La apuesta de Peña Nieto JESÚS CANTÚ 2013-08-17 19:59:02 · - TopicsExpress



          

La apuesta de Peña Nieto JESÚS CANTÚ 2013-08-17 19:59:02 · COMENTARIOS DESACTIVADOS EDICION MEXICO En diferentes escenarios y con un mes de diferencia, el presidente Enrique Peña Nieto y el líder nacional del PAN, Gustavo Madero, presentaron los principales ejes de una coincidente reforma energética que implica la apertura a la inversión privada, nacional y extranjera, en áreas hasta hoy reservadas exclusivamente al Estado mexicano, lo cual significa simple y llanamente privatizar el sector petrolero, aunque sea sólo parcialmente. El 17 de junio Peña Nieto anunció desde Londres al Financial Times y el semanario Bloomberg su propuesta para terminar con el monopolio estatal sobre la exploración y producción del petróleo y el gas, para abrir a compañías privadas, mexicanas y extranjeras, la extracción de crudo en aguas profundas y el gas shale, entre otros campos. Peña Nieto fue puntual: “Es obvio que Pemex no tiene la capacidad financiera para estar presente en cada uno de los frentes de la generación de energía… Shale es una de las áreas en las que existe espacio para las compañías privadas, pero no es el único”. Al Financial Times le precisó: “Hay diferentes opciones sobre lo que debe ser la reforma, pero tengo confianza… que será transformacional”. Y agregó –según el diario– que la reforma incluirá “los cambios constitucionales necesarios para dar certeza a los inversionistas privados”. En la sede nacional del PAN, el 18 de julio Madero –acompañado de los líderes parlamentarios de su partido– presentó una iniciativa para modificar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución con el fin de que el capital privado, nacional y extranjero, participe en la industria petrolera. Madero fue más puntual que Peña Nieto y aclaró que se pretende que la paraestatal compita con empresas privadas y asociaciones público-privadas en la exploración, producción, transportación, refinación y petroquímica mediante esquemas de concesión. Incluso el flamante coordinador de los senadores blanquiazules, Jorge Luis Preciado, manifestó que se rompería el monopolio de Pemex y habría diferentes expendedores de gasolina. Aunque Peña Nieto se limitó al enunciado general, es obvio que la orientación de las reformas es exactamente la misma: abrir o liberalizar, como ellos llaman, el sector petrolero para permitir la inversión privada, lo cual de acuerdo con sus expectativas (por cierto, coincidentes con los de organismos de la iniciativa privada) permitiría revertir la caída de nueve años en la producción petrolera, incrementar la inversión extranjera en 30 mil millones anuales, aumentar el crecimiento del PIB en aproximadamente 1.5% adicional por año y añadir unos 100 mil empleos a la generación anual. La apertura del sector petrolero al capital extranjero es la estrategia principal del gobierno de Peña Nieto para impulsar el crecimiento económico. La apuesta es que aun con la oposición de los legisladores de los partidos de izquierda (PRD, PT y Movimiento Ciudadano) tienen el suficiente número de diputados y senadores para alcanzar las dos terceras partes de las cámaras, necesarias para reformar la Constitución. Esto es cierto si se suman los legisladores de las bancadas del PAN, PRI, PVEM y Panal; sin embargo al menos en el Senado la división panista puede ser un obstáculo mayor, pues a la reunión convocada para hacerles la presentación acudieron únicamente 10 de los 38 legisladores blanquiazules. Pero suponiendo que la división panista no afecte el apoyo a la reforma energética, la unidad de priistas y panistas puede romperse cuando se aborde otra reforma que no puede desvincularse de ésta: la fiscal. Como bien argumentó Cuauhtémoc Cárdenas, la reforma energética necesariamente tiene que acompañarse de una reforma fiscal, ya que hoy el equilibrio presupuestal de la federación depende fuertemente de los ingresos de Pemex. De cada 100 pesos que ingresan a la paraestatal, 70 se los lleva Hacienda, con lo cual cualquier modificación que afecte los ingresos de Pemex tendrá que compensarse con otra que permita incrementar la recaudación gubernamental con mayores gravámenes. Y si en la reforma energética hay plena coincidencia, en la fiscal sí puede haber discrepancias. Por otra parte, contrario a lo que plantean el presidente y los panistas, en el Pacto por México no se habla de abrir a la inversión privada la exploración y producción de hidrocarburos, aunque el compromiso 57 sí establece textualmente: “Se realizarán las reformas necesarias para crear un entorno de competencia en los procesos económicos de refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos, sin privatizar las instalaciones de Pemex”, lo cual sí implica hacerlo en estas áreas. Sin embargo es un hecho que las expectativas optimistas del actual gobierno descansan fundamentalmente en que se abra el sector a la inversión privada, nacional y extranjera, lo cual eventualmente puede frustrarse por los anuncios anticipados de Peña Nieto y Madero. Ambos anunciaron sus intenciones sin tener los proyectos acabados e integrados ni los votos asegurados y aunque generaron entusiastas apoyos por parte de la comunidad empresarial mexicana e internacional, también provocaron el endurecimiento de las posiciones opositoras, que también tienen espacios para transitar. Si la propuesta de reforma energética de Peña Nieto viene en los términos que anticipó en Londres, es un hecho que contará con la oposición de los partidos de la coalición Movimiento Progresista, que requieren restarle 15 votos en el Senado y 32 en la Cámara de Diputados para impedir la modificación constitucional. Y para lograrlo enfocarán sus baterías en el exlíder de los senadores blanquiazules, Ernesto Cordero –pues con los 23 senadores que lo siguen casi alcanzan su objetivo– y en un buen número de legisladores tricolores que en el pasado se manifestaron contra la apertura del sector petrolero a la inversión privada y que aunque no detuvieron la reforma a los documentos básicos del tricolor, no se puede decir que sus votos estén asegurados. Es un hecho que lograr la apertura a la inversión privada en el sector petrolero es la piedra angular de la estrategia económica de Peña Nieto y su aprobación hoy no está garantizada. Y como el éxito de este gobierno depende en buena medida del crecimiento económico, en esta iniciativa prácticamente se juega su futuro.
Posted on: Sun, 18 Aug 2013 12:54:16 +0000

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