La actitud de la pequeña, pero poderosa, facción de los saduceos - TopicsExpress



          

La actitud de la pequeña, pero poderosa, facción de los saduceos era de oportunismo eclesiástico. Ellos no compartían la atmósfera febril de los círculos piadosos y escatológicos y se mostraban escépticos con respecto a la espera mesiánica. Rechazaban la literatura apocalíptica reciente y la tradición oral. Su canon se reducía al Pentateuco. Rechazaban la idea de la resurrección, que formaba parte de la espera mesiánica y escatológica, como también la inmortalidad del alma. Como se pone al descubierto por el diálogo aquí referido, los saduceos creían que un hombre resucitaba cuando su hermano le suscitaba una posteridad. Para ellos la eternidad del hombre se confundía con la conservación de la especie. Era gente realista, que calculaba perfectamente el pro y el contra de cada situación. En su lógica estaba el querer desembarazarse de un hombre peligroso como Jesús, pero no perdían la calma, eran objetivos y consideraban superfluo el apasionamiento de los fariseos. En nuestro relato, los saduceos se contentan con poner a Jesús en ridículo ante el pueblo, impulsando hasta el absurdo sus ideas sobre la resurrección, que él compartía con los fariseos. La anécdota de la mujer con siete maridos entraba, naturalmente, en la casuística de los doctores de la ley. Los saduceos se refieren aquí a la antigua regla del levirato o del matrimonio con el cuñado. Este es el texto del Pentateuco: Si unos hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin descendencia, la mujer del difunto no se casará fuera con un extraño; su cuñado debe ir a donde ella y tomarla por mujer, cumpliendo así con su deber de cuñado; y el primogénito que ella dé a luz hará resurgir el nombre del hermano muerto, y su nombre no será borrado de las listas de Israel (Dt 25, 5-6). Para los saduceos, fieles solamente al Pentateuco de Moisés, la única resurrección era la referida en este texto del Deuteronomio, o sea, la realidad del hijo del hermano del difunto. Lo demás era para ellos una doctrina popular y grotesca que daba lugar a discusiones sin sentido. La respuesta de Jesús se diferencia de la actitud de los fariseos. La fe en la resurrección es fe en la potencia de Dios; Dios tiene poder para crearlo todo nuevo. El creyente no debe perderse en el dédalo racionalista de la fantasía humana., Efectivamente, Dios -incluso como resulta de la lectura del Pentateuco- es un Dios de vivos; por esto, se presenta a Moisés como el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. La fe, para Jesús, no es una proyección de este mundo en un mundo extraño creado por la fantasía. Al contrario: la fe es una apertura a Dios y deja que el Totalmente Otro cree lo totalmente otro.
Posted on: Sat, 09 Nov 2013 15:10:05 +0000

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