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“LOS ÁRBOLES SON ÁNGELES” Cierto día recorrí la ciudad, y observé cientos de árboles y una enorme pradera montañosa que cubría con su manto verde y esponjoso todo el lugar, en el que habitaban familias de diferentes árboles, algunos híbridos y otros frutales. Cada familia se componía de diez árboles en cada esquina. En la primera esquina vivía la familia de los Álamos. En ella se observa una calle muy amplia, con grandes coloridos y muy buen regadío. En la segunda esquina vive la familia de los Pinos, todos verdes y muy altos, pero con pocos vecinos. En la tercera esquina vive la familia de las Palmeras. Tienen muy buen nivel cultural, grandes Me divierto aprendiendo, jugando, cuidando y sonriendo Cristina Revuelta 135 colores, tamaños y varios hijos, que entorpecen en cada esquina el paso de otros vecinos. En la tercera esquina viven la familia de los Sauces y la de los Arbustos, que son más humildes y toman mate, conversan y ven pasar a cada vecino. En las otras esquinas viven las familias de los frutos ácidos, como los Pomelos, Mandarines, Limones y Cerezos. En este lugar se consume toda esta riqueza, ya que son los encargados de cuidar la salud del ser humano, previniendo grandes resfríos. Todos ellos agradecen con cuidado, amor y regadío, extendiéndoles su mano. Cuando llega el verano vienen de visita, tanto las familias de los árboles como también las de los humanos. Los Árboles se saludan, se tiran con besos, abrazos, desde una esquina a otra, y desde el fondo de sus casas. Algunos lo manifiestan con semillas, otras les prestan su hijo, o se intercambian, y así pasan jugando y disfrutando las largas horas del verano, y de todo el año. Me divierto aprendiendo, jugando, cuidando y sonriendo Cristina Revuelta 136 El Pomelo saluda al Cerezo, y este con alegría y asombro comienza el juego; se ríen y el prado se convierte en un lugar colorido, lleno de frutas maduras, por todo el patio y esquinas. En esto el Limón escucha una conversación, se asoma y ve a estos dos jugar a las escondidas, largándose cerezas y pomelos que vuelan por arriba de la cabeza de cualquiera. El Limón se pone celoso y les dice: -¡Hola amigos! ¿Por qué no me invitaron a jugar con ustedes? ¿No saben que estoy aburrido y mis hijos se ponen pachangos de tristeza? -Bueno -le responden-, no te enojes, realmente pensábamos que estabas descansando, pero ven a jugar con nosotros, ya hace calor y es hora de disfrutar la tarde. El Limón, de la emoción, despierta a los Mandarinos, a las Paltas, y todos salen juntos a jugar y a conversar con sus vecinos y amigos del lugar. Comienzan a caer los pachangos a un patio y… ¡Patapuf!, un hombre se cayó del golpe de estos juegos violentos que se tiraban entre ellos, y para colmo se había lastimado la cabeza y no había agua. Me divierto aprendiendo, jugando, cuidando y sonriendo Cristina Revuelta 137 Entonces el Limón le contesta: -¿No sabes que soy un cicatrizante? Ven, ponte jugo de mí en tu cabeza. El hombre agradecido, por su acción y lección, en un ratito se mejoró. Lo regó y acarició, aunque le dieron ganas de hacharlo de la rabia que tenía, pero luego pensó: gracias a ellos hoy estoy sano, porque el invierno es duro para los humanos. Se divertían muchísimo, los que no se entretenían eran los humanos porque de estas cosas no saben, lo que sí entienden de los golpes en la cabeza cuando salen a tomar sol o a tender ropa. -Acuérdate también de nosotros -le dijo la Palta y el Mandarino. -No solamente me acordaré de ustedes –dijo el hombre con expresión de agradecimiento sincero - sino de todos los arbolitos que me cuidan y me acompañan en este gran lugar; y a partir de hoy a todos los regaré y cuidaré… Pero, a propósito, ¿me convidarían con uno de sus hijos? Tengo deseos de prepararme una rica ensalada de paltas. En casa tengo un evento especial y me vienen a visitar. No dispongo de dinero para comprarlas. Me divierto aprendiendo, jugando, cuidando y sonriendo Cristina Revuelta 138 La Palta le dijo: -Te vamos a dar instrucciones para una cena maravillosa… Para un rico asado debes preparar la ensalada con palta de nuestros hijos, y con mucho limón. Luego, en una ensaladera, colocas el postre, que serán las mandarinas y cerezas, y todos van a estar siempre en tu mesa. El hombre le agradeció tanto, que la gente lo ayudó a cuidar sus árboles. Todos compartían bellos momentos de alegría y felicidad que nunca más olvidarían. El tiempo fue pasando y los árboles se fueron marchitando y envejeciendo; ya no