La Política de Sócrates Sócrates, el sabio ateniense y uno de - TopicsExpress



          

La Política de Sócrates Sócrates, el sabio ateniense y uno de los pensadores más famosos y al mismo tiempo poco conocidos de la antigüedad. Descrito como un sátiro que albergaba en su interior un alma de carácter divino es ante todo renombrado por haber sido el maestro y la mayor influencia que hubo sobre uno de los gigantes de la historia: Platón. Lo cierto es que el mismo Sócrates y, sobre todo su pensamiento y filosofía, no es muy conocido. A diferencia de sus dos mayores discípulos, Platón y Jenofonte, muy prolíficos con la pluma, él no dejó nada por escrito. Todo lo que de él nos ha llegado se lo debemos a los escritos socráticos –los primeros diálogos del pensador de la Academia o los escritos socráticos del admirador de Esparta—que por otro lado llegaron a convertir a su antiguo maestro en un personaje literario, como en el tratado de economía de Jenofonte, en que ya el personaje está desprovisto de realidad y es usado como un recurso didáctico, desprovisto de toda realidad. Sin embargo en cierta forma parece que se puede rastrear el pensamiento socrático a raíz, sobre todo, de los primeros escritos de Platón, en que parece más marcado por la herencia de su maestro. Tal y como yo lo veo hay un conjunto de diálogos –Eutifrón, Lisis, Cármides, Ión, Hipias Mayor, Hipias Menor y el Laques— que muestran un interés claramente socrático. En todos ellos el personaje de Sócrates se pregunto, con unos interlocutores, por el sentido de un concepto, ya sea la piedad religiosa, el amor, la sensatez, la belleza, el valor u otras cuestiones como el origen de la inspiración poética o sobre qué es mejor y qué peor y, otro aspecto importante y común, no se llega, salvo la excepción del Ión a un resultado concreto. Creo que se refleja ahí el espíritu crítico de Sócrates, que parece que tenía ante todo y como mayor preocupación el tener un sistema de criba que le impidiera creer en cosas falsas. La esencia del Sólo sé que no sé nada no estaba tanto en el reconocimiento de la ignorancia en sí, como a veces se toma, si no sobre todo como una declaración en el sentido de no estar dispuesto a aceptar como verdadero lo que no lo es. Posteriormente, sobre la ignorancia socrática y con su método Platón iría más allá y si crearía un gran corpus ideológico que iría tomando forma en sus diálogos de transición y madurez. Igual que en la novela de Ende, Sócrates había sido el león del desierto multicolor y, tras él, Platón dio origen a una frondosa selva filosófica sobre el vacío dejado por su maestro. Quizá Sócrates era un escéptico y, tras no encontrar un conocimiento seguro, ni siquiera el cogito, ergo sum de Descartes, se limitó al no escribir nada a dejar constancia de que no sabía nada. ¿Y de política? Las concepciones políticas de Platón son bien conocidas y sus escritos son claros sobre éstas, especialmente su ideal de Estado plasmado en la República. Pero, ¿y Sócrates? ¿Qué ideas políticas tenía Sócrates? Sabemos por las fuentes que participó y cumplió sus deberes como ciudadano en la democrática Atenas del siglo V, participando en los tribunales cuando le tocó por sorteo y también luchando con valor por su ciudad. En el magnífico diálogo, Critón, expresa claramente Sócrates su amor por su ciudad y su aceptación de las leyes vigentes. ¿Pero era demócrata Sócrates? ¿Qué pensaba de la política? ¿Qué nos dice Platón o mejor, qué refleja el Sócrates de los primeros diálogos sobre el maestro del académico? Un aspecto interesante y que parece quedar reflejado en el Gorgias es el principal fundamento que Sócrates parece tenía de la política y que Platón en parte recogió. Cuando el personaje de Sócrates pregunta a uno de sus interlocutores por el nombre de políticos que considere brillantes éste le dice los que cualquiera esperaría en ese momento en boca de un demócrata: Temístocles, Arístides y Pericles. No hace falta decir las razones por las que