La Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Romanos 10:11 Los llaveros bordados María Raquel había conocido el Evangelio a los 69 años. A continuación se halló en una relación tan intensa con el Señor que su carácter y su fuerza cambiaron notablemente. Ahora bien, pocos meses después, una temida enfermedad incurable se declaró, pero ello no fue un motivo de angustia para ella. Dejó todo en manos de su Señor. Siempre había tenido un talento notable para el tejido a mano y el bordado. Cierta mañana, una vecina poco amena vino a visitarla y le auguró la pérdida de la habilidad de sus manos como castigo divino. María Raquel no lo comprendió así, estaba convencida de que el Señor obraba de la mejor manera para ella. A lo largo de su enfermedad, hasta pocos días antes de su partida, bordó pequeños llaveros con textos bíblicos, sostenida por el Señor. En los diferentes lugares donde fue internada para estudios, operaciones, recaídas, fue repartiéndolos a todos los que se le cruzaron en el camino. María Raquel, padecía de cáncer del páncreas, el cual había hecho metástasis en todo el aparato digestivo. Por la gracia de Dios no sufrió fuertes dolores, así que no se tomó ningún calmante. Tranquilamente aguardó su paso a la presencia de Dios. A todos los que la visitaron los encomendó a la gracia de Aquel que había dado su vida por ella. Sus manos bordaron textos de gracia que trascienden sus días, y aún hoy, aquellos pequeños llaveros siguen siendo una palabra de ánimo para sus poseedores. “Bienaventurados… los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Apocalipsis 14:13)
Posted on: Tue, 17 Sep 2013 11:37:09 +0000
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