podían jugar como cuando eran jóvenes, ahora les tocaba a sus hijos y nietos, que estaban creciendo y poblando la bella ciudad. En esta pradera, cuando los árboles envejecen los atienden muy bien, ya casi sin hablar se iban despidiendo del lugar, encargándoles a sus hijos y vecinos que cuiden el prado, para que el cultivo continúe y la ciudad se agrande. Así construyeron un clima húmedo y colorido, para alimentar a todos los vecinos. Me divierto aprendiendo, jugando, cuidando y sonriendo Cristina Revuelta 139 Comienzan entonces a dialogar entre ellos, casi sin fuerzas, y recuerdan los gratos momentos de juventud, de alegría, y quien hizo más o menos por el vecino. En ese momento se levanta un viento que hablaba y les dijo: -Todos hicieron cosas buenas, nadie entre ustedes perderá algo, sino todo lo contrario, han ganado un hermoso lugar donde vivirán eternamente felices. Los árboles comenzaron a elevarse con este gran viento que les hablaba, y llegaron a un hermoso lugar. ¡Ya no eran más árboles! Ahora eran: “arbolitos angelitos”. Cuando vieron ese hermoso lugar donde sólo había armonía y felicidad, pudieron ver el rostro de Dios y de los ángeles celestiales. Todos los recibieron en este hermoso cielo donde necesitaban de su frescura y sombra, porque en el cielo está muy fuerte el sol y se necesita mucha agua, para que los astros brillen y los arbolitos puedan sentirse bien junto a todos estos nuevos amiguitos. Me divierto aprendiendo, jugando, cuidando y sonriendo Cristina Revuelta 140 Cada familia humana que está en el cielo llama a un angelito, para que lo lleve a descansar y jugar bajo la sombra de un “arbolito angelito”. Así pasan una nueva vida celestial, con grandes colores y perfumes de estos “arbolitos angelitos” que volvieron a nacer en cada hogar celestial. Desde allí miran hacia la Tierra, a sus hijos y nietos que son árboles frutales, otorgándoles muchas bendiciones y esperando que lleguen al reencuentro con ellos en algún momento. Todos deben colaborar para crecer en unión eterna; esto es un Don Divino caído del cielo. El que obedece tendrá un hermoso lugar junto a un ángel Celestial. Todas estas familias de árboles, crecieron en: 1-SABIDURÍA 2- ENTENDIMIENTO 3- CIENCIA 4-CONSEJO 5- PIEDAD 6- FORTALEZA 7- RESPETO A DIOS Me divierto aprendiendo, jugando, cuidando y sonriendo Cristina Revuelta 141 Quienes respetan a Dios siempre obtendrán perdón. Así van creciendo, jugando, trabajando y ayudándose unos a otros, hasta que envejecen y ya son asuntos del cielo, para dejarles un lugar a los más jóvenes, que trabajarán y cumplirán un ciclo de vida al igual que todos. Al llegar al cielo se encuentran con sus familias y amigos, se abrazan y alegran al verse con alas y un gran sueño de una promesa cumplida. En el firmamento hay mucho sol y un gran resplandor. Los ángeles se cubren con las hojas de los arbolitos, se sientan a dialogar y a descansar, recordando cuando eran terrestres y jugaban, trabajaban, hacían travesuras y se divertían. Mientras conversan observan quien va llegando al cielo, ya que deben cuidarlo y protegerlo, para que ninguna alma deshonesta los engañe; y para que habiten en un lugar angelical. Es por eso que los ángeles ahora se acompañan mutuamente con los “arbolitos angelitos”, porque en este lugar no se duerme, ya que nadie se cansa. Todos cuidan y siguen los deseos de Dios. Me divierto aprendiendo, jugando, cuidando y sonriendo Cristina Revuelta 142 Los ángeles son los encargados de cuidar el cielo y proteger a los arbolitos angelitos, porque son muy indefensos. Estos son muy astutos, adivinan las intenciones de las almas nuevas que vienen al firmamento, llamando a los ángeles y entre todos cuidan para lograr esa Bendición. Los ángeles observan a cada alma nueva que llega, ofreciéndoles oportunidades para que cambien, se arrepientan de su mal comportamiento en la tierra, ofreciéndoles una hermosa casa cerca de ellos, hasta que se conviertan en almas puras y puedan convivir con los demás ángeles y los arbolitos angelitos; de lo contrario deben vivir aislados y solos en un lugar sin luz. Cuando en la tierra hay algún evento especial, los ángeles bajan a celebrar y luego regresan a su lugar celestial, dejándoles a todos una paz interior. Los arbolitos son angelitos, ellos nos dieron a sus hijitos. ¡Felices los que tienen alma de niños, los que sueñan, viajan y creen! Me divierto aprendiendo, jugando, cuidando y sonriendo Cristina Revuelta
Posted on: Wed, 24 Jul 2013 22:49:35 +0000

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