alguien les nombraría, incluso hoy, pero ninguno de ellos responde a lo que Sócrates considera que debe ser un político. Para el ateniense lo más importante para un líder no debe ser ni la construcción de flotas y astilleros, ni la política exterior, ni el adorno de la ciudad con monumentos, ni los espectáculos, ni ninguna de las cosas a la que los políticos y demagogos de su tiempo dedicaban mucho tiempo. Para Sócrates lo más importante, la esencia de la política, consiste en buscar la mejora constante de los ciudadanos. Y puesto que Temístocles acabo su vida desterrado bajo protección persa y Pericles fue depuesto poco antes de fallecer por la epidemia de peste, Sócrates considera que evidentemente los ciudadanos no habían mejorado nada bajo su mando o no les habrían castigado así. Sócrates, como dice en la Apología de Platón, consideraba que él era un auténtico político. Al servicio de una misión que consideraba atribuida a su persona por el dios Apolo, al que particularmente veneraba, iba, como se describió él, como una avispa alrededor de un caballo fuerte pero perezoso, animando al pueblo ateniense a desarrollar su desperdiciado potencial. Buscando con sus preguntas y compartiendo sus reflexiones con los demás, este pensador quería conducir al camino de la filosofía a sus conciudadanos en pro de su mejora, objetivo que pensaba era el de la auténtica política. Prácticamente se puede reconocer esa actitud en su discípulo Platón cuando, vuelto a Atenas tras el desastre de Siracusa, fundó la Academia, como un intento de forjar en su pensamiento y filosofía a las futuras mentes gobernantes de la ciudad. La filosofía platónica tenía una carga que desconocía el método socrático, pero en esencia, la pretensión era la misma. La vida de Sócrates, por lo que sabemos de ella y por lo que nos dicen las fuentes, se caracterizó por lo que podemos denominar un fuerte compromiso cívico. El de Alopece participó en las instituciones atenienses, como cuando fue parte del tribunal que juzgó a los generales de las Arginusas, y luchó en el ejército de la ciudad en la guerra del Peloponeso. Además nunca se ausentó de Atenas, salvo en las citadas campañas y en una peregrinación a la ciudad sagrada de Delfos, cuando consultó el famoso oráculo de Apolo, que le declaró el hombre más sabio del mundo. En el Critón queda bien descrito el talante cívico de Sócrates. Considera que la lealtad a la ciudad y a las leyes que la gobiernan es vital. El haber nacido, criado, crecido y vivido tanto tiempo en la ciudad, recibiendo los beneficios y la protección de la misma crea, para el pensador, unos lazos de obligada correspondencia que se expresan en el cumplimiento de la ley. Ese deber socrático llega al punto de que Sócrates se niega a intentar escapar de la cárcel, contra la ley, a fin de salvar la vida, como su amigo le propone. La importancia de la aplicación de la ley, que será retomada por Platón cuando olvide su ideal del rey filósofo y que resuena en la sentencia romana dura lex, sed lex y en las palabras que pondrá Shakespeare en boca de Shylock ante el tribunal del Dux veneciano. Porque la ley es lo que mantiene y da poder a la ciudad. ¿Y si Sócrates respetaba las leyes de la Atenas periclea, era demócrata? En la Apología Platón manifiesta las simpatías que tenía su maestro para con el régimen espartano, pesé a que no por ello se trasladó nunca a esa ciudad, cosa que si haría su discípulo Jenofonte posteriormente. Quizá lo más probable dado el carácter que tenía Sócrates para con todas las demás ramas del saber y su método de investigación, debamos suponer que en cuánto a qué sistema era el mejor para la polis, estuvo lejos de idear gobiernos ideales o constituciones como Platón o de soñar con reyes o legisladores adecuados y pragmáticos, como Jenofonte, y que probablemente prefería abstenerse de defender una visión concreta ya que él no sabía nada.
Posted on: Sun, 04 Aug 2013 04:06:18 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015