación de la bondad divina con la bondad humana. Para el religioso solo verá la mano de Dios en estos detalles, yo veo también la mano amiga. Es difícil la vida que estoy llevando, pero gracias a esas dificultades he podido aprender muchas cosas, muchos valores humanos, divinos, y sobre todo, la oportunidad de estudiar, investigar y enseñar Torá a los que así me lo solicitan, porque si tuviera dinero suficiente, no estaría cumpliendo esta misión, aunque sea para unos cuantos, para Tomasita y sus nietos, y para la gente que se me acerca en el patio de Radio Universidad para comentar y hasta debatir mis escritos, ahí encontré mi Areópago. Esta semana de nuevo tengo que ir a Veracruz por más medicina, y paso por los mismos problemas, pero todo esto me enseña a ser más humilde, más humano, más cerca de Dios. Porque se siente feo que vez que viene la lluvia, que se acerca el autobús, que tienes que cruzar rápido la calle porque va a cambiar el semáforo y los carros van a pasar, y tus piernas no se mueven a la velocidad que lo necesitas. Pero así es mi vida, que mientras pueda mover aunque sea un solo dedo, no traicionaré ni a Dios, ni a mi identidad. Por Tomasita y sus nietos; por la gente que me comenta en el patio de Radio Universidad los domingos, ya empecé a escribir algo de Sucot. Buenas noches [email protected]
Posted on: Tue, 17 Sep 2013 06:27:07 +0000

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